viernes, 28 de octubre de 2011

NADA

Todo llega, y cuando llegue les digo que ni la lluvia, ni el frío, ni el barro, ni el viento, ni el calor, ni la noche, ni NADA podrá pararme.
Se lo digo de verdad.
Veanlo, imprescindiblemente, a pantalla completa. Puro porno.

Ayer y hoy

Cacharro

Cacharro muy rápido movido por el viento y una vela extraña:

martes, 25 de octubre de 2011

Photo

A veces me siento así. Hoy no.

Watch talk: Seiko Helmet

El Seiko 6139-7101, conocido en los ambientes como Seiko Darth Vader, o Helmet negro, es todo un clásico de los años setenta. Su peculiar y masiva caja con una forma que recuerda claramente al casco del protagonista de la saga de Star Wars, ha hecho que se le llame coloquialmente así.


Hay otra versión con el dial blanco que, obviamente, es llamada Seiko Skywalker.
Este reloj mecánico de carga automática tiene la complicación magníficamente resuelta de la función cronómetro, que ejerce gracias a una rueda de pilares que sirve para distribuir palancas y levas de un modo muy ingenioso.

Muy fiable y longevo, el modelo que ahora ostento, que data de Mayo de 1978, mantiene una notable reserva de marcha y precisión.
Su diseño lo hace plenamente actual y muy ponible hoy día, lo que dice mucho de los visionarios diseñadores de aquella época que, aunque japoneses, algo estilosos sí que eran.

domingo, 23 de octubre de 2011

DEP

Casi al final de una temporada atípica, desigual, horrible en muchos aspectos, esta mañana ha tenido lugar un trágico desenlace.
Todos mis lectores sabrán ya de ello, y en un principio estuve tentado de no hacer una entrada al respecto. Pero por desgracia ya he podido leer comentarios crueles, despectivos, inhumanos. Y no me cansaré de repetir que uno de los grandes problemas que tiene nuestra sociedad, si no el más grande, es la falta de humanidad.
Marco Simoncelli nos ha dejado. Una caída que ha sido un calco de la mía hace ahora casi ocho meses lo dejó tirado sobre el asfalto de Sepang poco después de las diez de la mañana, hora española.
Ya dejé clara mi visión de este joven de 24 años en una entrada el 16 de Mayo pasado. Cinco meses después he tenido que reprimir las lágrimas para que mi hijo Manu no me viera llorar.
Para mí ha sido fuerte ver esto. Mucho. Joder, si es que hasta mi madre me ha dado un abrazo prolongadísimo cuando me ha visto.
Un comentario de mi colega Julen en la entrada de marras me ha animado a escribir estas líneas a modo de desahogo, y refrendo, repito y valoro muchísimo sus palabras:
 Era un puto crack, con el gen y murio tratando de levantar la caida.

Marco en 2008, ganando el Campeonato del Mundo de 250 cc.

sábado, 22 de octubre de 2011

Mi Frankenbike

Mezcla de BTT, bici de carreras y ciudadana ejemplar, es este engendro que en mis ratos libres, y a intervalos cortos para no joderme la pierna, he ido construyendo con retales de aquí y de allá, piezas del cajón de sastre, y un poco de inspiración divina:

Vista general a contraluz

Vista del cockpit. Aprécianse la cinta de cuero natural, el imprescindible timbre para avisar a los invasores irreverentes hacia el respeto del carril bici, y el invento para cambiar de velocidades.
Selle San Marco, modelo Rolls, como el utilizado por Induráin en su primer Tour.
Kona Fire Mountain de acero, primeros de los 90, diseño de Joe Murray
Luz de seguridad para evitar alcances, y detalle del invento para compatibilizar manetas de carretera con frenos de campo
El velocípedo está configurado actualmente como multimarcha hasta la cantidad de siete distintas relaciones de cambio. Mientras me recupero de la pierna es conveniente poder escoger desarrollos cortos para subir las pocas cuestas que en Huelva hay, pero el destino final es convertirla en singlespeed.

Alto el fuego

No me gusta hablar de política, cada vez menos. Nunca me gustó, y sólo a veces, y en petit comitee, lo hago en tono irónico con mis más allegados amigos.
Pero hoy voy a hacer una pequeña excepción porque el asunto lo merece.

Creo que aparece ante nosotros el decimoprimer alto el fuego. O sea, diez, DIEZ, diez veces ha engañado ETA a varios Gobiernos diciendo que se acabó. Y ahora, sospechosamente cerca de las elecciones, sazonándolo con conferenciantes profesionales internacionalmente -algunos de los cuales ni si quiera han abierto la boca en "la conferencia"-, con asesinos convictos presentes, y con total desprecio por las víctimas tanto en los hechos como en las palabras, lanzan a los cuatro vientos este mensaje.
Yo no me lo creo. Para nada.
¿Qué pensarán los hijos, viudas, hermanos, padres y amigos de los asesinados vil, cruel y cobardemente?
¿Acercamiento, liberación de presos, amnistía? Se me va la olla, en serio.
Muchas veces me he puesto a pensar qué haría yo si me asesinaran a mi padre, madre, hermanas, hijos... mejor lo dejo.
La Justicia por propia mano está mal... en la medida que el Estado te proporcione Justicia por mano ajena; pero si no te la proporciona, la Justicia por propia mano será quizá ilegal, pero moralmente es comprensible.

Hoy, un amigo me ha recordado esta escena memorable:
Yo fui a la policía como buen americano, los dos tipos fueron procesados, el juez los sentenció a tres años de prisión y dejó en suspenso la condena. Suspendió la condena y los puso en libertad. El mismo día. Yo me quede en la sala como un imbecil y los dos canallas se reían de mí. Le dije a mi mujer, “la justicia nos la dará Corleone”.

jueves, 20 de octubre de 2011

Wrist shot

Tactico TC1, 1000m, acero quirúrjico 316L, antimagnético a 70.000 A/m

miércoles, 19 de octubre de 2011

reborn: nueva etapa

El lunes fui a revisión al HUVR de Sevilla, aunque, lamentablemente, no estaba mi cirujano favorito -me ha puesto los cuernos con un "congreso"-, sino otro joven que me fue presentado como el doctor Gil. Bueno, vale, se veía que sabía de qué hablaba. Estudió someramente mi caso a través de la intranet hospitalaria, revisó las nuevas radiografías, aún calentitas, y me comunicó que la fractura había consolidado totalmente.
Ahora toca rehabilitación para potenciar la musculatura... y es cuando empiezan las malas noticias.
Parece ser que hay que pedir cita con un médico rehabilitador, y para eso, como para casi todo en la SS, hay lista de espera que puede ser de un mes, dos, tres, seis... a un compañero de trabajo tardaron un año y medio en llamarle!!
Intolerable. De todos modos, no alzaré mi espada de Damocles sobre este asunto hasta que no se me confirme la tardanza o prestanza en la prestación del servicio público adecuado.

Mientras tanto, y para seguir con mi plan personal de fortalecimiento del muslamen malherido, y aprovechando que ya tengo en mi poder mi deseada -durante meses- Trek Sawyer, decidí esta mañana hacer una escapada por el carril antibici que últimamente frecuento tanto, a pesar de odiarlo.
No salgo de mi asombro, hay que ver lo que puede conseguir la motivación. La mente es un arma poderosa, sin duda.
Meses antes del accidente, ya tenía yo hablado con mi querido Julio -también conocido en los ambientes como Julia de Espagna-, el hermano que nunca tuve, la compra conjunta y mancomunada de este objeto rodante a pedales:
Su masmolismo es espectacular y sumo.
Esta máquina fue entregada durante mi convalecencia en silla de ruedas, y no la pude catar en su día, aunque sí que pude verla en directo, superando mis expectativas. Ahora, meses después, me toca a mí su disfrute.
El biciclo en cuestión es, aunque no lo parezca, una bici de montaña, pero algo peculiar. En primer lugar sus ruedas no son las comunes de 26 pulgadas, sino más grandes, de 29 pulgadas. Esto tiene ventajas y desventajas técnicas que ahora no me voy a parar aquí a dilucidar para no aburrirles en demasía, sobre todo a los no aficionados. Pero tiene más especialidades. Los más avispados habrán visto que no tiene suspensión, es rígida total, y sus líneas son estilizadas gracias al uso de acero al cromomolibdeno empleado en sus tubos. Fuera aparte, tiene un diseño bastante retro que recuerda a las "klunkers", los ancestros del mountainbike, los inicios de una era, la prehistoria del bicicampismo.
Pero hay más, la burra está plagada de detalles. Fue diseñada por el mismísimo y gran Gary Fisher, pionero en los velocípedos de campo a través, uno de los primeros -si no el primero- fabricantes de bicis de este tipo, y gurú de las 29r y las geometrías perfectas. El guiado de los cables es espectacular, su manillar tiene formas tan extrañas como cómodo es su manejo, las punteras son deslizantes para que podamos hacer un montaje singlespeed, la altura de la pipa de la dirección es la más baja que he visto en una 29r -genial!!-...
Detalle del guiado de cables entre los tubos superiores. Bello.
La firma de Gary, el creador, y detalles de las soldaduras.
Pero no todo va a ser perfecto, claro. Esta bici tiene una fantástica relación calidad/precio, quizá la mejor de toda la gama de Trek, pero es gracias a que se ha escatimado en los componentes. Bueno, el tema no es muy importante, pero sí para gente que, como yo, estamos acostumbrados a algo más excelso. No me importa pagar más, si lo que estoy pagando es de calidad. Trek sólo ofrece una versión de este modelo, y es el que tienen en sus pantallas. Sus frenos Avid de gama baja fueron eliminados a la primera de cambio, y se han montado en su lugar unos Hope Mini mecanizados con discos flotantes. Es lo mínimo que debe montar este fantástico cuadro. El desviador delantero Deore es lo más cutre de Shimano, pero cumple impecablemente su función. Y los mandos de cambio así como el derailleur trasero son Sram X7, que dan el pego, son económicos y tienen un funcionamiento aceptable... hasta que un día pruebas unos X9 o superior. De las bielas, qué decir, son lo mínimo que se despacha, pero de momento ahí se quedarán, que la cosa no está para tirar cohetes...
Mi primer contacto con esta 29r ha sido bastante satisfactorio. Su manejo es muy fácil, y tiene una agilidad que no esperaba teniendo en cuenta sus medidas enormes. Se nota que Gary está detrás de sus ángulos, y ha aplicado con éxito las teorías que lleva años pregonando.


Gary hoy. ¿Dónde comprará las lentes?
 En definitiva, un arma para caminos sin muchas complicaciones que espero poder disfrutar en su plenitud muy pronto.
De momento, hoy, he hecho lo siguiente:



Sí, ya, a muchos les importará poco saber que a pesar de haber aumentado levemente el kilometraje, también ha subido la media desde la última vez, hace nueve días. En la media hay que tener en cuenta que no se paró el crono a la ida para comprar un par de cámaras de 29", y a la vuelta para tirar este retrato:

La Sawyer en todo su esplendor. Detrás, las salinas, y al fondo Huelva.

Watch talk: Casio A168

Hace varias semanas ya les conté que a cambio de un Casio F-91W logré mi Sponge-Bob. Bien, pues este es el F-91W de mi vástago menor:


Pero no voy a hablar ahora del legendario F-91W, que podría, pero no. Esta entrada va dedicada a mi ejemplar de Casio A168, relor que me regaló un amigo en un concierto de U2 el año pasado.


Como pueden observar, se trata de una versión modernizada del F-91W, y en este caso más pija. Hay un modelo incluso más pijo, pero también más femenino o gayer en su caso, que es la de color dorado.
El módulo electrónico que lo gobierna es prácticamente lo mismo, tiene las mismas funciones de hora, día de la semana y del mes, alarma, señal horaria, y cronómetro. La principal diferencia con el F-91W es que éste tiene un led que ilumina el reloj desde la izquierda, a modo de minibombillita, mientras que el mío presenta lo que en su día fue un increíble avance tecnológico: la electroluminescencia, consistente en una retroiluminación bastante potente de color azulado:


Es muy ligero, y se le supone la misma resistencia e indestructibilidad que a su mencionado ancestro. Como a aquél, si se le presiona durante más de tres o cuatro segundos el botón de la derecha, aparece la palabra "Casio" en la pantalla, demostrando que se trata de un producto original y no una falsificación:

Mola.
 Yo tenía pensado comprarme un G-Shock, algo sencillito, para mis actividades deportivas, por no llevar mis queridos y bellos relojes automáticos, pero he pensado que este pequeño Casio, si tiene la misma capacidad de resistir el abuso que el F-91W, puede servir perfectamente a mis propósitos. De modo que hoy mismo he comenzado con su primera prueba de ciclismo -sol directo, calor, sudor-, y posterior ducha -agua, jabón, vapor-, que ha superado sin ningún problema.

martes, 18 de octubre de 2011

Es el dinero señal de vicio o de virtud?

Extraído de la novela de Ayn Rand "La rebelión de Atlas". La acción se sitúa en el seno de una fiesta nocturna en la que se han dado cita la flor y nata de la sociedad. Mucho ojo al discurso de Francisco D'Anconia:

Rearden escuchó que Bertran Scudder, afuera del grupo, decía a una muchacha, que emitió un sonido de indignación:
-No permita que ese hombre la perturbe. Ya sabe usted que el dinero es el origen de todos los males, y d’Anconia es un típico producto del dinero.
Rearden no creyó que Francisco lo hubiera oído, pero lo vio volverse hacia la pareja con una sonrisa grave y atenta.
-¿Así que piensa que el dinero es el origen de todos los males? –inquirió Francisco d’Anconia-. ¿Se ha preguntado alguna vez cuál es el origen del dinero? El dinero es sólo un instrumento de intercambio que no puede existir a menos que existan bienes y personas capaces de producirlos. Es la forma material del principio según el cual quienes deseen tratar con otros deben hacerlo mediante transacciones, entregando valor por valor. No es un instrumento de los pordioseros, que exigen llorando el producto del trabajo ajeno, ni de saqueadores que lo arrebatan por la fuerza; el dinero se hace sólo posible gracias a quienes producen. ¿Es eso lo que considera malvado?
“Cuando se acepta el dinero en pago del esfuerzo propio –continuó Francisco- se hace con la condición de que luego uno lo podrá cambiar por el producto del esfuerzo ajeno. No son los pordioseros ni los saqueadores los que dan valor al dinero. Y ni un océano de lágrimas, ni todos los cañones de la Tierra, podrán transformar los pedazos de papel que lleva en su billetera, en el pan que necesitará mañana para sobrevivir. Esos papeles, que en realidad debería ser oro, son un pacto de honor; su tenencia da derecho a la energía de la gente que produce. Su billetera es la declaración de su convicción de que, en algún lugar del mundo, hay personas que no quebrantarán ese principio moral que es la raíz del dinero. ¿Eso es lo que considera malavado?
“¿Alguna vez se ha preocupado por investigar las raíces de la producción? Observe un generador eléctrico y atrévase a pensar que ha sido creado por la fuerza bruta de seres carentes de inteligencia; intente cultivar una semilla de trigo sin los conocimientos transmitidos por quienes lo hicieron anteriormente; o trate de obtener alimento tan sólo con movimientos físicos, y se dará cuenta de que la mente humana es la raíz de todos los bienes producidos y de toda riqueza que alguna vez haya existido sobre la Tierra.
“Sin embargo –continuó- usted asegura que el dinero lo consiguen los fuertes a expensas de los débiles. ¿Pero a qué fuerza se refiere? No es la fuerza de las armas ni de los músculos, ya que la riqueza es el producto de la capacidad del hombre para pensar. Entonces, ¿el dinero lo obtiene quien inventa un motor a expensas de quienes no lo inventaron? ¿Lo obtiene el inteligente a expensas del idiota? ¿El capaz a expensas del incompetente? ¿El ambicioso a expensas del holgazán? El dinero debe hacerse, antes de que pueda ser saqueado, y es hecho a través del esfuerzo de las personas honradas, en la medida de la capacidad de cada una; y el honrado es aquel que comprende que no puede consumir más de los que ha producido.
“Comerciar utilizando dinero es el código de los hombres de buenas intenciones, porque el dinero se basa en el axioma de que cada uno es dueño de su mente y de su esfuerzo. El dinero no otorga ningún poder para prescribir el valor de un esfuerzo, más allá de la elección voluntaria de quien desea ofrecer el suyo a cambio.
“El dinero le permite obtener por sus bienes y su trabajo lo que vale para los que lo compran, pero más que eso. El dinero sólo permite tratos que se hacen en beneficio mutuo, según el libre juicio de ambas partes.
“El dinero exige el reconocimiento de que se debe trabajar en beneficio, y no en perjuicio, propio; para ganar, y no para perder. El dinero reconoce que el hombre no es una bestia de carga nacida para transportar el fardo de su propia miseria, que debe ofrecer valores y no agravios, que el lazo común entre los seres no es un intercambio de sufrimientos, sino de bienes. El dinero exige vender, pero no debilidad a cambio de estupidez, sino talento a cambio de razón; exige comprar, no lo peor, sino lo mejor que se pueda conseguir. Y cuando las personas viven basadas en el intercambio, poniendo como árbitro decisivo a la razón en lugar de la fuerza, lo que triunfa es el mejor producto, el trabajo más perfecto, el hombre de mejor juicio y de mayor idoneidad. El grado de productividad de cada uno es también el de su recompensa. Éste es el código de existencia, cuya herramienta y símbolo es el dinero. ¿Eso es lo que considera malvado?
“El dinero es sólo un instrumento que lo llevará a donde quiera, pero no lo reemplazará como conductor; le dará los medios para la satisfacción de sus deseos, pero no le proveerá dichos deseos.
“EL dinero es el azote de quienes intentar revertir la ley de la causalidad; de quienes buscan reemplazar la mente apoderándose de los productos de la mente.
“El dinero no comprará la felicidad para quien nos sepa qué desea; no le dará un código de valores a quien haya rehusado optarlo, no proporcionará un propósito a quien haya eludido la elección.
“El dinero no brindará inteligencia al estúpido, ni coraje al cobarde, ni respeto al incompetente. Quien intenta comprar el cerebro de sus superiores, reemplazando con dinero su mayor capacidad de juicio, termina convirtiéndose víctima de sus inferiores. Los hombres inteligentes lo abandonarán, pero los embaucadores y los farsantes irán en manadas hacia él, atraídos por una ley que él desconoce: la de que nadie puede ser menos que su dinero. ¿Es éste el motivo por el que lo considera malvado?
“Sólo quien no la necesita está capacitado para heredar riqueza, o sea aquel que de todos modos haría su propia fortuna sin que importe su punto de partida. Si un heredero está a la altura de s dinero, el dinero le sirve; de lo contrario, lo destruye. Pero cuando usted y quienes comparten sus ideas observan a alguien así, dicen que el dinero lo ha corrompido. ¿Es verdad? ¿O ha sido él quien ha corrompido al dinero? No envidie a un heredero inútil, pues su riqueza no es suya. No le habría ido mejor en caso de obtenerla. No tiene sentido considerar que esa riqueza debería haberse distribuido entre usted y los otros, pues cargar al mundo con cincuenta parásitos en vez de uno no reviviría la virtud muerta de esa fortuna. El dinero es un poder viviente que si es despojado de su raíz, muere; por eso no le servirá a una mente que no esté a su altura. ¿Ese es el motivo por el que lo considera malvado?
“El dinero es su medio de supervivencia. El veredicto que pronuncia sobre su fuente de supervivencia es el mismo que pronuncia sobre su vida. Si la fuente es corrupta, está condenando su propia existencia. ¿Ha conseguido el dinero por medio del fraude? ¿Siendo alcahuete de los vicios de la estupidez humana? ¿Sirviendo a los imbéciles con la esperanza de conseguir más de lo que su capacidad merece? ¿Degradando sus ideales? ¿Realizando una tarea que desprecia para vendérsela a quienes aborrece? En tal caso, su dinero no le proporcionará ni un momento de auténtica felicidad, pues todo lo que compre no será un elogio hacia su persona, sino un reproche; no un triunfo, sino un constante recordatorio de la vergüenza. Entonces gritará que el dinero es malo. ¿Malo porque no sustituye al respeto que se debe a sí mismo? ¿Malo porque no le deja disfrutar de su corrupción? ¿Es esa la causa de su odio hacia el dinero?
“El dinero siempre será un efecto del que las personas somos su causa. Es producto de la virtud, pero no lo hará virtuoso ni lo redimirá de sus vicios. El dinero no le dará lo que no se merezca, ni material ni espiritualmente. ¿Es esa la razón por la que lo aborrece?.
“¿O acaso sostiene que el amor al dinero es el origen de todos los males? Amar una cosa es conocerla y respetar su naturaleza; por lo tanto, amar el dinero es conocer y respetar el hecho de que representa lo mejor de cada uno, que es la llave maestra para intercambiar su esfuerzo por el mejor esfuerzo de los demás. La persona que vendería su alma por unos centavos es la que proclama a gritos su odio hacia el dinero; y hay que reconocer que tiene motivos para odiarlo. Pero los amantes del dinero están dispuestos a trabajar por él, saben que están en condiciones de merecerlo.
“Permita que le dé un consejo clave sobre el carácter de los seres humanos: quien maldice el dinero, lo ha obtenido de manera deshonrosa, pero quien lo respeta, se lo ha ganado honestamente.
“Huya de quien le diga que el dinero es malvado, pues esa frase es la señal que anuncia la presencia de un saqueador. En tanto los hombres vivamos en sociedad y necesitemos medios para tratar unos con otros, el único sustituto, en caso de abandonar el dinero, serían las armas.
“El dinero exige la más elevada de las virtudes para conseguirlo o conservarlo. Quienes carecen de valentía, de orgullo o de autoestima, los que tienen sentido moral de su derecho al dinero y no están dispuestos a defenderlo como si se tratara de su propia vida, esos que parecen pedir perdón por ser ricos, no lo serán por mucho tiempo, pues son un cebo natural para las bandas de saqueadores, que desde hace siglos se agazapan bajo las rocas y salen en cuanto huelen a alguien que ruega ser perdonado por ser rico, y se apresuran a aliviarlo de su culpa, de su dinero y de su vida tal como lo merece.
“Entonces verá aparecer a hombres de doble moral: los que se basan en la fuerza, y sin embargo, dependen de quienes viven del comercio para darle valor a su dinero robado. Son los que quieren ser virtuosos gratuitamente, aquellos que en una sociedad moral son los criminales de quienes la ley debería proteger a los demás. Pero cuando una sociedad establece la existencia de criminales por derecho y saqueadores legales, es decir de personas que utilizan la fuerza para apoderarse de la riqueza de víctimas desarmadas, entonces el dinero se convierte en vengador de su creador.
“Esos ladrones se sienten seguros al robar a indefensos, luego de haber sancionado una ley para desarmarlos, pero su botín se convierte en un imán para otros saqueadores que también se lo arrebatarán de la misma forma como ellos lo hicieron. Entonces el éxito irá, no al más competente en la producción, sino al capaz de la más despiadada brutalidad y crueldad. Cuando la fuerza se convierte en norma, el asesino vence al carterista, y la sociedad desaparece entre ruinas y cadáveres.
“¿Quiere saber si ese día se acerca? Observe al dinero, pues es el barómetro de las virtudes de una sociedad. Cuando vea que el comercio se hace, no por consentimiento de las partes, sino por coerción; cuando advierta que para producir, necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare en que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en autosacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada.
“El dinero es un medio tan noble que no compite con las armas, ni pacta con la brutalidad. Nunca permitirá sobrevivir a un país basado parcialmente en la propiedad y parcialmente en el robo. Siempre que aparecen elementos destructores entre los humanos, comienzan destruyendo al dinero, porque éste es la protección del hombre y la base de su existencia moral. Los destructores se apoderan del oro, y entregan a cambio un montón de papel impreso. De esta forma, destruyen todas las normas objetivas de valor y dejan al hombre en las garras de un juez arbitrario. EL oro era un valor objetivo, un equivalente a riqueza producida. El papel es una hipoteca sobre riqueza que no existe, respaldada por un arma apuntada al pecho de quienes se espera han de producirla.
“El papel es un cheque librado por saqueadores legales sobre una cuenta ajena: sobre “la virtud de de las víctimas”. Espere al día en que ese papel sea rechazado con la leyenda “sin fondos”.
Cuando se haya convertido a la maldad en medio de supervivencia, no espere que los hombres sigan siendo buenos, no espere que conserven la moral y pierdan la vida convertidos en forraje de los inmorales, no espere que produzcan cuando la producción sea castigada y el robo recompensando. Entonces, no deberá preguntar “¿Quién está destruyendo al mundo?” porque será usted mismo el que lo estará haciendo.
Se encuentra entre los mayores logros de la civilización más productiva y se pregunta por qué todo se derrumba, mientras maldice la fuente que le da la vida: el dinero. Ve al dinero como lo han hecho sus antepasados salvajes, y se pregunta por qué la selva vuelve a acercarse a los bordes de las ciudades. En la historia de la humanidad, el dinero ha sido siempre botín de los saqueadores, de un tipo o de otro, cuyos nombres fueron cambiando, pero cuyos métodos fueron siempre los mismos: apoderarse del dinero por la fuerza y mantener cautivos a los productores, degradándolos, difamándolos y despojándolos de su honor. Esa frase acerca de la maldad del dinero, que expresa con meticulosa imprudencia, viene de la época en que la riqueza era producida por el trabajo de los esclavos, esclavos que repetían los movimientos inventados con anterioridad por la mente de alguien y que siguieron ejecutándose sin mejora alguna durante siglos. Mientras la producción fue gobernada por la fuerza de la riqueza se consiguió por usurpación, había poco para conquistar. Sin embargo, a lo largo de los siglos de miseria y hambre, las personas exaltaron a los saqueadores como aristócratas de la espada, como aristócratas desde la cuna, y más tarde, como aristócratas de la burocracia, despreciando a los productores, como esclavos, comerciantes, vendedores o industriales.
“Para la gloria de la humanidad, existió por primera y única vez en la historia, un país del dinero y no me es posible dar un mayor atributo a los Estados Unidos de América porque eso significa un país donde reinan la razón, la justicia, la libertad, la producción y el progreso. Por primera vez, la mente y el dinero de los hombres quedaron libres, dejó de existir la fortuna como botín de conquista y, en lugar de guerreros y esclavos, surgió el verdadero productor de riqueza, el gran trabajador convertido en el tipo más elevados del ser humano: el autosuficiente, el industrial estadounidense.
“Si me pide que dé algún nombre a la distinción de la cual los estadounidenses pueden estar más orgullosos, yo elegiría, porque contiene todas las demás, la de haber sido el pueblo que acuñó la expresión “hacer dinero”. Ninguna otra lengua o nación había utilizado semejante fórmula, porque los hombre siempre consideraron a la riqueza como una cantidad estática que sólo podía ser arrebatada, mendigada, heredada, distribuida, saqueada u obtenida como favor. Los estadounidenses fueron los primeros en comprender que la riqueza debía ser creada. La frase “hacer dinero” contiene la esencia de la moralidad humana.
“Sin embargo, debido a esas palabras, los estadounidenses fueron denunciados por las culturas podridas de los continentes ladrones. Ahora, el credo de los saqueadores los ha llevado a pensar que los más dignos industriales son motivo de vergüenza, que su prosperidad es motivo de culpa, que los industriales más eminentes son unos canallas, que sus magníficas fábricas producto de su trabajo honrado son el fruto del trabajo de esclavos movidos por el látigo, como los que construyeron las pirámides de Egipto. El depravado que se lamenta de no ver la diferencia entre el poder del dólar y el poder del látigo, debería aprender la diferencia en su propia piel… como creo que ocurrirá a la larga.
“Hasta que descubra que el dinero es la raíz de todo lo bueno, seguirá encaminándose hacia su propia destrucción. Cuando el dinero deje de ser la herramienta mediante la cual los hombres se relacionan entre sí, los hombres mismos se convertirán en herramientas de otros hombres. Sangre, látigos, armas; o dólares. Debe elegir… No hay otra opción, y el tiempo se está acabando.”
Mientras hablaba, francisco no había mirado a Rearden ni una sola vez, pero en cuanto terminó, sus ojos se posaron en él. Rearden se quedó inmóvil, sin ver más que a Francisco d’Anconia entre las personas cuyas voces se alzaban airadas en medio de ambos.
Algunos de los que había escuchado se apresuraron a alejarse y otros exclamaban: “¡Qué cosa tan horrible!”. “¡Nada de eso es cierto!” “¡Cuánto vicioso egoísmo!”. Lo decían en voz alta, unos a otros, como deseosos de que todos los oyeran, pero confiando en que tales palabras pasaran inadvertidas para Francisco.

Crash test de Focus a 193 km/h

Da igual, aunque no entiendan ni papa de inglés, sobran las palabras:

Gastro

Como ayer por la mañana tuve que asistir a una cita en el HU Virgen del Rocío, donde recibí muy halagüeñas nuevas y me hicieron unas radiografías impresionantemente detalladas de mi muslamen, a la vuelta, y por la hora que era, decidí hacer una parada en el Gran Casino Aljarafe, pero no para jugar -no soy dado a ello-, sino para degustar un exótico almuerzo en el restaurante japonés que allí se halla.

El sitio es muy chic, incluso demasiado para un lugar como Sevilla, atreveríame a afirmar. Tiene una enorme cristalera con vistas a la ciudad, y el ambiente es muy zen, como debe ser un restaurante de estos.
La carta no es muy extensa, presenta diez o doce entradas, y luego una selección de platos, todo en japonés, que a mí me suenan todo a lo mismo, no sé si a ustedes les pasará igual...
Pedimos un par de entradas: tempura de langostinos, algo absolutamente insípido, lo que me hace pensar que los langostinos empleados son cuarta o quinta generación de congelado asiático; y una sadara sake, o ensalada de algas, algunas de ellas de color fluorescente, en serio, con salmón marinado. Mencionar que aquí, todos los platos van acompañados de su respectiva salsa, generalmente conformada a base de soja.

Les presento un detallito del restaurante mientras nos servían la comanda:

Cerveza nipona, un crujiente con su salsa tártara, y una ostra que no me atrevía a degustar.

Mi limitador pidió de plato principal un "sushi sahimi mix", y yo una selección de sushi de salmón y atún.
Aquí, mi plato:

Algo escaso para mi gusto y/o hambre en ese momento. El arroz empleado tenía la textura y sabor correctos, sabroso y compacto sin resultar pesado o chicloso. El gengibre era demasiado suave, y la salsa de soja empleada tampoco era muy fuerte.
El limitador pidió postre. Yo no, no me atrajo nada de lo que se ofrecía. Sí me tomé un café, decente pero nada del otro mundo.
Por allí no apareció nadie con aspecto de japo, ni siquiera ningún oriental. La camarera era, como máximo, de Bollullos de la Mitación, aunque simpática, y lo explicaba todo muy bien. El servicio fue correcto, y como para no serlo con sólo dos mesas ocupadas.

La relación calidad/precio, sin duda, muy mejorable, no todo es tener un local apañado con buenas vistas, hay que ofrecer calidad y sabor, y un poco de variedad en la carta no vendría mal.

Fin de la historia de la decepción

Bien, supongo que recoradarán el episodio de la decepción. Pues después de mi tuneo personal, ayer fui a visitar al relojero.

El tipo se ha quedado blanco. Hay que ver la cara dura que pueden gastar algunos, pero hoy me lo ha puesto a huevo:
yo: buenas tardes, ¿se acuerda de mí?
relojero: sí, sí, claro.
yo: pues mire, ¿qué le parece? -enseñándole el reloj-

Les recuerdo en este punto que él me aseguró que el dial no servía, que era muy pequeño y las patillas no coincidían, y eso aunque confesó que no había siquiera abierto el reloj para comprobarlo. Sigo:

él: Ah, ¿consiguió usted la esfera adecuada, por lo que veo?
yo: No, no, es la misma, y la aguja es nueva también.
él: No es posible, era demasiado pequeña, te dará problemas, ya verás.
yo: Lo dudo, ha sido fabricada expresamente para este reloj, como le dije en su día. Lo he montado yo. Compré un extractor y unas pinzas antimagnéticas, y lo hice ayer por la tarde en casa -y añadí, y ahora viene lo bueno:- y eso que no soy un profesional...

El tipo, que no es zorro, captó la ironía, y empezó a mosquearse:
él: pues ea, ya puedes empezar a cobrar por hacer esas modificaciones...
yo: no, no, yo no cobro por esto. Es usted el profesional de la relojería.

En ese punto, y como entraban otros clientes -pobrecitos- me ignoró totalmente y los atendió sin volver a dirigirme la palabra.

Ya saben, si conocen a alguien en Huelva, no se les ocurra mandarle al único taller de relojería de la ciudad, sito en calle Rascón, número 16. No tiene nombre, simplemente dice un cartel "Taller de Relojería", y abre y cierra cuando le sale de los mismísimos, encima.

domingo, 16 de octubre de 2011

Mi modificación

A la fuerza ahorcan, decía mi santa abuela, que en paz descanse, cada dos por tres.
¿Se acuerdan de mi Seiko FFF? Más aún, ¿se acuerdan del incidente sobre el relojero incompetente?
Como consecuencia, adquirí unas herramientas "espcializadas", unos útiles de relojero por módico precio, no por ser de baja calidad, sino porque son elementos simples, y pocos: un extractor de agujas (9€), unas pinzas antimagnéticas (5€), un portamovimientos (4€), y una lámina para proteger el dial (2€). Una semana ha tardado en llegar desde Alemania, ya que no lo encontré en nuestra querida piel de toro.
Al turrón:
En primer lugar hay que abrir el reloj, operación que se realiza por la parte trasera que consiste en una tapa roscada. A tal efecto, he utilizado una llave especial, llamada Jaxa -no sé porqué-, y que ya tenía de antes.
Se hace sujetando el reloj con la otra mano, pero es que tenía que hacer la toma pictográfica.
Aquí tienen el Seiko con la tapa quitada:

Se aparta a un lado la tapa y se coloca boca abajo para que no se ensucie el cristal por dentro. Lo siguiente es sacar la corona, que va unida a un palito llamado "tija". Para ello hay que levantar levemente una pequeña solapa que hace de tope para que no salga, y que intento señalar:

Ahora toca extraer el movimiento. Algunos relores tienen unos circlips o aros retenedores metálicos que hay que sacar primero, pero en este caso no es así. Una pieza circular de plástico hace la función de ajustar el movimiento a la caja para que no se mueva, y de momento va fija y no hay que tocarla. Con las pinzas trinco por donde puedo, y con leves tironcillos sale sin problemas:

Se coloca en el portamovimientos para empezar a trabajar con comodidad:

Ya tengo preparado el nuevo dial. Ahora, para sacar las agujas, lo más recomendables es agruparlas todas, por ejemplo, a las doce en punto. Es un detalle no obligatorio ya que, en mi novatez relojeril me aventuro a hacerlo tal como están en ese momento, con tal de no tener que meter la tija de nuevo para moverlas. Se coloca el protector para no estropear accidentalmente el dial, y con el extractor se hace en medio segundo:

El dial va colocado con dos patillas minúsculas que se introducen a presión. Sólo es cuestión de localizarlas y utilizando las pinzas se hace un poquito de palanca, siempre con cuidado y mirando bien que no vayamos a doblar alguna piezecilla...
Un poquito por aquí...
Un poquito por allá...
Y voilà!
Se ubica la nueva, que encaja a la perfección, ya que está fabricada expresamente para este modelo en cuestión:

Y comienza la parte más peliaguda del tuneo, que consiste en recolocar las agujas. Están hechas de metal muy fino, fáciles de doblar, y van encajadas en unos minitubos llamados "cañones". La horaria y la minutera tienen el ojal grande, y son más o menos fáciles. Aunque al principio intenté hacerlo con un tubito, desistí rápidamente y usé las pinzas, con muchísimo cuidadín:

La trotadora o segundero, que he sustituido la original por una de color roja que le da un toque más deportivo, tiene más tarea. De hecho, me empecé a acojonar en un momento dado por la dificultad, y opté por colocar el protector del dial por si acaso...


Para ello coloqué lo mejor que pude la aguja sobre su cañón con las pinzas en la mano derecha, y con un palillo mondadientes recortado para hacerlo plano presioné con la otra mano. Me costó un buen ratillo, porque no lo veía claro, y ya con casi cuarenta tacos la vista no va como debiera. Me apunto una lupa de relojero para la próxima compra, sin duda.

Por fin, esto ya empieza a parece un reloc de nuevo.
Se coloca en la caja, teniendo en cuenta que las tres debe quedar hacia la corona. Luego se cierra con la Jaxa, y se le dan un par de meneos para que cargue un poco el mecanismo y comprobemos que todo furula correctamente.
Totalmente cerrado y funcionando, nada roza y todo gira bien.
Le monto la correa de goma con deployante que le puse hace tiempo para sumergirme más a gusto, y por fin podemos ver el resultado final:

Decir que lo he tenido puesto unas cuantas horas antes de realizar esta entrada, para comprobar que todo iba bien, y el resultado ha sido más que satisfactorio. No me canso de mirarlo.
Aquí les pongo un retrato del antes, para que puedan comparar:


Y unos shots del lumen:

Antes

Ahora

Mañana, si las circunstancias y los elementos lo permiten, visitaré al relojero profesional para mostrarle y resfregarle por su dura cara mi hazaña. Es que ni me puedo imaginar lo que va a decir, a ver por dónde me sale.

Gastro

Esta noche les voy a relatar que he almorzado, en familia, en El Rompido. Sí, ya sé, tiene una mierda de playa que no es ni una playa ni es ná, pero El Rompido sigue teniendo ese encanto de los pueblitos pesqueros, y poquito a poco parece que se va reconvirtiendo hacia el turismo y el ocio.
No hablaré ahora de los hoteles y apartahoteles, ni de las urbanizaciones de acosados, ni de campos de Golf. No.

Un amigo me lo recomendó ayer por la tarde, y como la ocasión la pintan calva, y hoy no me apetecía pescado a la plancha, que es algo que no falla nunca en la Huelva costera, pues me decidí a probar.
Para empezar, tuvimos bastante suerte, ya que pillamos la última mesa fuera. El interior no lo he conocido, aunque mis hijos me han dicho que hay una pecera espectacular, con algas y peces grandes de colores.
Lo malo de la "terraza" exterior es que hoy, por ejemplo, el sol picaba de lo lindo, conque hay que tratar de ponerse a la sombra o echaremos a perder un magnífico almuerzo.
La carta o repertorio es llamativo porque uno no se espera eso en un sitio así, con aspecto de mera o simple taberna, pero esconde un estilo peculiar y "modernito", un tipo de cocina algo más elaborada de lo habitual y con sujerencias que invitan a hacerse el valiente y pedir. No me ha defraudado lo más mínimo: carpaccio de atún -se notaba que era un poco prefabricado, pero no estaba malo-, ensalada de magnífico tomate con mozzarella y vinagre de módena -muy socorrido y que a todos gusta-, las famosas canastillas -recurso de origen oriental, casi seguro, y que me ha recordado, salvando las distancias, algo similar que hacen en Casa Rufino, de Isla Cristina-, crepes de jamón y queso para los niños -yo probé una y me gustó, pero a uno de los niños no, quizá no esperaba encontrarse una masa dulzona de crepe mezclado con el fuerte queso-. También tomamos unas excelentes croquetas de bonito que desaparecieron muy rápidamente del plato, que es buena señal sin duda. Y el magret de pato, algo delicado de hacer, y arriesgado de pedir, pero la señora que servía las mesas lo recomendó y yo disfruté paladeándolo delicadamente, como un plato así merece. Entre medias, también cayó una pimentada con atunarro: para mi gusto, los pimientos asados un poco flojos, pero supongo que así gustan a más gente, y es que yo, ya saben, soy un poco heavy.
Detalles de interés: tienen carne, y según lo leído y oído, de excelentísima calidad, pero no esperen chollos de precio ahí; las cervezas las sirven en vasos adecuados y a temperatura correctamente gélida, no como en la mayoría de los restaurantes; el servicio es educado, atentísimo, y rápido. Los platos se sucedían sin solución de continuidad, no hubo esperas ni historias de ningún tipo, y eso que estaba absolutamente lleno.

Cuidado, no se lleven a engaño, el sitio es un poco cutre, pero la cocina es buena, y siempre se agradece la frescura de salirse de la norma en un sitio de playa. Estas cosas le vienen muy bien a Huelva, que suele ser provincia de sota/caballo/rey, ya me entienden.
Comimos los cuatro por 68 ecus, lo que está muy bien teniendo en cuenta la calidad.
Recomendable.

sábado, 15 de octubre de 2011

cita:

La vida es aquello que te va sucediendo mientras tú te empeñas en hacer otros planes.
John Lenon

Como yo te hablo, nen

Antílope Vs ciclista


Antílope VS Mountain Bike

miércoles, 12 de octubre de 2011

manifiesto

Yo, usted y yo somos especies en peligro de extinción.
Nosotros, amantes de la velocidad.
Nosotros, devotos de la potencia, las prestaciones, del sonido.
"Váyanse", nos dicen, "y llévense con ustedes la fibra de carbono, y esos V12 escupidores de fuego."
Tristemente, ya no hay sitio para nosotros aquí.
Esto es solo para viajeros, atascos, en esta era de creciente seguridad y restricciones, de practicidad, y donde la relación millas por galón es más importante que la de caballos de vapor por peso.
La prueba está por todas partes. Hemos sido apretados, empujados a un lado, y cazados en cada buena curva.
Y aún así hay esperanza. Hay un cielo seguro, un lugar en el que somos felices para retar a las convenciones, empujar a las leyes de la física, y conducir nuestras potentes, nuestras bellas máquinas. No se trata de un circuito en Alemania, ni de una autopista en Montana. De hecho, ni siquiera es un sitio real. Es más que eso.
Es una celebración comunal de potencia, par, agarre, cuero, tecnología, belleza.
Es el último bastión de la lujuria motorizada. Y está justo ahí, en tu sala de estar.

Fixie?

A ver, que yo ya he expuesto por aquí repetidas veces lo que opino sobre los que llevan bicis de piñón fijo fuera de una pista ovalada con peraltes.
Pero, por si no ha quedado claro:

El gusto

Cuando oigan que alguien juzga algo diciendo solamente me gusta o no me gusta, considérenlo un estúpido y un inculto. Que a uno le guste o no una cosa no quiere decir que esté bien hecha o mal hecha, los gustos personales no tienen por qué estar relacionados con la calidad de una cosa. La gente con educación expone las razones de por qué una cosa le parece buena o mala, y sabe apreciar la calidad de algo aunque no le guste. Además, juzga con mucha cautela aquellas cosas que no conoce.
Yo no me atrevería a juzgar nunca si un bypass está bien hecho, o no, mirando el pecho abierto de un paciente, porque no tengo ni puta idea de cirugía cardíaca. Es probable que, aunque estuviese bien hecho, lo considerase estéticamente horrible porque mis ojos no entenderían lo que están viendo.

Una de las estupideces más grandes que he oído en mi vida -y se oye muy a menudo- es eso de “sobre la belleza no hay nada escrito”. Gilipolleces. Como ejemplo, todo lo que está escrito sobre Arte versa sobre la Belleza, y en toda la historia de la Humanidad hay algunas cosas escritas sobre el Arte…
Joder, toda una rama de la Filosofía trata sobre ello, y lo viene haciendo desde hace tres mil años, que sepamos: la Estética.
Cada vez que durante una conversación/discusión oigo esa memez, o esa otra de que “para gustos hay colores”, automáticamente considero a esa persona totalmente despreciable y carente de interés, así de claro.

Disfruto conversando sobre Diseño y sobre Estética y me resulta especialmente gratificante discutir con zoquetes porque siempre llega ese precioso momento en el que dejas al rival sin argumentos. Es muy fácil, solo hay que utilizar la pregunta “¿por qué?”. Esa es probablemente la pregunta mágica que convierte a un primate en Humano. Hacerle esa pregunta repetidamente a un zoquete, para que justifique porqué no le gusta una cosa, le lleva a la desesperación porque no sabe qué decir, instante en el que suelta el típico “pues a mi no me gusta y ya está!”. Frase que pone de manifiesto el desconocimiento total sobre la materia, y por tanto, su incultura, su estupidez y su mal gusto.

I said.

Prius

Bitch

Muse

The small print:





Citizen erased:



El puto Hendrix contemporáneo que, como yo, borraría a algunos ciudadanos de este Universo conocido.

martes, 11 de octubre de 2011

El perro

Las aficiones van y vienen, en mi caso, generalmente, en rachas de siete años. Lo tengo comprobado. Me da muy fuerte durante siete años por algo, luego se me pasa poco a poco y termino arrinconando, por ejemplo, los coches de slot para, pasados otros siete años volverlos a recuperar de nuevo.
Igual con bici, relores y lo que se tercie. Salvo una afición que todos se imaginarán de cual se trata, es así.
Y durante una larga época de mi vida de estudiante, mayormente cuando mi familia se mudo a un chalé y pudimos disponer de cierta superficie al aire libre cubierta de grama y tal, y hasta que terminé la carrera, momento en que de seguido comencé a trabajar a cien km, en otra ciudad, y pasé a vivir en un piso, tuve una gran afición a los perros.
Viviendo en una urbanización a las afueras de una gran ciudad, practicamente todo el mundo tenía uno, dos, tres, o los perros que se terciaran. Todos los colegas tenían perro, unos más amigables que otros, y algunos unos auténticos hijos de perra, en sentido literal y figurado.
Otros eran bonachones, unos grandes, otros regordetes y pequeños, otros ladradores y, los menos, mordedores.
Por mi casa han pasado varios mastines, uno de los cuales, el primero, se le fue la pinza y durante el transcurso de una mañana atacó a mi madre, a mí y al jardinero por este orden. Me arañó el pecho con las zarpas delanteras y me mordió el antebrazo con el que me protegía el cuello y la cara. Yo tenía doce años. Mi madre tuvo que ir al hospital a que le cogieran unos cuantos puntos en una mano.


No se nos pasaron las ganas de perro, no. Después de Strong, que así se llamaba el hijoputa aquel, vinieron una serie de pequeños mestizos, simpáticos, valientes, pintorescos. Recuerdo con nostalgia y alegría a Boli, un chuchinés de pura cepa -o sea, mestizo con base de pequinés-, y a Tara, que supongo que algún ascentro tenía que ser un terrier por huevos, tanto por su aspecto como por su carácter. Tara fue robada, desapareció un buen día, y el jardinero acusó a unos cazadores, dado el talento innato de la perra para la caza del gato y el roedor que osara internarse en los dominios del chalé.
Variados y muchos pequeños perros que iban y venían, se escapaban y volvían más tarde cuando acuciaba el hambre y el frío. Y dos mastinas, una de ellas murió envenenada en mis brazos, la otra de vieja con dieciséis años -me acuerdo perfectamente el día que fui a por ella al mercadillo de animales de la Plaza de la Alfalfa, en Sevilla, y la compré a un carbonero de manos negras-.
Mis últimos perros fueron un cocker auténtico, de esos con pedigrí y todo, de tamaño contenido, grandes caninos, de un color leonado claro. Precioso y un auténtico atleta. Me lo llevaba a correr por el campo y no paraba de saltar. Corría más o menos el triple de distancia que yo, porque iba y venía sin parar, como los borrachos con el caballo en El Rocío, y se bañaba todos los días por la mañana temprano en la piscina. Como buen perro de caza, que es su verdadero origen, tenía una gran habilidad natatoria, y le enseñé desde cachorro a utilizar la escalerilla para salir del agua y no perecer ahogado. También me llevaba a correr a Tara, mi primer husky siberiano, en pleno apogeo de las razas nórdicas, con quien pasé horas y horas y horas educándola. Era una perra extremadamente inteligente, pero muy cabezota -rasgo intrínseco de la raza- e independiente. Era muy pasota, y trataba de escaquearse de las órdenes, pero yo podía más que ella. Aprendió las órdenes básicas para poder pasear educadamente con ella sin molestar al prójimo -como debe ser-, y se volvía como loca cuando le colocaba el arnés para que tirara de mí montado en un monopatín.
Por supuesto era muy hermosa. También me la robaron, un día por la mañana ya no estaba. Alguna vez se escapó, pero volvía enseguida: yo simplemente soltaba a alguno de los otros perros que tenía, y volvían juntos al rato. Esa vez no volvió. Nunca más se supo.
Una amiga mía que tenía una pareja de huskys, sabiendo lo de mi pérdida, me regaló otro cachorro, esta vez un macho. Yo no quería, porque ya estaba en Huelva y no iba a poder dedicarle el tiempo necesario que un perro así requiere, pero mis hermanas se enamoraron instantáneamente de él. Así fue como Roco entró en nuestras vidas. Yo lo veía de fin de semana en fin de semana, y así era imposible educar a una bestia parda como aquella.
Mientras fue cachorro, la cosa era más o menos manejable, pero llegó el momento en que maduró, y las peleas con Epi, el cocker, eran tremendas e inevitables, sobre todo cuando Ronda, la mastina, entraba en celo.
El perrito era un puto lobo, y Epi tuvo que ser llevado al veterinario dos veces in extremis, a vida o muerte.
El Husky escapa al control de mi madre y mis hermanas, quienes se desentendieron inmediatamente del problema. A mí el perro me respetaba como jefe de la manada, supongo, pero no me obedecía, simplemente me esquivaba o trataba de no importunarme. Una pena, porque el can era verdaderamente hermoso.
Un viernes volví a mi casa, como era habitual, y el husky ya no estaba. Mi madre lo donó a la perrera incapaz de poner paz en su jardín.
Los últimos años de Epi y Ronda fueron muy tranquilos, eran de la misma edad, y envejecieron juntos y dignamente, cada uno con sus achaques propios de sus respectivas razas. Epi, contra todo pronóstico murió primero, y Ronda un año más tarde, triste y sola.
Mi madre se niega a tener más perros, y yo la apoyo y comprendo.
Yo, viviendo en un piso, pienso que sería horrible. Pesado y coñazo para mí, horrible para el perro. Creo que un perro tiene que vivir en un espacio abierto, es un animal doméstico pero con raíces salvajes, con orígenes de trabajo, y necesita ejercicio y libertad también, y en un piso se vuelven histéricos, descentrados, paranóicos, antinaturales.
Me gustaría tener un galgo, o un dóberman -aunque mis hijos, que jamas han visto ninguno, les tengan miedo, ja ja ja-, o un Irish Wolfhound.
Pero amo demasiado a los perros como para tener uno.


AMO DEMASIADO A LOS PERROS COMO PARA TENER UNO.

Baby-G

lunes, 10 de octubre de 2011

Cuidado, ein!

Eolo y el pedal

Hoy lunes, como hace dos semanas, he cogido el femenino velocípedo del limitador y me he dispuesto a surcar el carril que une Huelva con la playa. 
Estoy bastante contento, porque he recorrido más kilómetros, la velocidad media ha subido más de 2 K/h, y la recuperación posterior ha sido ostensiblemente mejor. Bien es cierto que nada más llegar a casa me he colocado una especie de tableta de chocolate gorda, que es un plástico relleno con un líquido azul que previamente ha estado en el congelador. Aplicando frío localmente desaparece la inflamación y el dolor, y las horas posteriores son bastante más llevaderas.
Aún así, a pesar de la mejoría general, pueden ver que el tiempo total fue de 1 hora y 38 minutos, cuando antes del incidente yo hacía eso en menos de una hora, incluso creo recordar que menos de 50 minutos, o sea, prácticamente la mitad:








La experiencia ha sido positiva, pero reconozco que dos semanas para que me volviera a apetecer salir en bici es demasiado. Estoy lejos de lo que se puede llamar una buena forma, pero sin duda estos esfuerzos me están ayudando mucho.
Aquí la herramienta temporal:

Instantánea semibucólica de la WSD
Más de una hora y media sobre un sillín da para mucho. La cabeza, en esas circunstancias, no para. Sobre todo si uno circula pausadamente por un carril pensado para las abuelitas.
El viento se convierte en tu único compañero, aunque en este caso habría que hablar de brisa, la verdad. Porque el viento es el mayor enemigo del ciclista, aunque también su único imperturbable amigo, su inequívoca presencia siempre está ahí. El ciclismo, sin viento, no sería lo mismo. Y tiene un montón de caras diferentes.
Un viento en contra o lateral fuerte te puede arruinar una salida, pero te hará más fuerte. Te enseñará a adaptarte, a doblarte sobre el manillar, a inclinarte y hacerte más un bloque con la máquina, y me viene enseguida a la mente la imagen del típico individuo encorvado, que esconde los miembros al máximo mientras trata de econtrar una mezcla de pedaleo eficiente con capacidad respiratoria...
También puedes tener, a veces, viento a favor, que es engañoso, pero guay. Entonces los kilómetros caen fácilmente, parece que vayas en moto, joder, es guay, ya lo he dicho.
Pero sea como fuere, el viento siempre está ahí, te acompaña, tú lo creas al atravesar la atmósfera, y sobre todo, notas que está realmente a tu alrededor, formando una pared invisible que te empuja, te frena, te hace cambiar de dirección, lo notas de verdad cuando pillas un rebufo. Eso es fantástico, te crees el rey del mambo... hasta que tienes que dar relevo al que va delante, claro.

Hoy he sentido el viento susurrar en mis oídos, y me he sentido vivo, me he encontrado feliz a pesar de momentos puntualmente dolorosos, que los ha habido también, aunque prefiero no recordarlos.
El próximo lunes día 17 tengo revisión con el ilustre don Eduardo, del que hace meses que no hablo. Espero escuchar cosas buenas y a ver si soy capaz de robarle alguna toma de las radiografías.