jueves, 29 de noviembre de 2018

Planetas invisibles

Cuando vi este libro en Amazon, no pude evitar echar mano de unos pocos euros para traérmelo a casa. 


¿De qué va? Lean, si quieren, la contraportada.


Profundamente emocionado quedé tras la lectura de la trilogía de "El problema de los tres cuerpos". Se abrió ante mí la puerta de la ciencia ficción oriental, algo que había estado oculto siempre, supongo que no tanto por la lejanía, como por la diferencia de estilo de vida, filosofía, ideología. Aunque quedaron atrás los tiempos del Telón de Acero, y las ideologías y sistemas de gobiernos presentan fronteras cada vez más difusas, nuestra sociedad, nosotros mismos, hemos sido educados y criados en lo occidental. Hasta sus últimas consecuencias. Así, en el Instituto de educación secundaria estudiamos a filósofos occidentales únicamente, y lo mismo se lee para el arte, la evolución de las ciencias, literatura y, por supuesto, historia. 
Nada se nos enseñó de China, Japón, India, cuyas aportaciones en todos los campos señalados han sido enormes a través de los milenios. 

En esta nueva era de la información, la globalización, la World Wide Web, todo es más cercano, y la apertura de relaciones comerciales con Oriente ha hecho que su cultura sea cada vez más cercana también. Como parte de esa cultura, el nicho de la ciencia ficción hace asimismo su aparición, y es obvio que China tiene mucho que ofrecer. No en vano, mil millones de seres humanos pueden producir mucho...

En el libro que ahora me ocupa se hace un pequeño repaso a algunos autores representativos de la ciencia ficción china contemporánea, con resultado variopinto. Se tratan temas dispares, y en la mayoría de las ocasiones se nota ese aire poético y casi mágico de la cultura ancestral de ese país, que también podemos notar en su cine más elaborado. Hay mucha imaginación, y todos están escritos con una técnica espectacular, bella, elegante en su mayoría, y salvo un par de los relatos, los demás son de nota. De buena nota, quiero decir. 

La recopilación es interesante, tela, y además tiene un prólogo ilustrativo de la situación y evolución de este tipo de literatura. Para poner un broche de oro, se incluyen al final otros tres ensayos que completan la experiencia. Es este un libro bien hecho, estructurado, ameno. Se disfruta de principio a fin, y lo recomiendo a todos los que tengan curiosidad por este mundo.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

En familia

El viento viene y va a menudo de caprichosas maneras. Las previsiones tienen grandes márgenes de error, es un buen trabajo el ser climatólogo, no se exige acierto, o no como en otras profesiones. ¿Es, pues, correcto llamar a eso una ciencia inexacta? Curioso, pues se basa en modelos matemáticos, siendo la matemática la ciencia exacta por antonomasia. 

Esta vez la llegada de la brisa adecuada se retrasó, pero finalmente entró. Fui con mis cuervos a disfrutar de este domingo, ellos no navegaban desde el ya lejano mes de agosto, y nos reunimos una buena cantidad de amigos, además de numerosos extras y espontáneos forasteros, atraídos por el reclamo de la borrasca y el Poniente. 

Los niños son ya grandotes, y tuvimos que hacer un acuerdo, transacción, arreglo, para repartirnos las cometas que más o menos salió regular, porque andamos por pesos similares y eso nos penaliza a la hora de elegir al no tener dos cometas iguales, lógicamente.

De forma generosa, como corresponde a la figura paterna, no me hice mucho rato a la mar, y les dejé disfrutar a ellos. Yo, más bien, quedé bastante rato en la orilla, viéndome como en mi papel de pasajero en la corriente del tiempo, casi trascendiendo, subiendo a un punto de vista de tercera persona en la que podría, casi omniscientemente, abarcar todo el escenario de una sola mirada, incluyendo a mi persona.

Esperando a que los nudos suban
Resultando en general una experiencia positiva, ambos retoños quedaron contentos y suficientemente satisfechos con la experiencia. Era la primera vez para Pepe en estas circunstancias de borrasca y agua fría, y también la primera vez que lo hacía en otra playa que no fuera la veraniega Canaleta. 
Queda esta imagen entrañable para el recuerdo, y sirva como reafirmación de lo que ocurre por nuestras cabezas:

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Lo intenso

Hay muchas maneras de encarar una sesión de kite. Me gusta hacerlo alejado de los demás, o guardando cierta distancia. Pero a la vez, acompañado de aquellos con los que me siento seguro. Sé que no me defraudarán, no molestarán, comparten el concepto, la ilusión y la técnica, buscamos lo mismo. 
Hacer kite en las olas con mi Julen de mi alma (ese hermano que nunca tuve), mi hijo Manu (que en poco tiempo ha desarrollado un interés y un saber hacer increíbles en el surf), mi maestro Lolo... significa duplicar el placer de la experiencia. Compartir es vivir, es amar, dicen, y creo que algo hay de verdad en eso.

Esta tarde este fue el final de una navegada casi gloriosa:


Aparantemente estaba fuerte para 9 metros, y había algo de llovizna a ratos, presencia de nubes muy grises. Podía pasar cualquier cosa. Es fundamental acercarse a la orilla y ver in situ lo que está pasando: todos montan 9, incluso alguno 10 metros. Pero mi olfato me señala algo distinto, o es que el distinto soy yo... Entre que vuelvo al coche, monto la 7, me cambio la ropa de calle por el neopreno, tiro las líneas, caliento un poco los hombros... parece que ha bajado un poco el viento. Eso siempre pasa, y no sé si es real o sicológico (quizá debería estudiarlo).
Sea como fuere, me lanzo con mi Drifter del 2012, y aunque alguna que otra vez tengo que remar un poco (sólo un poco, eh), en general me desenvuelvo muy bien. Como quiera que me gustan las olas, y la cosa está que arde en nuestro parque de atracciones, pronto llego a los picos y disfruto en total soledad. Elijo la que quiera a placer, y algunas son verdaderamente grandotas. Pero con los años navegando, y llevando el material adecuado, uno se acostumbra a estar entre dragones con cierta tranquilidad. A pesar de ello, la tensión está ahí, hay que observar todo muy bien, lo que viene, lo que va, y no sólo en el agua, sino que uno tiene que mirar cada poco al cielo y controlar la evolución de la borrasca. 
Finalmente, el Sol aparece, un gran claro se abre. ¡Oh, maravilla! El viento no tardaría en empezar a bajar su intensidad, es el momento de ir yendo poco a poco, entreteniéndose por el camino con algunos saltitos y transiciones, saludo a algunos conocidos en el agua. 

Y esto es lo que queda al final de mi expedición acuática:


El cuerpo sigue a la mente, y de eso no somos conscientes apenas. Yo, en pleno proceso de envejecimiento, a mis casi 47 tacos, cada vez pienso más en esa correlación causal, normalmente inconsciente, pero otras muchas veces de manera consciente.
Tomo conciencia, y del mismo modo que uno es capaz de crear la memoria muscular, creo que no ando desencaminado si afirmo que igualmente se puede elaborar una memoria neurológica paulatina mediante la cual, con el ejercicio de una actividad, determinatemente, adapte mi pensamiento a las carencias que van apareciendo en el plano físico. 
Es importante conocer tus límites y actuar en consecuencia, pero también es cierto que a menudo los límites pueden estar más lejos de lo que uno cree. Intento, por ello, cuidarme, cada vez más. Como cosas de las que antes huía como de la peste, y me abstengo de hacer cosas que antes me daban igual. 
Noto los cambios en mi cuerpo, pero también dentro de la cabeza, y hago un esfuerzo diario, constante, de adaptación. Acercarse a la cincuentena es entrar de lleno en la crisis de la mediana edad. Algo que se relacionaba antes con  cumplir los cuarenta, pero ahora nos mantenemos jóvenes y fuertes más tiempo. Los cincuenta son los nuevos cuarenta, quiero creer, y es una edad a tener en cuenta. No estoy al nivel de las pirámides de Egipto, pero todo se andará.

domingo, 18 de noviembre de 2018

La poetisa

No sabía realmente. Tenía una idea, un prejuicio quizás.
Nunca me atrajo la cantautoría, supongo que la razón es que refleja todo lo contrario a lo que me gusta realmente de la música. No quiero que me malinterpreten, no. Doy gran valor a todo proceso creativo, y sin duda la música es uno de ellos, ciertamente singular, que no sólo requiere talento natural, sino técnica, práctica, y elección del momento.
En mi vida diaria jamás he escuchado música de autor, me aburre, la temática no me interesa, y para colmo se suele acompañar de ideología política o algo peor: misticismo, experiencias religiosas, historias demasiado personales. Nada de eso me interesa.

Pero la vida da muchas vueltas, y conozco a los padres de Ana Vázquez Limón desde hace unos años. A ella la conocí cuando aún era estudiante de Ingeniería. Ya acabó la carrera, y ha trabajado en lo suyo aquí y allá, lejos, y ahora cerquita, en el Puerto de Huelva. Se le da bien, mayormente porque es una aplicada estudiante, está bien orientada, y tiene habilidad e inteligencia para ello... aunque realmente no le vuelva loca. No se puede dar marcha atrás en el tiempo, y quizá sabiendo lo que sabe ahora no hubiera escogido hacerse ingeniera. Nunca lo podremos comprobar.

Sea como fuere, lo que sí le gusta, y muchísimo, es la música. Es persona sensible, demasiado, sus sentimientos están a flor de piel, y no le cuesta reconocerlo sino que, antes al contrario, habla de ello abriéndose a los demás, compartiendo, y así tenemos que se junta el hambre con las ganas de comer: componer y cantar sus propias canciones es una válvula de escape ideal.
Pero sus canciones son algo más, son poemas, verdaderamente. Se salen del esquema al que estamos habituados de lo que se puede escuchar en las fórmulas de radio, de lo comercial, y se adentra en el sentimiento, en expresar a veces el sufrimiento de una pérdida, el valor de la amistad, el amor por alguien, lo de dentro. Son temas difíciles de expresar, pero ella lo consigue, y además con una naturalidad que te deja desarmado.

Todo esto y otras cosas me venían a la cabeza cuando este viernes estaba sentado en el teatro de San Bartolomé de la Torre, rodeado de decenas de personas que disfrutaban de ese espectáculo íntimo (no por el escenario, sino por lo que se estaba ofreciendo sobre aquellas tablas). En más de una ocasión me sorprendí a mí mismo con la boca abierta, e incluso, para comenzar el repertorio, un par de lágrimas afloraron sobre mis mejillas. 

Acompañado por un amigo a la guitarra o al piano, según lo requiriera la ocasión, ella también rasgueaba los acordes principales, los cimientos sobre los que se edifican sus composiciones. Pero el recital comenzó con un poema, una creación particular de ritmo enorme, rima mayormente asonante, profundidad, belleza.
Después, cinco o seis temas, otro poema, una bulería con su padre a la guitarra (porque dice que ella no sabe tocarla), y un bis. Entre canción y canción siempre algún comentario presentando el argumento, alguna ocurrencia fruto de la improvisación y los nervios. 

Maldita luz cenital que afea.
Todo salió a pedir de boca. Y yo quedé maravillado.
Esto hay que vivirlo en pequeñas dosis, hay que digerirlo, hay que asimilarlo. Esto va más allá del mero concepto de música, y se adentra en el arte. El arte más íntimo y personal, y cómo un ser humano es capaz de desnudarse, y darse y exhibirse frente a los demás, propios y extraños, y provocar efectos, emociones.

Bravo, Ana. Sigue siendo tú, huye de aquél que te quiera cambiar, porque si alguien lo consigue (lo dudo), perderíamos algo muy grande.

lunes, 12 de noviembre de 2018

El engaño Hemingway

Estos últimos días he estado leyendo varios relatos cortos de Harlan Ellison, intrigado sobre todo por el significado de uno en concreto, titulado La bestia que gritaba amor en el corazón del universo. Aunque lo he leído tres veces, y he buscado reviews y opiniones, no tengo claro si finalmente lo he entendido. Es algo tan metafórico, y que juega con supuestos que deben saberse conocidos por el lector, y mezcla, además, universos y conceptos, que más bien parece un mal sueño en una noche de tormenta tras una demasiado copiosa cena regada con demasiado vino. Es la definición o comentario que me viene a la cabeza cuando pienso en La bestia..., en la que se supone que se habla del bien y el mal, de la erradicación de este último y las consecuencias que tendría (o tiene). 
Aparte, leí otros cortos relatos, aunque de tono más leíble. Algunos más entretenidos, otros simplemente prescindibles, pero eso es normal. Y así, entre lectura y lectura, llegué a ¡Arrepiéntete, Arlequín!, dijo el señor Tic-tac, que sí me gustó bastante. Con un estilo que podría llamarse, no sé, ¿esquemático?, Ellison nos presenta un mundo distópico en el que el tiempo es la medida de todas las cosas, y el reloj es el que marca el ritmo de la vida de los habitantes de esa peculiar sociedad en la que un tirano, el señor Tic-tac, tiene la potestad de quitar tiempo de vida a los que no cumplan los horarios establecidos rígidamente. Pero como en todas estas historias de totalitarismos literarios, hay algún disidente, algún rebelde que se enfrenta al sistema. Esta novelita trata de ese rebelde, sus actos, y lo que pasa en esa sociedad que, en cierto modo, se parece un poco a la nuestra quizá.

Resultado de imagen de el engaño hemingway

Esto me llevó a una novela de Joe Haldeman, a quien tengo por bueno desde que leí la muy magnífica La guerra interminable, aunque más tarde quedé un pelo decepcionado con su normalita La paz interminable. La obra que he acometido ahora ha sido El engaño Hemingway, en la que un profesor de literatura, especializado en el famoso autor, es convencido por un truhan para llevar a cabo un timo consistente en falsificar, creándolos desde la nada a partir de los conocimientos del profesor del estilo, carácter y vivencias del nobelizado escritor norteamericano, unos escritos que se perdieron siendo éste muy joven y sin haber llegado a publicarlos. Así, dirían que han sido encontrados, y los publicarían o venderían sacando millonarios beneficios. En esta historia de pillos, amores a tres bandas, o cuatro más bien, ya hay jugo para ser algo entretenido per se. Pero Haldeman añade un plus: la existencia de un multiverso, y unos seres que pueden saltar entre ellos, cuya misión es evitar desastres que lleven a la destrucción. Por algún motivo, si el plan del timo sigue adelante, la supervivencia de la Tierra se pone en peligro, y uno de estos seres recibe el encargo de evitar el buen fin de los planes de los protagonistas.
La novela es intrigante, desafiante, movida. Hay acción y tensión, hay violencia y sexo, y hay ciencia ficción. Pero lamentablemente, Haldeman no supo terminarla decentemente, o yo no he sabido entender ese fin. Y entonces, supongo que podría haber sido de otro modo más comprensible, o es que simplemente se le acabó el tiempo y/o las ideas, o vaya usted a saber. Una pena.


A continuación, interesado por el legado de Ernest H., he leído algunos cuentos cortos: Los asesinos; Colinas como elefantes blancos; En el muelle de Esmirna; Un lugar limpio y bien iluminado.
Hemingway escribe de forma directa, sin rodeos. Es claro, y consigue describir sin aburrir, con un lenguaje no rebuscado ni rimbombante, y no cae en defectos que saltan a los ojos en otros muchos autores. Aunque los temas no son de mi interés en general, reconozco que hay valor, virtud, en su obra. Quizá algún día, más adelante, me adentre en leer alguna de sus más laureadas novelas, pero ahora no es el momento para mí.

sábado, 10 de noviembre de 2018

El pantano

El objetivo era explorar la zona del pantano de Beas para enlazar dos rutas. Perico, siempre atento al terreno que rodea una finca familiar, me condujo en un día propicio para la práctica del todoterreno en moto, adentrándonos en zonas parcialmente ignotas.


El objetivo se cumplió más o menos fácilmente, y su cara de satisfacción era patente. La luz del día se abría paso entre nubarrones espesos, que se fueron tupiendo más y más a medida que iba pasando la mañana, llegando a crecer en mí la sensación de que en cualquier momento podía caer una de esas potentes lluvias tormentosas, cosa que finalmente no ocurrió.

Belleza de parajes sin fin en toda la zona que va desde Beas hasta Valverde, centro turístico-endurero de la provincia sin duda. Nosotros vamos en plan light, pero hacemos algunos pinitos con nuestras capaces monturas.


Pasamos junta a alguna dehesa dedicada a la crianza de ganado, y más tarde nos adentramos en pistas cercanas a la zona del Manzanito, cosa que no es que me quite el sentío, pero da acceso a otras rutitas entre cortafuegos y rampas, curvas y vadeos de arroyos. Bastante divertido.




Tras cuatro horas de pelea con las ruedas de tacos y la potencia de las austríacas, Perico y servidor separamos nuestros caminos a la altura de La Peñuela, desde donde volví directo a Huelva y él seguiría investigando, en su afán de preparar una ruta (que seguro será recordada en el futuro memorablemente) para el grupo. 
Feliz, cansado, harto de moto. Aún así, por la tarde, todavía me quedaron ganas de seguir castigándome en forma de carrera a ritmo leve durante 40 minutos. Me hago viejo, pero me resisto.

viernes, 9 de noviembre de 2018

motores en la fábrica

Uno de mi anhelos que quizá cumpla es visitar la fábrica y el museo Ducati. Sé que allí encontraré joyas y curiosidades que nunca he visto antes, ni siquiera en interné, y eso que ya está todo en la red, eh... ¡pues no!

Recientemente he encontrado un pequeño reportaje de motores fabricados en distintas épocas, especiales sin duda, tanto por su configuración como por los hechos que los motivaron. Como buen amante de la mecánica, me han llamado mucho la atención, aunque algunos ya los conocía y de otros les he podido hablar por aquí mismo. 


Pero no deja de ser significativo que yo no supiera que los podría encontrar en la fábrica o el museo, con la de reportajes y visitas virtuales que he visto, seguramente porque donde se alojan sea uno de esos sitios en los que no permiten cámaras, y con la visita de la revista Motorcycle News hayan hecho una excepción. Sea como fuere, si interesante ha sido verlo en imágenes pixeladas con mayor o menor calidad y tamaño de definición, imagínense verlo en vivo, rodear cada pieza, empaparse del ingenio y el derroche de talento de los señores Taglioni, Bordi y compañía.

Water-cooled, belt driven DOHC triple-cylinder 350:





En 1971 la dirección de la compañía decidió que Ducati debería competir contra MV en la categoría de los 350 cc en los Grandes Premios. Como el ingeniero Taglioni no estaba a favor de esta idea, se encargó el diseño la firma inglesa Ricardo. El resultado fue este tricilíndrico refrigerado por agua con distribución de doble árbol de levas en cabeza mandada por correa dentada. Se usaron cualatas de cuatro válvulas por cilindro con seis tubos de escape, y una caja de cambios de siete velocidades. A pesar del desarrollo durante todo 1972, el motor sólo alcanzó los 50 cv a 14.500 rpm. El proyecto fue abandonado el año siguiente sin haber superado el motor la fase del banco de pruebas.

Supercharged 350 Pantah:






Antes de la era "Pantah", la distribución era mandada por "eje rey", un sistema más pesado y con una puesta a punto muy laboriosa y puñetera, por decirlo pronto y mal. La introducción de las correas en los ochenta fue un avance derivado de la competición, y pronto pasó a las motos de serie hasta casi nuestros días, en que las innovadoras Panigale defenestraron definitivamente el sistema en pro de un más convencional (y liberador de mantenimiento) sistema mixto de cadena y piñones. Esa es otra historia. Lo de la foto de arriba es lo que interesa ahora, un bi en ele refrigerado por aire.


Tanto con el turbo como con el compresor estuvo experimentando Taglioni. En esta ocasión se trata de un motor Pantah 350 (la cilindrada más pequeña en la que fue fabricado este tipo de motor), equipado con un compresor. Se rumorea que una versión con turbo tuvo una espectacular auto-destrucción durante una prueba en el banco cuando la válvula de descarga se quedó atascada.

Este es un motor Ducati para una Cagiva Elefant, en este caso un 904 cc de 1990, el año que Edi Orioli ganó el París-Dakar sobre uno de ellas:






Motor de dos tiempos y 50 cc, del que no hay mucha información, por no decir ninguna (circa 1975):







Motor modificado de un Ducati "bevel drive" (distribución mandada por eje rey) 500 cc monocilíndrico de cuatro válvulas:






Este motor bevel twin modificado eliminando su cilindro delantero fue usado para probar un diseño de mono 500 cc DOHC con cuatro válvulas, que no progresó más allá. Se consiguió una potencia de alrededor de 50 cv. Un motor monocilíndrico de 350 cc, basado en el Pantah, fue preferido, y casi llegó a la producción en 1978.


Motor Ducati 1000cc V4 a 90 grados SOHC :







A pesar de que Ducati ha estado siempre asociado con monocilíndricos y V-twins, Taglioni estuvo siempre preparado para acometer otras configuraciones. Los V4 eran un tema recurrente, con al menos tres diseños que superaron la prueba de la mesa de dibujo. El más famoso fue aquél de 1963, el 1260 OHV que montó la Apollo, pero en 1976 volvió al asunto con este 1000 cc a 90 grados, con un sólo árbol de levas en las culatas (parece ser que una versión de 750 cc fue también planeada). Era refrigerado por agua, y un carburador Dell'Orto de 40 mm alimentaba a cada bancada de cilindros.


Motor basado en Ducati Pantah, V4 SOHC dos válvulas por cilindro, de 1982: 







En 1982 el diseño había evolucionado hacia algo del estilo Pantah que conocemos. Esta versión final del motor de dos válvulas por cilindro y un sólo árbol de levas en culata era ahora de distribución desmo, y tenía unas medidas supercuadradas de 78x52 mm. Pesaba 98 kg y disfrutaba de una combinación de refrigeración aire-aceite. El cigüeñal giraría sobre casquillos de fricción en vez de rodamientos. En el banco de pruebas se midieron 105 cv a 9.500 rpm en configuración de calle con silenciadores, y llegaron a obtener 132 cv a 12.000 rpm con ligeras modificaciones (que supongo no serían tan ligeras). En las imágenes está montado en una versión a escala superior del chasis multitubular de la TT2, tan glorioso como bello.

En las siguientes tres imágenes lo podemos ver montado en un banco, con cuatro carburadores Dell’Orto 36mm; 











Taglioni pretendió instalarle un sistema SPICA de inyección electrónica, con el que estimaba que la potencia llegaría a unos 150 cv.


Motor de Fórmula 1, desmo refrigerado por aire de 1500 cc de 1960m que nunca llegó a correr, y del que ya les hablé recientemente: 








Fuente: www.mcnews.com

del revés

Un Pontiac, modelo Grand Prix, que es uno de esos cupés enormes americanos, pero con un diseño chulo, no como algunas horteradas de las que normalmente se gastan los yankis. 
De su magnífico maletero, magnífico tanto por capacidad como por diseño, salen los sonidos de un tipo que agoniza. Paran en un páramo retirado y rematan el asunto.

Así comienza la película Uno de los nuestros, un auténtico homenaje de buen cine, de esas que hace tiempo que ya no se filman. Joe Pesci, De Niro, y Ray Liotta, en un tremendo mano a mano, apoyados por un enorme conjunto de secundarios de lujo, bordan esta historia que recorre treinta años de la relación de unos medio italianos con la familia mafiosa que les acogió.

Resultado de imagen de uno de los nuestros

Casi de diez. 

Pero eso ha sido por la tarde, tras una copiosa (quizá demasiado: me he visto obligado a tomar una menta-poleo en mitad de la peli) comida, uno de esos arroces impresionantes a los que nos tiene malacostumbrados mi contraria (cada día más contraria). En esta ocasión fue aderezado con setas y un poco de carne que no he sabido identificar del todo. Sólo he tripitido, de manera que entre nosotros y los invitados, nuestros amigos Pedro y Pilar, hemos dado cuenta de un buen Muga que trajeron y casi otra botella más que tuvimos que sacar del sótano... De postre, un apfel struddle casero recién hecho con su bolita de helado de vainilla. Impagable, para variar.

Pero antes de eso me había tomado una cervecita en MRP, donde fui a saludar a Monkey tras una subida a la sierra para probar bien los nuevos Michelin Pilot Power 3, y de paso el tacto de las deslizaderas "smiley style" que le he puesto al mono de cuero. Todo correcto, plena ausencia de extraños y buen tacto de todos los elementos. Algunas humedades en curvas orientadas al Norte, pero nada que no se pudiera prever. Con un ojo vigilando los parches oscuros en el asfalto, otro en el cielo por si los helicópteros, ha sido un viernes atípico en el que sólo he visto un par de bicis en todo el recorrido habitual de curvas. Yuju.

Pero hoy no tenía pensado salir con la moto, ha sido más bien por rebote... por el rebote que me cogí cuando llegué a los pinos de Aljaraque y me di cuenta, con la bici descargada del coche y yo vestido ya de romano, con los guantes, casco y camelback, que había olvidado la minibomba en casa. Y van dos veces en corto espacio de tiempo. Misión abortada, es demasiado arriesgado adentrarse en terreno hostil. Hace años que no pincho en los senderos del Portil, pero bástase que vaya sin posibilidad de reparar una fuga de presión para que ocurra lo que según Murphy ocurriría. Los accidentes no existen, sólo los descuidos y las impericias. Puede parecer simplista, pero piensen en ello.

Y me levanté tarde previamente. Tranquilo, sabedor de que no tenía presión por ir a la oficina en este viernes peculiar. Nueve horas he estado en la cama, reparando mi cuerpo en estado semiletárgico, muerto en vida, mayor que está uno ya, sí.

Ahora, después de todo lo que les he contado, que ha sido el día de hoy pero al revés, aún quedan unas horas para volver al catre de nuevo. Queda actualizar un poco mi bloc, éste que leen, con cualquiera de las habituales cosas que a pocos o nadie más interesan. Navegaré buscando información sobre temas absurdos, veré algún que otro vidéo tutorial (sí, léanlo con el acento donde lo he puesto, es como más yutubero, ¿no creen?), y para rematar la faena un par de episodios de la Teoría del Big Bang en versión original y, con un poco de suerte, alguna peli de W. Allen con la contraria y mi hijo Pepe.

Buen finde les deseo a todos, eh.

domingo, 4 de noviembre de 2018

cita:

Algoritmos 

Tiene 59 años y se llama Ranga Yogeshwar. Es hijo de una artista luxemburguesa y de un ingeniero indio. Pasó su infancia en India, su adolescencia en Luxemburgo y su juventud a caballo entre Suiza y Alemania. Estudió Astrofísica y Física Experimental de Partículas. Trabajó en el Instituto Suizo para la Investigación Nuclear y en el CERN. Y desde hace 35 años se dedica a la divulgación científica.

Es una auténtica estrella en Alemania, donde ha presentado numerosos programas de radio y televisión y donde ha vendido más de dos millones de ejemplares de algunos de sus libros. El último de ellos lleva por título "Próxima estación Futuro", analiza cómo la ciencia y la tecnología van a transformar nuestras vidas y acaba de ver la luz en España de la mano de la editorial Arpa.



Pregunta: Vivimos rodeados de algoritmos. ¿Pueden los algoritmos modificar el comportamiento humano?

Respuesta: Sí, puede ocurrir, hay potencial para ello. Hay algunos campos en los que tenemos que ser muy cuidadosos, porque los algoritmos pueden de algún modo dictar nuestra vida. Le pongo un ejemplo: en los próximos años, al hacer seguros de salud y de vida las compañías evaluarán el riesgo de que la persona en cuestión enferme, muera, etc. Y al existir cada vez más datos, serán capaces de señalar esos riesgos de manera más específica y los seguros ofrecerán descuentos en las pólizas a aquellos clientes que salgan a correr o hagan algún tipo de ejercicio físico. De ese modo la gente saldrá a hacer jogging por las mañanas no por diversión o porque les guste sino por imposición del seguro.

P: De hecho ya hay seguros de vida que hacen rebajas a sus clientes por hacer ejercicio...

R: Lo sé. Y esos seguros se jactan de que no imponen nada, de que sus clientes son libres de elegir. Pero lo que está claro es que si no tenemos cuidado la tecnología pude terminar siendo cada vez más y más opresiva, la tecnología y los algoritmos pueden frenar a la gente de decir ciertas cosas, de comportarse de cierta forma. En los próximos años los algoritmos sabrán prácticamente todo de nosotros en todos los aspectos de nuestra vida, estaremos más vigilados. Y uno se comporta de manera diferente cuando se sabe observado. Yo trabajo en televisión y soy muy conocido en Alemania, sé que si voy a un restaurante la gente va a estar pendiente de lo que hago, de lo que pido, de si río, de si me divierto, de si no me divierto... Si sabemos que nos miran, nos comportamos de modo distinto. Entramos en una era en la que como sociedad vamos a ganar en algunas cosas, pero vamos a perder en libertad.

P: Usted sostiene que los algoritmos pueden incluso poner en peligro la democracia...

R: Es algo que ya estamos viendo. La principal motivación de Facebook, de Twitter y de todas las redes sociales es comercial. El negocio de Facebook está basado en la atención, en conseguir que los usuarios pasen el mayor tiempo posible en Facebook, porque eso por un lado amplía el tiempo en que están expuestos a la publicidad y por otro permite reunir más y más datos individuales sobre ellos. Esos algoritmos ahora los están adoptando también las agencias de noticias; los grandes medios están empleando algoritmos que hacen que los artículos más leídos suban en la jerarquía y se sitúen en los puestos preferentes. No es la calidad lo que importa, ni siquiera la verdad, lo importante es la atención que despiertan. Se buscan mecanismos para obtener más atención, y a estas alturas todos sabemos que eso aumenta la circulación de noticias falsas. Numerosos estudios, algunos de Harvard y del MIT, muestran por ejemplo que en Twitter las noticias falsas se propagan seis veces más deprisa, seis, que las noticias verdaderas. Y cuando la prioridad es ganar la atención, se está incitando a lanzar noticias falsas.

P: ¿Qué efecto tienen a nivel social las fake news?

R: La propagación de noticias falsas, unida a la existencia de burbujas cerradas en las que mucha gente se encierra para reafirmarse en sus creencias, está dividendo las sociedades. Se están creando burbujas en las que cada uno se encierra en su propia verdad, se aísla y no participa en las decisiones comunes. Y eso es muy desestabilizador para una democracia, porque las democracias necesitan una plataforma de acuerdos a nivel social.

P: Además la revolución tecnológica está haciendo aumentar la brecha entre ricos y pobres, ¿no es así?

R: Las compañías con más valor en el mundo hace 20 años eran petroleras, farmacéuticas. En 1998, el ranking lo encabezaban General Electric, Exon, Intel, Coca-Cola, Wal-Mart... Ahora, las más importantes compañías del mundo son Apple, Alphabet (es decir, Google), Amazon, Facebook, Alibaba... Dos de ellas, Apple y Amazon, valen cada una un billón de dólares americanos, una cifra superior a los presupuestos generales de muchos países. Se trata de una enorme concentración en un número muy pequeño de compañías, propiedad de un número bastante pequeño de personas extremadamente ricas, mientras que el resto de la sociedad en general no está viendo aumentar su riqueza. En el mundo hay lo que se llama un 'juego de suma cero', en el que lo que gana o pierde alguien se hace a costa de lo que gana o pierde otro alguien. Si se observan los datos, se ve una ruptura de las clases medias y un aumento de la brecha entre los muy ricos y los muy pobres. Y en los próximos años, cuando haya nuevos algoritmos y avances en inteligencia artificial, la situación aún se agravará más, porque habrá muchos trabajos que los hagan las máquinas.

P: ¿La robotización irá acompañada de desestabilización social?

R: Sí. Le pongo un ejemplo: un call center. En los próximos cinco años los call centers no necesitarán personas, porque las máquinas serán mejores que los humanos haciendo ese trabajo. ¿Qué haremos con la gente que trabajaba allí? Es verdad que esas cosas siempre han pasado cuando surgían nuevas tecnologías, pero por primera vez creo que no vemos alternativas viables. Los cambios son tan rápidos, se producen a una velocidad tan vertiginosa, en un periodo tan breve, que no nos da tiempo a encontrar una alternativa. Y eso puede provocar una enorme inestabilidad social; si se alcanza un punto crítico de personas desempleadas o con rentas muy bajas es de imaginar que habrá conflictos sociales. En muchos países ya está empezando a haber desestabilización, con el surgimiento de partidos que no comparten los ideales democráticos. Es algo que no sólo ocurre en Europa o en Estados Unidos con Donald Trump, sino también en países como India, es a nivel global.

P: Las máquinas están empezando a aprender por sí mismas y con sus propios patrones. ¿Nos superarán, nos dominarán?

R: Ahora estamos en un primer estadio en el que las máquinas sólo son mejores que los humanos en algunas tareas muy específicas, como el clásico ejemplo del ajedrez o algunos campos de la medicina. Si te sometes a rayos X para saber si tienes un tumor, las máquinas ya son mejores que los humanos interpretando esas radiografías. Poco a poco, las máquinas van siendo mejores que nosotros en más y más campos. Ahora mismo las máquinas son capaces de hablar de tal modo que las personas somos incapaces de distinguir si se trata de una máquina o de un ser humano. Y en el futuro veremos cosas increíbles. Imagínese por ejemplo un algoritmo que coja los millones de fotos que hay en Instagram y analice las caras, será capaz de predecir quién padece un problema de alcoholismo, antes incluso de que la persona que es alcohólica sea consciente de que lo es.

P: Sinceramente, da un poco de miedo...

R: Hay motivos para estar alerta. Las máquinas, los algoritmos, no son neutrales; son subjetivos, depende de los datos que se les introduzca. Y eso puede dar lugar a problemas de grave discriminación. Ya lo estamos viendo en algunas áreas muy importantes, como por ejemplo la prevención de crímenes. En Estados Unidos hay un sistema llamado COMPAS que hace un seguimiento de las personas que han cometido delitos y que calcula la probabilidad de que vuelvan a delinquir. Pero eso puede ser muy discriminatorio, y de hecho las predicciones de COMPAS respecto a los negros son mucho peores que respecto a los blancos. ¿Y sabe por qué lo son? Lo son porque su software es discriminatorio, porque el algoritmo no está funcionando bien. Eso es peligroso, muy peligroso. Hay sistemas que funcionan a grandes rasgos, pero que tienen fallos. Y existe la tentación de utilizarlos a pesar de todo, y eso en campos de gran relevancia social como puede ser la legalidad o el sistema financiero puede ser terrible. El sistema informático de un banco le puede negar un crédito sin tener motivos de peso para hacerlo, sólo por un algoritmo.


Leí esta entrevista aquí, y la quise compartir porque trata un tema de actualidad y plena vigencia. No estoy necesariamente de acuerdo con todo lo que este señor expresa, sobre todo las relaciones económicas y la teoría de la "suma cero", y creo que se aventura con ciertas afirmaciones de un futuro cercano que más bien parecen pura fantasía o ciencia ficción... pero reconozco que todo puede ocurrir. Sea como sea, me quedo sobre todo con las últimas reflexiones sobre que siempre hay un plano subjetivo detrás de todo, el hombre es el que delimita todo, el que maneja y gobierna. Como siempre.

Sudores

Es un cansancio especial, característico, reconocible. Lo que iba como un agradable paseo entre pinos, siguiendo el revirado sendero, se convierte, repentina y abruptamente, en una lucha generalmente contra una situación que comprende los siguientes elementos: la gravedad, piedras, agua, barro.


Es cierto que estas prácticas en solitario no son lo más recomendable, pero uno siempre sale con esa idea de "hoy no me voy a empantanar, sólo daré una vuelta tranquila", que por regla general siempre, y digo siempre, se torna en todo lo contrario.
Bueno, tampoco hay que exagerar. Por suerte llevo una máquina muy capaz, y aunque mi habilidad no va a juego con la mecánica, con el tiempo he ido desarrollando tanto un sexto sentido para oler los problemas, como cierto componente suerte para superarlos. De modo que pude pasar algún escollo, no sin antes desgastar mis energías y poner chorreando mis ropas y el propio interior del casco. Con las gafas empañadas y empujando como un poseso, vencí, pero me agoté. Está claro que entre los factores que limitan la capacidad endurera se encuentra la energía, la forma física, la fuerza.


En todo caso, puedo hablar de una experiencia positiva, formadora, con final feliz. Todo sirve para crecer, y he crecido un poco esta vez, como casi siempre. 
El reencuentro con la zona del Río Piedras, el buen día que hizo, lo bien que lo pasé... me da alegría y deseo volver pronto, en moto o en bici, da igual. El deporte es diversión.