lunes, 30 de mayo de 2011

El Dharma

The path of Dharma, el Camino, es ello.
Olvidemos la religión en su concepto occidentalizado, personalizado en un ser supremo, todopoderoso y creator. Quedémonos con la espiritualidad, con el deseo de bondad, con el código moral eterno e inmutable, y válido, por supuesto, para cualquier época y condición.

Anoche, justo antes de dormirme, tumbado a oscuras, boca arriba, logré uno de esos escasos momentos al día en que no me dolía absolutamente nada. Mi respiración era pausada, todos mis músculos estaban relajados, y la inflamación constante del tobillo, pie y dedos, que me está acompañando desde el accidente, parecían no existir. ¿Percepción errónea? ¿Falta de percepción en sí misma? Poco importa, la verdad. Lo importante era el hecho, y por ello, en ese momento comencé un breve pero intenso ritual de acción de gracias que hago prácticamente a diario, o al menos siempre que me acuerdo de hacerlo.
Y di gracias por tener tal capacidad de recuperación, a mis huesos y músculos por responder. Di gracias a todos aquellos que me han apoyado, que me han ayudado directa o indirectamente, a todos los que se han acordado de mí en algún momento, incluso a todos los que no se han acordado -porque todos no somos iguales, y ahí está lo bonito del Mundo-.
Es un modo de oración, si se quiere. Yo no es que entable una conversación con Dios -almighty-, ni siquiera un monólogo lleno de peticiones y reconocimientos. No. Yo simplemente deseo, es un acto desiderativo. Deseo sobre todo que el hombre, el ser humano, sea mejor, más humano, más hombre, más ser. Deseo la bondad del prójimo, y me doy cuenta de que cada día que pasa amo más al prójimo, y mira que eso es difícil. Y por ello mismo sufro cuando veo el sufrimiento ajeno.
Quizá esta paja mental se deba al estado cansado y somnoliento, pero quiero pensar que no es así.
Yo, por si acaso, sigo orando de ese modo cada vez que me acuerdo, que suele ser cuando estoy bien relajado y tranquilo, conque últimamente cada vez tengo más momentos de esos, y supongo que a medida que mi pierna mejore tendré incluso más oportunidades.
Muchos de mis amigos y conocidos ya saben que yo no comulgo, literalmente, pero tienen que saber que hay muchas, muchísimas manifestaciones de la espiritualidad.
El viernes pasado intentaba convencer al párroco de mi barrio de que yo tenía un punto de vista contemplativo de la vida, de que yo intentaba no juzgar, y él me decía que eso era imposible, que todos estamos condicionados por prejuicios. Yo traté de convencerle de que podemos dejar a un lado los prejuicios en que somos educados de pequeñitos, y podemos depurar nuestros filtros para poder ver las cosas de un modo más objetivo, pero su negativa era constante. Eso me entristeció un poco. No se lo dije, pero me dejó un poco afectado, y desee que su forma de pensar no se viera reflejada en su feligresía, a la que pertenecen mi limitador y mis dos hijos.
El limitador es un caso casi perdido para mí. Aún así nos queremos mucho, y nos comprendemos y nos aceptamos, y nos hacemos la vida más fácil el uno al otro, y somos bastante felices con nuestras grandes diferencias. Pero los chicos, bueno, aún son jóvenes para cuestionarse ciertas cosas. El mayor ya hace preguntas, y eso siempre es bonito.
Habrá tiempo para todo, seguro.

American toys

Para cagar en plan racing:

Image

sábado, 28 de mayo de 2011

viernes, 27 de mayo de 2011

La imbecilidad no tiene límites


MASH-SF 2007: Garrett Chow from MASH TRANSIT PRODUCTIONS on Vimeo.

Oigan, eso no se hace. Yo no quiero hablar mal de los ciclistas, pero es que esta modita, esa corriente de las bicis de piñón fijo... eso no va a traer nada bueno. Por culpa de gilipollas como esos nos van a obligar a llevar seguro obligatorio, luces, intermitentes y tal y cual. Tiempo al tiempo.

reborn: el hundimiento

Sí, y no me refiero precisamente a la peli aquella que narraba los últimos días de la vida del Fuhrer -¿se escribe asín?-, que por cierto, cuando la vi hace unos días me pareció mala, no, malísima, surrealista, grotesca, poco creíble.

Yo a lo mío, que es nadar. Y ya saben lo que les conté el otro día sobre la expectación que causó mi salida de la piscina. Pues les pongo una secuencia de mi entrada hoy. Sí, ya sé que falta la parte final, pero el limitador fue amonestado verbalmente por grabar o hacer fotos, que parece estar terminantemente prohibido en el gimnasio. Ni que fuera un puticlú, coño.
En fin, ahí va:









jueves, 26 de mayo de 2011

El Inocente

Ayer tuve el inmenso placer de visionarla:



En el inglés original su título es "The Lincoln Lawyer", El Abogado del Lincoln, que poco tiene que ver con el aburrido sucedáneo que le han colocado aquí, como suele ser costumbre.
El prota, interpretado por el irregular Matthew McConaughey, acompañado en esta ocasión por buenísimos actores como Marisa Tomei, William H. Macy, Josh Lucas, o John Leguizamo, entre otros, es un abogado listo, que se pasea por la ciudad en un lujoso Lincoln conducido por un negrata que parece ser un antiguo cliente al que ha sacado de la calle. Se cruza en su vida un caso muy jugoso: un joven y rico heredero es acusado de intento de asesinato, y asegura su total inocencia. El caso se vuelve intrincado, y el abogado es capaz de relacionarlo con otros casos anteriores. Mientras tanto, fuertes sumas de dinero se le van pagando por sus servicios. Todo esto unido a la típica situación de divorciado con una hija pequeña, y sus relaciones con la exesposa.
La peli se ve del tirón, de principio a fin, mantiene el interés, y está bastante bien interpretada por todos los intervinientes. Hay un par de sorpresas al final, como suele ser costumbre, aunque no están de más para la trama. No aburre con especializados y sobrantes momentos jurídicos, ni tampoco tiene un exceso de acción violenta ni de sexo, tan típicos del mediocre cine norteamericano. La trama se entiende muy bien, no hay abuso ni apenas uso de exabruptos -lo que es muy loable, ciertamente-, y el mensaje moral es bastante correcto, ya que al final gana el bien y la justicia, como tiene que ser.

En definitiva, un filme absolutamente recomendable, que a pesar de durar casi dos horas mantiene el interés y no sobra ni un minuto de metraje.

martes, 24 de mayo de 2011

Bye Kerouac, hello Follet

Tristemente, todo llega a su fin. Y digo todo.
Es ley de vida, y lo compruebo a diario.
Hoy he finiquitado "Los Vagaundos del Dharma" -Dharma Bums en el original inglés-, de Jack Kerouac. Un libro que, como otros del mismo autor que ya leí hace unos veinte años, me ha entusiasmado, me ha mantenido vivo, incluso alegre. Porque es un libro que trata de eso, de la vida, de la alegría, de la búsqueda de la felicidad, de filosofía oriental, de viajes, de fiesta.

Archivo:Kerouac by Palumbo.jpg
Este es J.Kerouac, un tipo atractivo, sin duda.
Tengo varios libros pendientes, incluso alguno ya empezado como "Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta", que no va de mecánica, sino de filosofía, de historia de la misma, explicación de la evolución del pensamiento a través de la historia, y sus causas. Ese lo voy leyendo poco a poco, según me lo pide el cuerpo, porque a veces es un poco espeso y exige estar concentrado de verás para pillarlo bien.
No obstante, le llegó el turno a un tocho que me regaló mi suegra en Navidad, por mi cumpleaños. Y cada vez que lo veo estoy más convencido de que la madre del limitador me odia.
Ya leí en su día "Los pilares de la Tierra", y posteriormente engullí casi del tirón "Un Mundo sin fin". Sí, ya sé que leer a Follet es casi vulgar, es como caer en la red del mainstream, del marquetin, de lo obvio. Pero es indudable que la novela histórica tiene cierto interés, y el tipo no escribe mal del todo. A ver, que ya sé que no es Cervantes, García Márquez, ni si quiera Kerouac, pero se puede leer.
De modo que me propongo la árdua empresa de acometer la lectura de "La caída de los gigantes", que es el típico libro que utilizaría un profesor de mediados del siglo pasado para castigar a un niño con los brazos en cruz.
Estoy, a priori, acojonado y desanimado, porque arroja la cifra de 1.016 páginas, con la letra pequeñita. Para más inri, la acción se desarrolla a primeros del siglo XX, en pleno desarrollo industrial de los Iuesei.
Como últimamente se ha despertado en mí un cierto interés por esa centuria, espero que el tocho aporte un poco de luz y me ilumine sobre la Primera Gran Guerra, la crisis del 29, el resurgimiento, y todo lo que vino después. No sé hasta que punto histórico llegará la obra, que trata esos momentos desde el punto de vista de cinco familias de diferente posición social y laboral, cuyas aventuras y desventuras se cruzarán una y otra vez como es costumbre del autor.

lunes, 23 de mayo de 2011

reborn: el medio acuático

Ya saben que ahora nado. O sea, no es que viva en una pecera, no. Quiero decir que voy dos o tres veces a la semana a la piscina del barrio, perteneciente a un gim un poco pija, dentro de lo pija que pueda ser algo en Huelva, que eso tiene su tela.
Consideraciones sociales aparte, a la hora que suelo ir coincide con una clase de aquagim, o aquafitness, o aqualoquesea en una piscina más pequeña, llena de señoras de edad más o menos avanzada. Tengo que estar espabilado para no llegar más tarde de la hora de finalización de dicha clase, porque a renglón seguido invaden, como hormigas al mantel de picnic, la piscina grande que yo uso.
Sí, la invaden, pero no para nadar, no, sino para reunirse dentro del agua, en cualquier esquina, haciendo grupitos mientras dan pequeños saltitos estabilizándose con los brazos para no ahogarse -y eso que no cubre-. No quiero pensar lo que hacen ahí, y cualquier día les voy a recordar que hay urinarios en los vestuarios...
En fin, es lo que hay. Yo llego a mi hora, y punto. Me pongo la indumentaria natatoria, incluido el preceptivo gorrito y unas gafas en las que no entra agua, pero que se empañan en cero coma. Luego, salgo con cuidado, con mis muletas, acompañado de mi limitador que me espera fuera del vestuario, y me dirijo a una ducha que hay junto al borde de la piscina. Ahí tengo que ir con muchísimo cuidado, porque está todo empapado, y ya me han resbalado las muletas varias veces, conque pasitos cortitos y mucha atención. Ducha y a sentarse en una silla hidráulica, que es un elemento tecnológico que me ayuda a introducirme en el líquido elemento. Pedazo de invento. Sin él podría zambullirme, la verdad, pero la tarea de salir del agua sería harto dura, sin duda.
Hoy no he nadado mucho, porque el último día me encontré a gusto y me puse a hacer largo tras largo tras largo... y he estado todo el finde jodido, teniendo que tomar analgésicos para dormir. Conque hoy ha tocado sesión light, y todo ha ido bien. No he nadado ni veinte minutos, menuda mierda. Pero el cuerpo se tiene que adaptar, y los músculos atrofiados que hacía dos meses y medio que no tiraba de ellos, tienen que despertar poco a poco. En ese caso no hay agujetas, no, hay directamente dolor.
Llega el momento de salir del agua, coincidente con la avalancha de señoronas del aqualoquesea, como enjambre de mosconas -todas con el mismo tipo de bañador de color muy oscuro, así se creen más delgadas y estilizadas, pobres-. Y no pudiendo ser de otro modo, empieza el espectáculo. Había una tomando el fresco justo debajo de la silla hidráulica, y mi limitador le ha tenido que rogar que se apartara. Cuatro veces. Sí. Demasiada paciencia no es buena, la verdad, y a la segunda ya habría que haber accionado la silla para que hundiera bajo el agua a la moscona, que iba con flotador y todo. Lamentable.
Cuando han visto que me acercaba y me subía a la silla, enseguida me he visto rodeado por el enjambre, como si de una atracción de feria o un actor famoso se tratara. Y yo saliendo del agua mecánicamente mientras algunas, lo juro, tenían la boca abierta de asombro!!!
Incluso han seguido investigando, mirando, cotilleando, mientras me he duchado, y me he alejado muy lentamente, a pasitos ridículamente cortos, hacia los vestuarios.
Les he dado algo especial, algo nuevo, algún motivo de distracción. Ello es bueno, y al contrario que mi limitador -quien se ha enfadado por la actitud acatetada de sus congéneres-, me siento feliz y mi karma se regocija en ello.

Klein (II)

Klein sí que tenía futuro. En USA el mercado de la bicicleta no tiene nada que ver con el de España (y mucho menos con el nacional), hay mucha más visión histórica y mucha más pasta en juego, de ahí que marcas pequeñas (Klein significa precisamente eso) consigan continuar saludablemente.

El problema creo que es que Klein es incompatible con el modelo de negcio de Trek. No hay Klein suficientes para vender en masa. Klein era otra cosa. Y si produces Klein a patadas, quizá ya no son Klein.
Todo se podría haber solucionado con una adecuada segmentación. Klein puede vender modelos más asequibles y mantener las Adroit bajo pedido y a la carta. Y si hay una lista de espera de dos años, pues es parte del encanto de una Adroit.
Por otro lado, a Klein le afectó muy negativamente (como a casi todos las compañías pequeñas) la aparición de las suspensiones traseras. Un constructor pequeño sabe un huevo de tuberías soldadura, geometrías... pero de elastocinemática ni puta idea. En este aspecto Klein tenía ventaja al estar en el grupo Trek, ya que se supone que Trek va a poder contratar gente experta en el tema. Pero no fue así, y de hecho Trek ha ido siempre el el furgón de cola en cuanto a desarrollo de suspensiones traseras. Sí, las URT vendieron bien un año, pero cualquiera que supiera de qué iba el tema se daba cuenta que el URT no tenía futuro, a ver qué vehículo lleva el motor en la parte no suspendida (bueno, claro está, los scooters, pero es que son otro claro ejemplo de una puta mierda). Y lo curioso es que Trek fue de las primeras marcas en tener una doble, en 1991.
Así que Klein metió la pata hasta atrás haciendo la bici más URT del planeta, la Palomino, y perdió ese mercado y el halo de bici perfecta. eso fue un gran golpe para una marca con una reputación inmaculada.
Luego lo que vosotros decís: los componentes bontrager, los montajes industriales y no personalizables...
En cuanto a la técnica pura y dura, el aluminio de la serie 9000 no es mejor que el 6061 que utilizaba anteriormente Klein. De hecho, si así fuese, veríais millones de bicis hechas en Taiwan con ese aluminio.
De hecho en materiales no hay secretos: esas historias de alquimistas que cuentan algunos con materiales ultrasecretos desclasifcados de la NASA son patrañas. Si tú quieres hacer una buena bici y tienes suficiente volumen vas a poder optar por la aleación que quieras, es más, cuanto mayor volúmen tengas mejor tubo, sobre todo en el aspecto del trefilado (conificados, espesores diferenciados) te vas a poder permitir.
Porque Easton, Columbus, Deda o los gordos de verdad como Pechiney, Alcoa, etc, te hacen el tubo que quieras.... siempre que pidas suficiente.
Así que las Klein no se diferenciaban por usar un material mejor o peor que las demás, sino por ejecutar el cuadro sin compromisos. Ahí es donde un pequeño fabricante se la mete doblada al gigante que tiene que tirar 200.000 cuadros del tirón.

sábado, 21 de mayo de 2011

American toys



Esto que ven ustedes es mi terminal portátil, mi celular, mi aifón. Se ha convertido en una herramienta amiga, no imprescindible, pero sí parte de mi día a día.
Y, efectivamente, como dice el comercial televisivo, "se tiene, o no se tiene". Y punto.
Como todo, pues tiene sus detractores, y lo entiendo perfectamente, más que nada porque no todo el mundo está preparado para acoger, comprender, compartir y propagar la excelencia de ciertos productos que a menudo nos rodean.
Allá ellos.
A mí me encanta, y eso que nunca fui un tecnoposeído. Pero una vez que tuve un aifón en mis manos, me enamoró directamente. Nada de ese tacto plasticoso de la competencia. Nada de esa natural sensación de falta de calidad de los aparatejos electrónicos demasiado ligeros. Nada de la escasa calidad de materiales habitual en el ramo. De eso, nada, oigan.
El aifón es una obra de arte electrónica que ha abierto muchas puertas a dimensiones desconocidas por el vulgo populacho, y aunque en un principio fuera un algo inalcanzable para la mayoría, hoy, sinceramente, quien no tiene un aifón es porque no quiere. El mío me costó 19 ecus. Ridículo. En serio.
Y uno queda prendado enseguida con la limpieza del diseño, con el reborde en metal auténtico, con el tacto de los botones, con la calidad de su pantalla "Retina", con su velocidad de navegación, con las miles de aplicaciones que puedes insertarle, con lo fácil que es de manejar.
Joder, es guay, coño.

jueves, 19 de mayo de 2011

A vueltas con ello

Esta mañana, aunque llovía, he ido a nadar con mi limitador. Es una sensación rara cuando, después de aparcar el coche en la misma puerta del gim -grandiosa suerte-, comenzaba a chispear y yo, con el bañador playero puesto.
Aún me resisto a equiparme con el Speedo de rigor que otros nadadores llevan con total indeferencia, como he podido comprobar in situ. Pero es que siempre ha habido clases y estilos, qué le vamos a hacer.
Hoy nadé un 25% más que el último día que visité la piscina, y noto que mi cuerpo ha acogido el esfuerzo muy bien.
Cuando llegué a casa hice un sencillo ejercicio yóguico, de una nueva modalidad de yoga que en adelante, y después de breve conversación con mi gurú Carlos -al que me he encontrado en la puerta del gimnasio-, llamaré "Yoga Minimalista", muy adecuado en mi situación física paupérrima: sentado en el borde de la cama, he colocado la espalda totalmente recta, he cerrado los ojos, y he practicado un poco de meditación, comenzando con inspiraciones y expiraciones profundas por la nariz, y luego concentrándome a ratos en mantener la postura. Simplemente eso. Eso es yoga. Es suficiente con eso para recargar las pilas y resetear un poco la mente.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Yoga adaptado

Hay que buscarse las habichuelas, hay que adaptarse a lo que se tiene, o a lo que se puede.
Es por ello que ayer tarde, casi noche ya, una idea cruzó de repente mi calva cabezita, como un pequeño rayo, como un espasmo breve, y medite brevemente sobre la cuestión.
Lo primero es decir que mi cirujano, mi traumatólogo, mi médico, no me permite la práctica del yoga. Pero claro, ¿qué sabe ese señor sobre la práctica de tan milenaria afición?
El yoga es un arte a veces. Otras veces es algo muy muy físico. Para mucha gente es una rareza oriental más, una moda pasajera más propia de snobs que otra cosa. Algunos llegan a comprender la parte mental, otros se quedan con seis y ocho posturitas básicas y para de contar.
Pero el yoga es, además de todo eso y más, lo que tú quieres que sea, es decir, no hay un yoga y punto. Hay tantos yogas como practicantes de yoga. Incluso se puede decir que hay tantas clases de yoga como personas que piensan en "qué coño es el yoga", aunque en su vida hayan practicado una sola asana.
Por ello, yo tengo mi propio yoga, y mi yoga de hoy no tiene porqué ser el mismo que el de ayer, ni mucho menos el de hace cuatro meses, cuando yo estaba en pleno apogeo físico. Tardaré muchos meses, quizá un par de años, en volver a tal estado de plenitud, pero mientras tanto puedo, y debo, enfocar mi yoga en función de mis posibilidades.
Y lo hago. Ciertamente, el abanico de asanas se ha reducido, pero también es verdad que me concentro sumamente en las pocas que hago sentado en el borde la cama, tumbado boca arriba, o simplemente mientras medito en plena consciencia de la respiración -pranayama-.
Y me sirve, ya lo creo que me sirve. Trato de no activar mucho la pierna izquierda, pero el resto de mi organismo se encuentra mejor, se estira y se contrae, y luego se relaja. Mi columna me lo agradece, y mis pulmones, cuello, hombros.
No les pongo una foto, en primer lugar porque no es plan sacar instantáneas mientras practico yoga, y en segundo lugar porque tampoco soy lo que se dice fotogénico.
Un beso a todos y todas, siéntanse libres y felices en este día extraño de viento, nublado y pequeñas minilluvias semitraicioneras.

martes, 17 de mayo de 2011

Un sueño

Anoche soñé que patinaba a toda pastilla por el casco histórico de Sevilla con mi hijo menor, con total dominio de la técnica. Pero alguien me robó el patín y el aifón, y ello me dejó profundamente abatido.

Increíble, ¿no?

Por lo demás, hoy me he levantado con la pierna un poco tocada, consecuencia del esfuerzo natatorio de ayer, sin duda. Ello es bueno, y signo inequívoco de que los músculos salen de su atrofiamiento, se ejercitan, el corazón bombea, la sangre circula. Aún estoy muy, pero muy, lejos de la recuperación total, que me llevará varios meses más, pero sé que mi esfuerzo traerá su recompensa tarde o temprano, es la Ley del Karma Universal, cuyo cumplimiento tantísimas veces se ha demostrado en mi corta vida.

Ayer por la tarde me acerqué a la oficina para llevar unos partes de baja médica, y fui recibido con vítores y algarabía por mis compañeros, supongo que animados por verme con las muletas y no postrado en una triste silla de ruedas. A lo mejor alguno pensó, inocentemente, que me iba a incorporar ya a mi vida laboral normal... Ojalá pudiera, sinceramente, pero no estoy en condiciones físicas. Mi ánimo está en momento álgido, no obstante, y miro a la vida con cara desafiante y alegre. Todo llegará.

Mientras tanto, paso muy buenísimos ratos leyendo a Kerouac, en su magnífica obra "Los vagabundos del Dharma". Ya me gustó en "El Camino" y "Los Subterráneos", pero este librito me va entusiasmando incluso más, quizá por haberlo cogido con otra edad, otra formación, otra visión de la vida. Es fantástico.

Cita

“Vigila tus pensamientos porque se convierten en palabras, vigila tus palabras porque se convierten en acciones, vigila tus acciones porque se convierten en hábitos, vigila tus hábitos porque se convierten en tu carácter, vigila tu carácter, porque se convierte en tu destino.”

O, como dijo Aristóteles:

“Somos lo que hacemos repetidamente.  La excelencia, entonces, no es un acto, sino un hábito”

lunes, 16 de mayo de 2011

El incidente

Ello:


Simoncelli-Pedrosa KO Le Mans 2011 por PlusMoto
Ojo, repito, ojo a los comentarios de Crivillé y al silencio de Nieto, mientras el exaltado del ignorante de Ernest Rivera da sus típicos y peculiarmente molestos alaridos.

Bueno, el video lo han censurado... tendrán que buscarlo en yutuf o similar, yo ya es que paso. Pero extraña el poder que tienen algunos en los medios, es alucinante!!


Yo lo tengo muy claro, en serio.
Lo primero es que no me dejo llevar por chauvinismos nacionalistas, y menos en lo deportivo, por favor. Por ello, alguna que otra vez se me ha echado en cara que animara a pilotos extranjeros en vez de al insulso Crivillé -que no sabe ni hablar-, del prepotente y quejica Sete -menos mal que ya se retiró a cosas más propias de su linaje de rancio abolengo-, del egocéntrico Lorenzo o del penoso Dani Pedrosa.
Aunque también es cierto que Marco Simoncelli, a pesar de su nombre de actor jolivudiense, tampoco fue santo de mi devoción. No obstante, desde el primer momento, desde la imagen emitida en directo, no tuve ninguna duda de lo ocurrido en la ese de Le Mans ayer.
A Marco le costó media carrera dar alcance a Penosa, que en ese momento iba en segundo lugar después de no poder seguir el ritmo de un desenfrenado Casey Stoner. Y lo alcanzó precisamente en una zona del circuito que se le daba mejor que al español, y lo sabía. Por ello no dudo un sólo instante en metérsela bien doblada. Tanto, tanto se la metió, que a Dani le dolió hasta el pecho. Una hincada de esa profundidad no podía tener otro efecto en la infantil mente de Penosa que el querer devolvérsela en la siguiente curva.
No, hijo, no. Tú te estás jugando el Mundial, hay que pensar un poquito con la cabezita, que es esa cosa pseudoesférica que va dentro del casco, y darte cuenta de que quedan quince -ojo, 15- vueltas para el final. En realidad, yo creo que Marco venía con mucho ritmo, con mucha seguridad, con mucho control. Y creo que Penosa venía a menos, sobre todo después de comprobar que no pudo seguir a Stoner y se le escapaba irremisiblemente.
La cosa es que quiso aprovechar el potencial de su magnífica Mojonda y le sacó unos metros por aceleración pura a la salida de la curva del escarnio, pero Marco lo tenía todo preparado, mascado y trillado. La siguiente curva era, en realidad, una curva doble de izquierda-derecha, y la trazada verdaderamente adecuada es la que Marco realizó: llegar hasta el final lo máximo posible y tirar la moto hacia un ápice tardío para quedar bien colocado de cara a la siguiente contracurva. Es fácil de entender si alguna vez has montado en moto. Es lo mismo que en la curva Michelin del circuito de Jerez, pero al revés.
Marco apuró la frenada más que Dani, entre otras cosas porque su momento de iniciar el giro fue mucho más tardío. Dani quiso colarse por dentro, pero de repente se dio cuenta de que iba coladísimo, ya que no había hecho la trazada larga de Marco, y cuando quiso reaccionar fue demasiado tarde: se había comido la curva con papas, jamás iba a entrar ahí, y hueco había. De hecho inició la tumbada y giro, pero tuvo que levantar la moto porque iba pasadísimo y se estrellaba con Marco porque no era capaz de meter su moto en el hueco -hueco que, insisto, existía-.
La cosa pudo haber sido más grave si llega a tirar a Simoncelli y lo lesiona, más que nada porque la hostia que le puede meter Marco a Dani pudiera ser más o menos cojonuda.

Pienso que Dirección de Carrera se ha equivocado, igual que la paupérrima y partidista representación periodística televisiva, presionada por los númeritos de Lorenzo y Stoner de las últimas semanas. De hecho, deberían haber sancionado a Dani por su agresiva acción -aunque en el pecado lleva su particular penitencia-, igual que a Lorenzo por su "toque" a Dovizioso, sin ir más lejos, que se ha ido de rositas. Ahora Lorenzo calla cual puta, y Stoner está más suave después de su multa de 5.000 dólares por el puñetazo en la espalda a Randy de Puniet -puta maricona de mierda, por la espalda le dio, que asco de tipo-.

En fin, aquí dejo mi visión del incidente. El tiempo pone a todo el mundo en su sitio. Marco lo hizo bien, Pedrosa se equivocó, Lorenzo la cagó, Stoner es un vacila que no tiene media hostia y toda la fuerza se le va por la boca -cualquier día le metén un buen bofetón, ya lo veréis-, y Rossi logró un merecidísimo podio, la luz al final del tunel de Ducati.

Un beso a todos, y no se me enfaden, por favor, si no están de acuerdo con mi juicio: ya saben que estoy un poco desquiciado.

Última hora: parece que Penosa ha hablado, y nada menos con la siguiente joya: “Simoncelli me adelantó, le pasé de nuevo y yo llevaba la mejor trazada. Se ha lanzado hacia mí soltando los frenos y no he podido hacer nada”, afirmó.

Joder, este tío me tiene que decir qué coño fuma en sus ratos libres, porque Simoncelli debe ser el único piloto que es capaz de lanzarse desde el exterior hasta el interior de una curva y provocar la caída del que va por dentro...  MUAHAHAHAHAHAHAHAHA!!!!!!!!

Última hora 2: también Lorenzo se despacha a gusto en su medio favorito, añadiendo que ""En mi opinión se quedaron bastenate cortos, deberían haberle sancionado mínimo una carrera (como me hicieron a mí en Motegi 2005)...", exclama el piloto de Yamaha en su cuenta oficial de Twitter, recordando la sanción que recibió en el GP de Japón de 2005 por "causar daños a otros pilotos" en carrera -una caída de Alex de Angelis-, que le impidió correr ese año en Malasia. Sin embargo, el piloto de Mallorca no se queda ahí, y señala posteriormente que "aunque lo más logico (y equivalente al daño causado), sería no dejarle correr hasta que Pedrosa estuviese al 100%". A continuación, se permite decir, respecto de su colada con Dovi, lo siguiente:  "Mi acción con Dovi fue muy justa y me arrepiento de haberla hecho, nos podíamos haber caído los dos. Por eso intento evitar al máximo estas acciones aunque las pueda hacer por ajustar mal la frenada", concluyó.
O sea, cabronazo, ¿cómo es que ves la mota en el ojo ajeno y no la viga en el tuyo propiooooo?

Última hora 3: Marco ha declaro esto: "No me gusta, pero no siento que haya hecho nada incorrecto", dijo el italiano. El transalpino explicó así la maniobra: "Me pasó en la recta, cuando frené yo quería pasarlo por fuera y frené más tarde que él. Mi velocidad era más alta que la suya, así que le pasé y le dejé un metro para hacer la curva", explicó. Simoncelli añadió: "Vi que tenía un problema en su freno y se fue largo y me tocó en la espalda y chocó, y no pudo hacer la curva". "Me tocó el mono", abundó. Atención a lo que he subrayado, que es precisamente lo que yo defiendo en mi tesis. También dijo: "Estoy muy apenado por el accidente y por el resultado porque de la segunda plaza he ido a la sexta", agregó. "Es mi falta, pero lo que no me gusta es que he sido penalizado por la polémica de Estoril (en el Gran Premio de Portugal) y de aquí", argumentó. Anunció que, en la próxima reunión de la Comisión de Seguridad, tratará de explicar su acción.


Simoncelli, en una rueda de prensa.
Seguro que está pensando en lo que se le viene encima...


Inside Chain Reaction Cycles

Yo compro material ahí desde hace años, no sólo por sus buenos precios -que de por sí podría ser el único y verdadero motivo, la verdad-, sino porque tienen prácticamente de todo. Y nunca me había preguntado cómo estaría organizada la tienda físicamente.
Chain Reaction Cycles es la mayor tienda virtual -on line- de Europa, y después de ver el video, se comprende porqué:

sábado, 14 de mayo de 2011

varios

George Clooney and Brad Pitt





Reborn: avanzando

Avanzando, surcando la calle número uno de la piscina del barrio. Ese era yo ayer por la mañana. Por fin pude tener algo de actividad física, aunque en principio fue bastante moderada por tratarse del primer día.
Eso de la natación nunca fue de mi preferencia, lo considero un aburrimiento. Pero en este caso tengo una fuerte motivación personal, sin duda, de modo que nadé durante un buen rato.
Unos cuantos largos estilo libre, tratando de no menear mucho la pierna izquierda. Ello es del todo casi imposible, porque cuando uno nada se produce una sincronía, como un todo, sí: si lanzas el brazo izquierdo, ese movimiento debe contrarrestarse con una rotación del tronco y una patadita de la pierna derecha, y así sucesivamente. Es inevitable en pro de la eficacia biométrica -¿?-.
Una vez que el limitador se agotó, para lo cual no hizo falta mucho -y eso que ella se ayuda de unas aletas-, me dirigí hacia la sillita hidráulica que me saca y me introduce en la piscina. Y anduve, oigan, anduve.
Gracias a que la piscina tiene una profundidad de 1'40 metros en toda ella, me dirigí andando, no nadando, hacia la hidrosilla. Fue una experiencia muy gratificante, y me llenó de orgullo y satisfacción comprobar que no he perdido la capacidad de avanzar usando únicamente mis piernas, dejando de lado la sillita de ruedas o las muletas que últimamente forman parte de mi existencia.
Con no poco dolor, porque tuve que utilizar músculos y ligamentos que han estado dormidos durante dos meses y medio, avanzaba lentamente entre las calles, atravesando el lugar. La parte posterior del muslo, algo en la rodilla, y el atrofiadísimo glúteo se quejaban indudablemente, pero mi cara estaba cruzada por una inevitable sonrisa. Andaba, caminaba, y no era tan difícil.
Qué magnífico descubrimiento.
Ha sido un buen modo de comenzar un fin de semana que, de otro modo, sólo hubiera sido un finde más, sin pena ni gloria. Eso está bien. Los cambios son buenos.
La aceptación también es buena. Hoy, en la cama, antes de levantarme, me he dado cuenta, de repente, que he aceptado a mi nuevo muslo izquierdo. Es diferente, y lo será ya para siempre, pero hasta ahora me he rebelado contra ello, sin darme cuenta de que no puedo hacer nada por evitarlo. Seguramente quede más corto que el derecho, técnicamente llamado "dismetría", pero nada grave según mi cirujano. Y ahora, si lo comparo con el muslo sano, que ya va tomando forma y recuperando su musculatura original, se ve al izquierdo deforme, canijo, con bultos y hoyos, lleno de cicatrices, con la rodilla inflamada, sin fuerza y con dolor muscular a tutiplén. Pero ESO ES ASÍ, tiene que ser así, es señal de que todo va curando y con el tiempo irá poniéndose mejor y mejor, mi convencimiento es total porque veo avances cada día. Quizá por eso lo acepto.
Y con la aceptación llega la calma, el descanso, la relajación, la felicidad. Algún día llegaré al nirvana, fijo.

Mientras tanto, les cuelgo la imagen positivada de este maquinón:

Un día cualquiera

Hoy he acompañado a mi buen amigo Joseantonio a Sevilla, pero hemos ido en mi coche, más que nada porque lleva mes y medio parado y, al igual que los músculos que no se usan se atrofian, las máquinas se estropean.
Diré aquí y ahora que yo mismo o he conducido un ratillo, por sentirme vivo, por sentirme dirigir algo. Ya ven con qué poco me contento últimamente, pero me reconforta sentarme a los mandos y notar como el artefacto responde a mis órdenes.
Destino del viaje: Desmosevilla, que es el concesionario Ducati más cercano.

Eso, para que nos entendamos, es como llevar a un ludópata a Las Vegas, y no a casarse precisamente!!

Pero me he mantenido fuerte, frío, paciente, incluso amable y hasta simpático. Un sitio como aquél, con tanta belleza mecánica repartida por cada uno de sus rincones, es digno de visitar por cualquier amante de la velocidad, de las motos, de la belleza como concepto, en resumen: de la vida. Uno no puede permanecer impasible cuando se planta con las muletas en medio de tal colección de flores llenas de tecnología, ideas geniales, ingeniería hábilmente aplicada...
Es obvio que mi paja mental puede retroalimentarse hasta el infinito y más allá, pero, oh amigos, ¿quién no se descubre ante obras maestras de tal calibre?
Hay muchos fabricantes de coches deportivos, más o menos minoritarios, incluso artesanales. Sí, algunos son muy buenos, otros tremendamente eficaces en conducción realmente deportiva. Abundan en algunas ciudades, la verdad, e incluso yo me pregunto porqué hay tantos deportivos radicales en la calle, fuera de su ámbito natural -que es el circuito, o la retorcida carretera de montaña-. Da igual cuestionarse ahora tales menudencias -el gato es mío y me lo follo cuando quiero, te puede contestar el carroza a los mandos del Lambo Murciélago que se pasea por Huelva todos los domingos-. Pero una cosa es innegable, y es que todos, grandes, pequeños, mujeres, hombres, niños, ancianos, aficionados al motor  y jugadores de ajedrez y brisca, todos ellos sienten algo cuanto ven pasar un Ferrari, sea cual sea el modelo. Un Ferrari será caro, poco fiable, de macarra de discoteca, de traficante, sí, sí, lo que usted quiera. Pero todo el mundo reconoce a un Ferrari cuando lo ve, y siente respeto y emoción por la obra bella y bien hecha.
Una Ducati igual. Se distingue desde cientos de metros de distancia, y no sólo por su color rojo. Su sonido es especial, hasta su tacto es diferente.
A continuación hemos cruzado la calle, a la acera de enfrente, en serio, y hemos entrado en el concesionario Triumph, donde se constata, una vez más, que las comparaciones son odiosas. No diré más sobre esta rancia marca.

Y ahora, para terminar, os pongo una foto de Hans, haciendo una de las cosas que más me gustan, y el tío lo hace hasta con estilo:

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lunes, 9 de mayo de 2011

reborn: nueva revisión

El pasado 18 de Abril sufrí un raspado/cepillado en la mayor de las heridas quirúrjicas que, hoy por hoy, adornan mi peludo muslamen. Diez centímetros de cicatriz, profunda y gruesa, son el mudo testigo y prueba fehaciente de la intromisión en forma de metal que inunda mi extremidad.
Pero también, con aguja de grueso calibre, se tomó una muestra para conveniente y posterior cultivo, y hoy, precisamente hoy, tuve consulta con mi cirujano, el señor doctor E. Belascoain, quien, con gran sorpresa, estaba de excelente humor e incluso se permitió hacer un chiste -predecible y tan malo que no lo contaré aquí-. Me confesó que su humor iba en consonancia con el estado físico de sus pacientes, lo cual me elevó el ánimo.
Bueno, al turrón: dos o tres novedades. La primera es que la famosa infección que me llevó a urgencias el 18 de Abril fue motivada por un ser microscópico denominado pseudomona aeruginosa, un hijoputa de mucho cuidado. Un "bicho hospitalario", según el señor doctor, o sea, que lo pillé durante mi estancia en la 320, o peor aún, en mi paso por el quirófano. Sea como fuere, las señales fisiológicas de mi privilegiado cuerpo indican que ha sido eliminado todo rastro de ello, aunque me ha recomendado que esté totalmente alerta porque el bicho es conocido por su resistencia y perniciosas consecuencias podrían derivarse para mi bonita inserción de titanio.
Quitando esta minucia, ya puedo dormir sobre el costado izquierdo, ya que los fragmentos deben estar suficientemente cohesionados para ello... Y puedo practicar deporte, sí, por fin. Pero sólo puedo nadar. ¡Menudo aburrimiento! Joder. No me deja hacer bicicleta estática, como yo le he sugerido, todavía es demasiado pronto. Quizá después del 27 de Junio, fecha de mi próxima cita, en la que me extraerá los dos tornillos que sujetan el clavo al hueso por su punto más cercano a la rodilla.
Pero algo es algo. Hacer ejercicio es la meta, y siempre se ha dicho que nadar es muy bueno para todo, menos para los hongos de los pies. Ejercicio físico significa que la sangre circule a mansalva por el organismo. A más sangre circulando, más pronta recuperación. Mañana mismo me apunto al gimnasio de al lado, uno un poco pijo, pero tiene pisci, que es lo que importa.

Perdonen ustedes el transcurso de tantos días sin novedades blogueras -¿existe tal vocablo?-. Mi cabeza está llena de ideas y nuevos proyectos, y estoy embarcado en la lectura de interesantes libros que me roban todo el tiempo.

lunes, 2 de mayo de 2011

Piloto!! (2)

Mientras escucho a Tim Booth (interesados pueden investigar un poco, y se encontrarán con un autor tan desconocido como fantástico) por los auriculares del iPod, y con las retinas todavía impresionadas por la lección de pilotaje de Dani Penosa, quien parece ser cada vez un poco menos penoso, la lección que dio ayer en Estoril, no puedo dejar escapar un solo momento más sin escribir un poco más sobre nosotros, los pilotos.



Nosotros, los pilotos, vamos por la calle paseando con el limitador y los críos, y escuchamos un rugido, o aullido, o bramido, y tenemos que girar la cabeza. Es algo compulsivo, no podemos hacer nada por evitarlo.

Pero no somos "moteros", ni siquiera "motoristas", no hay que confundir churras con merinas. Quizá, de entre las numerosas tribus de dos ruedas, con la que más se nos puede identificar es con la de los "quemados", pero tampoco es exactamente eso.
El Piloto se nace, no se hace. Uno lo es, y punto. Y lo es con la moto, con el coche, con la bici, con los patines... con todo aquello que tenga ruedas y sea susceptible de alcanzar un mínimo de velocidad.

Es el gen, el puto gen. Algunos se resisten, intentan colgar el hábito, colgar los guantes, pero no hacen sino engañarse, sin duda.

Y el Piloto tiene sus rituales: arranca la moto, y mientras se calienta se pone el casco con cierre de doble anilla (si no, no es digno de un piloto), luego los guantes, luego hace unas mínimas comprobaciones de temperatura, aprieta el embrague un par de veces y finalmente engrana la primera y sale suavemente. Es la parafernalia, obligatoria, fruto de la experiencia, de años de motazos por aquí y por allá, de irse labrando y curtiendo ese duro pellejo de piloto, de pasar un calor horrible en verano, de mojarse y helarse en invierno, de limpiar una y mil veces la visera del casco, de engrasar la cadena, y tensarla, de comprobar la presión de los neumáticos...

Y la llegada al bar: un par de acelerones en vacío, cuidado que acabo de llegar; y apaga el motor, se quita los guantes, el casco, pone la pata de cabra y comprueba que está bien puesta; y vuelve a comprobar que todo está bien mirando para atrás cuando se empieza a alejar de la moto. Y se sienta, obviamente, en un sitio desde el que pueda vigilar debidamente a la máquina, y ¡ay del que ose mirarla mal o tocarla!, aunque sea una puta mierda, pero, qué coño, es tu puta mierda.

Y un día, en la reunión de colegas que usan la moto para sentirse libres y realizados y felices (me niego a llamarlos moteros, no se trata de eso), en tu pequeño aquelarre de pilotillos de tres al cuarto, miras a tu alrededor y te das cuenta de que cuatro de los seis que estamos allí, tenemos hierros varios en nuestro cuerpo por causa de ello. Y nos importa un carajo. Ahí estamos, comentando la última curva del último GP, o el último modelo de MV Agusta, o rememorando algún pique glorioso. Al más puro estilo Joe Bar Team.

Y yo, callado, en silencio, en este sillón del salón de mi acogedor hogar, me pregunto si lo mío es normal, si esto acabará algún día, y también me cuestiono que porqué tiene que acabar. ¿O qué? ¿Ein?

Post Scriptum: esta mañana mi hijo ha ido a comprar el pan, él solo. Le he dado unos euros para que me trajera la revista Solo Bici, y le digo expresamente "si no tienen la nueva, no me traigas nada, eh". Y se ha presentado con el Motociclismo. ¿Será cabrón? Y yo ahí, con la baba que se me caía, viendo la nueva Tuono, y de repente me encontré repasando la lista de precios de las motos nuevas. Si es que no puede ser.