viernes, 29 de septiembre de 2017

Cita:

Menudo epitafio, eh




Afición

Este señor, de nombre Buló, conocido en Zaragoza, tiene 72 años. Esta es su segunda 999. Vendió la primera con 90.000 km. 
Cuando las rutas son bastante largas, dice, se me cansan las muñecas. 


👏👏👏👏👏👏👏👏👏

martes, 26 de septiembre de 2017

cita:



Lo que deseamos, lo creemos fácilmente, y lo que nosotros mismos pensamos, imaginamos que los otros lo piensan también.

Julio César

domingo, 24 de septiembre de 2017

El ritmo (the pace)

El concepto que tenemos los motociclistas ibéricos sobre "ritmo", no es desde luego el que tienen los anglosajones. Ellos llaman "the pace" a eso que es algo difícil de adquirir, y que sólo tras años y años y años de pasar una y otra vez por las mismas rutas uno es capaz de conseguir.
Yo mismo soy capaz de ir desde Beas hasta la venta del cruce de Santa Ana sin tocar una sola vez el freno, a un ritmo tal que me permita circular con alegría en las curvas (sin morirme del aburrimiento) y sin el estrés de tener que abrir el mango en las rectas. Este es un concepto que los jóvenes tardan en adquirir.
A la juventud le hierve la sangre, y por lo general, además, llegan al mundo de la conducción "deportiva" en carretera con poca experiencia. Y lo que es peor, ni si quiera son conscientes.

Pero es que además, últimamente también lo veo en gente de más edad.

El mundo de las superdeportivas de calle está muy apagado desde hace unos años ya, y ahora lo que se estila con motos naked (que casi casi que son motos deportivas de manillar ancho y sin carenado) y sport-turismo de altos vuelos, máquinas seudotrail de carretera, potentes, grandes, con mucha electrónica y chucherías. Y es que, encima, son bonitas las jodías!!!

Este ha sido el fin de semana de apertura de la venta tras las vacaciones, y aunque yo soy más de sábados, he salido hoy, domingo, para dar una vuelta antes de ver las carreras en la tele.

La venta estaba atestada, pero he encontrado sitio en una mesa con Glenn Dawson y su novia, una pareja muy aficionada a la moto, que me reconocieron que cogieron la moto viernes, sábado y hoy también. Tela. No ganarán para neumáticos y gasolina. Glenn es simpático, extrovertido, muy rubio y de piel blanquísima, y extremadamente hablador con su acento peculiar. Como todos los australianos.

Se hacía tarde, era hora de volver si quería ver las carreras en directo, de modo que me puse en marcha tranquilamente, dejando a la rubia italiana tomar temperatura. Fui avisado por algunas motos que me crucé de que la GC estaba apostada más adelante, así que fui en modo conservador hasta que me los encontré en medio de una curva. Habían parado a un coche y le estaban multando.

A partir de ahí ya me animé un poco más, siempre con el ritmo presente. Un par de pastillazos y poco más, pero muy divertido porque ha hecho un día precioso y con muy poco tráfico para ser domingo.

Después de pasar Zalamea tiré, como siempre últimamente, hacia Berrocal, justo tras un grupo de ocho motos. Cuando me pasa algo así, maldigo mi suerte, porque por regla general, y tratándose de la carretera que es, es raro que yo sea capaz de ir cómodo detrás de un grupo así, con un par de CBR900, tres naked, dos GS1200 y una multistrada, estas tres últimas con maletas, altillo y pasajero. Bueno, tenía unos 15 km para quitármelos de encima antes de llegar a la zona buena de curvas.
Pero yo no esperaba que fueran como iban, claramente encima de lo aconsejable y recomendable para la carretera que pasa junto a Membrillo Alto y Bajo, y después por Marigenta, con multitud de curvas ciegas y en la que yo me he encontrado cabras, perros acostados, ancianos paseando, coches cruzando entre fincas...
Eso sólo podía indicar una de estas cuatro cosas: son unos putos inconscientes, no conocen la carretera y sus características, no tienen ni idea de ir en moto, o todas las anteriores a la vez. Sea como fuere, estaba claro que no sabían andar. Y hablo de ocho motociclistas que se aventuran, en un grupo tan heterogéneo, por una carretera ratonera, retorcida y muy técnica.
Como me di cuenta del percal muy pronto, a la primera de cambio me quité de enmedio a las deportivas y las naked (que iban con pantalones y cazadora de ruteros, no con mono deportivo). Los de las motos gordas con pasajero y armario empotrado parecían ser más experimentados... en ir en línea recta, acelerar mucho y frenar tarde. Qué mal rato pasé hasta que los adelanté a todos!!!!!

Cuando ya sólo me quedaba uno, el de la Multistrada, en una bajada que acaba con un cerrado y escondido garrote de derechas, avisé de tal circunstancia con gestos de mi brazo izquierdo a los que venían detrás de mí, pero nada pude hacer con el de la Multi, que, inevitablemente y viendo su modo de conducir, se la comió, viéndose obligado a invadir completamente el carril contrario para redondear la curva, frenando in extremis. Los vi en el suelo, me asusté. Aún así, el tipo seguía tratando de ir rápido, ¿demostrando qué? ¿queriendo demostrar qué? ¿y a quién?
La bajada es larga, y llena de curvas muy muy cerradas con guardarraíles y sin arcén. Claramente el tipo no sabía dónde se había metido. Estaba en una ratonera, y yo, aunque no soy ni mucho menos el gato que espera para dar el zarpazo, me mantenía a prudencial distancia esperando el desastre en cualquier momento. Finalmente, el tipo claudicó, se apartó saliendo de una horquilla y me hizo un gesto para que le adelantara, cosa que ejecuté en el ipso facto.

Esa ha sido la anécdota del día, anécdota que podía haber acabado en tragedia. Conductores así hay a puñados, personas que no son conscientes de su realidad ni de sus capacidades, egos superlativos sin control. Es muy fácil rebasar la delgada línea que separa el placer del desastre cuando uno no va con el ritmo adecuado. Yo he tardado décadas y decenas de miles de kilómetros en todo tipo de motos, para aprender un poco. Y desde luego, soy extremadamente conservador si no conozco la carretera.

Pero si hay algo que la experiencia me ha enseñado es que no puedo esperar que los demás sean y piensen como yo. Sabiéndolo, soy más libre.
Free.

Tumbao

Aprovechando la ausencia del resto de mi unidad familiar este fin de semana, decidí acompañar a Julio y Marisa, que iban a pasar un par de días a Tarifa, la ciudad del viento, la capital europea del kite y el windsurf, lugar curioso y mítico.
Como quiera que sólo tenía a mi disposición el pequeño destechable biplaza, tuve que aprovechar al máximo los 300 litros de su maletero para meter cuatro cometas, una bolsa, neopreno, barra, inflador, arnés, y senté a mi lado a mi tabla twintip. Con esa grata compañía, pasando junto a Facinas, casi llegando al punto de destino, tomé esta imagen que podría tildarse de rancia, añeja, pasada de moda, pero que a mí me gusta encontrar de cuando en cuando en nuestras carreteras:


De Tarifa, ¿qué decir? A mí me gusta el ambiente del pueblo, sus callejuelas y vestigios históricos, la localización. No me gusta su viento. Suele ser fuerte, pero racheado por tener componente de tierra en el 90% de los casos, lo que hace que navegar con cometa sea algo errático, incómodo, sorpresivo e impredecible. Casi cualquier cosa salvo placentero. 
Por eso, prefiero casi cualquier otro destino, y hacía mucho mucho tiempo que no iba. Ayer recordé porqué...
En fin, uno con el tiempo aprende a aprovechar todas las condiciones, y eso fue lo que hice, intenté sacar el rendimiento máximo sin perecer en el intento.

Tras la navegada vino el brunch, porque a las cinco de la tarde no se puede llamar almuerzo. En el chiringuito Tumbao nos pusimos como quisimos a base de nachos con guacamale y salsa agria, y unas hamburguesas recién cocinadas en la barbacoa que estaban usando. Muy rico todo. La única queja es que la cerveza es cara allí, no sé porqué.

Detalle de un cartel junto a las salsas que le puedes echar a las carnes de la parrilla:


Decidí hacer la vuelta perfectamente a cielo abierto, como corresponde al enterismo kiter del que gozo habitualmente, a velocidades moderadas y escuchando música. La noche se cernió sobre mi cabeza.
Si nunca han conducido un descapotable por la noche, deberían. Es una experiencia inmejorable, sobre todo con el clima que nos concede el veroño por aquí abajo.
Pero todo no iba a salir tan bien rodado, no. A escasos 15 km de mi destino, pisé algo en la autopista y acabé en el arcén, junto al poste que señala el km 71 de la A-49, de esta guisa:


En fin, por lo menos iba solo. Eran las 9 de la noche. El proceso de llamar a la aseguradora, llegar grúa, y llevarme a casa terminó a las 23:00. Un final inesperado, pero tampoco traumático. En casi diez años esta es la única avería que he tenido con el pequeño juguete a 4 ruedas con cobertura escamoteable, y realmente, técnicamente, no es una avería..
Por lo menos, Jesús, el conductor que acudió en mi rescate, era un tipo simpático y tuvimos amena charla. 
Estoy contento porque esta pequeña contrariedad no consiguió perturbarme más de la cuenta, estuve sereno incluso cuando una pareja motorizada de la Benemérita paró a verificar que todo estaba bien. Llevé el incidente con serenidad y estoicismo. Sin duda, me hago mayor y temo que voy camino de madurar.
Ya iba siendo hora, digo yo.


domingo, 17 de septiembre de 2017

El testigo

Ayer apareció un testigo, el dibujito de una herramienta, en la pantalla de la Ducati. Está programada su aparición cuando transcurran 10.000 km desde el último reset, y está ahí para recordarnos que toca pasar por la correspondiente revisión periódica. 
Como quiera que yo le hice una mega-revisión cuando la compré, y marcaba entonces 4600 km, no toca ahora otra vez realmente (lo que no quita que yo, de motu propio, proceda a efectuar un cambio de aceite; estos motores funcionan en condiciones duras, pistones grandes que generan grandes inercias, producen mucho calor, y es fundamental trabajar en perfecto ambiente de lubricación; el costo de un cambio de aceite es despreciable comparado con los buenísimos ratos que me hace pasar. Me lo agradecerá en forma de fiabilidad y longevidad, seguro).

Para borrar el dichoso testigo, que no tiene otra función que la dicha de avisar, y por tanto no afecta al funcionamiento de la máquina, salvo lo irritante que puede resultar verlo ahí cada vez que coja la moto, hay que pasar por caja, esto es, por el concesionario: allí le enchufarán una maquinita con la que, entre otras tareas, hacen desaparecer el dibujito.

Pero ya sabemos que hay mucho listillo. Vivimos en la era de la tecnología, la información, internet, software, manipulaciones caseras... y atrevidos que no tienen miedo alguno para meter las narices en temas delicados como la programación de la ECU de un vehículo moderno.

Ya descubrí la existencia de programas de andar por casa para estos y otros fines leyendo en múltiples foros. En foros extranjeros, claro, porque los foros en español son de pena. Hay mucha información en la red, aunque hay que saber leer, comprender, contrastar y descartar.

Finalmente, compré un libro llamado "Curso de desmo meccanica", redactado por un mecánico de San Sebastián especializado en Ducati. El libro es claro, explica todo para que lo comprenda un profano, tiene multitud de fotos y dibujos, da pistas, trucos y consejos, y trata desde las más elementales tareas de mantenimiento hasta complicadas y truculentas cuestiones de equilibrado y puesta a punto de los lugares más internos del motor de nuestras adoradas italianas. 
Claro, no podía ser de otro modo, dedica un capítulo al asunto de los programas informáticos para toquetear, enredar un poco, en el software de las ECUs. 

De las tres opciones que hay, yo me he decantado por un programa llamado IAW Diag, una variación libre sobre otro programa anterior, Guzzi Diag, que puede bajarse libre y gratuitamente. Ocupa poco espacio en disco duro (se trata de un simple ejecutable), su manejo es sencillo, pero lo más complicado pueden resultar dos cuestiones. La primera es que, dado que el programa no es específico para modelos Ducati, sino desarrollado inicialmente mara motos Guzzi, a la hora de seleccionar qué tipo de centralita vamos a conectar, hay que hacerlo en base al modelo específico de ésta, y no de moto. Es decir, no se puede seleccionar "749 2005", por ejemplo, sino que hay que elegir entre un abanico de opciones de Magneti Marelli (que son las centralitas que equipan tanto Guzzi como Ducati). En mi caso, tras leer atentamente el libro referido, y teniendo en cuenta el año de mi moto, aposté todo a que sería del tipo A5AM, con TPS del tipo PF1C. ¡Acerté a la primera!

Lo segundo: el interfaz que usaremos para conectar la ECU de la moto a nuestro PC. Hacen falta dos cables, uno que incorpora un chip para OBD2 y conecta por USB con el ordenador casero, en mi caso un portátil viejuno (llamado interfaz USB KKL); y el otro cable conectará la toma prevista en la moto con el chip lector, que es el mismo que se usa para los coches Fiat y, claro, las Guzzi. Previamente habremos instalado los oportunos controladores en nuestro PC. Toda la información sobre qué cables son, los controladores y los programas de gestión, están en internet y son fáciles de obtener. Los cables los compré en Gran Bretaña y creo que no llegaron a 20 €, envío incluido.

En definitiva, con mucho miedo engancho los dichosos cables al PC y tengo que averiguar con el administrador de dispositivos de Windows qué puerto es el que estoy usando (en mi caso el COM4). Después, con unas pinzitas se conectan a los bornes de la batería para que el chip tenga energía para trabajar, y seguidamente se conecta a la ECU de la moto. Este es un paso peliagudo, porque hubo una remesa de cables que tenían la polaridad invertida, y si se conectan a la ECU de ese modo, se fríe y perdemos toda la información, se queda en blanco, con terribles consecuencias de tener que reprogramarla: caro, lento, y farragoso. Pero sobre todo muy caro. Hay un procedimiento para verificar que los cables están bien polarizados, pero cuando he ido a usar mi polímetro para ello, se ha roto... vaya chasco.
En fin, que me la he jugado:


En esta primera foto ya está todo enchufado. Ahora solo tengo que navegar entre las opciones del programa IAW Diag, que es fácil y ordenado (lo hizo un alemán):


En cuestión de segundos borré el testigo. Se tarda mucho más tiempo en quitar y poner el carenado para acceder a la batería y la toma de la centralita. 
Otras funciones que permite el programa son: resetear el TPS, ajustar CO, comprobar funcionamiento de todas las partes eléctricas de la moto, y también tiene un apartado de búsqueda de fallos que quedaron grabados en la centralita para saber qué funciona mal, y poder borrarlos.

Lo mejor de todo esto es que no dependo del taller oficial para hacer estas cosillas. Soy así más independiente y, en definitiva, más libre.

sábado, 16 de septiembre de 2017

Veroño

Al fin, medio verano-medio otoño. El termómetro llegó a bajar hasta 16º C a la altura de Pinos de Valverde, oh maravilla. Con una temperatura máxima de 26º C llegando a casa, no puedo sino congratularme en modo sumo de una mañana perfecta para dar un paseo en artefacto motorizado birruedado.

Esta vez he ido lo más directo posible hasta la serrana localidad de Galaroza. Hoy he podido salir no tan temprano, no había que buscar el frescor del amanecer, de modo que ya desayuné en casa. En su lugar, en la parada a media ruta me tomé un café, muy apropiado para el objetivo del recorrido, curvas de todo tipo a ritmo ligero.

Tomé una instantánea para inmortalizar el momento de solaz fantástico y casi irrepetible, con ese sol mañanero dándome calorcito. La pena es que quise dar sombra a la cámara... y me pasé:


Amenizado el brebaje con la charla que dos portuguesas mantenían a mis espaldas (qué dulce suena la lengua lusa), y con los comentarios sobre la rubia de dos motociclistas que aparcaron junto a ella sus muebleuve y mojonda respectivas (cosas del tipo "está guapa la Ducati", puaggg), incluso uno se atrevió a acariciar el colín, maldita sea mi estampa!!!  
En fin, supongo que es el precio que hay que pagar por tener esta preciosidad. No me quejo en realidad, la verdad es que se han llevado una alegría estética que quizá no esperaban, conclusión que saco al observar lo anodino de sus monturas. Juas.
Parto raudo dirección Fuenteheridos, subo tranquilo el puerto hasta el mirador antes de comenzar a bajar hasta Alájar, y desde ahí hacia Aracena por una carretera preciosa. Lenta, pero preciosa por lo pintoresco de las vistas que regala. A ratos entre túneles de castaños, pinos, encinas... a ratos mirando de reojo ese quitamiembros que sólo sirve de barrera sicológica para no percibir el precipicio que hay detrás...  Hay que contenerse y no abrir en demasía el mango, peinando con el gas las muchas curvas de tercera y segunda velocidad. El asfalto es correcto en agarre y casi ausencia de bacheado, pero tanta curva ciega y el Sol que se empeña en deslumbrar a estas horas, invitan a ser cauto.
Desde Aracena giro buscando la carretera que me llevará a Campofrío, una delicia de curvas rápidas y asfalto inmaculado. La 749 se muestra impertubable, firme, seria. Quiere más y más, hay que atarla corta si no queremos ir a la cárcel a la primera de cambio. Subidas en curva parabólica, bajadas enlazando rápidas, un par de giros cerrados por aquí, una escalada breve más adelante. El goce, el disfrute, la comprensión de para qué se ha fabricado una máquina como la que me lleva a su lomo en esos momentos.
Riotinto, Zalamea la Real, y a buscar un día más la carretera que me llevará hasta La Palma del Condado. No merece la pena contar lo que hay más allá.
Antes de la gloriosa sesión de curvas enlazadas que un día conté sobre el mapa (137, como ustedes ya deben saber), me vi obligado a hacer una parada técnica para evacuar líquidos procedentes del filtrado llevado a cabo por los riñones. Aproveché esos instantes para buscar un ángulo que no había obtenido antes, aprovechando una profunda cuneta que me facilitó las cosas sin tener que tirarme al suelo:


Conclusión: adiós a los madrugones de los sábados. A partir de ahora me lo puedo tomar con más calma, aunque ya está cerca la temporada de moto de campo, a un mes vista, y habrá que alternar o elegir según las circunstancias.

jueves, 14 de septiembre de 2017

momentos

El desayuno es un momento importante en mi devenir diario, y creo recordar que alguna vez hice mención a ello por aquí.
Huyo de la compañía, que puedo aceptar si es estrictamente necesario y como cosa excepcional. La soledad, cuando es buscada, se convierte en algo placentero. Ese ratito de relajación, de olvidarlo casi todo, para mí no tiene precio. Me siento o me quedo de pie, según me venga en gana o me lo pida el cuerpo; pido un simple cafe solo, o con leche, o largo, o americano con hielo si el clima lo aconseja, y todo ello con o sin tostada. A la tostada, is háyla, le unto no siempre la misma cosa, y también va por rachas. Soy persona de costumbres, pero no tanto.

Y a veces, en contadas ocasiones (si fuera siempre entonces no me llamaría la atención), ocurre algo que supone un plus. Cosas como una conversación interesante entre el camarero y un jubilado que se queja de lo reducido de su pensión, una reunión de madres jóvenes que acaban de dejar a los niños en el cole y cuentan entre risas lo bien que lo pasaron el domingo en el campo, un zapato de tacón que remata un ajustado jean:


Siento que la instantánea no haga justicia al momento vivido, por desgracia. Me gustan los tacones, me gustan los pantalones ajustados, y me gustan las mujeres, no lo puedo evitar. La señorita estaba de espaldas a mí, no pude verle la cara pero tampoco importa con el espectáculo que me estaba dando con esa pequeña parte de su anatomía.


Me encantan los desayunos.

lunes, 11 de septiembre de 2017

twin pulse

Ducati por fin ha desvelado el motor de su futura nueva máquina deportiva, la Desmosedici Stradale, que viene a ser, prima facie y en juzgando en virtud de las fotos e informaciones desveladas hasta el momento, una Panigale con motor V4:

Resultado de imagen de motor ducati stradale

A todos nos ha recordado a la Desmosedici RR de antaño, pero aunque su origen puede ser ese, en verdad es una evolución ligada por ciertas características comunes, pero muy distintos en otras cuestiones.

En su día ya hablé del calado desfasado que Yamaha "inventó" con su cigüeñal Crossplane en la R1 de 2008, una virguería mecánica, casi elevada a la categoría de obra de arte, con la finalidad de igualar la entrega de potencia de un V4 en un motor de cuatro cilindros en línea.
A Yamaha le ha ido bien con el invento, al menos en cuanto al rendimiento en el Mundial de MotoGP.
Para ilustrar la diferencia entre un cigüeñal normal y otro crossplane, vean las siguientes imágenes:

LEADFlat-plane-crank-590x397.jpg
calado normal
crossplane.jpg
calado crossplane
Las explosiones en un cuatro en línea al uso se suceden cada 180º de giro del cigüeñal. No voy a entrar en el orden de cilindros, su numeración, ni temas de distribución de encendido, para no liar más la cosa.
Un ciclo completo de un motor de 4 tiempos necesita dos vueltas del cigüeñal, que son 720º de giro. Cuatro explosiones equidistantes dan como resultado un calado habitual de 0-180-360-540.

Las explosiones en un motor V4 con 90º de apertura de cilindros, se suceden según el siguiente esquema: 0-270-450-540. Esquema que imita el 4 cilindros en línea con configuración crossplane.

Observamos que mientras que en un L4 las explosiones son lineales, equidistantes y distribuidas igualmente a lo largo del ciclo completo de dos vueltas de cigüeñal, en un V4 (y en el crossplane) las cuatro explosiones tienen lugar más cerca entre sí y queda un espacio mayor antes de volver a iniciar el ciclo. Esto promete más capacidad de tracción y un tacto más lleno del motor, más par a un régimen menor de revoluciones, por causa de cuestiones mecánicas que prefiero no explicar aquí y ahora.

Pero dentro de los motores en uve también se pueden hacer calados extraños, configuraciones mágicas del cigüeñal, en busca de ciertos efectos, cosa con lo que Honda ya experimentó en los años noventa con sus famosas NSR 500, y sus laureados y controvertidos motores "big bang" y "screamer". Con el primero se unieron más las explosiones, con el segundo se separaron en busca del comportamiento de un L4. Curioso, ¿no?

Llegamos, por fin, al nuevo motor Stradale de Ducati. La marca italiana lleva desde los años setenta siendo fiel al motor V2, que le ha aportado innumerables éxitos en competición y en la calle. Nadie queda indiferente al tacto, sensaciones y sonido de su motor de dos cilindros a 90º, lleno de par a medio régimen, inagotable capacidad de tracción, y sencillez mecánica. Pero los tiempos cambian, y la demanda de más potencia para competir en igualdad de condiciones parece que ha sido la chispa que ha detonado la fabricación de una motocicleta con una planta motriz novedosa, al menos en gran serie (dentro de los grande que puede ser una serie de esta marca).

Aprovechando lo aprendido en las carreras, Ducati ha emulado su propio cigüeñal desfasado, llamado "twin pulse", porque trata de imitar en la medida de lo posible la forma de entregar la potencia de un V2.
Para ello, con solo girar 70º la muñequilla de uno de sus pares de cilindros, se consigue lo siguiente: 0-90-290-380. Desde la última explosión hasta la primera del siguiente ciclo hay 340º, casi un giro completo, y se agrupan las explosiones en dos conjuntos de 90º muy juntos entre sí, un motor "big bang" en toda regla, denominado twin pulse por motivos comerciales. Se trata así de asimilarlo lo máximo posible por un lado a la moto últimamente tan eficaz en manos de Dovi, y por otro acercar su comportamiento (salvando las distancias) al del sempiterno V2.

Una moto que será más cara, más ancha y más grande en términos genrales que la Panigale, y de la que no está prevista la fabricación de hermanas pequeñas de media cilindrada. Queda pues un poco incierto el futuro de la gama para los aficionados, que vemos cómo pasan por delante de nuestros ojos máquinas cada vez más sofisticadas e inalcanzables.

Predestination

Película de 2014, protagonizada por Ethan Hawke y Sarah Snook, basada en un relato de Robert A. Heinlein (grandísimo autor de sci-fi), "- All you, zombies -" (Todos ustedes, zombis):

'Predestination', la mayor locura jamás realizada con viajes en el tiempo

He de reconocer que supe, después de verla por primera vez el año de su estreno, que era una versión cinematográfica de un libro. Ahora la he vuelto a ver, por cosas de la casualidad y el destino, supongo, y me ha vuelto a maravillar, pero tengo entendido que plasma tan acertadamente lo escrito por Heinlein, y tengo tan vívida la experiencia visual, que me da pereza ponerme a leer la versión original escrita. Tengo ahora mismo varias cosas en cola de lectura, algunas bastante árduas...

¿Qué decir de Predestination? Me gustó entonces y me ha vuelto a gustar ahora, y es imposible que te deje indiferente. Supongo que habrá mucha gente que no sea capaz de seguir su hilo, peculiar historia de viajes en el tiempo, con el trasfondo (o mera excusa del escritor original para hilar los acontecimientos y dar un poco de sentido a la cosa) de un delincuente asesino a base de bombazos, el Terrorista Fallido le llaman. Hay un cuerpo de policía especial que viaja en el tiempo para tratar de capturarlo, o al menos intentar minimizar el daño de sus atentados. Y mientras la historia va y viene en la línea del tiempo, vamos conociendo a Jane, una niña abandonada en la puerta de un orfanato siendo un bebé. Vemos como su vida no es fácil, va creciendo, sufre acosos y decepciones, pero es una luchadora nata y a su manera va medrando. Un día conoce a un hombre con tiene una breve pero intensa relación amorosa, fruto de la cual nace un bebé. Tras el parto le descubren que ella es un raro caso de hermafrodita, y que sus órganos reproductores femeninos han sido dañados en el proceso del parto por lo que le han hecho una cesárea y deciden hacer un proceso por el que pasa a ser un hombre. En su nueva situación de género, se encuentra en un mundo en el que no había sido educado ni preparado para ser hombre, y finalmente acaba dedicándose a escribir artículos en una revista para amas de casa, bajo el seudónimo de Madre Soltera. Toda esta historia se la cuenta en un bar a un camarero que muestra mucho interés. Su mayor anhelo sería poder encontrar al hombre que, en sus palabras, "le jodió la vida", aquél del que se enamoró y la dejó embarazada, para matarlo. El barman le propone llevarlo hasta él... y aquí comienzan a despejarse algunas incógnitas, a aparecer sorpresas, y a cerrarse poco a poco el círculo en un proceso deductivo y de saltos temporales que no para hasta el último minuto de metraje.

Contar más sería desbaratar el misterio, quitar emoción y chicha a la historia, un cuento que es lo más enrevesado en viajes del tiempo y paradojas que se ha creado en el mundo del cine hasta hoy, dejando en bragas toda la saga entera de Regreso al Futuro, mero divertimento de adolescentes a su lado.

El libro quizá algún día. La peli, una indispensable para los amantes del género. La interpretación es excelente y se llevó algunos premios en diversos festivales.

sábado, 9 de septiembre de 2017

Y más.

No es mi intención, ni tampoco se puede pretender, hacer una entrada cada vez que coja una moto. 
Bien es cierto que llevar una Ducati por una carretera de curvas es para mí una experiencia sin parangón, pero es difícil transmitir esas sensaciones una y otra vez al lector que, desde la distancia, se aburre de imágenes casi idénticas repetidamente. 
 No obstante, he de decir que hoy ha pasado algo diferente. Aunque a mí es normal que me ocurran estas cosas, no por ello dejan de hacer cada salida algo, digamos, especial.

Decidí hacer un camino algo distinto al habitual en su primera mitad, ascendiendo por la provincia. Tirar por la carretera que lleva a Sotiel Coronada (dicen que en un futuro más o menos cercano será inundada en parte por una presa que harán en el Alcolea) es algo disfrutón para comenzar la fría mañana a 18º. ¿Fría? Raro, como poco. Cielo casi cubierto y temperatura que contrasta con los días pasados. 
Mientras el estribillo de "Wild Frontier", de The Prodigy, se repite en mi cabeza inexplicablemente, pasado el Cerro del Andévalo me vienen ganas de evacuar líquidos acumulados en la vejiga urinaria, y paro para ello. Me doy cuenta de que es una larga recta. Curioso. Larga recta. No puedo evitar tomar pictograma recordatorio para compartir el momento:


Es una alegoría metafórica tremenda. La recta simboliza todo aquello que uno tiene que pasar para llegar a lo que te gusta de verdad, en este caso las curvas.



Tomar dirección Valdelamusa y coger hacia Oriente en busca de la N-435 por un tramo divertidísimo de curvas lentas y varios puentes (no en vano a este trozo se le llama cariñosamente "la carretera de los puentres"). Una vez en la nacional, subir hasta Aguafría como la última vez que vine con la 749, para desayunar en el mismo lugar:



El tramo hasta aquí ha sido extraño recorrerlo con mucho viento y frío. Lugares donde la hojarasca cubría completamente el carril, sufrir los embates del aire en plena curva, tráfico casi nulo... Ha sido como algo un poco fantasmal, una especie de otra dimensión, un no encajar del todo.
Mientras tomo el café leo la prensa digitalizada en mi pequeño aifón 4 de 2011 (me robaron mi flamante 7 plus hace un par de semanas, sniffffff), y me entero del incendio que asola la zona de La Granada de Riotinto y El Castillo de las Guardas desde ayer por la tarde. ¡Y es que ayer por la mañana yo estuve rodando por aquella zona! Menudo desastre.

Acabo rápido, no me quiero entretener mucho hoy.

Llegar a mi casa y hacer un pequeño mantenimiento en forma de limpieza de los alrededores del tapón del depósito de gasolina. La miro, no puedo evitar soñar despierto. Me tiene enamorado. Sí, se que es un simple objeto mecánico, material, pero me ha robado el corazón.
No es la primera vez que me pasa, me dirán, pero es cierto que estoy disfrutando muchísimo esta máquina, quizá por la conjunción de circunstancias que inundan mi vida en la actualidad. La valoro mucho por lo que es, pero mucho más por lo que significa para mí.

viernes, 8 de septiembre de 2017

Ligera!!!

Uno espera que con el noveno mes en curso la temperatura sea más apetecible, y lo parecía al principio, con rastros de niebla y nubes muy bajas saliendo de Huelva sobre las 8:30. Me alegré de elegir el mono de una pieza en lugar de pantalón de cuero y chaqueta de verano. Pero la alegría duraría poco, justo hasta que a mediodía el astro rey me recordaba que aún estamos en órbita muy perpendicular.

Sea como fuere, e ignorando las sensaciones térmicas merced a la adrenalina (dura droga que hace olvidar todo), sólo me preocupa en esta situación mirar de vez en cuando el indicador de temperatura del motor, en este casi la 690 en modo supermoto. 

Queriendo huir de la rápida vía N-435, me aventuro hacia Zufre con la idea de bajar por la presa del mismo nombre por una carreterilla que llega casi hasta El Castillo de las Guardas. Cierto es que la carretera que lleva hasta el pintoresco pueblo serrano es deliciosa, pero al tomar por la mencionada ruta que bordea en parte a la presa me encuentro con un asfalto antediluviano, que empeora por metros. Llega un momento en que dudo si seguir o no. Aprovecho que veo una fuente-abrevadero en mitad de una curva para estirar las piernas y tirar un par de instantáneas.






Sigo un poco más, pero unos mil metros más adelante, y calculando que me queda bastante para El Castillo, viendo el cariz que toma la cosa, giro 180º y vuelvo a Zufre. Tras este pequeño fracaso (son las cosas de rutas nuevas, exploraciones), que en verdad es un éxito porque he aprendido que ni ésta, ni la carretera que une El Madroño con el pantano de Aznalcollar, son opciones válidas para disfrutar en moto.
Aprovecho para refrescarme y desayunar en la plaza de Zufre, que está en fiestas:



Curioso como en ciertos lugares las banderas comparten espacio, mientras en otras partes son motivo, causa y arma arrojadiza para el odio, la recriminación, el sinsentido y la xenofobia pura y dura.

Tras dar buena cuenta de café y tostada con el obligado jamón (de regular calidad esta vez), vuelvo sobre mis pasos, o mejor y más propiamente dicho, sobre mi rodada, disfrutando del tramo que enlaza este pueblo precioso con la carretera de Sevilla a Aracena, que es una nacional de libro: amplia, rápida, curvas abiertísimas, dobles carriles en las subidas, etcétera. Propiamente un aburrimiento si uno quiere mantener los puntos del carnet y la libertad fuera del hotel previsto en La Ribera...

Llegar hasta El Castillo de las Guardas, tomar dirección Nerva, pero desviarse a la izquierda queriendo alcanzar El Madroño, es tarea fácil. En este desvío empieza el baile, ahí es donde la KTM saca a relucir sus virtudes: carretera con buen asfalto, pocos baches, lenta, curvas cerradas, subidas y bajadas, algún cambio de rasante. MUY EMOCIONANTE. Antes de llegar a El Madroño hay que atravesar una pequeñísima localidad que tiene por nombre "Juan Antón". Curioso, ¿no? Y es en esa minitravesía en la que por primera vez en mi vida, tras saludar a dos viejitos que estaban sentados a la sombra de un portal, no me han devuelto el gesto. Me ha dejado un regular sabor de boca, pero lo achacaremos a que quizá no están acostumbrados a ver tan estrafalario conjunto de moto-piloto.
El disfrute continúa hasta que vuelvo a enlazar con la carretera que va a Nerva. Ahí tienen que bajar las pulsaciones. Nerva, Riotinto, Zalamea, El Membrillo (el Alto y el Bajo), Marigenta, y mi adorada carretera Berrocal-La Palma, que tomo por segunda vez con la 690. Tres o cuatro toques de rodilla al suelo, una estribera que roza. Todo es más delicado con esta moto que frena en un palmo y se tumba con el pensamiento, los cambios de dirección son instantáneos, y su potencia es más que suficiente para este tipo de vías retorcidas en plena Sierra Pelada. Pero la postura de conducción no es la idónea, el asiento está demasiado alto, los pies muy bajos, el manillar demasiado cerca y alto. Es el precio que hay que pagar por la ligereza.
No dejo de pensar en una hipotética KTM RC690, como algunos no dejan de imaginar y desear una nunca desarrollada 690 Adventure. Pero no es justo quejarse, esta moto ha rendido como ninguna, me ha hecho gritar dentro del casco, emocionarme, disfrutar, olvidar el calor, el dolor. Disfrutar.
Vivir.
Libre.
Feliz.

miércoles, 6 de septiembre de 2017

domingo, 3 de septiembre de 2017

Septiembre

Para muchos el verano acaba el 31 de agosto. Pero los elementos son caprichosos y lo mismo llega una tormenta típica preotoñal, o sigue haciendo incluso más calor que los últimos días del octavo mes.
Yo no dejo de hacer mi escapada semanal (si el limitador de velocidad no lo impide), en esta ocasión cambiando un poco el itinerario. 
Es una gran suerte poder elegir sobre la marcha. 
Como es el mes de vacaciones de la Venta del Cruce, habitual lugar de desayuno o café, sigo un poco más arriba hasta Aguafría, donde he parado otras veces hace años. Ni el café ni el jamón de la tostada han sido tan buenos como los de la Venta, pero el precio es el mismo. No son malos, ojo, eh, pero lo otro me gusta más. A cambio, es un sitio más tranquilo, y tiene más encanto el lugar. Pros y contras, como en todo.

La rubia, solitaria, antes de las 9 de la mañana, aguarda a que despache la tostada.
En vez de volver sobre mis pasos, decido continuar subiendo por la misma carretera, y tuerzo pronto a la derecha, dirección Castaño del Robledo y Fuenteheridos. Carretera muy sinuosa y umbría, de esas que en invierno siempre están húmedas. 
Continúo por la general hasta Aracena, y allí ya tomo hacia Campofrío por una bonita cinta asfáltica de curvas rápidas en las que es difícil concentrarse dada la belleza del paisaje. 

Voy prestando atención a la nueva cúpula o parabrisas, más elevada que la anterior, demasiado pareciera, aunque la publicidad del producto habla de sólo 2'5 cm más que la original, a mí me parecen 5 o más. La cambio principalmente por el aspecto envejecido que tiene la que la moto traía.
Al proteger más del viento, soy menos consciente de la velocidad, y supero con facilidad lo aprisa (o despacio) que estoy acostumbrado a montar. Necesitaré un periodo de acostumbramiento.


Llegado a Campofrío, sigo dirección Río Tinto, Nerva, y comienzo a bajar por una culebreante y estrecha carretera que me llevará a pasar por El Madroño y Berrocal, para comenzar mi descenso habitual hacia La Palma en plenitud de goce y albricias.




Dicen que la gama Superbike de Ducati son motos hechas para curvas rápidas, amplias, y de asfalto inmaculado. Yo digo que hay mucha literatura y mucha tontería, y que lo que hay que hacer es andar más en moto y charlar menos en los bares. Ya en mi etapa con la 999, allá por 2003-2004, una de mis frases favoritas era "el movimiento se demuestra andando".

Andemos, pues, y libremente.

Porque...

Alguno me ha preguntado porqué.

¿Por qué una 749? Es poco potente, pesada, fea (!!!!!), vieja, cara de mantener y, encima, del color de los pollos. Todo esto y más se han atrevido a insinuar, válgame el cielo, lo cual no ha hecho sino confirmarme en el camino de la búsqueda del Santo Grial de la conducción deportiva, que no pilotaje.

La respuesta no es difícil, y la expongo públicamente y sin vergüenza:

Entiendo que la prudencia reclama una precaución que debo tener presente, pues debe recaer mi elección no en el que más discurra sobre las leyes de la aceleración sino en el que practique la diversión con la más constante virtud.

A pesar de mi edad, me tengo por joven y por lo mismo vivo expuesto a la violencia de las pasiones y más bien en un estado de instruirme para algún día dominar las prestaciones ofrecidas por una sportbike.


Les cuento que al principio no había reparado en ella a causa de la sencillez y descuido de sus vestiduras, incluso de aspecto modesto, siempre a la sombra de su hermana mayor... mas luego empecé a mirarla con cuidado y no puedo sino advertirle como culpable de esperanzas halagüeñas y me persuade como deudora de mi felicidad en el firme asfalto.

Así lo aconseja la experiencia.

Y punto.


Bola extra:
Alguno recordará quién fue, quién es, el gran Troy Bayliss. Campeón de WSBK por tres veces, una con la 996, otra con la 999, y una última con la 1098.
Hoy me encuentro en su cuenta de Instagram este pictograma de su 999RS, una versión un poco especial, en la que se pueden ver muchos detalles exclusivos y únicos:


Cuando es preguntado sobre cuál ha sido su moto favorita, no lo duda ni un momento:



¡Bravo! No estoy solo, ou yeah!!!!