martes, 30 de abril de 2013

cita:

Si te detienes cada vez que un perro ladra, nunca llegarás al final de tu destino.

Juan Carlos Paz

lunes, 29 de abril de 2013

Demasiado

Es demasiado, en serio. Tengo calificativos más fuertes, incluso aprobados por la RAEL, pero como este blog lo lee mi hijo, no quiero que crea que su padre emplea un vocabulario soez. Pero la cosa tiene muchos huevos, muchos.

Copio y pego la noticia:

Quizas no le conozcais o nunca hayais oido hablar de el, pero es muy probable que os haya salvado la vida en alguna ocasion.... pero, su altruista labor no esta bien vista en su trabajo habitual (es Guardia Civil) asi que desde hace años se le ha puesto todo tipo de trabas e impedimientos para que realizase su labor humanitaria e incluso en el desempeño de su trabajo oficial, hasta que el ministerio no ha encontrado otra salida que declararlo "inutil". Me gustaria saber que verdadero inutil es el que ha tomado esa decision...




Sencillamente me he quedado perplejo ante esta noticia… poco mas puedo alegar salvo darle mis mas sinceras gracias a un “inutil” como Juan Carlos… y que ojalá hubiese mas gente como él…
“Mediante la declaración de “inutilidad”, Juan Carlos queda definitivamente fuera de la Guardia Civil.
Apenas dos semanas después de que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid autorizara la compatibilidad de Juan Carlos Toribio para ejercer de forma altruista la dirección del Departamento de Seguridad Vial de la Asociación Mutua Motera, la Guardia Civil ha notificado a Juan Carlos que ha sido declarado “inútil” para el servicio por el Ministro de Defensa (a instancia del Director General de la Guardia Civil), dejándolo así fuera de la Guardia Civil de forma definitiva.

Juan Carlos Toribio es un funcionario que ha sido condecorado y/o felicitado en más de 60 ocasiones por su valor y labor ejemplar en el desempeño de sus funciones, ha superado las más difíciles pruebas a las que se puede someter a un Guardia Civil, como las del Grupo Antiterrorista Rural (GAR); ha superado los test psicotécnicos de acceso a la Unidad Especial de Intervención (U.E.I.), de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil o de Especialista Fiscal; ha estado destinado en zona de combate en la guerra de los Balcanes (donde realizó misiones especiales por las que también recibió felicitaciones oficiales); ha estado en zona de alto riesgo en los peores años del terrorismo de ETA; ha ejercicio como representante de la Guardia Civil en multitud de actos y conferencias de Seguridad Vial; es Perito Judicial en Accidentes de Tráfico; ha recibido la medalla al Mérito de la Guardia Civil, la medalla de Honor de la Asociación Española de la Carretera y multitud de condecoraciones más que no son más que una muestra del descomunal trabajo que ha hecho Juan Carlos por los ciudadanos de este país y del mundo.

Y esto solo son algunos ejemplos de reconocimientos oficiales, si detalláramos la totalidad de reconocimientos tanto oficiales como de organizaciones no gubernamentales, la lista ocuparía varias páginas.
Resulta sorprendente que en los tiempos que corren, en los que más que nunca si cabe, hacen falta los mejores funcionarios y profesionales del país para sacarnos de la crisis y conseguir que el Estado funcione, el Ministerio de Defensa se permita el lujo de prescindir de uno de los mejores, sencillamente porque resulta incómodo.
No debemos olvidar que el origen de todo está en que Juan Carlos Toribio, conocedor de la realidad, como tantos otros Guardias Civiles que ven y sufren lo que pasa cada día en la carretera, ha tenido el atrevimiento de denunciar públicamente esta situación.

Juan Carlos ha padecido multitud de expedientes disciplinarios por denunciar el mal estado de la carretera, tanto como Guardia Civil, como en sus labores de voluntario de la Asociación Mutua Motera.

Se le prohibió, entre otras cosas, trabajar de forma altruista como voluntario en la AMM en cualquier función que tuviera relación con la Seguridad Vial, expedientes que uno a uno han sido rechazados por los Tribunales, hasta que por fin el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, en sentencia firme, y por tanto no recurrible, ha dado la razón tanto a Juan Carlos como a la AMM, y ha autorizado la compatibilidad de su trabajo como Guardia Civil, con las labores de voluntariado en materia de seguridad vial en la AMM.
Curiosamente nunca se le prohibió pertenecer a la Cruz Roja, de la que es miembro desde hace más de 20 años y donde ha realizado actividades relacionadas con la Seguridad Vial, tampoco se le prohibió ejercer la docencia en el área de “Apoyo Psicosocial a Víctimas”, ni pertenecer a los “Equipos de Respuesta Inmediata (ERIE)”, ambos de la Cruz Roja; tampoco le han prohibido colaborar como voluntario en la Asociación Sabina Blanca de lucha contra la droga, ni en el desarrollo del proyecto “Pacto Social contra la Droga” de dicha organización.
Parece que donde no se denuncian las ilegalidades que se producen en la carretera por las propias Administraciones, donde no se exige la responsabilidad personal de los cargos públicos, ahí, no existen incompatibilidades…
Resulta sorprendente que alguien con semejante currículum pueda ser declarado “inútil”, sí, con este término se expulsa a Juan Carlos Toribio de la Guardia Civil. Un término que, aunque venga recogido en la legislación, resulta a todas luces anacrónico, más propio de tiempos caudillistas, y sobre todo, absurdo, aplicado a un funcionario que durante toda su vida ha demostrado justo lo contrario.
Resulta verdaderamente paradójico que un técnico que en los últimos años, en sus labores de voluntario de la AMM, ha asesorado a todo tipo de Administraciones en el desarrollo de normativa tanto estatal como autonómica y local de seguridad vial, que ha participado activamente en grupos de trabajo claves, como el GT 52 del Consejo Superior de Seguridad Vial, para el desarrollo de planes de seguridad vial para motos que han conseguido reducir en más de un 50 % el número de víctimas mortales en los últimos 5 años, o que ha diseñado y desarrollado equipos de técnicos que han ayudado a Administraciones punteras en materia de seguridad vial a reducir la siniestralidad, sin embargo para el Ministerio de Defensa, y concretamente para la Guardia Civil de Tráfico, resulta que es “inútil” y por tal motivo se le incapacita de forma total y definitiva para el ejercicio de su trabajo como agente de la Guardia Civil de Tráfico.
Señores de las altas esferas, no sé si se han dado cuenta, pero si esto es ser inútil, España necesita miles de inútiles como Juan Carlos. Es más, si esto es ser inútil, yo quiero ser inútil y tener el “privilegio” de que me declaren como tal.

Desde la Asociación Mutua Motera, como organización de ciudadanos de este país, no podemos más que lamentar la pérdida que la marcha de un funcionario público como Juan Carlos, supone para toda la sociedad.
Esta “expulsión” es una muestra más de la decadencia en que está sumido nuestro país. Donde lo importante de un funcionario público para la Administración de la que depende, no es su valía personal o profesional, sino su obediencia, sometimiento y su silencio ante la injusticia de quien debería defendernos y protegernos.
Desde estas líneas manifestamos nuestra más absoluta repulsa a la expulsión de Juan Carlos de la Guardia Civil, a la actitud que han ejercido sobre él en los últimos años y al lenguaje denigrante y añojo utilizado para justificar su injustificable incapacitación.
Los moteros que integramos la Asociación Mutua Motera, mostramos nuestro total y absoluto apoyo al funcionario, compañero y amigo Juan Carlos Toribio Ramos.
Para más información:
Portavoz: Juan Manuel Reyes
Tlf: 902 196 876 y 958 536 655
E-mail: comunicacion@mutuamotera.es

cita:

La única condición para que el mal triunfe es que los hombres buenos no hagan nada.

Del filme Ganster Squad.

surfkite

Velocidad, cortes agresivos, vuelos, piruetas, buenas olas...

Yo me pregunto: ¿tienen loctite en los piés?

el mundo es suyo

Después de la desternillante "El mundo es nuestro", a la par que retrato verídico y realista de lo consuetudinario de la Sevilla profunda, y por ende, de esta España nuestra, pese a quien le pese, parece que amenazan con otro trabajo.
Les dejo el trailer:

la supermosca

Sábado, día soleado, viento escaso, paella cometera y mercadillo con presentación de productos.
Todo ello en Mazagón, Restaurante Las Dunas, asistidos por nuestro compañero eólico Juan, quien nos hizo un superprecio por un ágape que dejó a todos satisfechos desde el punto de vista culinario.

Vista general del evento:
Buena temperatura y ambiente
Fuera aparte, el mercadillo cometero:


Y más cosas que no salen en la toma parcial. Porque a la izquierda había más tablas, y a la derecha se encontraban un par de bicicletas Trek, cortesía de un recién incorporado al mundo del pandorguismo, miembro propietario en proindiviso del Concept Store de Sevilla.
Un par de 29ers, rígida la una, doble la otra.
En mi ya completa experiencia ciclista, nunca conduje una 29er doble, y como la ocasión lo merecía, aproveché la coyuntura para hacer lo propio, pillar una supermosca 100, y darle el trato que merece...

Bueno, aquí ya estamos recién llegados al lugar de comienzo de mi corta pero intensa expedición que, por mor de prisas perentorias y circunstancias chocantes, no pudo extenderse más allá de unos 20 km.
Trek Superfly 100 Al
En fin, lo de llamar cariñosamente "supermosca", o "supervuelo", a este tocho-camello de velocípedo tiene su guasa (guasa sevillana, que dirían algunos). Algunos peros para empezar: la burra era en talla 19, grandecita para mí, aunque no es importante porque uno se sabe adaptar a todo. El cuadro fabricado en aluminio es MUY tocho, desde luego no creo que se parta así como así, y el resultado final, teniendo en cuenta que es el modelo más bajo de los cinco disponibles que hay, resulta al final un poco pesado, más que mi adorada Sawyer de acero.
Todo ello, no obstante, no quita valor a lo verdaderamente importante en una bici doble, que es el funcionamiento de la suspensión por un lado, y la geometría del conjunto por el otro. Lo de los componentes, material de construcción, incluso el peso, todo eso es casi secundario para mí al objeto de una prueba de campo.

Como no van a ser muchos km, le doy cañita desde el principio, y después de ajustar la presión del amortiguador para mi peso, ha quedado con el sag perfecto para mi gusto. La suspensión se mueve un poco a pedalear, pero es necesario mirar la bieleta para verlo, porque si vas sentado no notas absolutamente nada. Otra cosa es pedalear de pie, pero todas las bicis se mueven cuando pedaleas de pié, de modo que me importa un carajo, y yo casi nunca pedaleo de pié, conque me importa aún menos. De todos modos, para aquellos aguerridos que gustan de girar las bielas en postura extendida, hay que decir que tanto horquilla como amorto son bloqueables.
La horquilla tiene un tacto extraño, y no me recuerda al buen sabor de boca de la última Fox que probé, para nada. Tiene un tacto rebotón y poco absorbente (unos días más tarde, al comentar esto con Julen, me confirma que tenía una avería).
De modo que la bici pedalea dignamente, es bastante cómoda, pues para eso están las bicis dobles, para que no tengas que levantar el culito con cada piedrita o raiz sobre las que pasas.


La combinación de colores mola, al menos a mí, y se agradece el esfuerzo por parte de la marca de Wisconsin de darle toques de color por aquí y por allá, como los bujes, la potencia y otros detalles en naranja.
Más detalles curiosos: el extraño guiado de los cables, uno por debajo del tubo diagonal, y los otros dos por encima ¿?¿?¿? Me pregunto cuál es el objeto de esta idea, y me parece impropio de Gary algo así. Como me lo parece también el elegir una transmisión de 3x9, algo totalmente demodé y totalmente ineficaz en los tiempos que corren. Si al menos supusiera un ahorro en el precio final, pues todavía, pero me temo que no es el caso...
No quiero seguir comentando más sobre el montaje, porque lo que me interesa es la experiencia de una doble de 29 pulgadas, pero sí quiero dejar constancia de esos detalles que pueden llamar la atención del curioso ciclista. Por ejemplo, los mandos de cambio SLX son fiables, y me encanta que para bajar piñones y plato se pueda usar tanto el pulgar como el índice. Los frenos, ídem de ídem, Shimano ha clavado la gama 2013, son bonitos, fiables, y tienen potencia y tacto más que suficiente. Las gomas son de mírame y no me toques, eso sí, bastante rodadoras, pero no le vayas a exigir agarre si conduces duro cuesta abajo, o te quieres poner de pié para superar un repecho.

El sistema de suspensión utiliza el ABP:
Este consiste en usar el eje trasero como punto de giro, que se supone independiza la frenada de la suspensión... aunque la verdad es que yo no he notado nada especial. Situar el amortiguador en posición horizontal, en vez de vertical como siempre lo ha hecho Trek, tiene sus lógicas ventajas dinámicas, y yo, la verdad, nunca entendí el porqué ubicar un amortiguador vertical en una bici... pero en fin, yo soy de letras (pero me gusta la física, y las leyes universales que rigen nuestro mundo están ahí para intentar sacar provecho de ellas, no para luchar y chocarte de bruces con fuerzas a las que nunca podrás ganar). Un día de estos, a lo mejor, les doy un poco la brasa sobre este asunto.


Vale, la bici es pintona, pero sus medidas son peculiares, y no me refiero a la talla, que también. Para ser una 19, creo que con una potencia cortita me iría bastante bien. Pero no sé si Gary Fisher ha estado detrás del desarrollo de este modelo en concreto, porque me extrañan algunas cosas, y más después de haber probado otras creaciones suyas y poseer, de hecho, una: ¿por qué esa distancia TAN enorme entre ejes? Si ya una 29er, por tamaño de ruedas, se ve abocada a alargar ese trecho, así como a subir la pipa de la dirección, ¿a qué viene dejar casi diez centímetros de espacio entre la rueda trasera y el tubo del sillín? No lo entiendo. Eso hace que sea poco manejable en el ratoneo, como he podido comprobar por algún revirado sendero.
A la supermosca le gusta más el terreno más abierto, la pista rota, pero sobre todo, le mola mucho la velocidad. Cuanto más rápido, más cuesta abajo, más baches y piedras, mejor que mejor.
Me he encontrado con un nivel de absorción increíble para tener solo 100 mm de recorrido. Supongo que es la mezcla con la rueda de 29 lo que produce esa sensación de bici tragona, pero es alucinante, parecía que iba en mi SXtrail (que daba más de 150 mm), pero infinitamente mejor pedaleando y más ligera en general.
Me pregunto cómo debe ser el modelo de fibra de carbono con una ruedas decentes que no pesen tres kilos, neumáticos dignos de ese nombre, y un cambio de 2x10... lo malo es que entonces nos movemos entre 4000 y 7000 €, algo no muy asequible, y menos en los tiempos que corren...
Con bicis que se mueven como ésta, y su absorción y comodidad, queda claro que no es una bici de competición, ni de maratón, pero tambíen comprendo que desaparezca del catálogo la Top Fuel, porque es que verdaderamente no tiene sentido: la superfly 100 es mejor en todo, así de sencillo.
¿Me la compraría? No, rotundamente. Tiene los defectos comentados de diseño que yo, a estas alturas de mi experiencia vital, no puedo pasar por alto. Una bici de esta categoría y de diseño moderno, hoy día, tiene que ser de carbono sí o sí, con cableado interno, menor distancia entre ejes, y con horquilla Rock Shox.

Por lo demás, es una bici cojonuda, para tomarse las subidas con calma y buenas piernas, esperando el momento de llanear y, sobre todo, de bajar a saco por lo más estropeado y roto que encuentres, donde se encuentra como pez en el agua y me ha recordado directamente a ir con una moto de enduro más que con una bici.

un año

A punto de cumplirse un año desde que comencé a aprender a cometear, esta noche me encuentro con este video. Las señales están ahí, las coincidencias existen, nos rodean a menudo. Sólo hay que tener suerte para poder darse cuenta de ellas, percatarse:

domingo, 28 de abril de 2013

amongst the waves

El viernes, como si de una extraña premonición se tratara, mientras tomaba el cotidiano café antes de partir hacia la oficina, sobre las 7:30 de la mañana, revisando el caralibro, me topé con esto:




MADRE MÍA, pensé. Recuerdo haberlo visto hace tiempo, pero cuándo ni dónde.
El mar, las olas, el viento, el surf, Pearl Jam... menuda combinación.
Sobre las 17 horas ya estaba en la playa con Manu, para que recibiera su primera clase formal de kitesurf, a cargo del gurú del viento. Ya saben que el hombre que susurra a las cometas es el mismo que me enseñó a mí, y aún me guía en mis dudas, corrige mis defectos (que son muchos y variados), y anima a todo el que se ponga delante a disfrutar de ese deporte/arte que es esto de surcar el mar arrastrado por la tracción de la cometa.
Mientras, yo me dediqué a navegar arriba y abajo, intentando inútilmente surfear alguna ola, pero las condiciones no eran las propicias por la orientación del viento y la dirección de las olas... o simplemente por mi notoria impericia. Aún así, mientras mi Julio practicaba el waterstart con ahínco, yo hacía lo propio con los saltos, que poco a poco voy ejecutando con cierto control, lo que me llena de orgullo y satisfacción.
Acabó el día sin contratiempos, y ciertamente cansado después de dos horas con un pequeño receso para comprobar cómo iba Manu, y ver un poco de cerca las evoluciones de Julen.
Llegar a casa, ducharnos, y salir a tomar unas birras fue todo uno, como es propio de un día redondo.

El sábado no fue menos, sino más. Se organizó un día playero cien por cien: el limitador preparó unos sandwiches vegetales y unos bocatas, y nos fuimos todos a La Canaleta cargados con todo tipo de pertrechos y varias cometas y tablas... pero el viento era extraño, rolaba de Norte a Oeste a ratos, y hacía un poco de frío.

Teníamos cita con el maestro a las 18, justo cuando por fin la dirección de Eolo se estabilizó desde Poniente y a unos consistentes 13-14 nudos con rachas frecuentes de 16:


Resultado: Julio hizo tres o cuatro largos bastante largos, remando como un loco, venga a subir y bajar la cometa sin parar, esquivando como buenamente podía las típicas olas orilleras de Punta Umbría, pero lo hizo al fin y al cabo, que es lo que importa. Chapó. Me quito el sombrero, su rapidez en el aprendizaje ha superado todas las expectativas, y preveo inolvidables jornadas entre la espuma de las olas y grandes voladas.
Manu y otra aprendiz empezaron a meterse en el agua con tabla y cometa, y cogen confianza paso a paso.
Y yo, por mi parte, tuve una tarde casi gloriosa. Sólo me faltó un pelín más de viento para que fuera redonda del todo. No obstante, pegué algunos saltos, cada vez más grandecitos y con mayor soltura y seguridad, y practiqué bastante la postura toeside, con la punta de los dedos, que entraña bastante dificultad al principio, pero que creo poder dominar en un par de sesiones más.
Desde las 18 hasta las 20:15 sin salir del agua, sin parar. Todo un récord para mí. Mi cuerpo respondió a la perfección, y la felicidad fue en mí en varias ocasiones. Por supuesto, no dejé de dar los grititos y carcajadas de rigor mirando al cielo!!!!!
Es fantástico las sensaciones que transmite practicar una actividad como ésta, pero más bonito y amplificado es todo si lo haces en buena compañía.
Por la noche, nueva salida a tomar tapas y raciones, con fresca cerveza, y una última copa en casa.

El domingo, con viento Noroeste, fuerte, racheado y frío, lo propio es navegar en la Ría de Punta. Pero no es recomendable para aprendices como Julio, y yo estaba un poco cansado después de la paliza de los dos últimos días. No obstante, para que Julio conociera el spot y viera a algunos fieras en acción, nos llegamos y aproveché la ocasión para tirar unas instantáneas a los colegas:

Juan, sacando provecho del tirón de su Nomad de 7 metros, con un raley desenganchado. Mola.
Luiki, haciendo un giro marcado con los dedos de los pies.
Luiki de nuevo, elevándose grácilmente
A posteriori, un botellín en Los Caracoles, acompañados de gambitas, unas bocas rusas y, claro, caracoles.
Como colofón a todo este rollo/perorata, les dejo este montaje. Se trata de Guincho, justo en la punta de la "nariz" de la península ibérica, el punto más al Oeste. Hace años estuve allí pasando unos días en familia, fue un fin de semana magnífico en compañía de padres, hermanas y cuñados, en la Fortaleza do Guincho, un viejo castillo colgado sobre un acantilado, y desde la habitación, amueblada con muebles que parecían salidos de un episodio de Juego de Tronos, se podían escuchar a las olas rompiendo una y otra vez contra las rocas.
Suele hacer viento, y viento fuerte, allí. Es un sitio, se puede decir, salvaje, y eso precisamente lo hace realmente atractivo:

jueves, 25 de abril de 2013

Wake!!!!!!!!

trail????

Entro en un foro de motos trail, conocido, reputado, de referencia, prestigioso. En el subforo "crónicas", en el que cada cual cuenta sus aventuras, paseos, rutas, quedadas y etcétera, me encuentro un hilo abierto por alguien que relata su experiencia al cambiar de montura. Textualmente reza así:
"Hola a todos,
hace poco tiempo he cambiado de moto. Tenía una TTR 600 ,ahora una KTM 450 EXC. Las diferencias entre una y otra son abismales aunque no me estoy quejando de mi pobre yamaha ya que se ha comportado siempre muy bien con todas sus limitaciones(para mi estilo de conducir) de potencia,suspensiones,peso,maniobrabilidad,... Seguramente sea que la miel no este preparada para la boca del asno,jejeje.
Con la KTM la cosa es muy distinta.
Nada más subirte en la moto notas el peso(el poco peso),la altura,posición del manillar. La arrancas y ya notas otra cosa: la potencia.
Este domingo la cogi por primera vez y flipe con el golpe de gas. También mi impresionó la estabilidad en zonas de barro,la moto iba en una perfecta linea recta y le daba igual que hubiese roderas. Ella pa lante!!!  y pidiendome más gas,jejej . ¡Que divertida es!
Lo único que me hace falta es ponerme más en forma porque no veas como cansa aguantar tanta potencia,jejej

Un saludo a todos"

Mención aparte acerca de la horrible ortografía (me he tenido que poner colirio en los hogos después de leerlo, y eso que éste no es de los peores...), quedo impresionado y a la vez se ratifica lo expuesto hace un par de semanas en este mismo blog.
A ver, este señor tenía una Yamaha TTR600, una buena moto para trail, quizá la última gran moto de una generación de motos refrigeradas por aire y alimentada por carburador.


Una moto con subchasis de acero, capaz de llevar pasajero y/o buena carga de peso en forma de equipaje en su parte trasera (importante detalle para el trail de larga distancia). Motor muy fiable y más que probado, similar al de la famosa XT, o sea, buena cilindrada y potencia comedida, lo que augura facilidad de conducción y longevidad. Suspensiones dignas, incluso lleva Ohlins detrás. Asiento cómodo, peso aceptable, no llega a 140 kg. Hay una versión, la última, que en vez de arranque a patada es con botoncito mágico, que incrementa su peso en unos 18 kg (batería, instalación eléctrica, motor de arranque...). Aún así, buena moto.

De esa, el señor del post ha pasado a una EXC 450...



A ver, creo que algunos no tenemos los conceptos claros. O yo soy muy muy raro y pesado.
Sólo 112 kilos de peso, y posibilidad de arranque a patada y eléctricamente. Ahí acaba toda la ventaja que esta moto pudiera tener para un uso trail... ASÍ DE CLARO.
Su escuálido depósito de gasolina de solo 9 litros no permitirá mucha autonomía a un tragón motor de competición que desarrolla prácticamente diez cv más que la Yamaha con un 25% menos de cilindrada. Son detalles, por no llamarlos directamente causas de fuerza mayor, que encajan a una y otra moto en segmentos totalmente diferentes y prácticamente incompatibles.
La EXC es una moto de enduro, puro y duro. Uno se puede comprar esa moto y, sin hacerle nada, correr en los Seis Días Internacionales de Enduro con garantías de hacer un buen papel. Y KTM le monta un carenado, la atiborra de depósitos extra por doquier y gana el Dakar. Pero eso lo hace KTM, no un aficionado a las rutas y quedadas, porque KTM se puede permitir cambiar motores a tutiplén, como de hecho hace en sus carreras.
Una cosa es clara, en masmolismo gana la KTM por goleada, eso es así. Mola mucho meterte por el barro con la EXC mientras que los demás se van quedando atascados. O surcar los arenales, o pasar a la primera esa cuesta empedrada, o bajar la trialera de la muerte. Mola.
Y llegar con la moto en el carrito a la quedada, y no poder meterla por carretera más de diez km porque te quedas sin culo, o llevar las herramientas y equipaje en una mochila a la espalda, o pasar revisiones por horas de uso en vez de por miles de kilómetros... eso no lo tenemos en cuenta.
Yo siempre digo lo mismo, aquello de "cada uno con su dinero hace lo que da la gana", y nadie escarmienta en cabeza ajena. Ese señor sabrá mejor que yo para qué quiere su KTM, que es una magnífica moto de enduro, pero no para hacer trail por las razones expuestas.
Pero ahí no acaba la cosa, no. Le responden en el hilo con mensajes de enhorabuenas, de olé tus huevos, de viva la Pepa, de "peaso amoto que tas pillao".
Olé.
Olé.
Y olé.
El TRAIL, ese gran desconocido, ese concepto. El concepto.

mYsTiC

Los días más inesperados y sosos, los más aburridos, aquellos en los que uno tiene menos perspectivas para disfrutar de la vida, cuando más envuelto estás en tu rutina diaria de trabajo, idas y venidas, desayuno-almuerzo-cena, a piñón fijo, se pueden convertir en los más maravillosos.

Puede sonar cursi, lo sé. Pero también sé que me resbala cómo suene, o lo que le parezca a cualquier reacio lector que me tilde en estos momentos de moña.

 

El martes fue uno de esos días. Sumido en mi monotonía laboral, que deja poco espacio a la creatividad, por no decir ninguno, y sólo cinco minutos antes de la hora de salida, recibo un mensaje: “17 nudos”.

 

Es que no lo pensé ni medio segundo. Salí a la calle a paso ligero, avisé al limitador de que me iba a la playa por el camino, y en un plis-plás me puse un bañador y metí en el maletero todos los aparejos. En 15 minutos estaba en el agua con el maestro, el hombre que susurra a las cometas, los dos solos con toda una kilométrica playa para nosotros. Está claro que la rápidez de reacción, y la tardía hora del suceso dejó a muchos otros descolocados… pero es lo que hay. Siempre he dicho que quien pestañea, pierde.

En un momento teníamos las cometas en el aire y nos dirigíamos al mar, que presenta ya una temperatura agradable a pesar de no haber terminado el mes de Abril (no me extraña que haya medusas, y algas, y hasta marrajos si me apuran).

Y era un viento anómalo, asurado, impropio del lugar, lo que hace que venga de la izquierda mirando de la arena hacia el mar, lo contrario de lo habitual. Las olas también se formaban en diagonal de izquierda a derecha, y ese cambio de poniente a sur-sureste debió de confundir a las masas de agua, que se aliaron con el fondo arenoso y el espigón que pone coto a La Canaleta, de modo que propiciaron unas olas que, aunque no enormes, si venían a veces bien formadas y rompiendo ordenadamente.

El viento, no obstante, parecía más fuerte de lo que en verdad soplaba, y una vez dentro del agua era fácilmente controlable con la 12 metros… o es que por fin voy aprendiendo, que ya va siendo hora.

Lejos quedan los días de revolcones inesperados, tragones de agua salada, pérdidas tremendas de tabla, pateos interminables por la playa para remontar el barlovento perdido… Aún no cumplí un año desde mi primera clase por parte del maestro, y ya me manejo con cierta seguridad.

Y cuando uno hace las cosas automáticamente y no tiene que estar tan pendiente de la cometa, es cuando comienza a disfrutar, y a mirar alrededor y vigilar qué es lo que viene.

De este modo, esquivo la ola que viene rompiendo para que no me frene, me adelanto a los acontecimientos, preveo las subidas de viento.

 

Empiezo a estar en comunión con el mar. Eso es bonito. Surco veloz los espacios entre olas, y absorbo con las piernas las ondulaciones intentando bombear cuando las bajo para no perder velocidad. Giro y cambio de sentido sin perder el equilibrio: ¡bien! No me salió mal ni una sola vez.

Y a la vuelta hacia la orilla, entonces es cuando vi la luz, lo comprendí todo. Y estaba ahí, siempre había estado ahí, solo que ese era el día, mi día.

Miré atento a las olas que se dirigían en formación, en barra ordenada, en mi misma dirección. ¡Ahora o nunca! Sólo había que esperar el momento propicio, la ola adecuada, primero más pequeñas y dóciles, y al final más grandes y potentes, conforme iba cogiendo confianza.

¡Sólo es agua, no pasa nada! Mamma mía, la sensación de bajar una ola, girar para subirla levemente y volver a cortar escapando de ella. Y así una y otra vez hasta que llego a la misma orilla.

En ese momento me pregunto si el maestro me vio. No por vanidad o exhibición, sino por placer, por que viera que su alumno evolucionaba, se convertía, se hacía uno con los elementos.

Pero él venía haciendo lo propio con su skimmy, sin despeinarse, y cuando llegó a la orilla, nos adentramos los dos de nuevo, en paralelo, juntos, como en una bonita postal, con el sol al fondo a la derecha, bajando poco a poco.

 

Esquivando las mismas montañitas, dando leves saltos con algunas olas, remando al unísono cuando el viento bajaba un poco su intensidad. Y vuelta a empezar, media vuelta y a buscar una ola bonita, uniforme, y con fuerza para que me empuje.

Hacer surf es bello, es una sensación GRANDIOSA, única.

Jamás he sentido algo así.

Y ya he tenido amagos en otras incursiones, como aquella vez en Febrero un par de días después de la ciclogénesis explosiva, en que bajé acojonado un par de olas o tres a velocidad supersónica con la cometa de nueve metros frenada por las rachas de 30 nudos…

Pero el martes fue totalmente diferente. Había control, había verdadero disfrute, había surf. Largas surfeadas de doscientos metros que pasaban volando, en un santiamén.

Y, como siempre, el viento se acabó en el mejor momento.

Siempre, espero, recordaré este día.

 

Aprendí muchísimas pequeñas cosas, y comprendí los porqués, las causas y los efectos, la física, el proceso. El concepto. Y aunque llevo bastante tiempo dando vueltas a ello, sin duda es la meta, el objetivo: surfear cuando vuelves a la orilla, volar cuando te metes hacia lo profundo. No hay más. Ni menos.

 

Ahora sí, ahora pueden llamarme moña, místico, pasado o flipado. No es mi intención serlo, ni tampoco parecerlo, pero es verdad que reí a carcajadas en varios momentos esa tarde, yo solo en medio de la inmensidad marina, y dí gritos de placer. Y más tarde, por la noche, todavía flotando en mi nube de endorfinas, dormí como un bebé.

 

PD: no hay pruebas en forma de imágines estáticas o de sucesión en fotogramas ordenados con un tomavistas, ya que estábamos dedicados a otra cosa.

martes, 23 de abril de 2013

Wrist shot

Pues sí, aunque no se lo crean, esto es una foto de mi muñeca izquierda más o menos escorada, vestida con cierto relor, en la penumbra más oscura buscando un reflejo casi imposible.

Olvido

Fanático no es la palabra, pero sí se le acerca mucho, bastante.
La ciencia ficción fue lo que me enganchó de pequeño a la lectura, sólo quería leer a Asimov y Sagan. Luego vinieron otros, pero Asimov siempre estaba rondando por algún cajón o sobre la mesilla de noche.
Ya crecido, profundicé en otro tipo de lecturas, sobre todo novela histórica y algunos grandes clásicos en lengua castellana, y por supuesto a Shakespeare, inigualable.
Pero la ciencia ficción estaba ahí, iba y venía.

Con la llegada de la era digital, la revolución que se produjo en el mundo de los efectos especiales en la gran pantalla posibilitó ver cosas increíbles, alucinantes.

Llegó una nueva era, todo era posible, todo era plasmable. Cualquier idea, por enrevesada que fuera, tenía cabida y era realizable, y por supuesto creíble por unos entregados aficionados al séptimo arte, cada vez menos arte, y más técnico. El dinero mandaba, porque la tecnología y los efectos cuestan, y mucho.

Y pudimos ver a los superhéroes clásicos remozados y espectaculares, y la trilogía de Matrix y creérnosla, y el mundo azulado de Avatar, y las precuelas y secuelas de innumerables pelis clásicas. Y me dejo mucho en el tintero, más que nada para no aburrirles en demasía.

Y ahora llega Tom Cruise con este nuevo trabajo para su mayor gloria y boato, como viene siendo habitual en los últimos años:


Empezaré con un pequeño comentario acerca del actor protagonista, el nombrado señor Cruise, quien antaño fuera nominado hasta tres veces a obtener el Oscar. Pero veo, un poco decepcionado, que se ha autoencasillado en un papel, un monotema, algo que te deja con la sensación de deja vue. Porque uno ve Oblivion, y ve cualquiera de las varias Misión Impossible, o Noche y día, y ve al mismo personaje una y otra vez. Vemos a un tipo cuyo nivel de expresividad es equivalente a la capacidad de expresión de una coquina.

¿Por qué? Acaso ya pasa de reconocimientos, piensa que ya a demostrado lo que tenía que demostrar, y va directamente a lo fácil, lo más llamativo para las masas, y lo que desde luego le proporcione mayores y pingües beneficios. Es una opción. Y si es por eso, creo que se equivoca de todas todas.
Este año cumple el señor 51 tacos, y creo sinceramente que lo mejor que nos puede ofrecer está por llegar. Cosas como Eyes Wide Shut, o Collateral están ahí, en su currículum, y no se puede negar la evidencia: cuando quiere, puede.

Pero vayamos a Oblivion, y empezaré esta vez por el final: la peli me ha gustado, bastante, mucho. Un ocho sobre diez puede parecer mucho, pero es que hay que tener en cuenta lo poco que hay de calidad alrededor, y eso da más mérito a algo medianamente decente.

Durante media película se nos muestra lo que queda, o parece que queda, de la Tierra. Se esboza alguna tímida explicación, pero tampoco se dan muchos detalles. Bueno, en ese momento no importa mucho. Pero cuando uno acaba de ver el filme completo comprende porqué se trata así esa cuestión.
Pero más o menos a mitad de peli, la cosa empieza a girar, a tornar, y cada poco rato se producen más y más novedades, y más sorpresas, y todo o casi todo son recursos que ya hemos visto o leído en obras anteriores de este mismo género. Aún así, está bien enlazado, no hay apenas fallos, y lo mejor es que es fácil de comprender y de seguir.
No es como cuando el Arquitecto contaba el problema de la "anomalía" en Matrix Reloaded, escena que conviene ver varias veces para pillar bien el concepto.
No es plan de desvelar los cómos y los porqués, pero haberlos haylos.
Obviamente, no se trata de una obra suprema del séptimo arte, claro que no. Pero es una buena peli que nos entretiene y que trata algunos temas con cierta calidad y también con calidez.

Emocionado me hallo cuando veo los trailers de las pelis que vienen en Junio, cosas como Eysium, o la esperada After Earth. El verano se presenta maravilloso.

jueves, 18 de abril de 2013

W O W !!!!!

Pero, la madre que...

Listen to the radio

Sólo Rob puede hacer algo así, es lo normal, es lo suyo:

miércoles, 17 de abril de 2013

¿las mejores?

Retomo lo de las mejores motos trail, las iniciadoras del concepto, la invención de una era. Honda Dominator, XT, Djebel, DR Big, Africa Twin, Ténéré y Supertenere, R80GS, R100GS… La lista es larga, y sabrosa.

La Reina de Africa


Todas, o casi, buenas motos para todo, para el día a día. Asequibles en su conducción, poco exigentes con el mantenimiento, viajeras incansables, indestructibles, sí, pero ¿mejores que las de hoy? ¿No hay sustitutas? ¿Mejor la XR600 que las actuales HVA 630 y KTM 690? ¿Mejor la Africa Twin o la Superteneré que la F800 GS o la 950/990 Adventure? ¿Mejor la R80GS que las 1100/1150/1200 GS? ¿Mejor la Tenere que la XT660Z?

La réplica que todos soñamos

Y que no se vendan en Hispanistán por cuestiones medioambientales esas buenas motos sucesoras y evolucionadas procedentes de la DR650 o la KLR o tantas otras, no quiere decir que las de antes sean mejores.
Nunca entendí esa cerrazón, ese cegamiento y obstinación por defender lo indefendible. Ya lo he visto en el mundo de los coches, incluso en el de las bicicletas.
Creo que es un error motivado por algún tipo de mecanismo sicológico de defensa. Quizá una evocación de nuestra juventud o niñez, cuando éramos más fuertes y rápidos, más aguerridos, más valientes, y sobre todo más felices. En aquella época idealizamos ciertas cosas, y a partir de ahí las recordamos como algo increíble… pero en verdad no lo eran tanto.
¿Quién no recuerda con pasión aquella gran película o ese magnífico coche de sus primeros paseos con la novia? Y hoy vuelve a ver la peli y piensa “madre mía, menudo bodrio, que aburrimiento, y encima los efectos especiales son de pena”. Nos asombramos con nosotros mismos al pensar que en su día esos rayitos láser de Star Wars nos parecían tan reales, o las peleas de Godzilla, o la aparición de King Kong en lo alto del Empire State –qué realismo, por Diossss-.
Por no hablar de conducir de nuevo un Fiesta (de los primeros, un Forfi), un 1430, Simca, Talbot, un Fura o un R-5. Cualquier moto o coche de hoy es no mejor, sino muchísimo mejor: más seguro, más rápido, consume menos, sus suspensiones son más eficaces, su comodidad, la información que otorgan, todo es mejor.
No estoy de acuerdo con la idea de aquellas monocilíndricas de los 90 que eran impresionantes… eran, simplemente, lo que había. Y si hoy la oferta es más reducida en cuanto a monocilíndricas refrigeradas por aire y alimentadas por carburador, es sencillamente porque:
a) el público consumidor ha dejado de demandarlas (obviamente, los fabricantes no son tontos).
b) hay una cosa llamada normas antipolución que rigen en la desunión europea, según las cuales no tienen cabida los cilindros de gran cilindrada unitaria unidos a carburadores, ruido y emisiones.

Moto para practicar trail, sin duda

Además, ¿impresionantes en qué? ¿En sus suspensiones de chiste, chasis de chicle, motores faltos de punch?

Y todo se rompe. Miren ustedes, ya expliqué que andaba dando vueltas a la compra de una moto. En esa búsqueda, la Honda Dominator se perfilaba como una buena candidata. En todas partes se puede leer que es una moto perfecta para ir de aventura: dura, fiable, económica, irrompible, y lo mejor, con un buen precio y que después, el día de mañana, cuando me aburra de ella, la podría volver a vender prácticamente por lo que me costó, incluso por más. JA. Uno lee más y más, y como hablo el inglés, pues incluso leo en foros foráneos. Y resulta que no todo es de color de rosa, y que quemaban reguladores como rosquillas, y queman aceite que da gusto, y que se suelen partir asiduamente los cables del velocímetro, por lo que prácticamente es imposible saber el kilometraje real de una Dominator usada. Que las fibras, aunque escasas, son delicadas y muy caras, que el amortiguador trasero, en cuanto le exijas un poco fuera de carretera morirá enseguida…
Esto se puede aplicar a prácticamente cualquiera de las motos ofertadas de aquellos maravillosos años. Las XT, legendarias ellas, también tienen sus cosillas, por ejemplo.
Se me han quitado las ganas de comprar una moto de quince o veinte años para viajar con ella. Quiero una moto para eso, para ir de aventura, ¡no para que el tener esa moto se convierta en una aventura!

Pero esta entrada no va dedicada a criticar o elaborar un catálogo de vicios ocultos. En cambio, va destinada a aquellos que quieren adquirir o cambiar de moto, pensando que lo de hoy no vale, cuando en realidad vale todo, o casi todo. Y recuerden que no hay moto mala, sino compra equivocada.

singletrack fury: esplendor en la hierba

Al final, solo, como siempre. Dejado en la estacada por un cada vez menos fiable Pedrito, decidí aventurarme hoy martes, día extraño, en el seno de los pinares que circundan Aljaraque.

Un par de capturas de la aplicación que uso para estos menesteres en el gayfón, para que se hagan una idea aproximada. Poquito a poco voy subiendo el kilometraje, y hoy ha hecho bastante calor, unos 28º marcaba el coche cuando me metí en el campo... Pasamos del invierno al verano sin término medio, como siempre ocurre en el Sur.

Una pena no tener una de esas minicámaras de video que lo graban todo y poder hacer un montaje para que ustedes comprendan lo bonito que es lo del burricletismo piñonero, pero hay otras prioridades en mi vida.
Espero les baste con alguna pictografía positivada a modo de recuerdo o suvenir del acontecimiento.

El campo está precioso, hay verde por todas partes, algo inusual totalmente en estas fechas. A pesar de ello, no confío en que la cosa dura más de un par de semanas: el calor verdadero se acerca, y pronto todo se tornará amarillo y marrón, y no se podrá circular por estos bellos parajes por culpa de los numerosos bancos de arena que inundan los "tramos de enlace". En verano hay que cortar, o cambiar de destino.

Obsérvese la estrechez de los senderos que gasto, esos son los que me gustan, lo que no son pisados por máquinas motorizadas, y prácticamente tampoco por pie humano salvo sobre pedales.

En un momento dado, he sentido un bajón anímico, o físico, o ambas cosas. Ha sido raro. Iba pensando precisamente en la motivación, en qué es lo que me mueve a surcar estos caminos una y otra vez... Un extraño desasosiego me invade repentinamente.
Decido parar en una zona sombreada, y en ese momento me doy cuenta de que mi corazón late bastante rápido. Hace calor, bebo un poco, la mochila de hidratación está casi vacía ya. Decido descansar.
No se oye nada más que naturaleza. El campo bulle de vida. Puedo escuchar varios cantos y trinos de pájaros, y sobre todo zumbidos, muchos zumbidos de insectos por aquí y por allá.
Pasan los minutos, más de diez, estoy seguro. Dejé el reloj en casa, adrede. Hay que desapegarse un poco a veces, y mejor salir a disfrutar sin tener que mirar un reloj ni controlar tiempos ni horas.
Me voy encontrando mejor. Intento no pensar en nada, lo que no es fácil. Estoy cómodo, apoyado en la barra horizontal de la bicicleta, mientras el tiempo corre.
Hace calor. No mucho, pero hace.

Yo estuve allí
Retomo tranquilamente la veredilla, y pasados unos cuantos kilómetros más, según lo previsto, termino el paseo/ruta de hoy.
Me he encontrado fuerte, mis piernas van bien, y los pulmones de escándalo a pesar de la inactividad de estas semanas atrás. Me cuido más últimamente, no como tanto, y creo que eso ayuda a encontrarse mejor.

La próxima no sé cuándo será, pero habrá que pensar en acometer más distancia...

martes, 16 de abril de 2013

De casta le viene al galgo... o no.

Así se las gasta este chico, ya no tan chico:

Ahí lo llevan, sin pudor alguno. Francisco Rivera, el feo, no el guapo, es uno de esos personajes que usan a menudo (si no a diario) el chándal, aunque jamás se le haya visto practicando deporte alguno.
Por supuesto, si es blanco, mejor, y si lleva por fuera algún cordón de oro macizo, mejor que mejor, dónde va a parar. Además, sin duda está esponsorizado por la marca, porque si no, no se entiende el tamaño de la fuente...
El se baja de su utilitario, un poco económico Audi R8, cuyo precio viene oscilando entre 130.000 y 170.000 lereles, sin contar equipamiento adicional.

Y mientras tanto, esta misma mañana, su muy querida madre pasando uno de los peores ratos de su vida, simulando un vahído a las afueras del Juzgado tras serle comunicada su condena a dos años por blanqueo...

Cristina

copy/paste de El Mundo, edición digital, de hoy:

El hombre taciturno que a la fecha ejerce como presidente ejecutivo de YPF, no es la persona rebosante de optimismo que en mayo del 2012 tomó posesión de su cargo. Miguel Galuccio llegó a la compañía con el propósito de transformarla en una formidable palanca, para que Argentina alcanzara la "soberanía energética".
En conversaciones privadas que han trascendido a la prensa (que tal vez él mismo ha hecho trascender), el ingeniero de 45 años confiesa que una de sus ocupaciones en estos días consiste en transmitir malas noticias a Cristina Kirchner. Y que de sólo verlo, la presidenta se pone de mal humor.
En la Casa Rosada ya todo está listo para el acto que tendrá lugar este martes al cumplirse un año desde que la jefa del gobierno envió al Congreso su proyecto de ley para expropiar el 51% de las acciones de YPF, que estaban en manos de la española Repsol.
El dramático anuncio que hizo Cristina el 16 de abril del 2012, fue el corolario de una campaña de acoso que comenzó en noviembre del 2011, cuando por primera vez acusó a la empresa que dirigía Antonio Brufau, de conducir "una política de vaciamiento, de no producción, de no exploración", convirtiendo a un país que se autoabastecía con holgura –e incluso exportaba excedentes- en una nación forzada a importar gas y petróleo.
Los testimonios que han ido surgiendo del epicentro de la toma de decisiones, certifican que Cristina Kirchner no pretendía llegar tan lejos. Que fue Axel Kicillof, vice-ministro de Economía y su gurú personal, el que la convenció de que YPF tendría un futuro brillante sin el lastre de Repsol. Las enormes napas de crudo y gas que se habían detectado en Vaca Muerta, un mega-yacimiento al sur del país, resarcirían con creces, las pérdidas ocasionadas por "la insaciable codicia de los españoles" desde que tomaron el control de la petrolera en 1998.
La primera tarea que se impuso Miguel Galuccio, desde su despacho en la Torre YPF, fue la de convencer a las grandes empresas del sector de invertir sus caudales en la explotación de aquel yacimiento virgen. Hasta la fecha, ninguna de las compañías ha invertido un solo dólar en Vaca Muerta por no correr la misma suerte que Repsol.
Las ilusiones que sembró en Cristina se disuelven bajo el corrosivo ácido de la realidad. Pero el que debe dar la cara no es Kicillof, el joven patilludo que sedujo a la presidenta con sus teorías keynesianas-marxistas, sino Galuccio, el profesional que abandonó una brillante carrera en el sector privado para tomar el timón de una nave que hace agua por todos los costados.
"YPF ni siquiera ha cumplido con los planes que se propuso para los 100 primeros días de su nueva gestión como empresa estatizada. En el 2012 Argentina tuvo que importar combustibles por un valor de 12.000 millones de dólares. Este año las compras en el exterior sobrepasarían los 15.000 millones de dólares y nada indica que la situación se vaya a revertir", sostiene Sebastián Scheimberg, de la fundación Pensar. Cabe destacar que el experto en hidrocarburos hizo la estimación antes del incendio que destruyó parcialmente la refinería de Ensenada, la mayor del país. A causa del siniestro, YPF deberá invertir entre 600 y 800 millones de dólares adicionales, para que no falten combustibles refinados en el mercado local.
Pese a los nubarrones que gravitan sobre el sector energético, el gobierno se empecina en adoptar medidas populistas, a contramano del razonamiento más elemental.
El jueves pasado, Guillermo Moreno, ministro de Comercio Interior, decretó el congelamiento del precio de las naftas por tres meses. Ninguna de las petroleras que operan en el país acató las órdenes del sheriff de la economía. Por el contrario, al día siguiente YPF aumentó el precio de sus productos en un 7% y Esso el de los suyos en más de un 9%. Si Moreno no tomó represalias es porque las compañías le hicieron un gran favor al desactivar la bomba de tiempo que él mismo armó al pretender que los precios se mantengan estáticos cuando la cotización del dólar no para de subir.
Joaquín Riberalta, un ex asesor en materia de hidrocarburos del Ministerio de Economía, dijo a ELMUNDO.es que ningún inversor en su sano juicio, querría asociarse a Argentina sin antes observar un cambio radical en la conducta de quienes la gobiernan.
"La imagen que proyecta Cristina Kirchner es la de alguien que le tiene alergia a las inversiones privadas. No parece que haya tomado consciencia de que este país va camino de una catástrofe energética", sentencia Riberalta.

telas de araña


Es curioso que la más imperfecta es la que resulta de usar la única droga legal...

Visto en miniyo.

El concepto

La generación del golf GTI, la R80GS, la Puch Cobra, el Copaturbo, el París-Dakar africano de grandes bicilíndricas… Los que tenemos o empezamos a tener la barriguita prominente, el pelo gris, y algún que otro clavo o tornillo reforzando nuestro esqueleto… Ahora, cuarentones, más o menos despreocupados o pasotas, a menudo caemos en el funesto tópico de “cualquier cosa pasada fue mejor”.

Sí, sí. “Ya no se hacen motos como las de antes”, y sigo: recuerdo la época de las auténticas motos trail, aquellas monocilíndricas legendarias con refrigeración por aire y carburadores… esas sí que eran buenas motos, y no las de ahora. Ahora no hay motos buenas, no hay motos trail. Claro, claro. Más tarde, en otra entrada, volveré a este asunto. Pero ahora, ¿qué cosa sea el trail? ¿Ein? Ya esbocé un poco esta cuestión en una anterior entrada. Al final, creo que nos equivocamos al intentar definir a una moto o un estilo de moto como trailera.

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Legendaria.

 El trail parece ser más un ejercicio de estilo por parte del piloto (nunca mejor dicho lo de pilotar, por ser la navegación un apartado interesante e importante, si uno quiere, en esta actividad) que una catalogación o nicho de diseño o propiedades características de una máquina inerte. Una cosa está clara, yo creo que el trail se ha hecho toda la vida, incluso mucho antes de acuñarse el palabro.

Emilio Scotto a las puertas de Thula, la ciudad semiprohibida.

Nuestros abuelos ya hacían trail, alguno en moto, los menos, pero otros en bici, otros a pie, y otros en burra. Hoy día es más o menos fácil acceder a una motocicleta, es la democratización de los bienes de lujo, y con la democratización viene el jolgorio de fabricantes, la oferta, y el consumidor que se ve arrastrado por la publicidad y la literatura vertida por las revistas “especializadas”. Aunque ahora, por lo visto, tampoco se hacen pruebas como las de antes.
Y es que nada es lo que era. Nada… ¿o sí? Lo de viajar o explorar o simplemente hacer kilómetros sin destino definido se ha hecho siempre, está claro y es algo irrefutable, y además, me atrevo a afirmar que cada cual lo ha hecho con lo que ha tenido, querido o podido. Los casos de esos que dan la vuelta al mundo por todo tipo de países y terrenos con una Goldwing viejuna o una R1 de las primeras; correr el Dakar con una Vespa; atravesar toda Europa y Asia en bicicleta; todo ello es conocido y aceptado. Y ahora cada cual tiene que buscar su instrumento. Antes con un mapa y una brújula si acaso. Hoy hay quien no sale de casa sin el Garmin último modelo y un celular con varias aplicaciones, incluso un teléfono satélite.
Unos viajan aún en monocilíndricas alegando que tienen potencia suficiente y son económicas y fiables, y otros que no se mueven con menos de 100 cv bajo su culo. Unos no han cogido una moto de campo en su vida, y otros no han pisado el asfalto más que con el coche familiar para ir a trabajar. Hay de todo en la viña del Señor. Me vengo a referir a que es el tema de trasladarse por todo tipo de firme, sin entrar en los extremos, lo que define al concepto, y no el medio empleado: obviamente, no queremos hacer trial, que es en lo que parece que un sector de los foros y clubes se obstina. Para eso están las motos de trial y las de enduro puro y duro. No se trata de empalmar dobles y mesetas en un circuito de cross, ni de batir ningún récord de velocidad en una pista del desierto. Como tampoco se puede batir el mejor tiempo del circuito de Jerez con ninguna moto que te permita hacer con seguridad un viaje cargado hasta las trancas por Marruecos. Eso es inviable.
Vemos, por tanto, que una moto de enduro no es una moto adecuada. Poderse se puede, cuidado, pero no es la más adecuada, como tampoco Lo es una Panigale, ni una K1600LT. Que habrá gente que lo haga, no me cabe duda, porque ya lo dijo el famoso torero: “hay gente pa tó”.

Ole sus McNuggets!!!
O sea, y como colofón (unos pocos fuegos de artificio ahora, por favor, tachán tachán), que el trail no compra, ni depende de la flecha. Es el arquero, es el camino, es la idea. O como decía el gallego Pazos de la peli Airbag: el conceto.

lunes, 15 de abril de 2013

apuntes técnicos: 26 vs 29

Como saben, me embarqué en la bonita tarea de diseñar una bicicleta de montaña, algo único, raro y exclusivo. No crean que está olvidado.
Un proceso de creación, cualquiera que sea el ámbito, tiene siempre algo de artístico. Cada vez que la veo se me ocurre algo, un retoque aquí o allí.
Y luego, cuando creo que está acabada finalmente, pienso ¿y si...?
Y poco a poco va tomando cada vez más fuerza, más cuerpo, más calado.
La Summit Clunky ha tomado su forma casi definitiva sobre el papel, pero soy consciente y estoy preparado para que sea modificada (espero que no mucho) por cuestiones de fabricación: ese tubo no se puede curvar así, esa inclinación hará que la soldadura salte, aquella unión de tubos es imposible de soldar a mano, el tornero no me puede fabricar la pieza...

Sea como fuere, uno investiga y lee. Y en mi caso me documento, estudio, experimento, juego.
Una vez me dijo Julen que la Sawyer (mi 29er)  había llegado por fin a la tienda, y que su manejabilidad, contra todo pronóstico, era excelente, y que se podían hacer cosas increíbles con ella, como girar en redondo en menos espacio y con más estabilidad que con una Fuel EX. Yo no sabía si creerlo aunque, ¿por qué iba Julen a mentirme sobre tan nimia cuestión?
Pero todo tiene una explicación. La física es la física, y contra ella no se puede ir, y me acuerdo muy mucho cada vez que beso el suelo en un arrastrón por el campo...
La ingeniería es un campo apasionante, y muy extenso, tanto  tanto tanto que se ha dividido en varios subtipos a su vez. Quizá yo sea un ingeniero frustrado, porque pienso que para ser un buen ingeniero, como para casi todo, a uno le tiene que apasionar lo que hace.
Me encanta desmontar cosas, descubrir el porqué de su funcionamiento, y volverlo a montar todo. Desde chico. Generalmente me ha salido bien.
Ya con los cochecitos de scalextric experimenté de todo, y enseguida comprendí las ventajas de un menos peso en la dinámica de todo aquello que esté en movimiento, así como los beneficios de bajar el centro de gravedad (y hablo de cochecitos a escala 1/32 de unos 120 gramos de peso!!!!).
El mundo de las motos y las suspensiones regulables es tremendo, pero el de las bicis de montaña no se queda atrás. Hoy se puede jugar con medidas de amortiguador, distancias entre ejes, alturas de horquilla, ángulos de dirección, y se puede aprender mucho experimentando y siendo mínimamente observador.
Lo que me lleva al examen de ángulos y medidas de las bicis con ruedas de 29" de diámetro, y sus diferencias con las de 26". Porque, después de una buena temporada con la Sawyer, me pregunto cómo es posible que esa bici vaya tan endemoniadamente bien no ya donde se supone que debe ir bien, sino en situaciones enlas que, supuestamente, no debería desenvolverse con ligereza o habilidad. Y es que hay mucha idea preconcebida sobre las bicis de ruedas grandes.
Bien es cierto que Gary Fisher, a la postre el alma máter creadora de la Sawyer e inspiradora de la gama de 29" de Trek, lleva muchos años haciendo bicis de éstas, y obivamente sabe lo que hace. Para Gary, la Sawyer no es un experimento, sino la sublimación de su saber hacer, su propia experiencia de competición y de tiempo libre, y miles de horas sentado en sillines escuálidos lo atestiguan.
El porqué una 29er se comporta como se comporta es fácilmente explicable, y creo que voy a intentarlo.

29er for dummies

Una rueda de mayor diámetro, 29 pulgadas contra 26, genera mayores inercias (para ilustrarse un poco sobre el concepto de momento de inercia, ver aquí). Esto tiene su lado negativo, en cuanto que resulta más difícil de acelerar o de frenar en teoría. Pero la realidad es que las aceleraciones en cualquier bicicleta (a menos que uno sea campeón de ciclismo en pista) tienen no mucha importancia, y las frenadas se dejan a los frenos de disco que, hoy día, tiene potencia más que de sobra para hacer su trabajo dignamente. Por contra, un mayor momento de inercia tiene sus ventajas: mayor estabilidad cuanto más rápido rodemos, y más fácil mantener una velocidad constante.

Otro tema muy interesante es la cuestión del ángulo de ataque:



Puede parecer que un grado de diferencia no es mucho, pero créanme, supone una diferencia importante. Un escalón de 10 cm o una roca que sobresale o una raiz, afectará en mayor medida a la marcha de una rueda pequeña, mientras que una rueda de mayor diámetro superará ese obstáculo con más indiferencia.

Esto permite fabricar una bici con un ángulo de dirección más cerrado que un modelo homónimo de 26", con lo que obtenemos una mayor manejabilidad a baja velocidad, una máquina más, digamos, "ratonera". La estabilidad a alta velocidad no se verá resentida por la inercia generada por el giro de las ruedas. Es esta una de las ventajas más interesantes y que pasan más inadvertidas para el gran público.

Hay otra cuestión y es la del centro de gravedad. Infórmense, si es que se han atrevido a salir a la calle todos estos años sin saberlo, sobre qué es el cdg, porque mi hijo lo estudió en el cole cuando tenía 11 años...
La estabilidad general de una bicicleta viene determinadas por varios factores, y uno de los más importantes ha sido siempre la altura del pedalier. Pero en verdad, lo que se quería decir era la altura del centro de gravedad, que depende directamente de la altura a la que está el pedalier. Antes, cuando todas las bicis de montaña eran de 26 pulgadas, era importante, aunque prácticamente todos los fabricantes lo situaban en el mismo sitio, milímetro arriba, milímetro abajo.
Con la llegada de las bicis de doble suspensión, la cosa empezó a tornarse concienzuda: había que escoger entre tener una bici con buena altura libre al suelo para no tocar con los platos en obstáculos al bajar escalones o vencer la suspensión, o tener una bici estable en las bajadas rápidas y que no se encabritara a la primera de cambio en las subidas empinadas.
Dejemos las cosas en un ámbito más predecible y fácil de comprender, y remitámonos a bicis rígidas (sin suspensión). La situación del centro de gravedad respecto de la altura del punto de giro de las ruedas es algo sumamente importante, pero nunca ha sido tan trascendente como a la hora de comparar una bici de 26" con una de 29". Comparativamente, una bici de 29" tiene el pedalier (y por tanto el centro de gravedad) una pulgada y media más abajo que una de 26, que vienen a ser 3'81 cm, ¡casi cuatro centímetros). La diferencia es determinante, definitiva diría yo. En términos de conducción real, ello significa que la estabilidad intrínseca de una 29er con su pedalier bien colocado es netamente superior: entra más fácil en curva y se mantiene en ella, mantiene la trayectoria deseada y es más difícil descolocarla por culpa de los obstáculos.

Hay más. Una rueda de mayor diámetro implica mayor superficie de contacto con el suelo. Esto es algo buscado en el mundo del automóvil, por ejemplo: todos sabemos que los coches deportivos tienen llantas de gran diámetro. Y es porque la huella del neumático es más grande:

Vale, el dibujito está quizá un poco exagerado, pero la diferencia real existe, no lo duden.

Conclusiones y evolución futura a medio plazo

Parece que según mis disertaciones, siempre desde el punto de vista de un estudioso de letras puras, no tiene sentido seguir fabricando bicis de 26", ni siquiera tenerlas en el trastero... ¡quemémoslas!
No, hombre, no, tranqui.
Todo tiene su cabida, y en la variedad puede uno regocijarse, sin duda. Una bici de 26" es más juguetona, pero no sólo por tener ruedas que permiten una aceleración más rápida y giros más explosivos por no tener que vencer un momento de inercia tan elevado como el de una 29er, sino también por su distancia más corta entre ejes y el menor peso de sus componentes principales ya que tienen dimensiones más recogidas (el cuadro y las ruedas).
De un año a esta parte hay un boom de una nueva medida intermedia, ruedas de 27´5 pulgadas, que en realidad son de 27. La diferencia parece ser poca, pero obliga a hacer cambios en la geometría y medidas de la bici, no tantas como en las de 29, pero algo sí, si es que se quieren hacer las cosas bien, claro.

Post scriptum.
Tiremos por tierra algunas afirmaciones sin fundamentos propias de mentes pueriles, garrulos sin conocimiento de la realidad física que les rodea, analfabetos integrales que deberían quedarse en su casa vegetando o metidos en cápsulas como en Matrix:
- las 29er son bicis con poca manejabilidad: falso
- las 29er van mal en terrenos abruptos: muy falso
- las 26 son mejores: falso
- las 29 son mejores: falso
- las 27'5 aúnan lo mejor de los dos mundos: falso
- las 27'5 no tienen ninguno de los defectos de las 26 y 29: muy falso
- en mi bici de 26 le entran perfectamente unas ruedas de 27'5, se las he puesto y va mejor: falso (la mente y la imaginación son armas poderosas)
- las 26 van a desaparecer: JA JA JA JA JAAAAA
- las 29 van a desaparecer: requeteJAJAJAJAJAJA

domingo, 14 de abril de 2013

vadeo con final ¿feliz?

Estas cosas pasan. Uno cree que conoce el río, pero claro, a veces hay crecidas por las lluvias, y ya sabemos, lo dijo Heráclito hace tres mil años, nunca se puede cruzar el mismo río dos veces...


singletrack fury: el escalpelo comienza a cortar

Glorioso y magnífico día para hacer cualquier tipo de actividad outdoors. Aunque tengo que reconocer que a pleno sol podría hacer un poquito, una mijita, de calor.

Por suerte, los pinares que rodean a Aljaraque proporcionan fresca sombra bajo la que cobijarse, y aprovechando que el suelo aún tiene algo de humedad, he disfrutado de esos bancos de arena aún compactados por las lluvias de estas semanas atrás. Los senderos están algunos machacados, bien por haber pasado motos de enduro, bien porque algunos ESTÚPIDOS que temen mancharse sus zapatillas Sidi o Specialized han creado variantes por doquier para esquivar algún charquito.
Mountainbikers de salón. Con sus bicis de 5.000 euros impolutas, gastados los tacos de sus ligerísimas y frágiles ruedas en el carril bici.
Lo peor.
El antimuntanbaik.

El no querer compartir ruta con este tipo de personajes (que en Huelva, como supongo en todos lados, abunda) hace que normalmente salga solo en bici. A lo mejor, como saben ustedes, puede que me acompañe Julen (poco, dada la lejanía de nuestras respectivas procedencias) o Pedrito, pero eso es como si fuera solo, o incluso mejor.

Hay grupos que quedan los martes y los jueves en el principio del carril bici antes de cruzar el Puente del Sifón. Si usted es gregario, gusta de ir en manda, aborregado, también puede disfrutar de amplia compañía los sábados y domingos por la mañana en el mismo sitio.

Eso yo lo dejé hace años. Era terrible: saliamos 25 ó 30 ciclistas con gran desorden, y normalmente desprecio por los demás usuarios de la vía verde que comunica Huelva con el campo, imponiendo la ley del más fuerte como si esto fuera una selva. Y luego, cuando nuestras ruedas por fin pisaban la hierba o el polvo, era aún peor. Gran alboroto, uno que pinchaba, otro que rompía la cadena, ahora que paramos a hacer recuento, ahora hay que esperar a unos rezagados, ahora Fulanito se ha perdido... Hemos llegado a pasar más de cuatro horas para hacer poco menos de 20 km. Es demasiado.

 Cuando voy solo, en cambio, voy a mi aire. Nadie me frena y yo no freno a nadie. Nadie presiona. Si pincho o rompo, me busco las habichuelas. Si me pierdo, me encuentro. Y a menudo veo conejos, perdices, meloncillos, águilas, ratones, lagartos de todo tipo... y el trinar de los pájaros no cesa. Eso es bello. Eso es naturaleza. Huyo de las pistas, del que llamo "pisteo puerco". Busco el sendero, el caminito, lo recóndito, lo escondido. A veces me caigo (hace tiempo que no, acabo de caer en la cuenta), a menudo se me escapa un grito de emoción, un yiiijaaaaa, cuando bordo tres o cuatro curvas seguidas, o doy un saltito, o me enchufo en una breve bajada.

Y cuando me sale de los mc nuggets, paro a tirar una instantánea:


Qué bonita y qué bien va la Scalpel, mamma mía. Jamas pude imaginar que iba a disfrutar tanto de su conducción. Las cualidades de su diseño son asombrosas por inesperadas, pues es perfecta para mis propósitos.
El que piense que es una bici de rally, o de competición, o de maratones... se equivoca. Se puede hacer todo eso, pero no creo que sea el arma adecuada para ello. Porque tras ese rígido cuadro de fibra de carbono, el sistema de suspensión sin rodamientos en los puntos de giro, la horqiulla monobarra (o sea, que no es una horquilla, claro está), se esconde una bicicleta con un potencial de divertimento desmesurado, asombroso.


Curiosamente no me he cruzado con ciclistas en las zonas perdidas de senderos, sí en alguna pista de enlace. Pero la nota diferente de hoy ha sido econtrarme con una patrulla del SEPRONA en moto, unas Yamahas TT600E. Estaban parados en medio de un caminito, y no sé qué hacían allí, la verdad, aunque poco importa ahora.
Les saludé (educación ante todo), y les pregunté sobre la legalidad de circular en moto por caminos y pistas. No me lo han aclarado mucho, curiosamente, y me dijeron que me acercara a la Consejería de Medio Ambiente a preguntar. Sí me han dicho una cosa que yo no sabía: no se puede circular por el campo con vehículos a motor durante la temporada de verano. Por los incendios, dicen (¿?).
En fin, me despedí y allí les dejé, charlando tranquilamente. Dura la vida y el trabajo de la Guardia Civil. Lo mismo me presento yo a Guardia del SEPRONA ese, oigan, es cojonudo.

En definitivo, la rutita de hoy ha sido bonita, un disfrute total.

Se acabó, al maletero y hasta la próxima.

Picolo



¿Se esconde, de verdad, tras la abrumadora persecución a los motociclistas en la carretera, un motivo altruista, una vigilancia por nuestro bien? O, más bien, puede, y sólo puede, que estemos ante un afán recaudatorio que raya en lo sangrante.
Y es que ese es el sentir del aficionado a pasear en moto por el mero placer de pasear.
Y podríamos entrar en la catadura moral de esos que, ataviados con un uniforme verde, asalariados con nuestros propios impuestos (robados sin pudor, a pesar de haber ganado nuestro dinero honradamente), parapetados tras gafas de sol, bigotes, y variopintos gorros, con pistola al cinto, esos mismos que coartan nuestra libertad, esos que atemorizan, insinúan, actúan con prepotencia y con cada vez menos educación (ya no dan ni los buenos días..., aunque claro, son consecuentes: saben que desde que te dan el alto, el día que era bueno se ha torcido), esos mismos incumplen las mismas normas que, por estúpidas e incoherentes, son difícilmente asumibles. Pero no se puede exigir a los demás y no cumplir tú.
Doble moral se llama tal. Cara dura y poca o ninguna vergüenza.
Y ese cuerpo, o esa agrupación, que en su inicio se creó para ayudar al conductor, para socorrer, para orientar, para regular las situaciones que se salgan de lo normal, se convierte en un arma para el expolio de Juan Español. Y por lo general contra el Juan Español que paga sus impuestos y lleva una vida ordenada, productiva, que se puede permitir un lujo como es tener una moto para dar un paseo dominical.
Porque, claro, no va a dar el alto a la fragoneta de los malocotones. No, a esos no, manque no lleven seguro, ni cinturón, ni carné. Porque, ¿qué multa va a pagar ese?
No, el target, el objetivo lógico es Juan Español Pagano, el que paga, el que tiene un currito, cuenta corriente aunque sea ínfima o en números rojos. A ese sí.

¿Por qué?

miércoles, 10 de abril de 2013

Curioso

Respuesta a la ocurrencia de Peter Sagan, consecuencia del empujón a la igualdad de Bibiana y Leire, o simplemente un calentón pasajero. ¡Qué más da!
Ahí queda:

martes, 9 de abril de 2013

big air

Gran aire, pillar aire, vuelo importante, o, como decía mi colega de descenso en bici Noé: "una volada".

Muchos cometeros coinciden en que lo que más engancha de ello es volar, o la sensación cercana a volar, que se puede conseguir:



Yo creo que hay mucho más. Pegar una volada es interesante y seguramente adrenalítico a tope (ya les contaré si algún día lo hago...), pero hay más, mucho más. La velocidad, clavar el canto en un giro rápido, ver cómo levantas una cortina de agua, o surfear una ola aunque sea pequeñita, ya es suficiente para motivarte al cien por cien.
El nervio antes de entrar al agua, el relax que viene al final, la charla comentando como fue la cosa, el café o la cervecita... hay muchas cosas de las que disfrutar.

lunes, 8 de abril de 2013

Primavera!!

Con qué ánimo va uno a la playa con el sol luciendo orgulloso tras alguna pequeña bruma de altura.

La previsión era normalita tirando a floja, pero los térmicos ya van haciendo su aparición, aunque sea tímidamente. Tras el fiasco de ayer, que era el día que mi cuervo mayor iniciaba oficialmente su cursillo de kite, hoy, a la salida del curro, los móviles echaban humo: que sube, que no entra, que anoche hizo frío y ahora con el pedazo de día va a entrar el térmico fijo... que vamos, que no vamos, y si vamos, ¿a dónde?

Pues iremos donde estadística y geológica y fisicamente más sopla: Canaleta.


Lo mejor: toda la playa, enooooorme, para nosotros. Al final nos juntamos seis o siete, y fue bonito porque cada cometa era de un color diferente, y no nos hemos estorbado absolutamente nada... teniendo dos kilómetros de playa para nosotros, tendríamos que ser estúpidos!!!

Llamé a Julio en cuanto llegué y vi las condiciones, y no dudo en apuntarse. Raudo se plantó en Punta Umbría justo cuando la fuerza eólica comenzaba a decaer, pero le animamos a inflar su cometa, y al agua a practicar water-start.

El sueva poniente térmico ha hecho el milagro, y Julen ha saboreado las mieles del deslizamiento, aunque breve, pero intenso, como es siempre el aprendizaje de esta cosa tan emocionante.

Estoy muy contento y esperanzado porque veo que él está evolucionando muy rápido, y pronto compartiremos grandes días de navegadas interminables.

No podía faltar una visita al lugar habitual a reponer sales minerales y celebrar los avances y el buen día que hemos aprovechado todo lo que hemos podido:


Cometas, amigos y birras, ¿qué mejor modo de acabar la tarde?

Como casi siempre, uno de los mejores momentos es cuando vuelvo. Saliendo de Punta por la autovía siento los últimos rayos del sol poniente en la cara. Normalmente voy tranquilo, escuchando música, y es un ratito un poco mágico, recapitulando todo lo que hice, lo que salió bien y lo que no, y porqué. Y es un punto de relax muy grande, bastante hondo. Y quizá, sin saberlo, todo lo que hago va enfocado a ese momentito de diez o quince minutos que tardo en llegar a Huelva. Sin saberlo, o sin ser realmente consciente.
Llego a casa, dejo todos los bártulos en su sitio, enjuago la barra, el arnés, el neopreno... y me siento tranquilamente, con los músculos relajados, flojos, sin hacer absolutamente nada.

Todo ha salido bien, y eso siempre es algo para celebrar. No siempre es así, y lo mejor es que cada vez hay más días positivos que negativos. Y eso mola. Ya te digo.