sábado, 23 de abril de 2022

Tannermatic

 Y seguimos con los plagios. Descarados, aunque en este caso parece ser consentido y, en cierto modo, hasta lógico.



El inconfundible estilo de Walt Siegl se encuentra presente, lo mires como lo mires, y todo tiene su sentido y cuadra cuando uno descubre que el dueño del taller Tannermatic es Matt Tanner, quien suministra desde hace tiempo las piezas fabricadas en composites para el bueno de Walter.



Es por ello el tan tremendo desparrame de fibra de carbono. Todo lo que no es metálico porque debe serlo en esta moto, es del adorado material (quizá excesivo, tanto el amor que se derrocha por él, como el abusivo uso que a veces se hace), lo que seguramente propicia que el peso del conjunto sea absolutamente ridículo.

El vehículo es ciertamente estrecho:



La historia de la moto, un poco por encima, es la siguiente: Matt quería participar en una carrera de resistencia de tres horas, y tenía una Monster 750, de modo que encargó el chasis a Walt, quien lo fabricó conforme a su estilo, preparado para recibir las suspensiones y el motor de la Monster. Mientras tanto, todo lo que pudo hacerse en carbono fue hecho, y el motor revisado a fondo y preparado para recibir esos inmensos, espectaculares y protagonistas carburadores Dellorto.



Es cierto, un proyecto de este calibre es fácil si tienes los amigos y contactos adecuados, y el señor Tanner, a quien hay que hablar de usted tras ver lo equilibrado y bello del resultado, los tiene. La moto es bonita, adecuada, mucha cafeína, y yo mismo sería capaz de pagar un buen puñado de euros por ella.
Vale, es cierto, haría lo posible por meterle un 944, pero es verdad que siempre hay que dejar margen para la mejora, ¿no?

viernes, 22 de abril de 2022

Minas

Ya conté que esta temporada estoy de otro rollo con la moto verde, rutas distintas a lo que veníamos haciendo los últimos dos o tres años, que habíamos ido cogiendo unos derroteros más tipo hard trail, más duro. 
A veces viene bien un cambio de aires, volver un poco a los inicios, buscar la esencia, aquello que hizo que volviera a la moto de campo: el simple transitar por caminos, buscar esos paisajes que te quitan el aliento, disfrutar de pasar un buen rato simplemente montando en moto en un ambiente sano y no tan peligroso como la carretera.
La idea era hacer una ruta que pasara por algunas antiguas minas de la provincia de Huelva, algunas abandonadas, otras en plena explotación actualmente, así que usando un track que tenía guardado de un paseo de 2018 que hicimos en grupo con mis compañeros habituales de entonces, y que yo sólo hice la mitad por circunstancias que no vienen ahora al caso, he podido completar un día increíble de buenas sensaciones.


Montar en solitario no me asusta ni me desagrada, y a veces viene bien. Es un poco moto-zen, podría decirse. Así empecé en esto, y vuelvo a mis orígenes. 
Comenzaría cogiendo unas pistas fáciles, llamadas Tumbalejo, y tras perderme un rato para evitar una zona complicada y demasiado agreste, la del Manzanito, hasta llegar a Valverde del Camino. Allí cojo la antigua vía férrea de transporte de mineral que se dirige al Norte, hoy reconvertida en una peculiar vía verde en la que se permite el paso de vehículos a motor. Curioso cómo cuando hay voluntad es posible la convivencia.






Llegando a Valverde del Camino podemos disfrutar de parajes como éste:


Un par de imágenes de la "vía verde": 






Pasando junto a Zalamea la Real, siguiendo indicaciones del Camino de Santiago, Ruta de la Plata, alcanzo El Campillo, a cuya salida empieza un tramo chulo de pista con muchas curvas y subidas y bajadas. Al principio encuentro este cortafuegos que inmortalizo:



Esta zona fue quemada hace tres o cuatro años causando un gran desastre, lo recuerdo bien porque he pasado por aquí antes del pavoroso incendio, y justo después. Pero ahora el entorno es incluso más triste, pues ha tenido lugar una inmensa tala y parece todo un paisaje lunar y desangelado durante muchos kilómetros. 


Llego al cauce del río Odiel, y cojo una pista que transcurre paralela al mismo, antaño rodeada de muchos árboles y vegetación, que te sumergían en un ambiente fresco y sombreado... hoy despojada de la protección del bosque que la enmarcaba. Una pena, pero supongo que la silvicultura tiene estas cosas. En pocos años volverá a ser frondoso y bonito. Este recorrido es muy bello, acercándonos y alejándonos al rojo río, cuyo colorido siempre llama la atención y nunca me canso de mirarlo.
No puedo aguantar la tentación, y finalmente, cuando llego al Puente de los Cinco Ojos, tomo una instantánea que muestra algo de lo que cuento:



Tras unos kilómetros inevitables por la N-435, pronto volvemos a tomar pista, recta y sin sorpresas, después más en la sierra y por tanto con algunas divertidas cuestas y curvas, hasta que llego a una de esas minas abandonadas, de la que parte otra vía férrea abandonada y desmantelada para la que se construyó este puente de la imagen:


Sí, el puente hay que atravesarlo, y tiene bastante altura. Una caída sería mortal, pero no hay más remedio que hacerse el valiente y cruzar, pues la alternativa es dar media vuelta y buscar un rodeo de 30 km... 
Sin más complicación, pronto llegaría a Valdelamusa, mi destino para almorzar, coincidiendo más o menos con la mitad del recorrido.


El regreso sería por otras pistas que yo nunca había transitado hasta Calañas, parajes preciosos que no conocía y que me han impresionado por su espectacular belleza, aunque el reciente vallado de una inmensa finca que se ha sembrado de cítricos tras pasar La Zarza me obligó a tomar carretera hasta Calañas, provocando una sensación de coitus interruptus... La civilización se abre paso inexorablemente, la explotación de los recursos es algo de lo que el ser humano nunca se cansará.
A partir del pueblo mencionado, ya todo es conocido, aunque reconozco que hacía tres o cuatro años que no pasaba por la famosa pista que pasa por la Casa de los Cristales y llega hasta Fuente la Corcha, cruzando el río Odiel por una gran placa de hormigón regada por el paso del agua estéril en la que, en esta ocasión, se bañaban dos jóvenes adolescentes en bikini. Curioso.
El punto más picante de la ruta, y divertido también, fue el tramo de la aldea beata hasta Trigueros, salpicada de charcos traicioneros por su desconocida y enigmática profundidad. En uno de ellos creía que iba a hacer el submarino... pero logré salir airoso del trance. Ufff, faltó poco.

Llegué a casa tras la lavar la moto, cansado, y tras unas siete horas de conducción.
Pero lo necesitaba, quería algo así en estas vacaciones de Semana Santa, una vez frustrado mi proyecto de visitar los Picos de Europa por causas climatológicas.

jueves, 21 de abril de 2022

Iron Pirate Garaje

 ¿Qué pasa por las meninges de unos señores que son capaces de mostrar orgullosamente el resultado del cruce de una 600SS con una Fat Boy? Porque eso, amigos, es lo que tenemos aquí hoy y ahora:




Aún así, hay más detalles que, si no aberrantes, sí chocan con dogmas establecidos por décadas sobre lo que tiene que ser una ton-bike, una moto de café. Cosas como mejorar lo que hay, mantener unas líneas estéticas dignas. Básicamente es eso. No se trata de hacer lo extravagante.
Durante años hemos sufrido a preparadores que, seguramente afectados de manera seria por la ingesta de alcohol y el exceso de tetrahidrocannabidol en sangre, hacían todo tipo de engendros con las HD y sus derivadas japonesas.
Parece que han llegado al mundo de las motos clásicas deportivas, o mejor dicho, las que deberían destilar una deportividad clásica.

Tenemos en este ejemplo de Iron Pirate Garage un vivo desarrollo del concepto del que les hablo.



¿Qué podemos hacer para empeorar a la quizá más débil, dinámicamente hablando, de una saga legendaria de motocicletas sport (quitando el modelo de 400cc creado en exclusiva para el mercado nipón)?
Las ruedas y el faro de una HD de cerca de 400 kg, en medidas extrañas; un refuerzo ineficaz e inserviblemente innecesario en el basculante, un asiento con caída hacia atrás, rematado por un minicolín que parece de coña, y el depósito adaptado de forma grotesca.... son algunas de las lindezas con que nos daña la vista esta cosa.



Aún así, habrá a quien le guste, por supuesto. Y es que en esto del arte pasa como con todas sus otras variantes: hay que educarse un poco, hay que leer, hay que estudiar, investigar, viajar, y ver muchas motos. Extraer conclusiones, estudiar la relación entre las proporciones y la belleza, encontrar los porqués. Sobre todo porqué unas cosas funcionan, objetivamente, y otras son meras falacias sobre ruedas.
Es fácil caer en lo extravagante, y de ahí en lo obscenamente horrible, lo deforme, el sinsentido y el horror.

El concurso de dobles de Chaplin

 CHARLES CHAPLIN PERDIÓ UN CONCURSO EN EL QUE BUSCABAN A SU MEJOR DOBLE

Parece un broma, pero el mismo Charles Chaplin habría contado esta anécdota al periódico Chicago Herald.

A solo un año de empezar a ser un personaje conocido, la popularidad de Charles Chaplin ya se situaba en uno de sus puntos más altos (con la misma rapidez de esas modas que llegan con mucha fuerza), por lo que empezaron a hacerse frecuentes los eventos en donde se elegía al mejor doble de "Charlot", el memorable "Vagabundo" de Chaplin.

Durante uno de sus viajes por San Francisco (Estados Unidos), él se enteró que en la ciudad habría un concurso de imitadores de suyos. 

Con la intención de demostrar que él era inigualable, el Vagabundo se presentó ante el jurado e interpretó su frecuente actuación. Pero no solo no ganó, sino que fue DESCALIFICADO.

Es decir que el jurado decidió (sin saberlo) que Charles Chaplin no era lo suficientemente bueno para interpretar a Charles Chaplin. 

viernes, 8 de abril de 2022

Desmoengendro: Golinelli Supertwin

Moto usada en el Campeonato Italiano Supertwin en los años 90.  Chasis, basculante y depósito realizados en aluminio por el maestro artesano de Imola, Diego Golinelli. 


Como detalle curioso, entre otras cosas además de la excentricidad de sustituir el buen chasis original (motivos de peso, quiero suponer), es el uso de horquilla y amortiguador de aire, sin duda una rareza.








viernes, 1 de abril de 2022

Humor:

 


cita:


 

Dos en las arenas

 Un domingo cualquiera, día inusual para coger moto. Cielo soleado, buena temperatura, las recientes lluvias habrán dejado el campo bonito. Habrá que comprobarlo.

Voy con Pedrito a hacer una visita al Rocío, nos gusta la arena. Nos gustan los pinos, los charcos.



El Camino de Moguer siempre es divertido, no defrauda, ni en seco ni en mojado.


Un refrigerio en la aldea, pareciera el far west. Nosotros con nuestros caballos de hierro.



Días memorables. Se disfruta lo que se puede y lo que nos dejan.