martes, 19 de octubre de 2021

viernes, 15 de octubre de 2021

viernes, 1 de octubre de 2021

Akira y el futuro incierto y oscuro que nos esperaba :

 Algunos cuando éramos adolescentes soñábamos con las motos. Todavía quedamos quienes seguimos soñando, incluso despiertos. Pero no cualquier moto vale, sino sólo las que merecen ese nombre. No hay que confundir los conceptos. Las ideas existen por algo, los palabras para nombrarlas también.

Estas SÍ que son motocicletas:



En 1988 se estrenó en Japón, y poco más tarde llegó a Occidente, la película "Akira", adaptación cinematográfica del manga homónimo. Fue un hito en películas de ciencia ficción y postapocalípticas, de costosa producción, pero con resultados espectaculares. 
En ella, el protagonista y su banda se desplazaban por la ciudad de Neo-Tokio sobre una especie de escúters futuristas, algo que entonces veíamos como diseños extraños, venidos del futuro, motos largas y bajas, potentes, que derrapaban, hacían caballitos, quemaban rueda y cogían curvas a gran velocidad. 
Los años pasaron, y cuando nos hemos dado cuenta tenemos las calles de nuestras localidades invadidas por los ahora denominados "maxiescúter", unos bodrios con cilindradas que van desde los 125 cc hasta los 800 cc, pasando por toda una gama intermedia de 250, 300, 400, 530, 600 cc. El horror, máquinas en su mayoría deleznables no sólo por concepto, sino por la ausencia de criterios estéticos (o al menos criterios no comprensibles por el esteta educado en cánones invariables, elementales y obvios), cualidades dinámicas y todo lo que se supone que debe tener una MOTO. Por eso hoy vivimos en un mundo apocalíptico, son señales que hay que leer. 
El horror.
 

Kanda y su bodrio motorizado

Yo no saludo a los escutres en la carretera.

La muerte lenta del planeta

La bicicleta es la muerte lenta del planeta.

El Director General de Euro Exim Bank Ltd. dejó pensativos a los economistas cuando digo lo siguiente:

"Un ciclista es un desastre para la economía del país: no compra coches y no pide prestado dinero para comprarlos. No paga por un seguro obligatorio. No compra combustible, tampoco gasta nada en el mantenimiento y reparaciones necesarias. No usa aparcamientos de pago, ni causa accidentes serios. No necesita autopistas de varios carriles. No engorda. 

La gente sana tampoco es útil para la economía: no compran medicamentos, no acuden al hospital ni al médico. Nada es añadido por este concepto al PIB.

En el sentido contrario, cada nuevo McDonald's crea al menos 30 puestos de trabajo: 10 cardiólogos, 10 dentistas, 10 dietistas y nutricionistas, y obviamente, la gente que trabaja en el propio restaurante.

Elijan cuidadosamente: ¿ciclistas o McDonald's? Merece la pena considerarlo.

P.D.: Caminar es incluso peor: los peatones ni siquiera compran bicicletas.

aparcamiento de bicicletas en Amsterdam


Nos cortaron el grifo

Obras previstas para catorce meses van a mantener cortado el puente Sifón Santa Eulalia, salida natural para senderistas, caminantes de variado pelaje, betetés y cicloturistas al uso, que a cientos van y vienen a diario por ésta, la única salida de Huelva hacia el Oeste posible.

Me encontré varias vallas cortando el pasopasó tanto a la vía multinodal como a la carretera, sin señalización ni explicación o aviso alguno. Estas cosas pasan. Siguen pasando, quiero decir, aún en pleno siglo XXI. 

Me busco la vida por una de las otras posibles salidas, en esta ocasión hacia el Norte, por la carretera del cementerio, y voy improvisando en dirección a Gibraleón. En mi exploración acabé en un carril sin asfaltar, en el que oso introducirme sin reparos a pesar de ir con la Emonda y sus delicadas ruedas Bontrager RXL “parte-radios”, pero salgo airoso del trance, incluso habiendo tenido que cruzar un charco con barro y todo bajo un puente que salva la autopista A-49...

El ritmo es desigual, voy alerta porque no he transitado por estos lares, pero pronto llegaría al Camino de Valverde por el que tomo en dirección Sur, hacia la capital. Esto lo he hecho algunas veces en sentido contrario y lo conozco, aprovecho el ligero viento de cola hasta llegar de nuevo a la carretera de La Ribera, con un asfalto pésimo en el trozo dedicado a los vehículos a motor, y bochornosamente lamentable y prácticamente inciclable por el arcén. Retomo la carretera del cementerio en sentido inverso, y llego a Huelva, donde pronto tengo un golpe, el primero con la flaca en varios años de práctica, por un despiste de medio segundo: alcanzo al coche que me precede que había frenado para aparcar justo cuando yo miraba hacia atrás para adelantarle. Un poco de panic breaking haciendo un invertido involuntario y finalmente topé con el parachoques de Ford Mondeo casi parado ya, pero no pude evitar caer aparatosamente dejando la bici en medio de la calle y yo dando una voltereta espectacular que se resolvió con un leve raspón en una rodilla y ya. 

Sin más daños materiales que lamentar, Al día siguiente, para resarcirme y ganar la batalla mental de ciclista aguerrido, he vuelto hacer la misma ruta, evitando el tramo offroad, con energía y valor, a pesar de encontrarme viento de cara en la vuelta. Satisfecho y contento, por el momento quedo suave para un par de días, mientras doy vueltas a posibles alternativas para no repetir trayectos que hagan aburridas mis salidas.