martes, 29 de mayo de 2018

y de nuevo: Tarifa

Hace unos meses intentamos llegar Perico y yo, pero un track con trampas, un terreno desconocido y la premura de las pocas horas de luz propia del invierno, nos dejaron con la miel en los labios, a las puertas de la mejor parte del viaje, una ruta que, como hemos podido comprobar ahora, ofrece lo mejor en la segunda parte de su recorrido...

Se planteó la oportunidad de sugerir hacer de nuevo esta incursión en terrenos gaditanos con ocasión de la ruta de final de temporada. Ofrecí mi track, y enseguida fue acogida la idea con alegría y ganas. No en vano, hasta ocho participantes de variopinto pelaje han recorrido todo tipo de terrenos, tanto dentro como fuera de carretera, y con clima variado. 

Siete motos y un coche escoba que nos vino muy bien para llevar los equipajes, que aunque parcos por ser sólo para pasar una noche fuera de casa, siempre es mejor ir ligero para campear con la moto. 

La salida tuvo lugar un sábado a las 8:30, mejor pronto que tarde, en previsión de problemas que siempre surgen en un viaje de este tipo. En media hora comenzó a llover, agua que nos acompañaría durante 25 km de autopista, más o menos, lo que tampoco es mucho, pero sí suficiente para bajarnos los humos y la moral. No obstante, recorrer a renglón seguido tranquilamente la bella carreterita paisajística entre Benacazón y Puebla del Río, mientras se secaban nuestros ropajes, nos hizo sonreir y maravillarnos bajo nuestros cascos. 
Una parada en Coria antes de cruzar el Guadalquivir con la barcaza, para desayunar, fue el momento esperado por algunos para lanzar su repertorio de chanzas, mofas y comentarios varios, como sueler ser costumbre.

A partir de ahí, acabamos con los últimos kilómetros de carretera hasta Dos Hermanas, con un breve paseo, para coger pistas típicas de la zona, anchas y rectas, llanas, rodeadas de campos de cultivo, con bastante polvo que tratábamos de evitar distanciándonos unos de otros. Fue pasando el tiempo, y con él, también el espacio. Los paisajes empezaban a cambiar conforme llegamos a la provincia de Cádiz, atravesando un par de puntos picantes por culpa de recientes lluvias que habían dejado algo de barro; encontrarnos con caminos desaparecidos, invadidos por la vegetación que rápidamente se abre paso en cuanto se le deja espacio, o simplemente recultivados... Es lo que tiene el campo, y he podido comprobarlo con mis años de bicicleta de montaña: el entorno es cambiante, no sólo con las estaciones, sino a veces de una semana para otra. Esto es bonito, y reafirma la idea de que la influencia del hombre no es tanta como algunos se empeñan en hacernos creer, pero ese es otro tema que no es objeto de la presente exposición.

La llegada a Arcos a hora correcta, para mi asombro, propició un almuerzo comunitario y casi desenfrenado. Había hambre, se notaba en el ambiente, y aprovechamos bien la ocasión. Allí se nos separó Pedro Bulli, que venía con una moto prestada, una buena KTM 990 Adventure, que tenía que devolver por la tarde. Pasó un buen rato con nosotros, este año ha salido muy poco con el grupo, y echa de menos la Sertao que vendió el año pasado...

Sea como fuere, a partir de ese punto comenzaba la parte ignota del track, y el concepto "aventura" se hacía presente con cada kilómetro que pasaba. Nos esperaban sorpresas, tomas de decisiones, alguna arriesgada maniobra, pasos técnicos, tramos de velocidad... pero sobre todo vistas espectaculares.

Pronto entraríamos en zona de alcornoques y encinas

El vehículo de apoyo tenía que buscar alternativas constantemente por no poder acceder a senderos estrechos, o trialeras con roderas y muy empinadas. Una charca de lodo, alguna cuesta con demasiada inclinación, y Enrique, el conductor del Land Cruiser, daba la vuelta irremediablemente en busca de otras vías más accesibles, tarea facilitada por el enjambre de dispositivos electrónicos que le acompañaban, mapas topográficos de origen militar, y su indudable talento para estas lides, claro está.


Poco a poco nos internábamos en zonas de sierra gaditana, y era frecuente toparnos con perdices, conejos, todo tipo de aves rapaces fueron avistadas, así como rebaños de ovejas, cabras y otros herbívoros superiores y rumiantes de miradas asesinas...

Perico y Javi se defienden bien en esta traicionera bajada
A cada repecho que superábamos, el paisaje cambiaba de nuevo. Un espectáculo visual no dejaba casi tiempo a asimilar las sensaciones. Pasaban las horas pero queríamos más y más. Y lo tuvimos. Con creces. Pronto nos adentraríamos en fincas enormes, a veces destinadas a pasto para ganado, otras a sembrados de cereal. En ambas ofertas de tránsito tuvimos emoción y sudores. 
Atravesar un par de dehesas con los ganadería brava acechando no es aventura que recomiende a corazones sensibles y mentes apocadas, no. La vuelta atrás no es alternativa viable después de tanto ya recorrido, y hay que tirar palante, con un ojo en el camino y otro mirando de soslayo al toro de lidia de aspecto más que imponente que deja de comer y levanta su tremenda testuz coronada por asombrosa cornamenta para verificar que no suponemos una amenaza para sus dominios... escena difícil de olvidar, seguro. 
Tras pasar rápidamente por estas fincas, dejando atrás el peligro dando al mango, nos metemos en otros embolaos: 



Hubo que adivinar el camino bajo esa capa de trigo, pero mereció la pena. Idas y venidas en busca de la ruta correcta, venga a abrir y cerrar vallas, puertas y cancelas. Al final uno aprende orientación...

Se me olvidó poner alguna imagen del grupo:

Enrique, Javi, Paco, Perico, Antuán, Bulli, el menda, y Lillo

El tramo final fue una sucesión de pistas muy anchas y rectas, en las que pudimos rodar a buena velocidad, a placer, desfogando un poco esos motores que habían pasado muchos kilómetros en primera marcha sorteando vericuetos, atravesando vegetación, subiendo y bajando trialeras... Las máquinas agradecerían el aire y las rpm, y nuestras mentes también se alegran de relajar la tensión con un poco de acelerador. La llegada a Tarifa, destino final, tuvo lugar a la hora correcta, con tiempo para tomar posesión de camas, ejercer un poco de aseo, y estar a tiempo de ver un partido importante del Deporte Rey, cosa en la que Lillo tenía mucho interés. No se lo negamos. 

Momento de la arribada a las puertas del modesto hotelito en Tarifa
 A partir de ahí, lo que tocaba era disfrutar de una buena y merecida cena con productos ibéricos y de la huerta, y después una vuelta por el siempre animado e interesante casco antiguo, con muchísimo ambiente en estos días:


La vuelta estaba prevista por carretera casi en su totalidad, pero la tuvieron que hacer sin mi presencia. Me indispuse por la mañana temprano y tuve que quedarme unas horas más en el hotel para reponerme, de modo que mis compañeros siguieron el track de carreteras secundarias y bellas hasta donde sus respectivos culos les aconsejaron, y llegaron pronto, cansados y satisfechos a casa, no sin antes cumplirse una vez más la maldición que acompaña en todas las rutas de fin de temporada a Antuán: 


Pinchazo, aunque leve. Tuvo que ir con prisa y rellenando para no llamar a la grúa...
Por mi parte, salí de Tarifa sobre las 15:00, tranquilamente, hacia Dos Hermanas, tardando varias horas porque me perdí adrede en busca de carreteras poco transitadas. Un molesto viento de frente bastante rato, y mi estado lejos de ser el óptimo para conducir, hicieron que tuviera que parar cuatro o cinco veces en ese recorrido de 200 km. Lo tomé con filosofía, sin prisa (porque no la había), y aprendiendo cosas de mí, de la moto y de la vida. Pernocté en casa de mis padres, que me acogieron como si yo fuera un chiquillo que viniera agotado de jugar con los amigos, cosa que no se alejaba mucho de la realidad. Mi madre me cuidó como cuando tenía yo nueve años, me mimó, me alimentó. Una madre es una madre. Yo a punto de cumplir 47, y ella sigue tratándome igual que entonces, y supongo que lo hará por siempre. Es algo fantástico!!!!

Tomé el lunes de vacaciones para seguir la vuelta por el track previsto originalmente, que incluía algunos pueblos del Aljarafe sevillano, y un camino que une Hinojos con La Palma del Condado, que es tranquilo, bonito, y poco visto, y puede ofrecer escenas como ésta: 



La llegada a casa fue con una plenitud total. Contento de por fin haber completado este largamente planeado viaje, sin averías ni lesiones por caídas. Las motos se han comportado estupendamente, y no dejo de maravillarme de sus posibilidades una y otra vez. 
Parece ahora que la temporada campera ha llegado a su fin, y ya estoy pergeñando algunas ideas y proyectos venideros.

Ha sido un placer compartirlo con el grupo de traileros de Huelva, lo hemos pasado muy bien a pesar de alguna ausencia, y entusiasmado escribo estas líneas esperando volver a repetir experiencias similares.

miércoles, 23 de mayo de 2018

Singletrack fury: alergia

La naturaleza es cambiante, y lo es por naturaleza. Esta breve afirmación, aunque redundante, tiene sentido, sobre todo en tanto en cuanto no hay nada más natural que la naturaleza.

Hacía muchos meses, quizá demasiados, que no patrullaba por "mi zona", quitando aparte la breve y frustrada incursión de hace pocos días.

Han pasado algunas estaciones, ha hecho calor secándose todo, y ha llovido fuerte y comprimidamente, ocasionando riachuelos que han oradado el terreno, creando regueros donde antes las bajadas eran lisas y predecibles. Han aparecido bancos de arena, y en otros sitios la vegetación invade el sendero haciéndolo casi desaparecer. El bosque está vivo y evoluciona, respira, crece y decrece, sube y baja.



Hoy he ido cogiendo ritmo poco a poco, a ratos perdido por los innumerables caminos que hace tanto que no frecuento. En este lapso de ausencia se han creado algunos senderos nuevos, supongo que otros se han ido cerrando, y también he descubierto un par que tienen pinta de existir hace mucho que, por diferentes motivos, yo no había pasado nunca por allí. Cuando me interno en uno de esos singletracks que a veces se cierran en curvas enlazadas, hay que tener cierto arte, o técnica, para mantener el flow, el ritmo, la continuidad. Pedalear mientras cambias los pesos de la bici, la tumbas a un lado y a otro, acaricias levemente el freno trasero para colocarla en aquel ángulo, un bunnyhop para salvar algún agujero, improvisas un leve zigzag siguiendo la línea de raíces que obstaculizan el paso... eso es una maravilla. Y en esa vorágine en la que uno se encuentra, exigente a nivel físico, pero también y mucho a nivel mental casi sin darte cuenta, porque hay que controlar tantos parámetros, reaccionar instantáneamente a estímulos, prever lo que te vas a encontrar, tomar decisiones en décimas de segundo constantemente... en esa vorágine no dejo de sentir las ramas que rozan mis antebrazos, las pantorrillas. Algunas me causan verdaderos arañazos, otras sólo me acarician con cariño. Es la relación física con el bosque, y es que se trata de toda una experiencia completa, algo que me llena, me gusta, lo deseo y lo necesito. Hay algo, aparte de lo mental, la concentración, esa forma de meditación: ir tan centrado en la conducción que no piensas en nada más, no puedes, no debes hacerlo. Cometer el error de derivar el pensamiento en asuntos extraciclocampestres supone, antes o después, salirte en una curva, topar con el tronco de un pino, caer por un terraplén. Hay algo, como iba diciendo. ¿Puede existir una relación física de dependencia? ¿El roce del arbusto hace el cariño? ¿Qué siente el bosque?

Me rasco la cabeza pensativo mientras escribo estas líneas.



A menudo pienso, quiero pensar, quiero creer (I want to believe) que las plantas son seres sentientes, como debe serlo todo ser vivo. Aún no se ha podido demostrar, creo, aunque me propongo investigarlo. Ya hace mucho tiempo que estuve indagando sobre la capacidad de sentir de seres inferiores como los insectos: ¿puede una hormiga sentir dolor o placer? ¿Hasta qué punto su existencia es una mera programación para responder a estímulos sin más?

El reino vegetal es diverso, y tengo la suerte de poder vivirlo, de disfrutarlo, pero eso me lleva a una experiencia completa de alegría y pensamiento filosófico. La posible capacidad de sentir frío, calor, miedo, hambre, son posibilidades mínimas que están presentes en los seres más diminutos, e insospechadamente, tengo la tendencia a creer que las plantas no están muy lejos en ese campo.

Y también se defienden, hay numerosas pruebas. Se agrupan, viven en comunidad, pactan con otras especies, desarrollan mecanismos de defensa y ataque, crean ecosistemas interdependientes. 



¡Qué suerte la mía el no padecer de alergias! No todos pueden dar un paseo como el mío de hoy sin salir indemne, tanto roce con plantas de todo tipo, respirando un aire lleno de polen y demás microscópicas sustancias... 

Hablando de todo un poco, les dejo ya, que tengo que revisar mis peludas piernas en busca de alguna garrapata que se me haya podido encalomar...

viernes, 18 de mayo de 2018

Singletrack fury: lo seco

Enamorado de la bici, esa afición eterna que siempre estuvo, está, y quiero creer que estará. Los reencuentros siempre son buenos, y aunque me ha costado dos días poner a punto la Santa Cruz después de los desaguisados ocasionados con motivo del uso de la misma por parte de mi primogénito (a quien, por cierto, le he prohibido que vuelva a poner su culo en su sillín), con gran ilusión me dirijo a los pinares de Aljaraque, zona muy chula y propicia para el disfrute de singletracks.


A mediados de mayo como estamos, es normal que todo esté seco, seco, seco, seco. Es lo que hay aquí, y nada más. 
Feliz que iba yo, y cuando llevaba calculo unos cinco km nada más, apenas calentando, caigo en la cuenta de que me he dejado la bomba de inflar ruedas en casa. Ya me ha pasado alguna vez, y aunque hay algún recurso para volver hasta el coche in extremis en caso de pinchazo, mejor no tentar a la suerte. Dar media vuelta y volver sobre tus pasos, con extrema precaución, mirando bien por donde si pisa, por donde se pasa, se convierte en algo imperativo.
Total, menudo reencuentro con los pinares... Casi no he llegado a romper a sudar. Y la tarde era perfecta, con sus 24º centígrados, con horas de luz por delante, y lo más importante, con gran motivación. En fin, las cosas ocurren, y no merece la pena cuestinarse ni lamentarse. La aceptación y el estoicismo es lo mejo, en mi experiencia, para sobrellevar estas cuestiones.
Tendré más oportunidades, muchas, espero, y mientras tanto sigo disfrutando aunque sea seleccionando una imagen congelada a color en formato .jpg y escribiendo esta breve entrada para que esto quede en el recuerdo y aprenda la lección de repasar bien lo que llevo antes de echarme al campo.

martes, 15 de mayo de 2018

El bosque oscuro

Se trata de la segunda parte de la Trilogia de los Tres Cuerpos, que comenzó con "El problema de los tres cuerpos", del autor chino Cixin Liu, y que ya comenté hace unos meses en este, mi bloc.
La primera novela me causó cierto impacto por varios motivos, que son los mismos que me han enganchado de nuevo al leer la segunda entrega: esbozos de la cultura oriental, técnica narrativa sobresaliente, temática muy interesante, y un desarrollo argumental cojonudo. 

P EL BOSQUE OSCURO


En El bosque oscuro, la humanidad se recupera del impacto producido por la inminencia de una invasión alienígena en el plazo de cuatro siglos. La presencia de sofones las partículas subatómicas que permiten el acceso instantáneo de los trisolarianos a toda la información humana) indica que los planes de defensa de la Tierra están completamente expuestos al enemigo. Sólo la mente humana sigue siendo un secreto, sobre todo teniendo en cuenta que los alienígenas no conocen el concepto de engaño, no conciben la comunicación sino con la expresión de la verdad absoluta, y esa es precisamente la única ventaja que tenemos los humanos. Bajo esa premisa, se traza un plan para derrotar a la futura invasión, otorgando a cuatro hombres (a quienes se denominará "los vallados") enormes recursos para diseñar unas estrategias secretas, ocultas a través del engaño tanto de la propia Tierra, como de Trisolaris. Tres de esos hombres son influyentes y científicos, pero el cuarto es un completo desconocido llamado Luo Ji, un astrónomo y sociólogo chino, quien está desconcertado por su nueva condición. 
Hablar más sería estropearles esta magnífica lectura, absolutamente recomendable. 

No en vano, he empalmado con la tercera parte, El fin de la muerte, que espero cumpla las expectativas...

domingo, 13 de mayo de 2018

Singletrack fury: la abuela al ataque

Cuando se cumplen veinticuatro (24) años del nacimiento de mi Hei Hei '94, se propició la oportunidad de dar un paseo con ella. 


El cuadro recordarán que lo adquirí justo antes de mi lesión, y lo fui montando durante el final de la convalecencia, tras la oportuna recolección de piezas acordes. Actualmente la máquina la guardo, por motivos de espacio y conveniencia, en casa de mis padres, en Dos Hermanas, Sevilla, y la uso cuando se tercia que yo ande por allí, con ganas, tiempo, y equipación adecuada, como ha sido el caso este fin de semana.
La Kona de titanio es una bici muy fantástica, y de hecho tengo dos, les recuerdo: ésta y otra de 1997 que tengo montada en plan neo-retro singlespeed, que la cogía mucho hasta que conseguí hacerme con un cuadro Explosif de acero (la bici esa amarilla también montada en SS que fue la que más monté el año pasado).

Mis múltiples aficiones me obligan a repartir el tiempo libre y hacía mucho que no montaba en bici. Ha sido una experiencia maravillosa volver a orbitar el planeta pedalier, me he encontrado a gusto y fuerte, y me pregunto porqué no lo hago más a menudo viviendo en un sitio como Huelva, en el que tengo el campo a la vuelta de la esquina... 
Bueno, no hay que apenarse por ello. Es bueno dar un descanso a las aficiones y retomarlas más tarde con renovados ánimos y energías. El ciclismo es una de esas cosas que siempre están ahí, y que cojo y dejo una y otra vez, y de todos modos sólo viendo mi colección de bicicletas ya disfruto.


Esta Kona es de postura racing con geometrías de la época, muy ágil pero nerviosa, ligera y sobre todo cómoda. El elemento 22 de la tabla periódica tiene sus características especiales, y se notan. 

Ahora viene mala época para la bici, en mi opinión, pues el calor y pedalear son malos compañeros, al menos para mí, pero las sensaciones que me transmite el recorrer los singletracks retorcidos y bellos de Aljaraque y El Portil son tan espléndidas que me están entrando tremendas ganas...

la ley del karma

No sólo voy a contar en este mi bloc lo bueno de lo que me ocurre. Para contrarrestar, les voy a hablar de lo que me pasó el jueves, que no son más que pequeñas contrariedades de la vida, de apenas importancia si lo analizamos mínimamente. 

Salí del trabajo y me dirigí raudo, cuesta arriba, hacia mi casa donde me debía esperar un plato de carrilleras ibéricas en salsa al Pedro Xi.. El plan era almorzar y encaminarme seguidamente a la playa para navegar con el foil: iba a probar por primera vez sin cinchas en los pies, y para ello me he estado preparando mentalmente los últimos días.

Primer contratiempo: el menú ha cambiado. Las carrilleras no pudieron ser, y en su lugar unos buenos solomillos acompañados de revuelto de espárragos y gurumelos. No es que no me guste la alternativa, antes al contrario, pero ya supone una contrariedad porque uno iba hecho a la idea, y la experiencia me demuestra que los cambios a estas alturas... en fin, que a partir de ahí todo iría cuesta abajo.

Geranio enano


Segundo contratiempo: dado que ahora disponemos de un único coche en casa, y que hay que llevar a mi primogénito a clases particulares a las 17 horas, o me busco la vida para ir a la playa, o tengo que esperar hasta esa hora para irme aprovechando que dejo al niño. La segunda opción se convierte en lo más adecuado, pues ya he pedido varios favores por similares circunstancias y nunca hay que abusar de la amistad de terceras personas.

Geranio enano


Tercer contratiempo: Debo estar a las 19 horas de vuelta para recoger al susodicho cuervo, por lo que iba a disponer de tiempo limitado para mi disfrute.

Geranio


Cuarto contratiempo: Yendo hacia la dirección donde debo depositar al interfecto, me cortan la principal vía transitable en coche, por lo que tengo que dar un rodeo de cojones.

Geranio


Quinto contratiempo: en dicho rodeo de cojones, llevo delante a una conductora que cumple rigurosamente el Código de Circulación, presta exceso de cuidado en intersecciones, y aminora peligrosamente cerca de calar el motor de su utilitario en curvas. Esto saca de quicio al más templado, y yo no estaba ya, a esas alturas, para muchas bromas. Hice acopio de paciencia desde lo más profundo de mi fortaleza mental, y aguanté.

Orquídea


Sexto contratiempo: Cuando por fin llego al spot náutico, siendo las 17:20, comienzo a calcular mentalmente el poco rato que iba a estar en el agua... Parece haber viento, monto la cometa de 10 metros, quito el footstrap de la tabla, y me dirijo al agua. Es meterme, y la brisa casi desaparece. La marea está terminando de bajar, hay que caminar con la cometa en alto hasta lograr la profundidad mínima para que la quilla y el ala del foil no peguen en el fondo, lo que se hace difícil con las olas y el viento en dirección perfectamente perpendicular a la orilla. El kite pierde sustentación repetidas veces, me veo obligado a hacer kiteloop para que no caiga al agua. Es una lucha sin cuartel, estéril, agotadora. Siento que una sensación de desesperación se va apoderando de mí. Tanto tiempo trabajando el valor para dar el paso de montar strapless, y todo se vuelve en contra... Finalmente decido salir tras unos veinte minutos de pelea de la que salgo derrotado sin poder siquiera hacer un simple waterstart.

Begonia


Miro el reloj, el tiempo sigue corriendo. Miro al mar, a las nubes, hago mis cábalas. Decido dar por terminada la actividad acuática. El maestro Manolo también se sale, pero decide quedarse a esperar un poco por si sube el viento.

Calanchoe


Desmonto y recojo todo, y llego a las 18:55 al punto de recogida del chaval. La tarde perdida casi completamente. Al menos, tengo un par de horas para leer y descansar con cierta tranquilidad, que no es poca cosa.

Incienso


En mi afán de buscar siempre lo positivo, incluso en lo negativo, pienso que es necesario que a veces pasen cosas como las relatadas. Cuando todo marcha bien, durante un largo periodo, no puede sino tender a empeorar, es pura física.

Geranio

He ido intercalando fototipos estampados en toda la gama de colores del espectro visible, tomados de mi patio particular y exclusivo, y de esta forma incorporo un poco de belleza natural a esta entrada que aunque en principio pudiera parecer que es pesimista o negativa, en verdad es ilustrativa y enseñadora de las circunstancias de la vida. Uno no puede apreciar lo bueno si no vive lo malo, aunque dentro de lo que cabe no se debería llamar malo a lo que me pasó en esa tarde extraña. Hacer eso sería injusto y desproporcionado desde el punto de vista ético-filosófico.
Creo que no hace falta abundar más.

jueves, 3 de mayo de 2018

decisiones

No sé cómo catalogar esto, aunque ahora que lo pienso... quizá no hace falta etiquetar o catalogar todo, ¿no?
Tantas clasificaciones, posicionamientos, nichos, encuadres... total, pa qué.

Sea como fuere, me ha gustado mucho y me siento absolutamente identificado:


Y es que no hago más que tomar cada camino queeeeeeee... Aún así, no concibo mi vida de otro modo. Intento ser feliz, muy feliz, y a fe que lo consigo, o eso me creo yo. Claro, a veces me equivoco, y también me pasan cosas que no quiero, pero supongo que si no ocurre eso, no puedo apreciar verdaderamente lo bueno cuando todo sale a pedir de boca. Eso es así.

Eso es así.