viernes, 26 de agosto de 2011

Watch talk: Seiko FFF

Este es un Blancpain Fifty Fathoms:

Es, para muchos aficionados, el summum, el cénit, lo máximo en relojes de buceo. No es barato, y es heredero de toda una tradición relojera en el mundo de los divers.
Allá por el año 1952 salió a la venta la primera versión de este magnífico aparato, llamado "fifty fathoms", en inglés "cincuenta brazas", que era la profundidad a la que se podía sumergir. No parece mucho, cuando hoy día hay relojes que garantizan estanqueidad hasta los 4000 metros -menuda imbecilidad, pero ahí están-, pero entonces era una aventura tecnológica bucear en esos ambientes tenebroso cercanos a los cien metros -una braza es más o menos 1'8 metros-.
La máquina fue todo un logro y un éxito, y algunos ejércitos lo tomaron como modelo de referencia para sus cuerpos especiales submarinistas. No en vano era muy fiable, resistente, y no se inundaba con facilidad.
Sólo un año después, en 1953, Rolex hizo lo propio con su Submariner, pero claro, el daño ya estaba hecho.
Blancpain y Rolex han seguido haciendo sus respectivos FF y Submariners hasta hoy día, en variadas capacidades acuáticas, y de precios, todo hay que decirlo, aunque ninguno es barato ni abordable por gente de clase media, a mi parecer.
Por ello, y con buena vista, Seiko ha realizado una creación que ha sido acogida entre el público aficionado, sobre todo españoles e ingleses, como un homenaje a Blancpain y su FF, y que aunque se denomina Seiko SNZH57K1, ha sido bautizado extraoficialmente como Seiko Fifty Five Fathoms, haciendo referencia a su sumergibilidad de 100 metros, coincidente con la antigua medida de 55 brazas.




El chisme viene con brazalete de buena calidad, pero para hacer honor al Blancpain y darle la estética adecuada es necesario cambiarlo por una correa de color oscuro. Yo le he colocado una de cuero negro, en color mate, que le ha quedado bastante bien, creo.
Tiene un diámetro de caja de 41 milímetros, excluyendo la corona, y un grosor de 12'5 mm. El fondo, como se puede apreciar en la foto, es roscado y presenta una ventana para observar la maquinaria, un calibre propio -como todos los Seiko, es manufactura- llamado 7s36, de 23 rubíes, de probada fiabilidad y dureza. Tendré que dejar pasar un tiempo prudencial para verificar su puntualidad cronográfica, pero no suele ser maleja, no.




El bisel gira en sentido contrahorario, tiene 120 clicks como es común en los divers Seiko de los últimos años. Tanto los índices como números del bisel como las agujas son dorados, en claro constraste con el negro del insert del bisel y del dial. En un principio, esta combinación puede parecer un poco hortera, pero les aseguro que visto en vivo le da una cierta elegancia, y pareciera que es el reloj ideal de Gotham.
El cristal es de hardlex, de tipo mineral endurecido, y tiene forma ligeramente abombada, que lo hace más bonito y le dan ese toque retro que todo el reloj destila.
El lumen de las agujas es bastante generoso, y los diales horarios presentan un pequeño punto cada uno, que le hace perfectamente legible en la oscuridad nocturna. Seiko es famosa por la calidad y cantidad de su lumen, como lo atestigua algún reloj que tengo con más de treinta y cinco años.
En definitiva, es un clásico moderno, muy elegante, de los que da pena ponerse para bañarse o hacer el burro, no porque no aguante sino por negarse a estropear la belleza que otorga.

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