miércoles, 31 de octubre de 2018

cita:

En ese caso es diferente incitar al desorden, porque cuando la tiranía es Ley, la revolución es orden.

René Pérez Joglar (Calle 13, del tema "Adentro")

67 monos

No, no es el título de la última peli de ciencia ficción de Bruce Willis. No.

Como todo ser humano consciente de la historia de la técnica que se precie debería saber, entre 1993 y 1994 Ducati fabricó 67 motocicletas diseñadas por Pierre Terblanche y equipadas con un motos muy especial: un monocilíndrico primero de 550 cc, y las últimas unidades de 570 cc (escribo de memoria, pero los cubicajes pueden variar algo, supongo) configurado como uno de sus exitosos motor V2 al que se eliminó el cilindro vertical sustituyéndolo por una biela ciega para que siguiera teniendo el equilibrado mecánico natural del motor en uve. Alcanzaba 12000 rpm y rendía más de 70 cv. 
Era una moto fabricada con un objetivo, que era ser competitivo en el campeonato entonces muy popular de motos equipadas con un solo cilindro, el SOS (Sound Of Singles), que ganó varias veces. No era matriculable y tampoco era barata: magnesio y fibra de carbono a tutiplén, suspensiones exóticas, piezas especiales en su motor, poca disponibilidad... 
Rápidamente se creó un halo de misticismo alrededor de esta rara y exclusiva máquina, verdadero grial de coleccionistas y aficionados.

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Bella, no cabe duda
Bueno, pues ahora un concesionario de Dallas (EEUU) ha puesto a la venta una completamente restaurada. Hay que tener en cuenta que todas estas motos fueron usadas para competir, y por tanto han sido apretadas y retorcidas, y con casi total seguridad han rodado por los suelos más de una vez. Restarurar una joya así no ha debido ser fácil, pues hablamos de piezas de escasa tirada y de hace veinticinco años, pero supongo que los especialistas tendrán sus métodos y sus suministradores.
Sea como fuere, no se trata de una subasta, y el PVP es de 155.000 dólares americanos. No está mal, barata me parece. Seguro que alguien la compra, está claro, porque hay gente con mucho dinero por ahí.

Enseguida, en los foros donde se comparten estas noticias, los mismos que denigran el trabajo de su diseñador son los que quedan embelesados ante la visión de esta escultura intemporal. Y, del mismo modo que entre los aficionados ducatistas siempre hubo un deseo confesado de que Ducati pusiera en el mercado una nueva Supersport con motor de aire (que luego nadie compraría, como fue lo que ocurrió), surgen multitud de voces exigiendo por parte de Borgo Panigale la puesta en escena de una nueva Supermono actualizada... para después mirarla de lejos y acercar su billetera al tipo cuatro en línea con buena relación cv/euros, que es lo que importa, joder.

Personalmente no me importaría tener un aparato similar, aunque desde luego no por 155.000 dólares. He hablado con mi amigo Antonio Lozano varias veces sobre meter un motor de ktm 690 en el chasis de una 125 para hacer una moto tandera definitiva. KTM ha estado cerca de este concepto con su Duke 690, una moto que nació como una supermotard civilizada y que poco a poco fue perdiendo ese aura de moto radical y de estética rompedora y cercana al motocross para convertirse en una simple naked con manillar ancho y elevado, mientras nos regalaba con una RC390, hermana pequeñísima de su espectacular RC8. ¿Por qué no una RC690? Un juguete que andaría por los 140 kg, con 75 cv, road legal...

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KTM RC390
Yo, que ya he probado y tenido un montón de motos, y que voy teniendo una edad, creo estar preparado para algo así. A todo el mundo le gusta un misil de 1000 cc y 200 cv, pero al final donde te diviertes es enlazando curvas, y ahí sobran los caballos y los kilos. 
Pero soy consciente de que sería una rara avis, se vendería poco, como en su día ocurrió con la Aprilia RS250 (concepto parejo), motos que a todos gusta admirar, y pocos quieren tener en su garaje...

viernes, 26 de octubre de 2018

Cambio de planes

Los planes estaban hechos hacía cuatro o cinco días atrás, y mientras, yo observaba que la previsión se iba tornando más y más desfavorable.
Aún así, a la hora acordada tomamos dirección Caños de Meca para un glorioso miércoles más, esos días de otoño o invierno que nos ayudan a cargar las pilas lejos del mundanal ruido. Disfrutar del viento, la costa y sus paisajes, lo salvaje, lo auténtico. Eso tiene un precio, que normalmente se cobra en tiempo, algunos desengaños y, porqué no decirlo, dinero también. Pero como ocurre con la cara gasolina que empleo en mis motos, disfruto cada céntimo, ¡no lo duden!

Llegamos al Cabo de Trafalgar sobre medio día, pero el panorama era el de un perfecto día de primavera para disfrutar del Sol en solaz y calmado sosiego. Una morena en topless llamativo nos hizo más llevadera la espera, pero finalmente decidimos, creo que acertadamente, acercarnos a Tarifa, 60 km más de ruta...


A pesar del espectacular panorama junto a la duna de Valdevaqueros, no había demasiados kiters, aunque casi todos alemanes. Hay una verdadera invasión teutona, atraídos sin duda por el clima y las condiciones, que aunque no son las ideales para cometear, menos es nada, y menos con el frío del centro y el Norte de Europa.


Decidimos montar 7 metros, y echamos un buen rato. Quizá hubiéramos ido mejor con 9 metros, pero es que en Tarifa... bueno, yo personalmente prefiero ir corto y dar alguna remada de vez en cuando, a ir pasado cada vez que entra la racha. Buena temperatura de agua, viento un poco anortado y por lo tanto offshore, pero se pudo aprovechar. Sólo por el entorno y los colores merece la pena ir de vez en cuando.
Hacía exactamente un año que estuve por allí, y tampoco es que lo haya echado de menos. Hicimos nuestras cuentas, y determinamos que Tarifa estaría en quinto o incluso en sexto lugar en un hipotético ranking de spots...


Dimos la sesión por terminada, contentos, quedándonos quizá con ganas de más y, sobre todo, de mejor calidad. Pero es que Tarifa es así. Hay cantidad, pero no calidad. 


Un merecido almuerzo en La Tribu, con deliciosas pizzas y postres caseros, y después una vuelta por alguna tienda donde pudimos ver y tocar material de última hornada.
¿Cuándo volveremos a la Meca? No tengo prisa, no está entre mi top five, pero no le hago ascos porque no Tarifa no es sólo la playa y el viento, y hay mucho que ver, visitar, pasear y disfrutar por allí.

lunes, 22 de octubre de 2018

Ducati F1

En esta ocasión no me refiero a la exitosa motocicleta de 750 de los años ochenta, sino a la Fórmula Uno, un sueño furtivo...

La vida da muchas vueltas. Cuando en 2012 Audi se hizo con Ducati muchos aficionados a la marca pensaron que aquella adquisición era una herejía. Una panda de aburguesados alemanes enlatados controlando una marca tan pasional como la indómita Ducati no podía ser algo positivo aunque luego sí resultó serlo, pero eso es otra historia, seguramente porque porque ni los alemanes estaban tan aburguesados, ni Ducati era entonces ni tan pasional ni tan indómita como lo fue en sus años gloriosos... 

Pero ya en los sesenta quiso vincularse con el mundo de la automoción, y casi lo consiguió. 

Durante toda su historia, Ducati ha sido un referente en la creación de motos con un diseño sugerente y fieles a la innovación tecnológica que le permitían sus recursos. Una empresa pequeña como Ducati se permitió el lujo de crear avances como la distribución demodrómica aplicada a las motocicletas. Su artífice fue el ingeniero Fabio Taglioni quien en 1956 desarrolló la distribución de la Ducati 125 Grand Prix, o Ducati 125 Desmo.

Tras su fundación en 1926 y un éxito moderado tanto a nivel comercial como en competición. Su supervivencia estaba ligada a la industria y en sus inicios el éxito de la firma pasó por la fabricación de equipos y componentes de radio. Ducati pasó una época oscura cuando sus instalaciones fueron devastadas por los bombardeos de los aliados durante la Operación Pancake de 1944.

Durante los años posteriores la fabricación de los motores de Ducati Cucciolo recondujeron el futuro de la empresa, centrándose en la producción de motocicletas. La Cucciolo de Aldo Farinelli salvó a Ducati de la desaparición y la convirtió en las bases de lo que hoy conocemos como Ducati.

En esta reencontrada pasión por la mecánica, Ducati comenzó a interesarse en cómo hacerse un hueco en la incipiente economía de posguerra. La recuperación económica les llevó a pensar en los automóviles: todo el mundo quería uno y todas las marcas querían presentar su bólido.
Ducati presentó el Ducati DU-4 de 1946, un prototipo de coche fabricado en torno a un chasis multitubular de acero que en su parte delantera montaba un motor bicilíndrico en uve a 90º refrigerado por aire (como no podía ser de otra manera en una creación de Borgo Panigale), con una cilindrada de 250 cc. 

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Engendro
El proyecto fue mostrado en Milán pero el escaso interés generado llevó a los responsables del proyecto a apartarlo en un rincón. 

Por aquel entonces la Fórmula 1 se tuvo que enfrentar a una difícil decisión. La escalada de la potencia en los monoplazas de mediados de siglo convirtieron a la F1 en un deporte de alto riesgo para la vida de los pilotos y tras las muertes de Chris Bristow, Harry Schell y Alan Stacey en 1960 se decidió que era hora de atajar el problema.

El reglamento de la Fórmula 1 redujo la cilindrada máxima de 2.5 a 1.5 litros y bajo este nuevo paraguas normativo Ducati vio su oportunidad. Fabio Taglioni (sí, el mismo que llevó a Ducati la distribución desmodrómica) se puso a trabajar sobre un folio en blanco y creó una bestia para la época: un motor de Fórmula 1 de ocho cilindros en uve a 90º refrigerado por aire y distribución desmodrómica:



El diseño fue bien, tanto como que conseguía producir más de unos generosos 170 CV que si bien ahora no nos sorprenden especialmente para la época era un rendimiento magnífico. Ahora sólo faltaba un coche en el que montarlo y encontraron un poderoso aliado en Maserati.

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Aquel motor se probó con una notable satisfacción entre todos los implicados en el Osca Maserati - Ducati, pero los problemas financieros de Maserati llevaron a la marca del tridente a cancelar su proyecto de competición y el V8 de Ducati nunca llegó a correr. Aquel motor se quedó montado en un soporte y almacenado en las instalaciones de Bolonia para caer en el olvido, o casi...

Este asombroso propulsor es parte de la historia viva de Ducati y actualmente se encuentra en propiedad de Giorgio Monetti, un ávido coleccionista que junto a Leopoldo Tartarini, dieron la vuelta al mundo con una Ducati 175 TS entre septiembre de 1957 hasta septiembre de 1958.

Un motor que más que una obra de ingeniería hoy es un superviviente que nos recuerda cómo una pequeña marca de motos puede soñar a lo grande y casi conseguir todos sus propósitos. 

Fuente: MotorPasión.

domingo, 21 de octubre de 2018

Y arrancó

Este es el resultado de mi primer reglaje de válvulas a una Ducati, que me ha tenido entretenido tres semanas, entre unas cosas y otras. 
Operación no exenta de algunas complicaciones en mi caso, finalmente creo que lo he solventado con éxito:



Todo ha sido, como señalé en una entrada anterior, cuestión de paciencia, calma, preparación, y algunas elecciones sobre la marcha movidas por un sentido de la lógica mecánica. 
Contrariedades, un par de ellas, sobre todo relacionadas con los tiempos de entrega de las piezas pedidas (mayormente pastillas de reglaje), y encima la mayoría venían mal calibradas, cosa que parece ser un mal habitual en la marca... al final me he hecho un experto en lijarlas y dejarlas a la medida perfecta, aunque a mi tutor Antonio, de Monkey Road Performance no le agrade ese método... pero claro, él no tiene que lidiar con que el día que rectificaron las pastillas que me han enviado estuviera un tal Luigi harto de vino. Porque es que otra explicación no encuentro a las tremendas variaciones entre lo pedido (y marcado en la propia pastilla), y lo que realmente medían. Un desastre. 

Menos mal que saben que juegan con verdaderos apasionados de la marca que tragamos con todo, y que nos mueve el corazón más que la cartera. 

Con razón hay por ahí unos memes que vienen al caso. Cojo prestado este que se ajusta a la perfección a mi concreto supuesto: 

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Singletrack: metiendo el veneno

Excursión pospuesta largamente, siempre hay algo que me impide discurrir por esos caminos que tanto me gustan...
Pero hoy, de una vez por todas, me resarcí, y además acompañado!


Mi pequeño se obstinó en acompañarme, sin saber muy bien de lo que iba esto del ciclomontañismo venido a menos (porque esto de los pinares de Aljaraque no es verdadero ciclomontañismo, sino, en todo caso, ciclocampismo). El no hacía más que insistirme, que si ya estaba harto de ir con sus amigos hasta el Colón, que si a su edad tiene que hacer mucho deporte, y tal y tal.
En fin, bueno, como yo sólo tengo material para mí, tuve que dejarle mi casco, y él fue con un culotte debajo de unas calzonas y una camiseta de algodón. Los guantes se los regalé hace dos navidades, pero como los compré grandes, aún le quedan bien. 
La bici, una Kona Scrap, en realidad una campillera de libro, en aluminio, bici de geometrías un poco radicales y realmente poco adecuadas para el campo a través, aunque a mí me ha dado muchísimas tardes de gloria de enduro hardtail por la zona del Río Piedras. Es decir, el cuadro tiene tela de kilometros campeados.


En algún repechillo tuvo que echar pie a tierra. Es su primera incursión en el bosque, y debe cultivar el arte de la anticipación a los obstáculos, y los cambios precisos de piñones y platos. También, el conocer los caminos ayuda mucho.

Cansado ya, pero sin perder la sonrisa!!!
Hacía mucho que no montaba por la zona, que he visto algo cambiada, como casi siempre que estoy tiempo sin ir. El bosque, la naturaleza, todo vive, respira, y cambia. El cambio es consustancial a la vida, y entre zonas quemadas, caminos que se van cerrando, otros que se abrieron recientemente, el desbroce...
Pero el caso es que finalmente me orienté bien y echamos una rutita bonita, aunque quizá más larga de lo deseable para mi retoño que acabó totalmente agotado.


Yo, con mi polivalente Santa Cruz Chameleo, siempre feliz. Un gorro de lana sustituye al preceptivo casco por los motivos ya señalados, y la verdad es que he ido cómodo con él. No descarto su uso para el invierno venidero.

A continuación, una pequeña composición casi pictórica, del tipo bodegón velocípedo:

sábado, 20 de octubre de 2018

El infierno de lo igual

Me ha llegado un artículo que habla sobre un tal Byung-Chul Han (Seúl, 1959), un filósofo actual. Sí, los hay, pero son tantos y algunos tan estrambóticos, que pasan totalmente desapercibidos. En las redes no se les ve, y los medios de masas los ignoran porque ya se sabe que ese es un tema que no interesa...


Como sé que leer cuesta y cansa, les haré un extracto, y quizá algún comentario.

Este filósofo parece ser uno de los más reconocidos diseccionadores de los males que aquejan a la sociedad hiperconsumista y neoliberal tras la caída del muro de Berlín. Libros como La sociedad del cansancio, Psicopolítica o La expulsión de lo distinto, compendian su discurso intelectual, cuya piedra angular es la igualación del pensamiento a que tiene la sociedad, sus causas y, por supuesto, las consecuencias.

“En la orwelliana 1984 esa sociedad era consciente de que estaba siendo dominada; hoy no tenemos ni esa consciencia de dominación”, alertó recientemente en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), donde el profesor formado y afincado en Alemania disertó sobre la expulsión de la diferencia. Y dio pie a conocer su particular cosmovisión, construida a partir de su tesis de que los individuos hoy se autoexplotan y sienten pavor hacia el otro, el diferente. Viviendo, así, en “el desierto, o el infierno, de lo igual”. Aquí me parece correcto añadir que es curioso que se apoye en un conocido libro de ciencia ficción, una distopía clásica, para ayudar a comprender mejor su tesis. No es la primera vez que esto ocurre, lo han hecho muchos antes que él, y de hecho, siempre se ha hablado que novelas como 1984, La naranja mecánica, Farenheit 451, Rebelión en la granja, etc, eran ejercicios de crítica social hacia donde iba encaminada la civilización.

Autenticidad. Para Han, la gente se vende como auténtica porque “todos quieren ser distintos de los demás”, lo que fuerza a “producirse a uno mismo”. Y es imposible serlo hoy auténticamente porque “en esa voluntad de ser distinto prosigue lo igual”. Resultado: el sistema solo permite que se den “diferencias comercializables”. Este es un efecto muy curioso, y los sicólogos y expertos de márketing lo saben bien: no hay nada como estimular la sensación de autenticidad, de diferencia, para vender un producto, y de ahí el éxito de muchas mercancías, sobre todo las relacionadas con el lujo (o supuesto lujo, claro, que esa es otra cuestión).

‘Big data’.“Los macrodatos hacen superfluo el pensamiento porque si todo es numerable, todo es igual... Estamos en pleno dataísmo: el hombre ya no es soberano de sí mismo sino que es resultado de una operación algorítmica que lo domina sin que lo perciba; lo vemos en China con la concesión de visados según los datos que maneja el Estado o en la técnica del reconocimiento facial”. ¿La revuelta pasaría por dejar de compartir datos o de estar en las redes sociales? “No podemos negarnos a facilitarlos: una sierra también puede cortar cabezas... Hay que ajustar el sistema: el ebook está hecho para que yo lea, no para que me lea a mí a través de algoritmos... ¿O es que el algoritmo hará ahora al hombre? En EE UU hemos visto la influencia de Facebook en las elecciones... Necesitamos una carta digital que recupere la dignidad humana y pensar en una renta básica para las profesiones que devorarán las nuevas tecnologías”. 
Bueno, dejando de lado esos dos últimos deseos del filósofo, cuestiones peregrinas sin más, es bien cierto que los "big data" son un negocio, que lo obtienen sin que nos demos cuenta (ahora ya menos, una vez que ya vamos sabiendo qué son, para qué sirven, y dónde y cómo los capturan). Es lo que toca en un mundo en el que estar conectado en todo momento es imprescindible para vivir... o eso nos quieren hacer creer. Porque no es así en realidad. Hay vida sin Internet, sin redes sociales. La hubo antes, y estoy seguro de que pasado el boom, volverá a haberla, o por lo menos de un modo muy diferente al de hoy día.

Comunicación. “Sin la presencia del otro, la comunicación degenera en un intercambio de información: las relaciones se reemplazan por las conexiones, y así solo se enlaza con lo igual; la comunicación digital es solo vista, hemos perdido todos los sentidos; estamos en una fase debilitada de la comunicación, como nunca: la comunicación global y de los likes solo consiente a los que son más iguales a uno; ¡lo igual no duele!”.
Es correcto en este punto, y yo ya lo había pensado. Ahora no se compra prensa, sino que uno escoge lo que quiere leer, las noticias que te interesan: lógicamente, te interesa leer lo que quieres leer, y no lo contrario, lo incómodo, lo que choca con tu ideología, o lo que te duele. Buscas grupos afines a tus hobbys, bloqueas todo lo que no te gusta. Simplemente, en vez de adaptarte al mundo, ahora se quiere que sea el mundo el que se adapte a uno.

Otros. Es la clave de sus reflexiones más recientes. “Cuanto más iguales son las personas, más aumenta la producción; esa es la lógica actual; el capital necesita que todos seamos iguales, incluso los turistas; el neoliberalismo no funcionaría si las personas fuéramos distintas”. Por ello propone “regresar al animal original, que no consume ni comunica desaforadamente; no tengo soluciones concretas, pero puede que al final el sistema implosione por sí mismo... En cualquier caso, vivimos en una época de conformismo radical: la universidad tiene clientes y solo crea trabajadores, no forma espiritualmente; el mundo está al límite de su capacidad; quizá así llegue un cortocircuito y recuperemos ese animal original”. Totalmente de acuerdo. La universidad se ha convertido prácticamente en una fábrica de parados, hay desde hace un par de generaciones una titulitis galopante, y por otro lado faltan profesionales en otras áreas socialmente "menospreciadas". 

Tiempo.Es necesaria una revolución en el uso del tiempo, sostiene el filósofo, profesor en Berlín. “La aceleración actual disminuye la capacidad de permanecer: necesitamos un tiempo propio que el sistema productivo no nos deja; requerimos de un tiempo de fiesta, que significa estar parados, sin nada productivo que hacer, pero que no debe confundirse con un tiempo de recuperación para seguir trabajando; el tiempo trabajado es tiempo perdido, no es tiempo para nosotros”.

En fin, ideas que realmente no son nada nuevas pero que sirven para refrescar algo el pensamiento. Y lo encontré por casualidad en un periódico de gran tirada!!!
Raro, raro, raro.

viernes, 19 de octubre de 2018

cita?

Desde la distancia he visto que la belleza es constantemente juzgada. 


Esta frase, tan magnífica ella, la dice Jay Moriarty en esa película banal, no exenta de cierta filosofía de andar por casa, llamada "Chasing Mavericks", que es la historia de un adolescente obsesionado por surfear las olas más grandes y secretas de la costa californiana. 
En su búsqueda de un límite casi inalcanzable, es cobijado por un veterano surfero que vive por y para la ola. Dentro de las luchas personales que asaltan a ambos personajes, se suceden una serie de conversaciones que es lo que tiene enjundia de esta película que, por acompañar en ello a mi hijo menor, he visto ya varias veces...
Pero no ha sido hasta esta última vez que me he quedado con la dichosa frase.

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Los aludidos, viendo la belleza desde la distancia

Desde la distancia he visto que la belleza es constantemente juzgada. Y es que me pasa lo mismo. 

Me sitúo en un plano distante, lejano, cada vez más. No me identifico con lo que me rodea, me cuesta trabajo, cada vez más, relacionarme y compartir. Y desde esa distancia, y también desde lo profundo de mi ser, de mi educación y formación, tanto la recibida desde fuera, como la que yo mismo me he procurado a base de leer e investigar, de probar, de relacionar, de charlar con otros que, como yo, creo que también tienen otras visiones de la vida, desde esa lejanía, como digo, observo e intento no juzgar. Pero es difícil no hacerlo, va en la naturaleza del hombre: hay que juzgar para poder elegir, y hay que elegir para sobrevivir, para vivir en suma. 

De modo que me encuentro en esta tesitura que significa no juzgar, que es algo muy difícil, se lo aseguro a ustedes, mis pocos pero fieles lectores. 
Veo, oigo, callo. Cuando puedo. Y descubro que cada vez puedo más. 
Me lleva años de ejercicio consciente trabajar este asunto, pero veo avances. Y me gusta.

miércoles, 10 de octubre de 2018

Un muchacho y su perro

Se trata de esto:

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Un muchacho y su perro se refiere a la historia de un adolescente (Vic) y su perro telepático (Blood), que trabajan juntos como un equipo con el fin de sobrevivir en la peligrosa tierra baldía post-apocalíptica del suroeste de Estados Unidos. 
Publicada en 1969, y ganadora del premio Nebula, 

El autor, Harlan Ellison, publicó unos dos mil cuentos de diversa longitud y un puñado de novelas cortas de gran mérito. Todo ello le reportó siete premios Hugo, cuatro Nebulas y dieciocho Locus, por lo que estamos ante un señor que sabía. 

En ésta, que ha sido mi primera lectura de él, reseñada como quizá su obra cumbre, usa un estilo curioso, que no malo. Sí un poco diferente de lo acostumbrado, con la creación de una jerga o vocabulario especial, recurso también visto en otros autores de obras basadas en distopías o situadas en escenarios post apocalípticos, y tiene un ritmo que recuerda un poco a aquellas obras beatnik un poco anteriores al momento de escribir Un muchacho y su perro.

El perro es el resultado de la evolución tras unos experimentos en que se mezcló genética de can y delfín, y tiene ciertas cualidades telepáticas (para comunicarse con su amo) y de raciocinio, pero perdió en algún momento del camino su capacidad para buscar por sí mismo el alimento, el sustento. Para ello se une a Vic, el humano, un chico que vive solo, movido únicamente por la comida y el sexo, ambas cosas encontradas por su fiel perro. La violencia es norma común y habitual, se ha perdido todo rastro de ciencia, tecnología, conocimiento, sociedad. Pero bajo la superficie hay unas comunidades que viven anquilosadas en la forma de vida previa a la Primera Guerra Mundial por decisión propia, en las que reinan la hipocresía, la rigidez de unas reglas inmutables, y la esterilidad de los machos. 
En un momento dado, el protagonista debe elegir entre vivir en uno o en otro sitio, pues cada uno tiene sus ventajas e inconvenientes.

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Fue llevada al cine en 1975

Sin duda, un pequeño hito, una novela corta singular, casi imprescindible, que se lee rápido porque tiene acción, mantiene la tensión y tiene pocas páginas. Un must.

lunes, 8 de octubre de 2018

Guía del autoestopista galáctico

Escrita por Douglas Adams, y publicada en Londres allá por 1979, esta curiosa novela de ciencia ficción rayana en la órbita de las obras de fantasía, ha tenido durante años un gran éxito, y es rara la lista del tipo "las mejores 20 novelas de ciencia ficción" y similares en las que no ostente una posición destacada.
Bueno, el librito es entretenido, pero en ningún modo puede catalogarse como obra maestra o definitiva o inigualable o innovadora. Ni nada que se le parezca a ninguno de los citados adjetivos calificativos.
Simplemente, y por acabar rápido: es bastante entretenida. Pero se aleja de la plausibilidad que debe incluir toda creación de este curioso nicho literario, que es precisamente lo que lo hace atractivo: que no es, o al menos no lo es aún, pero que podría ser o haber sido. O directamente será.
En cambio, en Guía del ..., sólo vemos un cúmulo de historietas graciosas, hábilmente encadenadas, para llevarnos a un final muy poco resolutivo, aunque ahora que lo pienso, mejor que acabe como acaba, ya que por su propia estructura argumental podría seguir el mismo plan literario durante decenas de cientos de miles de páginas. Y más aún. Por eso es mejor que acabe como acaba y cuando acaba. 

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No se dejen engañar por el título, que es meramente anecdótico y sirve de poco en lo que es la verdadera trama (¿?) de la historia: el planeta Tierra va a ser destruido porque su lugar va a ser ocupado por una autopista galáctica. El único superviviente es Arthur, que es salvado in extremis por un extraterrestre de nombre Ford Prefect que lleva unos años afincado en su pueblo sin que nadie sospeche su cualidad de alienígena. Lo que pasa después es el meollo del libro.

Datos a tener en cuenta: usa un lenguaje fresco, y su lectura es bastante divertida, recurriendo permanente e insistentemente al humor, humor inglés, claro. A mí me ha gustado, pero no lo pondría en una lista de las 20 mejores novelas de ciencia ficción.

Alegre, entretenido, pasarán ustedes un buen rato, pero no busquen contenidos filosóficos, tecnológicos, utopías sociales, etc.

Para terminar, señalar que se hizo una versión cinematográfica que... bueno, mejor lo olvidamos.

viernes, 5 de octubre de 2018

Desmoservice (III)

Todo tiene un método. Yo he intentado formarme para llevar a cabo el reglaje de válvulas de la rubia, pero ¡qué gran verdad aquella de "cortando cojones se aprende a capar"!

Pedí las pastillas calibradas que me hacían falta para el cilindro vertical, y tardaron ocho días en llegar. De las cuatro solicitadas, tres venían bien, pero otra, que debía tener un espesor de 3'45 mm, y así está marcado al láser en un costado, medía en realidad 3'59 mm. Ya estaba yo advertido de que algunas pastillas podían variar respecto de lo marcado... pero una cosa son un par de centésimas, y otra lo que yo me he encontrado. Un desastre. Será que el Luigi de turno se había tomado más Camparis de la cuenta el día que le tocó medir y clasificar su lote.

Bueno, ante todo hay que tener calma. Yo ya sabía que esto iba a llevar tiempo y se podían presentar complicaciones. Esto no es nada comparado con cosas más graves o peculiares que pueden ocurrir.

Monté la culata vertical y comprobé que las demás válvulas me han quedado demasiado ajustadas. Pero todo tiene arreglo con unos cambios de pastillas por aquí y por allá. Con las válvulas sujetas y la correa de ese cilindro desmontada para que no mueva los árboles de levas, giro el motor para dejar el cilindro horizontal en PMS, y procedo a desmontar, por fin, su tapa de balancines:


No, no se asusten, no es una hemorragia. Es aceite que queda depositado en la parte baja de la culata, que al quitar la tapa se vierte un poco. Ese es el color del Motul 7100 que puse recientemente, hará unos 400 km. Como se ve, aún tiene el aspecto original, buena cosa.

Como ocurrió con el otro cilindro, todas las holguras de cierre están mal, con excesivo juego, algunas válvulas con más del doble de lo recomendado. Así y todo, este motor arrancaba, funcionaba bien, ralentizaba estupendamente. Pero ahora supongo que lo hará todo mejor, claro.

En el proceso de desmontar las pastillas, ha ocurrido un hecho extraño: los dos semianillos que retienen una de las pastillas de cierre han desaparecido mágica, misteriosamente. Usé un imán para extraerlos, y parecía que todo iba bien, pero contra toda lógica los perdí de vista. Los he buscado por activa y pasiva, he vaciado y limpiado todo el aceite alojado en los recovecos de la culata, he pasado el imán por cada esquina y hueco, he mirado y remirado, me he arrastrado por el suelo buscando... pero nada. Sólo espero que no hayan caído en alguno de los sumideros que recogen el aceite para llevarlo a la parte baja del motor, pues eso puede provocar una avería más o menos grave, pero fue el primer lugar en el que busqué.

Sea como fuere, tengo semianillos de repuesto. Pensaré que los ausentes salieron volando por algún motivo y deben estar en algún sitio del garaje. Ya medí todas las pastillas e hice las matemáticas. Esta vez sólo tengo que pedir tres pastillas, y ya tengo elaborado todo un plan para el trasvase de unas válvulas a otras para que todo cuadre. 

Lo curioso es que todo esto no es que sea difícil, pero consume mucho tiempo, sobre todo esta primera vez. Por eso es importante tener paciencia; hacer los deberes previos en forma de estudio del manual de taller, visión de videos, lectura de hilos en foros; tener las herramientas, las ganas, el espacio; y lanzarte a la piscina. 

No me cabe duda de que esta operación me está reportando placer en el sentido de entretenerme, aprender cosas, comprender mejor la máquina que llevo entre las piernas. Estaré más unido a ella cuando acabe este trance, mi relación se aprieta mucho, y aunque se trata de una simple máquina, ya sabemos que las motos son algo inerte muy especial.