miércoles, 19 de abril de 2017

el guardián entre el centeno

Vale, sí, ya sé que las obras de arte hay que tomarlas en contexto, teniendo en cuenta la época en que se realizaron. Pero todo tiene un límite, señores.
Intentaré ser sincero y, sobre todo, objetivo: este famosísimo libro es una maldita hez pinchada en un palo. Es un insulto a la inteligencia del lector, una barrabasada literaria, una ignominia de las letras.

Un mojón, vamos.

guardian entre el centeno portada

Esta novelita, publicada en 1951, fue censurada durante muchos años por sus referencias continuas al alcohol, tabaco y prostitución. Más tarde todo dio un giro radical, y pasó a convertirse en libro de referencia en los institutos estadounidenses. Incomprensiblemente, añado.

Eso da idea de lo limitada que es la historia de ese país, tan grande en unas cosas y tan terriblemente soez y limitado para otras...

Una acumulación de páginas escritas sin ningún atisbo de estilo o clase, con numerosos exabruptos sin ton ni son, con una carencia argumental notoria... Hay quien quiere ver una crítica a la sociedad de la época, otros se empeñan en que plasma el sentimiento que todo adolescente tuvo alguna vez (debo ser un raro, jamás me sentí como el protagonista), algunos hacen profundos análisis de la personalidad de ese individuo extrayendo unas conclusiones absolutamente inventadas o ficticias... Sin duda, los hay que tienen una gran imaginación.

Un total desvarío en toda regla. Novela absolutamente prescindible, únicamente válida como combustible para encender la barbacoa o la chimenea.

jueves, 13 de abril de 2017

137

Cuando salía del garaje ya era un poco tarde. No importa, me dije, tenía todo el día.
Pero la verdad es que sí tuvo sus consecuencias en cuanto a la cantidad de tráfico, presencia policial, y radares ocultos. Nada con lo que uno no pueda lidiar con éxito, teniendo en cuenta una máxima importante en la conducción en vía pública: paciencia, templanza.
Ya llegará la zona de curvas que está de Zalamea la Real hacia el Norte, donde hay menos domingueros, o semanasanteros en este caso. Una cocacola fresquita (el día no estaba para café), y para abajo por el mismo camino, conducción ligera pero relajada, feliz y seguro, disfrutando con el estilo que sólo llevar una máquina así puede otorgar.
Pasada Zalamea, pronto cojo un desvío que me lleva por una buena carretera, una pista de 127 curvas a lo largo de 21 kilómetros, algunas verdaderamente cerradas, y ninguna realmente rápida, pero con asfalto perfecto, subidas y bajadas, un verdadero disfrute.
Sí, las he contado sobre el Google Maps. Soy así de friki.



Generaciones

Cada generación cree que la siguiente acabará con todo. Yo mismo he pensado tal cosa muchas veces, incluso lo hemos llegado a comentar entre padres inexpertos cuando vemos lo que nos rodea.

Pronto hemos olvidado que nosotros una vez fuimos jóvenes y estuvimos un poco locos... Ahora ya no somos tan jóvenes, y algunos seguimos tanto o más locuelos.

Pero vemos cosas que pasan, y nos enteramos. Antes no era así. Pero hoy día, a través de las redes sociales, internet, los grupos de mensajería instantánea... uno tiene conocimiento al momento de lo que ocurre. Es difícil establecer un filtro sobre lo que nos llega, y a menudo uno termina por no hacer caso casi de nada... pero las sensaciones, el desasosiego creado, permanecen.

Vinieron a ver un partido de fútbol cuatro amigos de mi primogénito a casa. Me temí lo peor, dado que soy muy celoso de la tranquilidad de mi hogar, y mi tiempo y solaz son sagrados.
Sin embargo, en vez de jaleo, alboroto y bullicio, me encontré con unos chicos de 16 años que sabían comportarse, no alzaron la voz ni para cantar los goles, incluso no permitieron que les invitara a pizzas y se las pagaron ellos!!!
Cosas así no me pasan todos los día, son tranquilizadoras para mi espíritu, normalmente muy torturado.

Veo futuro, un devenir posible y feliz. Y libre.

Aberración



La aberración. ¿Por qué no permitir la celebración pública de la Pasión? En primer lugar, la práctica de una religión es algo que pertenece al ámbito privado, casi íntimo diríase. Partiendo de esta base, ¿cuál es el sentido de hacer alarde, apología, exhibición, incluso competición pública? Es algo excesivo el uso de los recursos públicos, pagados con el dinero extraído a la fuerza por el Leviatán de turno, para mayor loa y gloria de las diversas asociaciones que se dedican en cuerpo y alma (quizá nunca mejor dicho, a pesar de ser personas jurídicas) a estos menesteres. Y me refiero no sólo a ocupar con total exclusividad y parsimonia la calzada destinada a la circulación de vehículos. Porque esta ocupación abusiva, esta obcecación por avasallar a los que no piensan como tú, lleva aparejadas otras cuestiones no menos sangrantes e hirientes.

Ruidos insoportables y ridículos a horas intempestivas en forma de tambores y trompetas (que además tocan a un volumen inmisericorde, sin importar hora, cercanía de enfermos o ancianos, disturbar el sueño de niños pequeños, o el simple descanso del trabajador).

Sí, aunque no lo crean, hay personas que tienen derecho al descanso, que precisan ejercer su derecho de paso por la vía pública, el acceso a su domicilio o a su garaje particular por el que se pagan no pocos impuestos a lo largo del año: impuesto de transmisiones o IVA en el momento de la compra, IBI cada año (incluso te quieren colar tasas de residuos si no andas espabilado), la placa del vado (algo ilegal, ya que per se está prohibido aparcar en los accesos a garajes según el Código de Circulación… un robo más por parte de nuestros queridos ayuntamientos).
Esto es una calle peatonal, como reza la señal... salvo en Semana Santa. El horror.
Todo eso y mucho más se desmonta, se cae, se desmorona cuando unos señores, que no ponen un pie en la misa de los domingos el resto del año, deciden salir en procesión a celebrar su llamada estación de penitencia. Es de risa, y digo de risa por no decir de llanto, que es a lo que verdaderamente incita.

Ganas de llorar de impotencia al ver que no puedo llegar a la puerta de mi casa en coche por estar cortados todos los accesos posibles e imposibles, y si acaso llegara, toca luchar contra los cientos (realmente son cientos, los he contado) de vehículos aparcados ilegalmente en los aledaños de mi calle, que para más inri es peatonal. Gobernado el negocio temporal del aparcamiento ilegal en zona prohibida por un grupo de mafiosos de origen ruso, la policía hace acto total de ausencia, y no se te vaya a ocurrir llamar para pedir ayuda: estarán demasiado ocupados regulando el tráfico (quiero decir prohibiendo el mismo, claro) como para mandar una grúa para retirar el coche que impide la entrada y salida de tu garaje, o ese otro que bloquea la entrada a tu casa, cosa que me ha ocurrido a mí particularmente. Así es la desfachatez del español capillita, muy preocupado en vestirse de punta en blanco bien perfumadito, ronear por las calles del centro, incluso echar una lagrimita emocionado por esa levantá, mientras jode al prójimo ignorando absolutamente el mensaje más importante que dejó Jesús de Nazaret.

¿Por qué? ¿Cómo se llegó a esa desviación de la fe? Y lo que es más grave e importante, ¿por qué se sigue manteniendo esta barbarie? No me valen respuestas sobre el negocio económico, o la vida que transmite a los barrios, o cualquier otra cosa que se les ocurra, porque nada de eso puede estar por encima de los derechos más básicos, más elementales, de los ciudadanos. Derecho a la libre circulación, al descanso, al respeto simplemente.

Ah, el tráfico. Las consecuencias del transcurso de las cofradías por la vía pública van más allá del corte de la circulación puntual en el momento de su recorrido. El suelo queda lleno de cera vertida por cirios, que se convierten en una peligrosa cobertura deslizante sobre el ya de por sí infame asfalto, de muy poca calidad y agarre, lleno de baches, grietas y pintura blanca. Y eso donde haya asfalto, porque en mi ciudad sigue existiendo ese recurso de principios del siglo pasado, el adoquinado. El adoquín es una superficie irregular y resbaladiza por sí mismo. Pero es que si además no es de calidad y está colocado por una contrata que trabaja a destajo sin importarle un carajo la calidad de la obra, y los responsables municipales no hacen su tarea de inspección y exigencia de calidad, el asunto es sangrante. El adoquinado de nuestras calles es como circular por un camino de cabras, y uno ha de ir esquivando con el coche los numerosos socavones y bultos, so pena de reventar amortiguadores y neumáticos, incluso pegar con los bajos del vehículo en alguna ocasión. Imaginen la inseguridad yendo en moto o en bici, me parto de la risa. Y ahora añadan al cocktail la cera semanasantera y unas gotas de lluvia. Pero no importa que la seguridad vial quede afectada durante un mes, no. Todo sea por el goce, la lagrimita, y la renta del bar de la esquina que se harta de servir cafelitos, cocacolas y bocatas de calidad ínfima.

Barrinha (y 2)

Y así fue, el domingo se cumplió lo prometido, uno de "esos días de faro". Feliz de haberlo vivido, no se sabe cuándo volveremos a tener algo así.
Buenas olas, buen periodo, muy buen viento, y bastante gente en las rompientes, pero con saber hacer, dominio, buen rollo.


En la ría también disfrutaron lo suyo, con agua perfectamente plana, merced a una bajamar que se prolongó bastante, y los truqueros, los twintips y los aprendices tuvieron una jornada de gloria.


Bola extra: 
Sólo un par de días más tarde, tuvimos una reinauguración de la temparada de foil. Una tarde en la que lo peleamos hasta lo imposible. Y otra en la que disfruté hasta la extenuación, y todavía se están acordando las piernas del tuté que les metí, trabajando músculos que de otro modo suelen estar infrautilizados o simplemente olvidados...




sábado, 8 de abril de 2017

A Barrinha

La playa de Faro, el lugar más meridional del Algarve, se encuentra en realidad enclavada en una barra de arena separada de la península ibérica por la ría de Formosa. Se accede a través de un puente estrecho, con un solo carril que presenta una circulación alternada que no deja de ser tan curioso como irritante si se forma cola, cosa habitual en fines de semana y verano.
Cuando soplan varios días de fuerte Levante en el estrecho, acaba repercutiendo aquí, y es momento de aprovechar la propicia ocasión de disfrutar unas condiciones únicas creo que en toda la península y, posiblemente, en toda Europa. Mejor que no se conozca, y la verdad es que soy un poco reticente a dar publicidad a esto en este medio, pero mis escasísimos lectores seguro que no van a levantar la liebre...

Tales condiciones son: viento side-off que ahueca la ola propiciando un surf divino, superficie glassy magnífica, viento realmente predecible y constante para ser de tierra, y además, para más inri, ideal para surfear de izquierdas, perfecto para mí por mi condición de goofy.
Como pueden suponer, desde que tengo el nivel adecuado para ello, no perdono una sola ocasión para aprovechar tal paraíso que, además, tengo relativamente cerca de casa.


Pueden observar en las instantáneas tomadas esta misma mañana que el sitio es punto de reunión y práctica del surf, y el lugar está lleno de clubes y escuelas. Obsérvese que el viento de tierra lanza el spray de la espuma hacia atrás. Ahí tenemos poco más de un metro, lo que es lo normal, aunque yo he navegado hasta con overhead, y hasta 2'5-3 metros, mucha tela para el que no esté habituado.


Navegar en estas condiciones no está exento de riesgos, y en estos casos cualquier fallo del material puede convertirse en un serio problema si no estamos dispuestos a deshacernos de él. Un poco de sangre fría, mentalización, y tener las cosas claras, siempre ayuda. Por supuesto, hay que ir bien acompañado de otros navegantes solventes.

Al final de la playa encontramos unas casas que originalmente eran de pescadores, hoy convertidas en residencias vacacionales y de fin de semana, pequeñas casitas edificadas directamente sobre la arena, a escasos metros de la mar, que dan una imagen única al sitio:









Después de la navegada, mi fiel padawán toma su reponedor almuerzo, bien regado con salsa ketchup:

¡Cómo disfruta el tío!
Claro, no puede ser de otro modo, en el viaje de vuelta, poco más de una hora, cae rendido en los brazos de Morfeo...

Hoy pegamos unas buenas surfeadas, pero el viento flojeó al final, y como llegamos un poco tarde porque estuvimos investigando otro spot alternativo, se nos ha hecho bastante corto, la verdad.
Mañana será otro día, se espera más viento y más ola también. Esperemos tener uno de esos días para el recuerdo.

Vamoooooossssss!!!!

jueves, 6 de abril de 2017

domingo, 2 de abril de 2017

Spring is already here

La primavera ya está aquí, la verdadera, la de las tardecitas agradables, sol, calma. Love is everywhere, and I like it.

Brisas térmicas empiezan a aparecer, y con ellas algunos hacemos automáticamente acto de presencia con nuestras armas para vientos low. Estreno así mi temporada de hidrofoiling, con unos paseos bárbaros desde la Canaleta hasta Los Enebrales, un par de veces. 
Condiciones ideales de agua plana y suavidad eólica, que me han permitido enfrentarme al reto del foil de nuevo con total seguridad y disfrute pleno.

No he sido el único, otros también han aprovechado la tarde, unos dando cursos, otro pegándose una navegada de órdago con su buena cometa de 15 m2:


Veo venir unos meses gloriosos, y me congratulo por anticipado debido a ello. Lo que va pegando es un vídeo, ¿no creen?
Tendré que currarme algo.