domingo, 31 de enero de 2016

El mojón

Parece que hace un tiempo, Gonzalo Giner obtuvo un éxito, no sé si merecido o no, con una novela llamada "El Sanador de Caballos". Vino un poco a aprovechar el tirón de otros best sellers a nivel mundial como "El médico", de Noah Gordon, que me cautivó.
No he tenido la ocasión de leer "El sanador...", ni lo haré, viendo el resultado y efectos que han tenido en mí la verdadera pérdida de tiempo que ha supuesto dedicar algunas horas a "Pacto de Lealtad".



Esta novela, ambientada en los albores del nazismo en Alemania, cosa que se trata de puntillas, y en la situación en España justo antes y durante la Guerra Civil, cosa que se trata más de puntillas y únicamente se aprovecha para posicionarse, ambiguamente, en uno u otro bando, es un bluff absoluto, prescindible por entero en cualquier biblioteca que se precie de ese digno nombre. 

Lo tengo, obviamente no porque lo haya comprado yo (oh, sacrilegio para mi bolsillo. Hay que tener mucho cuidado en que se gasta el dinero), sino porque alguien me lo regaló, bien por mi cumpleaños o bien por motivos navideños. En cualquier caso, un error por diversos motivos. Pues considero que antes de regalar algo tan personal como un libro, hay que, como mínimo, interesarse por los gustos y preferencias del regalado.


No quiero dedicar mucho más rato a este bodrio, que además según se publicita en la portada, va por la segunda edición y se ha logrado engañar a no se cuantos cientos de miles de lectores...

Un 3'2 de nota. Como máximo.

Compañía

Me levanto un sábado como otro cualquiera, pensando, oh, gran dilema que casi me ha quitado el sueño, en qué bici iba a usar para una rutilla entre senderos y pinos...
Así andaba yo, con mi café en tazón (grande, fuerte, de los que solo uso en fin de semana), cuando mi primogénito me sorprende pidiéndome venir conmigo. Oh!

¿Qué puede hacer un padre? Cuando tu hijo de casi 15 años prefiere pasar la mañana contigo dando pedales por el campo, ¿cómo resistirse? El chaval ha crecido bastante en los últimos tiempos, y ya está más alto que un servidor, por lo que la cosa puede ser más fácil de lo que pensaba: no hay que ajustar la tija, y hoy va a ser el día que pruebe los pedales automáticos por primera vez. Se los pongo en el punto más flojo para que sea más fácil meter y sacar la zapatilla con la cala, y palante.

Su adaptación es inmediata. No se ha caído por no sacar a tiempo las calas ni una sola vez. A mí me costó dos o tres costalazos en parado. Y duelen tela. Pero estos niños aprenden y se adaptan MUY rápido.
Para él la Santa Cruz, que creo es la bici que más le gusta, quizá por su color y aspecto agresivo. Yo escojo la Trek Sawyer, ese hierro de 29" que me encanta sobre todo por su estética y por su espectacular manejo, incluso en los senderos más intrincadamente revirados. Sorprende su capacidad de giro y de cambiar de dirección. Gary es Dios.


La ruta la hacemos a ritmo de paseo tranquilo. Manu no está muy en forma, y desde finales de verano no coge la bici. Pero es joven, tiene ganas, y es difícil borrar la sonrisa de su cara. Aprovecho la ocasión para ir de caminito a caminito en un día espectacular por el solazo que hace, que nos regala un mediodía templado y un campo en todo su verde esplendor.
Aquí el chiquillo subiendo por "la batidora":


Le voy contando el porqué de los senderos y su localización, cuando lo sé. Quién le pone los nombres y quién clava estos carteles en los pinos al inicio de los mismos:


Un par de veces hemos parado para beber algo de agua y comentar la jugada. Un descansito tampoco le vino mal:


Feliz y orgulloso, en un terreno idílico para el ciclosenderismo al que últimamente soy muy aficionado. Tremendamente agradecido por poder disfrutar de estos momentos:


Paraje chuli con estrecho caminito llamado "el solitario". Ya queda poco para llegar al final. Manu va dichoso:


Primanvierno


A fecha 31 de enero en este atípico invierno, no es raro ver el campo con unos tintes absolutamente primaverales. Es guay. Mola. Pero asimismo inquietante al observador de la naturaleza que piensa en las consecuencias de esta evolución de las estaciones.


No quita ello que disfrutemos de nuestra afición a las motos, que toma vida a través de diferentes manifestaciones. En este caso, y como bien saben vds., llevo tres años casi en plena ebullición trail. Sí, pero el verdadero y genuino trail. Y hay que aclarar este concepto porque hoy día se ha atribuido ese apelativo, a veces como sustantivo, en otras ocasiones como adjetivo, a diversas actividades, como correr por el campo, o lo que dicen algunos que hacen con la bici por los senderos montañeses.
Y no. No aquí, al menos.

Aunque, la verdad, pensado fría y pausadamente, ¿por qué buscar una catalogación de todo lo que se hace? ¿Por qué crear nichos? ¿A quién sirve, a quién beneficia? Eso es lo que hay que preguntarse.

Mientras tanto, los cuatro jinetes muy bien que lo hemos pasado hoy, en una mañana fría al principio, pero que pronto se ha tornado sumamente agradable. Estas sonrisas lo explican todo:


Desde Huelva hasta Aroche, cruzando la provincia entera. Hacia arriba por pistas con alguna complicación en forma de bancos de arena que hemos superado sin más problemas (bien es cierto que alguna máquina más grande/pesada/menos manejable ha pasado un tropezón que otro), charquitos, cuestas, terreno suelto, grava, más compacto, a ratos reviradísimo, otras veces rectilíneo (que nos ha servido para desbocar la caballería generosa de nuestras jamelgas). 
Tras un desayuno normalito en San Bartolomé de la Torre, donde he echado de menos la presencia de jamón ibérico para las tostadas, con su correspondiente charla poniendo a parir a los ausentes, como manda la costumbre, seguimos ruta hacia el Norte, con alegría y ritmo alegre, pues de otro modo iba a ser imposible estar de vuelta para la hora del almuerzo.

En la siguiente toma bidimensional a color contemplamos la 800 de Manu, imponente con esos tacos en las ruedas, y que se defiende honorablemente en terreno adversos. Chapeau, MA:


En esta otra retratadura, junto con Antuán, al fondo Aroche. Misión cumplida!!!!:


La vuelta no merece mucho comentario, todo por carretera: hasta Galaroza por la N-433, y de ahí hasta la autopista A-49 a través de la conocidísima N-435, vía que conozco como la palma de mi mano por haberla recorrido cienes y cienes de veces con mis Ducatis en años pasados, y en la que la 690R se ha portado de lujo a buen ritmito, ligero pero seguro.

Ruta para recordar por su longitud, unos 270 km en total, que confirma no sólo nuestra progresión en estas lides como grupo que sabe rodar rápido, bien y más o menos juntitos, sino nuestra capacidad para acometer este tipo de proyectos a priori un poco difíciles de hacer surgidos hace tres o cuatro días en un grupo de wasap.
Bravo, amigos!!!

miércoles, 27 de enero de 2016

Parecía que no...

... pero fue que sí. 
Ayer le estuve cambiando los rodamientos del pedalier a la Garyfisher, y mientras lo hacía, me miraba ella, triste, desde el fondo del zulo, más allá de tablas de surf y de cometas. "Mañana será tu día, ya te va tocando".
Es lo que pasa cuando la cuadra empieza a ser extensa, que hay que repartirse y tratar de tocar todos los palos, pero siempre, aunque uno no quiera, cada momento de mi vida tiene su preferida. Y la novedad siempre se impone, al menos durante un tiempo. Por eso estas semanas últimas he montado más las singlespeed que las demás.
Ya desde temprano decidí que hoy trataría de salir con la Scalpel, AKA el Bisturí. Me niego a llamarla "la zurda", como mucha gente hace con la suya. Déjenme, permítanme esa pequeña licencia.
Y aunque el almuerzo ha sido un poco pesado, y un pequeño dolor de cabeza amenazaba mi bienestar, haciendo uso de mi poderosa fuerza mental me he sobrepuesto a esas pequeñas incomodidades, me he enfundado una licra roja y una chaquetilla a juego, y he desembarcado en las cercanías de Aljaraque dispuesto a hacer una ruta tranquila, basada mitad en los senderos últimamente descubiertos, y mitad pura escapatoria de mi imaginación y la ilusión de explorar territorio ignoto:


En estos trámites me encontraba yo, divagando por una pista de enlace, cuando torcí por aquí, y empalmé por allá, y llego de repente al sendero más gayer de toda Huelva, sin duda, por su rectitud que pareciera haber sido creado con tiralíneas y regla, y además en un altiplano con escasa vegetación, que se podría jugar al fútbol con éxito. Sería una bonita experiencia hacerlo en ese incomparable marco.


La Cannondale, of course, perfecta. Y que cuanto más la cojo, más me gusta, cosa que ya me habrán leído decir de todas y cada una de mis burras. Pero es que es la más pura y perfecta verdad.


Y estando parado, usando el términal digital para extraer y plasmar con fines simplementes trascendentales esas imágenes, tuve la revelación cósmica acerca de "porqué". Me explico, más que una revelación, fue una repetición de una duda que me asalta una y otra vez. Y puede ser aquí, en medio del campo, mientras recupero el resuello, o trabajando en la oficina, o justo antes de dormirme por la noche.

Me refiero a algunas de esas eternas preguntas que todos nos hacemos antes o después. Y es que miro a mi alrededor y veo el mundo en el que habitamos, contemplo su belleza, participo de su vida, intento formar parte de la rueda que es este Universo, y me asaltan dudas. Porque aunque mi ateísmo es fundado, sobre todo en la irracionalidad del concepto de la existencia de un Dios todopoderoso y omnisciente y creador, previo a todo, contingente y eterno, mayormente por su falta de demostración, cosa que el hombre, en miles y miles de años de presencia en el planeta, jamás ha sido capaz de hacer... mi ateísmo tiembla cuando una simple cuestión me asalta: lo que vemos, lo que vivimos, lo que nos rodea, TODO, se basa en unas reglas, reglas que parecen regir en todo el universo. Algunas de estas reglas aún están por descubrir, pero los avances de los últimos tiempos están abriendo nuevas vías para la comprensión.
Es decir, cosas como que la aceleración de la gravedad en la Tierra sea de 9'8 m/s^2, y no otra mayor o menor, viene dado por la masa de la tierra, la distancia desde la superficie hasta el centro, y nuestro propia masa como individuos. Pero ¿por qué? ¿Por qué 9'8 y no 5'7 ó 14'3? Y ese ejemplo lo pueden extender análogamente a cualquier otra norma que ilumina la física, que es al fin y a la postre lo que sostiene todo. 
Así, el agua se congela llegada una falta de temperatura dada, y no otra. El acero se funde cuando se alcanzan tantos cientos de grados, y no más ni menos. La rotación y la traslación alrededor del Sol duran lo que duran, y no más ni menos, lo que ha venido siendo perfecto para la vida aquí. Los electrones pasan de un átomo a otro en cierto orden, y dan lugar a la electricidad. Pero ¿y si no fuera así? ¿Y por qué lo hacen?
En fin, hay millones de preguntas de ese tipo, y todas tienen la misma respuesta, que es básicamente que no hay respuesta.
Un tío de Hope, mi limitador, es físico nuclear. Le veré pronto, en unos pocos meses, con motivo de una celebración familiar, y le abordaré y atosigaré hasta dejarlo con la boca seca de tanto darme explicaciones.
Mientras tanto, la coja de manos se me encabrita y se ha encaramado a una pila de troncos de pinos que alguien puso a la vera del camino:


Están desbrozando medio pinar, arrasando a veces con todo lo que pillan. Parece un trabajo que se hace con descuido, pues no indica que se respete mucho lo creado durante meses o años, y me refiero a caminitos curiosos, fruto del esfuerzo de unos, y del paso de cientos de otros que logran que el efecto "caballo de Atila" se instales durante unos centenares de metros para mayor gozo de los aficionados a las curvas entre árboles (cuidao, son duros y duelen mucho, siempre ganan una pelea cuerpo a cuerpo). Pero hay unos señores, llamados ingenieros agrónomos creo, que se ocupan de que las cosas se hagan bien. Creo.


Baja ya de ahí, niña, que seguimos ruta. 

Finalmente acabo feliz, más de lo que esperaba. Y descansado, más de lo que esperaba. Debería ampliar el rango de mis paseos vespertinos, pero la falta de luz, el ocaso, se me viene echando encima y es difícil. Tiempo al tiempo.

lunes, 25 de enero de 2016

singletrack fury: alargando

Hoy he hecho un poco el dominguero. Es increíble, y a alguno se le caerá el mito... pero háganse a la idea: soy débil, y mortal. Y una vez que he aceptado ambas cuestiones (muy humanas, por cierto), descargo una ruta que hizo Laure, de Suraventura, experto en senderos de Aljaraque, la subo a mi dispositivo portátil, y me dispongo a efectuar una buena ruta de exploración. 


Quería llegar hasta El Rompido, y pasar por el sendero que bordea el campo del golf por el lado sur, para lo que me tuve que desviar unos km del track inicial. Me orienté bastante bien, a pesar de hacer años que iba por aquellos sitios.
La jugada me salió bien.


Sigo disfrutando como el primer día. Décadas atrás, mis primero recuerdos en bici fueron con una G.A.C., hoy marca extinta.
Tardes eternas de verano en el pueblo extremeño, alejado del mundanal ruido... tal y como en la mañana de hoy. Soledad, y una temperatura propia de la primavera que hizo que dejara en el coche la chaqueta y acometiera la empresa pedaleadora con un maillot de manga corta. Increíbles sensaciones.


Objetivo cumplido: la marina de El Rompido justo en frente. Pareciera que la Chameleon se quiere asomar para ver bien la Barra!!!


sábado, 23 de enero de 2016

agua y verde

Bueno, por fin ha podido cuadrar todo para hacer, al menos, media ruta con los incombustibles Antuán y Lillo.
Huelva - Gibraleón - Fuente La Corcha - Valverde. Allí tomamos desayuno entre risotadas y jaleo variado, amén de comentarios jocosos en su mayoría sobre la situación parlamentaria nacional. Al final de la tostada, me despido y dejo a la pareja para volver, por carretera, a cumplir con deberes caseros...


El campo, después de las últimas lluvias, está preciosísimo. Es un placer rodar con el pedazo de día que hemos tenido hoy, con el Sol en todo lo alto, y más placentero parar de vez en cuando a comentar algún charco, o como sortear ese obstáculo, o simplemente echar un cigarrito y un par de hologramas bidimensionales que ilustren un poco y hagan más amena esta entrada.


¿Somos afortunados, quizá? Tenemos derecho a ello. ¿Por qué no?


La austríaca se ha portado increíblemente bien, como viene siendo norma. Cada salida que hago con ella, más contento estoy con su compra y más compenetrado y fácil sale todo.


Momento "reposición calórica". Hemos echado de menos a varios compañeros ausentes.






miércoles, 20 de enero de 2016

Singletrack fury: acero puro.

Mierda!! El maldito gayfón enfoca lo que le sale de los bits...


La electrónica y la transpiración no se llevan del todo bien, quiero suponer.

Una gran familia de pinos me acoge, me adopta, me rodea amigablemente. Somos amigos y nos respetamos mutuamente. Las cosas sencillas son más fáciles. Siempre.
Momentos para recordar, senderos por recorrer. Soledad, que siempre que es buscada, es bien recibida.


Día de estreno, al menos para mí. Veinte años tiene la moza, veinte. No le importa, sigue tan radical como el primer día, tan explosiva, tan viva. Y me hace sentir vivo, que es lo que busco. Y lo encuentro. Y lo vivo. Y lo cuento.


Full rigid, monovelocidad 1x1. Frenos uve por cable. ¿Debo considerar los pedales automáticos como una modernidad? Bah.


Caminitos que se pierden entre curvas y repechillos. El sonido del crujir de pequeñas ramitas me acompaña, el susurro del viento, el olor a verde, a humedad. Sensaciones ideales a media semana. Es fácil recargar las pilas aquí y así.
Me considero un privilegiado.
Me gusta la Explosif, me gusta mucho. 

La resistencia. Su ruptura.

Con el yerro finalizado y listo para su rebautizo en terreno campestre, esperando en el zulo allá abajo, acompañada de otros de mis velocípedos ciclomontañeses, he pasado toda la jornada laboral con una sola cosa en mente: salir a montar.

Pero, ¿acaso debo achacar a la edad, o al cansancio acumulado, o al frío día de hoy, la desidia que invadió todo mi ser justo cuando acabé el espectacular almuerzo que con tantísimo cariño había preparado Hope?

Qué se yo.

Lo único verdaderamente cierto es que mi cuerpo cayó en letargo o seudo-hibernación, cosa que sólo fue capaz de resolver una pequeña siesta... que se convirtió en una señora siesta. Sí. Mea culpa.

Cuando al fin volví a este mundo de los vivos, ya había pasado media tarde. Por lo tanto había perdido media tarde planchando la oreja de forma extemporánea, aunque eso sí, placentera. Me tomé una cocacola light, cuyo frescor y dulzura me devolvió un poco de ánimo, y estuve leyendo y trasteando por los internés, muy tranquilamente acomodado en mi sillón reclinable, y por tanto no hice ninguna de las actividades que tenía previstas para hoy, verbi gratia: montar en bici para estrenar la Explosif; reparar el infla-infla de cometas que se jodió el domingo; comenzar el radiado de la rueda delantera para la Ktm. 
Ahí quedan para posterior momento.

Llegadas las 20:30, ya no pude más, y con un aviso de la conciencia, aún en contra de lo que me pedía el lado más vago de mi ser, me calcé las Nike y me fui a correr por la ciudad durante 25 minutos y 54 segundos exactamente. Lo agradezco ahora. No se puede ser tan perro, coño! Hay que forzarse y salir a estirar un poco los músculos. Hay que moverse, haga frío o calor, y olvidar la excusas y los mecanismos de esa arma terrible que es nuestro cerebro, que busca siempre comodidad y ahorro de energía.

Amén.

martes, 19 de enero de 2016

El Philip K. Dick más oscuro

Ya he relatado en el bloc mis gustosas apreciaciones sobre las lecturas de obras de este autor clave, por no decir indispensable, en la biblioteca esencial de la ciencia ficción.

Cuando leí por primera vez un trabajo suyo, quedé entusiasmado, a la par que agradecido por permitirme penetrar en mundos paralelos en los que no todo es lo que parece, lo real se mezcla con la idea mental de las cosas (ahora bien, ¿acaso existe lo que llamamos "real"?), y el estado de congoja en que algunos de sus personajes fluyen por las novelas se transmite con inquietante empatía al lector, o sea, a mí.

Y poco a poco, de novela en novela, de historia rebuscada y tremenda a otras no menos terribles, estrambóticas y fantásticas, llegué a las dos últimas que he leído.

Hablaré en primer lugar de "Una mirada a la oscuridad" (A scanner darkly en su idioma original). Hay que tener presentes ciertos antecedentes para comprender en su totalidad esta narración, que destila un aire demasiado realista para considerarse una verdadera obra de ciencia ficción: Dick sufrió el abandono de su cuarta esposa, quien se llevo a su hija pequeña consigo, y el novelista se adentró durante año y medio, o más bien profundizó, en el mundo de las drogas, los suburbios, y la vida en compañía de yonkis de la más diversa calaña... Una vez se recuperó del trance sicotrópico, escribió este libro, de lectura difícil sobre todo en sus primeros compases hasta que uno coge un poco de ritmo.
Se dice que Una mirada es en gran medida autobiográfica, y que el protagonista es él mismo. Sea como fuere, la narración está plagada de pensamientos y elucubraciones filosóficas, así como de ocurrencias antropológicas y relativas a la vida en sociedad:
"Cualquier hombre dado percibe sólo una porción diminuta de la verdad total, y muy a menudo, de hecho casi de modo perpetuo, se engaña a sí mismo deliberadamente, además, sobre ese pequeño y precioso fragmento. Una porción de él se vuelve contra sí mismo y actúa como otra persona, derrotándolo desde el interior. Un hombre dentro de un hombre. Que no es un hombre en absoluto."
En general, se recogen las inquietudes títpicas del autor en cuanto a cuestionarse la realidad, desdoblamiento de personalidad, control por parte de las autoridades (vivir en un Estado vigilante y policial), las drogas, la manipulación de las mentes...

Portada de una edición de 1984
Hay mucho escrito sobre este libro, y la mayoría coincide en sus apreciaciones. No es plan, pues, el extenderse haciendo una redacción longeva que, sin duda, aburriría a mis escasísimos (pero muy apreciados, no lo duden) lectores. Me remito al google.
Unicamente, y para terminar, me permito señalar que aunque no es ciencia ficción en el sentido estricto del término, sí tiene algo de ello. Vale, son aspectos sutiles, ramalazos poco perceptibles que se pierden en el grueso de la narración, y que poco afectan en realidad a la trama. Al final, en su último tercio, hay un giro importante, y se vuelve incluso más interesante. En definitiva me ha gustado.
Apunte curioso para cinéfilos: fue llevado al cine en el año 2006, protagonizada por un elenco de conocidos actores, entre otros Keanu Reeves, Wynona Ryder, Woody Harrelson y Robert Downey Jr entre otros.

Paso a comentarles lo que me ha pasado con la otra lectura. Le metí mano a "SIVAINVI", también llamada "Valis". Se habla también de obra autobiográfica en este supuesto, y de hecho es la obra más estudiada literariamente hablando, algo así como un clásico norteamericano que se toma como modelo en las universidades de allí.
En fin, debe ser que aquí, en Europa, y la parte más cutre llamada Hispanistán, no estamos preparados para esas idas de olla. Y lo digo abiertamente. No he sido capaz de pasar de unas cuantas páginas. Menos mal que la novela (¿novela? jajjajajaja) tiene ya un porrón de años, quizá cuarenta, y no hay copyright que valga, y la encontré muy fácilmente en formato pdf. No me costó ni un céntimo de euro que, de cualquier otro modo, hubiera sido dinero muy fácilmente tirado al cubo de la basura.
Esta infumable trama en la que el autor-protagonista se disgrega y sale de él otra personalidad, mientras cuenta sus relaciones con varios personajes a cual más raro, freak, estúpido o enfermo (literalmente, en algunos caso de gravedad mortal).
Siento no haber podido acabar, ni siquiera llegar a la mitad. Una profunda decepción ha sido en mí, sobre todo después de disfrutar tanto todas sus otras obras. Es la prueba de que este señor era un ser verdaderamente atormentado, y que finalmente fue víctima de sus propias idas y venidas por la  senda de la drogadicción, siendo abandonado por la cordura, y producto de una educación extraña, plagada de traumas y estigmas.

Amén.

lunes, 18 de enero de 2016

Acero puro: full rigid !!!

Terminado el montaje en versión 1.0 de la Explosif, he dado un paseo tranquilito hasta Suraventura para que me apretaran la contratuerca de la dirección a rosca, pues hacía falta una llave plana de 36 mm de la que carezco. 
Muy amablemente, como siempre, Laure ha procedido a la operación sin miramientos y con pericia. Y además me ha dado unas indicaciones para la búsqueda de unos senderos que yo desconocía. Bravo!!! Eso debe ser lo que llaman "matar dos pájaros de un tiro".

Bueno, el caso es que le he tirado una instantánea a la Kona acerada, pero la verdad es que no soy capaz de dar con la distancia, ángulo o lo que sea para que se vea favorecida. Hay varios fallos en éste diaporama, el primero no haberla hecho del lado derecho de la bici para que se vea la transmisión, pero hoy no llevo un día muy fino...


Deseando probarla en el campo, su elemento, y pensando en piezas para hacer los upgrades correspondientes con el tiempo. La burricleta ha pesado, tal y como está, 10'370 kg, que no está mal, teniendo en cuenta que hay mucho margen en componentes para rebajar.

Extraño día de surfkite.

A pesar de un cielo despejado (o quizá por ello mismo), a duras penas el termómetro marca 10ºC cuando aparcamos en Punta del Moral. Es la tercera que vengo aquí a navegar. Y tengo buen recuerdo.

Es uno de los dos o tres sitios en la provincia en que se puede hacer algo con Levante, y aunque bien es cierto que esta vez no era un Levante puro y duro, el componente Noreste invitaba a probar suerte. Era aquí, o en la Ría de Punta Umbría. O ya ir a Faro, sumando un porrón de kilómetros...


Empezó la cosa dubitativa, con viento para cometa grande, muy racheado (propio del Norte), que lo mismo íbamos pasados que se nos caía la cometa. Y el frío. 
Ese frío que hizo que Manu se saliera sólo tras media hora de ir y venir a duras penas y sin disfrutar mucho, la verdad. Aguantó un poco en la orilla para ver si entraba en calor. Pero el viento subió bastante, prácticamente se duplicó, y no sentía las manos, y tenía los dedos de los pies montados unos encima de los otros. De modo que se fue al coche a cambiarse por ropa seca y abrigada. Yo aproveché que subió la intensidad y me metí con la 9 metros, y a partir de ahí fue un no parar de disfrutar. La marea baja proporcionaba un mar "calmado", y quiero decir con esto que no había mucho movimiento salvo unas series de olas más o menos ordenadas, y tanto más limpias cuanto más cerca del espigón.


Poco a poco la playa se fue llenando de gente venida de toda la provincia, pero sobre todo de Isla Cristina, Isla Canela... Buen rollo y espacio de sobra para todos.
En definitiva, tuve una sesión muy gratificante, pues ese viento me permite surfear de izquierdas, que es mi lado natural bueno, y una rareza en Huelva, la verdad.


Bueno, como Manu se aburría, me sacó este videograma con un teléfono a modo de tomavistas viejuno, que no se ve muy bien por estar lejos en la orilla, y la lente rayada, pero menos es nada:


Casi

Llegado el viernes desde Menorca, el frameset Explosif '96 me tuvo entretenido parte de la tarde el sábado, y toda la mañana del domingo, dedicándome a buscar piezas en el zulo que pudiera aprovechar, así como a desmontar todo lo usable de la Fire Mountain que una vez fuera mía y que cedía mi amigo Lolo a cambio de un bañador en 2012.
Esa bici ha sido medio abandonada en un patio en la playa de Punta Umbría, lloviéndole encima, sin un simple ajuste en todo ese tiempo, y presenta miles de partes oxidadas, de modo que sólo he podido hacer utilización del conjunto potencia-manillar, las manetas de freno y el sillín, amén del clásico cierre del sillín con la doble K, diseño original viejuno, que le va a dar un toque aún más auténtico a mi proyecto en ciernes.
Las ruedas también, aunque no sean un prodigio de ligereza ni de sonido bonito.
La tija que venía con el cuadro la probaré tal y como está, que aunque un poco doblada hacia atrás, espero que no se parta del todo..., pero es que es tan bonita!!!! Vale, lo sé, el sillín no le pega, pero quiero dejar clara una cosa desde este preciso instante: esto no va de una restauración, ni siquiera de un ejercicio de arte neo-retro como lo es la Hei Hei SS que a partir de ahora tendrá que compartir establo. 
Esto se trata de recuperar un cuadro mítico, chulo, para usarlo. Busco simpleza y bajo coste, y por ello estoy intentando reciclar todo lo que puedo.
Las bielas son unas Truvativ Hussefelt con eje de titanio, más propias de una bici de descenso, que tienen muchos años ya, pero siguen perfectamente funcionales y no son muy pesadas. El peso, de todos modos, anyway, no es el objetivo. Repito: sencillez, minimalismo, efectividad, diversión.

Una especie de BMX todocampera. Eso es. Sin más.

Diaporama de baja calidad por escasa luz de garaje comunitario, pero se pueden hacer una idea.
Frenos uve, comprados allá por el 2003 o antes, de Avid. Horquilla rígida, una P2 Triple Butted original de rosca, con una dirección Shimano XT creo que bastante castigada...
Y para rematar, la transmisión ha sido simplificada a una única velocidad, 1x1. Estuve un buen rato ajustando la línea de la cadena. Ahora solo falta que todo cuadre y no sea necesario un tensor... a ver si tengo suerte.

Holograma en dos dimensiones a color de los restos de la Fire Mountain pasada por la batalla del óxido y el olvido:



sábado, 16 de enero de 2016

Hard tail rules!

Una gran tarde. Ya no aguantaba más. Está semana se me ha hecho larga, y la que viene supongo será peor.
Nada mejor que desfogarse apretando los pedales, circunvalando el pedalier una y ota y otra vez. Recorrer los senderos conocidos siempre es bello, veo cambios.
El recorrido no me ha llevado más de 30 km, limitado por el tiempo. Recogí cuando el Sol ya se había puesto, eran las 18:35 de reloj y sólo quedaba una luz crepuscular, tan débil y fría que apenas hacía sombra.

El recorrido de hoy fue el siguiente:


Comencé por una zona bien conocida, a través de Las Moreras, y pronto nos metimos en faena. El arma elegida fue la Chameleon, que quise probar después de la última puesta a punto de frenos y horquilla. Por supuesto, su comportamiento ha sido impecable. Una bici veloz, ágil, saltarina, eficaz. Es digna de ser amada.


Pronto encuentro un singletrack que me pasó desapercibido hace un par de semanas cuando pasé por el mismo sitio. He estado casi tres años dejando un poco de lado la BTT, y se nota. Han abierto numerosos caminitos en los que cabe apenas una bici, y eso es muy bonito. Siempre serpenteando entre pinos, y en esta época del año, que es como un otoño retrasado, o una primavera adelantada, el campo está realmente bello:


Salgo en sitios insospechados. Tomo por ésta o aquella bifurcación sin tener muy claro a donde me llevará, pero da un poco igual. Este terreno es más o menos conocido, y las sorpresas o dificultades son escasas. Antes o después llegaré a zona trillada...


El terreno está compacto, imposible extraer polvo. Pero no hay exceso de charcos, y los poco que surgen detrás de alguna curva, traicioneramente, son salvados con gallardía de un bunny hop o un wheelie al efecto.. Me encanta la Santa Cruz. ¿Lo he dicho ya?


Sigo con la ruta que tracé mentalmente con la debida antelación (me gusta la aventura, pero hay que tener un mínimo de preparación, creo), y nuevamente me cruzo con otro caminito desconocido para mí. Gracias!!! Este es bastante largo, y sustituye a una larga pista recta que atraviesa un eucaliptal, lo que constituye un win win, de todas todas.
No puedo evitar, en mi exultante alegría, sacar un autoselfi para la posteridad:


Me voy quedando sin luz, y la temperatura ha bajado ya unos cuatro o cinco grados. El tiempo apremia, pero no hay problema porque las piernas me responden bien y tengo aún buena reserva energética, de modo que imprimo un poco de velocidad y finalmente arribo junto al coche.
Satisfecho, miro la clorofílica máquina, esa burra verde que tantas y tantas satisfacciones me ha dado, me da, y me dará, y me pregunto porqué somos tan tontos y hemos dejado que las marcas dejen de fabricar y vendernos bicis tan geniales...

domingo, 10 de enero de 2016

En camino

Investigando, descubrí que la kona Explosif de 1996 costaba 1.699$ en USA. Y la Hei Hei, cuyos últimos modelos fueron denominados "King Kahuna", exigían el desembolso de la no menos despreciable cifra de 3.999$.
Al cambio, unas 300.000 y 660.000 pesetas más o menos. Cantidad de pasta nada despreciable por unas bicis. Y algunos se extrañan de que sea difícil y caro conseguir un cuadro de estos. 
Tengo que reconocer que he tenido muchísima suerte, sobre todo con este último que, por cierto, ya está en camino:


Sigo emocionado, haciendo planes, incluso visualizo senderos a lomos de la amarillita, buscando el flow...

FF

Este tema habla de empezar de nuevo, de recuperación. Me ha hecho llorar más de una vez, la última hace unos minutos, y por eso la cuelgo aquí ahora:



Poco después de la disolución de Nirvana en 1994 a causa de la muerte de su vocalista y guitarra Kurt Cobain, el batería Dave Grohl formó su propio grupo bajo el nombre de Foo Fighters.

Recuerdo como si fuese ayer cuando escuché su álbum debut allá por 1995. Mucho ha llovido desde entonces, pero siguen teniendo la misma fuerza y vitalidad, una fuerza rockera que es difícil encontrar hoy, ni en bandas más jóvenes.

Más

Nunca, nunca vi tanta gente disfrutando del mar y el viento en nuestro spot de invierno. El día era propicio, la verdad, no sólo por ser domingo, sino por las estupendas condiciones de marea baja y buen viento, unidos a un swell (mar de fondo) que propició olas graciosas en la parte más lejana del sitio.


A pesar de que llovió un pequeño chaparrón más primaveral que típico del invierno cuando llegamos, pronto escampó, incluso disfrutamos de un par de horas de un Astro Rey que hicieron del día algo incluso más espectacular, si cabía.
Veinte nudos y más a ratos, bastante estable, hicieron nuestras delicias, y me pude marcar algunas buenas voladas que cada vez voy haciendo con más seguridad, sobre todo en las recepciones, pero una de ellas, en el momento de hacer el kitelup para suavizar la caída, se ha partido el cabo de potencia y la línea de vida, y he perdido la cometa, que se fue volando a su aire, nunca mejor dicho, mientras yo me quedaba compuesto y sin otro medio para volver a la orilla que mis propios brazos... empresa lenta y árdua por demás.
En fin, lo bueno (e imprescindible en este deporte) es que uno va rodeado de buena gente, y mientras uno llevaba la tabla a la orilla, otro me remolcaba haciendo body-drag, y el maestro Lolo, Capitán Viento, intentaba recuperar la FX sin mucho éxito. Es difícil operar estas cuestiones cuando llevas un skim bajo los pies. Pero pudo colocar la cometa en postura de reposo para que no se encabritara mucho, ya que es un kite al que le gusta demasiado volar....
Finalmente, un paseo por la arena a trote cochinero me llevó a tiempo para esperar la llegada de la famosa cometa a la orilla, grácilmente empujada por vientos y corrientes. Sin daños en el paño, bien. Un buen rato me llevé desenredando el lío de las líneas, y estudiando el fallo del material que me ha dejado un poco mosqueado. En fin, estas cosas pasan, sobre todo cuando uno va exigiendo más y poniendo las cosas al límite. Seré fantasma!!!!   jajajajjajajja


Lo mejor para mí fue la carita de Manu al finalizar la navegada, y me explicaba lo bien que se lo había pasado, que había disfrutado mucho y tal y cual. Bien por tí, chaval. Tienes el flow, y lo sabes.