sábado, 10 de febrero de 2018

Stalker, pícnic extraterrestre

Arkadi y Borís Strugatski, dos hermanos rusos, escribieron esta novela de ciencia ficción, que fue publicada en la Unión Soviética en 1972. 
Mi ejemplar: 

¿Qué decir de ella? Una idea genial plasmada soberbiamente, con un final de película. 

Se cuenta que unos extraterrestres llegaron, estuvieron un tiempo aposentados en ciertos sitios, y se fueron sin más, dejando ciertos restos desechados. Llámanse "stalker" a los que se dedican, normalmente con nocturnidad y alevosía, a penetrar en las zonas visitadas para recolectar objetos de origen alienígena, con extrañas propiedades y poderes... pero también hay otras cosas que mejor ni las nombro aquí.
La historia es toda una metáfora de la miseria humana, del bien y el mal, de la razón y la sinrazón, de la locura.

Escrita de manera muy moderna y actual, como todo lo que he leído de más allá del telón de acero, rebosa calidad por los cuatro costados, y ya no sé si es que allí son culturalmente así, o es que a Occidente sólo llega lo mejor de lo mejor.
Sea como fuere, la novela bien se merece los premios que ganó en su día, y el reconocimiento de la valía de sus autores. Me la he tragado de dos sentadas, literalmente, y me ha encandilado.
Es buena.
Muy buena.

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