miércoles, 1 de noviembre de 2017

En el surf inesperado

Son los mejores, los que no te esperas. La falta de expectativa desemboca, irremediablemente, en un osanna pro Neptuno y Eolo.

Sí esperábamos la llegada de una pequeña borrasca, por fin, sobre nuestra tierra, cosa que se ha hecho bastante de rogar. Nos tocaría de refilón, y quizá sin lluvia, pero sí algo de viento. 

En estos casos, las previsiones son bastante erráticas y hay que cogerlas con pinzas, porque las tormentas se suelen adelantar o retrasar, y su duración y fuerza varían hasta punto insospechado. Éste ha sido el caso, pues ha tardado más horas de la cuenta en hacer acto de presencia en un miércoles festivo por ser el día de los difuntos, Halloween en el mundo anglosajón (y aquí también ya, sigh). 
Un día anómalamente soleado y caluroso para ser 1 de noviembre, cosa que ya no nos coge desprevenidos.
Después de una cerveza a mediodía con Manu y Julio en el chiringuito Camarón, Punta Umbría, finalmente decido volver a casa para almorzar tranquilamente. sobre las cinco de la tarde me avisan de que por fin el aire comienza a moverse agradablemente, por lo que enfilo veloz de nuevo, esta vez directamente al chiringuito Matías, en una playa virgen espectacular. La marea está bajando, y el viento arrecia, presentándose perfecto para mi 12 metros. 
Localizamos una zona de bajos donde se forman olas ordenadas de tamaño contenido, y pasamos una tarde magnífica surfeando. No lo esperaba. Yo no contaba con tener ese paraíso del surfkite para Julio y para mí, a nuestras anchas. Luiky se pasaba por allí, pero aferrado a su twintip, es muy de la vieja escuela.
La puesta del sol me expulsó del mar una vez más, parece ser la tónica de estas navegadas no estivales, y ahora más desde el cambio de hora.

El amigo José Carpio nos regaló esta congelación del tiempo positivada electrónica a través de su celular:

Localización: Canaleta

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