jueves, 19 de enero de 2012

Singletrack fury: tres no es multitud

No puedo sino empezar mi crónica de hoy con esta peculiar instantánea:


El Mandahuevos, también conocido como Mandinga o Zulú por sus orígenes africanos, había besado el suelo por segunda vez, y las dos veces igual, intentando superar un repecho y sin darle tiempo a quitar el pie de la cala del pedal automático. El descojone, y permítanme la expresión, ha sido mayúsculo, tanto que me he visto obligado a inmortalizar el hecho para la posteridad.
A pesar de eso, él se lo ha tomado con humor. Bien. En la photo, Pedrito se presta como ayuda humanitaria, recoge los pedazos, y entre los dos empujan el velocípedo hasta la meta, que es donde yo estaba hacía ya rato...
Sobradas aparte, el paseo ha estado muy bien, y hemos tocado casi todo tipo de superficies. Hemos tenido carril bici mojonero y pestoso, algún tramo breve de carretera forestal, ciudad, y mucho campo a través. Tanto pisteo puerco como singletrack a toda velocidad han ido cayendo bajo los tacos de nuestras ruedas, y diferentes paisajes se han sucedido ante las retinas.

Casi 49 km es una buena distancia para un día cualquiera entre semana, la verdad. Hacía mucho tiempo que no pedaleaba tanto, y encima, los últimos veinte km con la premura de que el Sol ya caía por el horizonte. Hemos entrado en Huelva de noche, con la consiguiente bajada de temperatura que nunca es agradable.
Por eso, ahora cansado, con los cuádriceps agotados y el tobillo izquierdo claramente dolorido, sé que mañana seré más fuerte.
La compañía, excelente. A ratos íbamos charlando, y cuando la cosa se ponía parriba, sólo el crujir de las ruedas marcando el suelo marchaba con nosotros. Una pena que el rendimiento de Pedrito decayera tantísimo en los últimos km, y una alegría ver cómo Mandahuevos ha aguantado el tirón después de meses sin calzarse un culotte.

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