lunes, 5 de noviembre de 2007

Ducati Vs Mojonda

Oh, amigos y, a veces, aburridos lectores!!

Me congratulo sobremanera por la consecución del primer campeonato mundial de MotoGP por parte de Ducati. Los astros se han alineado en una constelación espectacular, que ha traído como consecuencia el arrasar en un campeonato que fue durante muchos años feudo particular de Honda, como máximo representante del poder motociclista nipón, y por ende mundial. Por cada moto que vende Ducati, Honda vende trescientas.

La diferencia conceptual como marca y fabricante de vehículos lúdicos y deportivos es tan grande entre estos dos afamados productores de motocicletas, como el fino y a menudo negro humor de Eugenio -d.e.p.- y la chabacana, repetitiva y disparatada gracia, pero no menos válida, de Chiquito de la Calzada. A todo el mundo le gusta Honda, o casi. Quien más, quien menos, ha tenido o ha conducido una, y qué quieren que les diga: te subes en una Honda y a los dos minutos parece la moto de toda tu vida. Su conducción es tan fácil y predecible como aburrida y falta de interés. En cambio, a Ducati la amas o la odias. Todo en ella es especial: los colores empleados, el afilado diseño italiano, el motor bicilíndrico -perfeccionado tras más de treinta años de evolución-, el sonido... y por supuesto el precio, claro.

Ducati tiene una pequeña fábrica en Borgo Panigale, justo al lado de Bolonia, en Italia, en la que también hay un museo de la marca, tiendas y toda una entusiasta plantilla, fervorosos amantes y seguidores del "pompone". Un operario recibe la orden de trabajo consistente en montar un motor, él solo. Coge un carrito y va a una especie de supermercado con una lista de las piezas necesarias, y luego lo monta de principio a fin. Hoy un dos válvulas de 695, mañana un 1000 de dos bujías por cilindro, y pasado un 1098 refrigerado por agua y embrague antirretención.
Las cosas son muy diferentes en Japón, donde se fabrican las superdeportivas y modelos tope de la gama. El empleado nipón es un mero número que tarda dos horas en llegar de su casa al trabajo y otras dos para volver a su casa. Hace un trabajo rutinario, monotemático, regido por unas inquebrantables normas de conducta y rendimiento.




Esto da una idea de la diferencia de pensamiento y filosofía de ambas marcas. Ducati vive de la competición. Si no gana, no vende. Proporcionalmente, su presupuesto dedicado a los campeonatos de SBK y MotoGP es escandalosamente elevado si lo comparamos con sus rivales japoneses, pero es que es su vida. Parece que Ducati tiene que vender motos para competir, y compite para vender motos, en una rueda perpétua que sólo se acabará si deja de ganar y sus motos no se venden. A Honda le gusta ganar, ¿cómo no?, pero lo hace más por una cuestión de imagen, honrilla y honor samurai. Por sus cojones, vamos. No le va la vida en ello, que quede claro, sino que es más bien una demostración de fuerza.
Es por ello que el valor que tiene la consecución de esta victoria es tan importante para un David de dos ruedas que tiene contra las cuerdas a la autoproclamada nº 1, al Goliat de la mecánica.
ARRIBA LA LIBERTAD, ABAJO LA TIRANÍA NIPONA!!!!

1 comentario:

  1. Anónimo13.11.07

    Jajaja, ke mamon, como se nota ke te mola Ducati, po ke sepas ke no tengo ninguna moto Ducati pero tengo mis gafas de sol Okley, el modelo Ducati, ke seguro ke tu no la tienes, jeje, ahi keda eso... ke soy Ismael.

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