domingo, 16 de enero de 2022

Alicia en el País de las Maravillas

 En ocasiones cojo un clásico atípico y lo leo. A veces triunfo, como cuando leí a Truman Capote o a Hemmingway. Otras intento ver porqué una lectura ha sido considerada un clásico, busco emplazarla en lugar y momento histórico y comprender. Es por ello que me encantó, por ejemplo, "Ciudadano Kane", porque aunque vista bajo los parámetros del cine actual puede no gustar, no ser comprendida, o no ver nada especial en ella, siento y admiro lo que hizo el gigantón de Orson por entonces.

Y visto así, hay clásicos que permanecen a pesar del paso del tiempo (que es lo que precisamente los hace serlo), y otro que... mejor no gastar metáforas con ellos, como el afamado "Alicia", que es un desvarío de principio a fin, sin pies ni cabeza. El autor se justifica con que es un cuento para niñas, y al final, para dar explicación (¿acaso una novela de aventuras necesita tal cosa?) a las tropelías contra la lógica y la física, se justifica con aquello de "fue un sueño". Pues sí, cuando Alicia despertó, por fin, se acabó el sinsentido y la ausencia argumental. Una serie de situaciones tan absurdas como poco atractivas son las que llenan el breve libro (menos mal que es breve). 


Ni de coña leería la continuación "A través del espejo".

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