viernes, 1 de octubre de 2021

Akira y el futuro incierto y oscuro que nos esperaba :

 Algunos cuando éramos adolescentes soñábamos con las motos. Todavía quedamos quienes seguimos soñando, incluso despiertos. Pero no cualquier moto vale, sino sólo las que merecen ese nombre. No hay que confundir los conceptos. Las ideas existen por algo, los palabras para nombrarlas también.

Estas SÍ que son motocicletas:



En 1988 se estrenó en Japón, y poco más tarde llegó a Occidente, la película "Akira", adaptación cinematográfica del manga homónimo. Fue un hito en películas de ciencia ficción y postapocalípticas, de costosa producción, pero con resultados espectaculares. 
En ella, el protagonista y su banda se desplazaban por la ciudad de Neo-Tokio sobre una especie de escúters futuristas, algo que entonces veíamos como diseños extraños, venidos del futuro, motos largas y bajas, potentes, que derrapaban, hacían caballitos, quemaban rueda y cogían curvas a gran velocidad. 
Los años pasaron, y cuando nos hemos dado cuenta tenemos las calles de nuestras localidades invadidas por los ahora denominados "maxiescúter", unos bodrios con cilindradas que van desde los 125 cc hasta los 800 cc, pasando por toda una gama intermedia de 250, 300, 400, 530, 600 cc. El horror, máquinas en su mayoría deleznables no sólo por concepto, sino por la ausencia de criterios estéticos (o al menos criterios no comprensibles por el esteta educado en cánones invariables, elementales y obvios), cualidades dinámicas y todo lo que se supone que debe tener una MOTO. Por eso hoy vivimos en un mundo apocalíptico, son señales que hay que leer. 
El horror.
 

Kanda y su bodrio motorizado

Yo no saludo a los escutres en la carretera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comente, quédese a gusto, pero si firma como anónimo nadie lo verá.