domingo, 22 de marzo de 2020

Confinado, 5

Se me olvidó comentar que, por fin, y no con poca polémica, el Rey Felipe tuvo su discursito el miércoles. Algunos pro-república hicieron sonar cacerolas por algo que parece ser hizo su padre, el Rey Emérito. Sobre lo dicho por Felipe VI, ni fú ni fá.

Esta mañana me he atorado con un poco de harina de la chapata portuguesa que me estaba tomando como tostada en el desayuno. He tosido varias veces, ese tipo de tos improductiva, que parece que uno se ahoga y no mejora, y tarda en pasar. Y me dije, "joder, este es uno de los síntomas". Y cuando acabé de desayunar me tomé la temperatura, ya saben, por si acaso, porque "y si...", y resulta que tenía 35'1º C, lo que viene siendo mi temperatura corporal habitual, siempre por debajo de 36º C. Al borde de la hipotermia, vaya, para que nos entendamos. Un amigo mío, biólogo, mi querido Julen, cuando se lo contaba, me decía que es más peligroso bajar de 35º que tener fiebre por el Covid-19, que tuviera cuidado, y que en caso de peligro me metiera un soplete por el culo. Es muy gracioso, a veces, el jodío.

Por lo demás, empiezo a cansarme de los memes, los audios, los videos, y las noticias que rulan por las redes sociales. Se nota, y mucho, que la peña tiene tiempo libre. Uno ve un video de un señor que dice ser médico especialista en VIH en un hospital de Almería, que recomiendo hacer vahos como se hacía antiguamente con las enfermedades respiratorias. Y me preguntaba si eso sería verdadero o falso. Fake news? 
Pasadas unas horas, recibí otro mensaje tirando por tierra la teoría de ese señor. Y visto todo esto, ¿qué hacemos? ¿nos creemos al señor, o nos creemos el segundo mensaje que lo contradice? 
Y así todo el puto día.

Para colmo, hoy ha salido en antena de nuevo el Presidente, señor Sánchez, se supone que para arengar, para animar, para contar lo bien que lo están haciendo. Y yo que lo veo con esa cara de triste que tiene, y me deprimo, joder, es que me deprimo. Pero es lo que toca. Es lo que hay.

Esta mañana cogí la rueda delantera de la Otero Pentax, esa buena flaca que obra en mi poder merced a un trueque con un tío político que hoy por hoy descansa en paz (se lo llevó el bicho, esa plaga de nuestra era que no hay modo de que se ataje, y mira que llevamos décadas estudiándolo y luchando contra él). El tío Pepe, como cariñosamente lo llamaba mi Limitador. 
Le he pegado un buen limpiado al buje, que lo necesitaba. Años de estar cogiendo mugre, que termina haciendo una pasta pegajosa con los restos de aceite lubricante, pero que sale más o menos fácil con un simple papel o trapo y un poco de 3 en 1, WD40, o similar, porque la grasa y sus manchas se limpian con más aceite, y el resultado ha sido bastante satisfactorio. Uno se da cuenta de que hubo una época en que la forma no estaba reñida con la función, y que el diseño, el plus de lo bonito, no estaba reñido con lo bien hecho, con lo competitivo:

vista general del buje de ala ancha, bello

antes y después

casi acabado de pulir

antes

después
A casi última hora de la tarde la monté en el rodillo por cuarta vez desde el confinamiento. Hoy he jugado aún más con los cambios de ritmo, y el resultado ha sido más satisfactorio. Por fin he notado verdadero cansancio muscular, y todo ello sin pasar de unos 45 minutos. Pasar de ese número me resulta demasiado tedioso, aunque me da un poco de miedo que le voy cogiendo el truco, experimento, y notar que tiene su enjundia poco a poco me va llenando. Lo siento mucho, muchísimo, por los miles de aficionados a la bicicleta o a la práctica de otros deportes que ahora se tienen que conformar con hacer un pocos ejercicios isométricos, o ni eso, en pisos pequeños o poco adaptados para hacer ejercicio. Debe ser algo verdaderamente desesperante. 
No se puede uno quejar, yo no me veo con derecho, e incluso soy capaz de ver cosas positivas en este encierro forzoso al que nos vamos acostumbrando.

Porque no olvidemos nunca que el éxito del ser humano como especie es, precisamente, su capacidad de adaptación. 
Uno puede ser libre incluso así. Todo está en sus cabezas. Inténtenlo.

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