miércoles, 6 de junio de 2018

El fin de la muerte



Tras El problema de los tres cuerpos y El bosque oscuro, que ya leí y comenté por aquí, la trilogía concluye con esta última entrega, "llena de ideas electrizantes y una calidad de obra maestra", dice la crítica... No es para tanto, no.
Ideas tiene, algunas muy buenas y bien plasmadas, y otras que parecen metidas con calzador, más cuanto más avanza el desarrollo, hasta que el final es, digamos, un poco forzado, o así me lo ha parecido a mí. ¿Obra maestra? Por favor, hay que ser un poco más serio. 
Es cierto que el libro se lee bien, pero porque está más o menos bien escrito (tiene sus defectos, aunque se puede achacar a la traducción-adaptación desde el chino, se le perdona pues) y la trama tiene menos personajes que las anteriores entregas, es menos liosa en ese aspecto. Mantiene la tensión, uno quiere leer más y más, y sus más de 600 páginas discurren una tras otra de forma fácil y casi emocionante. 
Hasta que llegas a las últimas páginas. Lo ves venir, esto no puede acabar satisfactoriamente, no hay hueco por el que escapar con gloria de esta empresa literaria, y eso es precisamente lo que distingue a los autores geniales y que nadie olvida, de aquellos otros que tuvieron su momento, sí, pero hay acabaron. Quizá soy duro, pero supongo que mis palabras son la consecuencia de una expectativa alta, chafada en el instante postrero. Esto a Asimov, a Heinlein, a Dick, a Sagan... jamás les ocurría, pero claro, es que los nombrados eran unos monstruos de la ciencia ficción.

Cixin Liu tiene sus influencias, y es ingeniero. Y esas cosas se notan. Hay un Arthur C. Clarke dentro de él, y la lectura de esta trilogía no puede evitar recordar su ascendencia. De este modo, Cixin nos inunda con teorías físicas, desdoblamiento del espacio-tiempo, universos paralelos, medios de comunicación extremos, agujeros negros, bloqueos que vienen de otras dimensiones... y todo ello sin enseñarnos ni un sólo alienígena. Porque, y atención que viene spoiler, pase a otro párrafo si no quiere que le chafe algo: los trisolarianos, esa amenaza fatal que parecía ser el eje de los dos primeros libros, son unos bebés inocentes (imagínense en qué lugar quedamos los humanos, jajajjaja). Hay más, muchas más civilizaciones extraterrestres esperando ahí fuera para lanzar su red, o su ataque de maneras que no podemos ni imaginar, sin siquiera preguntar ni interesarse lo más mínimo por nosotros o por otras civilizaciones. Es la teoría del bosque oscuro que se explica en el segundo libro, extraída de esa fascinante y novedosa rama de la sociología interplanetaria...

El fin de la muerte, galardonado con el Premio Locus 2017 y nominado al Hugo 2017, es el desenlace  no magistral de la trilogía de ciencia ficción china que me ha conquistado durante unas semanas... pero podía haber tenido un final más serio y convincente, más mejor.

El autor de la trilogía

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