domingo, 4 de febrero de 2018

On any sunday

Es el título de una película que todo aficionado al surf debería haber visto. Yo no hago surf, pero la vi, y reconozco que, la verdad, me dejó un poco frío. Mucho mejor usar ese tiempo en disfrutar de "El Gran Miércoles", sin duda.
Pero no me hagan mucho caso, ya saben que soy raro de narices, y un freak reconocido y convencido, y por méritos propios.

Sea como fuere, un domingo cualquiera, la idea, el concepto, juega a mi favor, y podría aplicarse a casi cualquier afición. Es por ello que, un domingo cualquiera, o un sábado cualquiera, o un martes, puede configurarse como la ocasión ideal para pasar un día en el campo, mitad excursión exploratoria metiéndonos en algunos líos (se saldaron con medio cuerpo mojado, una palanca de freno doblada, y muchas risas), y mitad comida entre familia y amigos. Buen plan.



Nuestras motos, tan buenas como osados sus dueños, dieron el do de pecho, y nos hicieron creer una vez más que todo es posible. 


A pesar de lo que se ve en las pictografías a color de escenas bucólicas repletas de referencias hidrográficas, no se lo crean: el campo está muy seco para ser febrero, y echamos de menos más charcos, barro... y ausencia de polvo. Oh, sí, maldito polvo.


Seguimos ahondando en el conocimiento de nuestra extensa provincia, maravillado me quedo con sus bosques y las pintorescas y paisajísiticas pistas que se nos ofrecen para disfrutar de la naturaleza en pleno esplendor, en sitios alejados del tránsito humano (alabado sean los dioses).

Sólo espero vivir un poco más para seguir paladeando estos sabores que colman mi espíritu y sacian mi hambre de sensaciones.

Amén.

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