lunes, 15 de enero de 2018

Zen y mecánica

Todo empezó cuando Antonio Monkeyroad se hizo con una Honda CRF450 con los rodamientos del cigüeñal hechos mixto.
Un tiempo después, meses, ya con todos los recambios en su poder y los nuevos rodamientos ubicados en su lugar por un especialista (es la tarea más delicada), por fin nos decidimos a montar el motor.
Un poco de limpieza, observación, atención y revisión para comprobar que no falta nada antes de cerrar el bloque.
Dar un pelín de pasta de juntas, poco, lo justo, para prepara el asentamiento de la junta de papel:


Hay más trabajo por delante, que durará varias tardes, supongo. Estas cosas se hacen con amor, el montaje es un proceso bello, ves las tripas del bicho, y comprendes muchas cosas. 
Medito, mi mente está en calma, todo va bien.

Un cigüeñal nuevo al lado del usado. Tras comprobar medidas, tolerancias, juegos, holguras... decidimos montar el usado, pues tiene buena pinta y parece quedarle mucha vida por delante. La biela es nueva, de todos modos, y fue contrapesado y ajustado cuando se abrió el motor.


La culata se desmontó prácticamente entera. Hay que trabajar en ella, aunque se hará más o menos fácil pues hay mucha limpieza. Es curioso, con el trote que ha debido pasar esta moto de enduro, y que internamente se encuentra en buen estado, a excepción de la consabida avería de los rodamientos.


Bueno, se coloca la junta, y otro poquito de pasta, como indica el manual. Aprovecho este momento para untar de aceite todo lo que vaya a rozar o contactar en el momento de unir ambos semicárters: las puntas de los árboles del cambio, de los ejes de las horquillas, el tambor desmodrómico del selector, el eje de la bomba de aceite, y por supuesto los casquillos del cigüeñal.


Con cuidado, porque pesa bastante, deposito el cigüeñal en su ubicación:


Y ahora la parte a la que yo tenía más respeto, que es coger en vilo el semicárter izquierdo y con cuidado dejarlo descender observando que todas las puntas de los ejes varios se introduzcan en los alojamientos correspondientes. Unos toquecitos con el martillo de goma, mucho cariño, un poco de movimiento aquí y allá, y voilá:


Sólo queda buscar los tornillos que le tocan, apretar con la dinamométrica, y a otra cosa. Me dedico ahora a descarbonizar la culata y las válvulas, usando un taladro y cepillos de alambre. Es un trabajo rápido y fácil, y queda como nueva.


Como lo tenemos todo desmontado, no es mal momento para dar un toque de cara a mejorar la estanqueidad de las válvulas. Se llama "esmerilado de los asientos", y se usa una pasta especial que se aplica en los asientos, y con un chupón pequeño que se adhiere a la válvula se gira en ambos sentidos un buen ratito, para que quede fino, fino.


¿Por qué me meto en estos berenjenales? ¿Quién me manda a mí buscarme estos quehaceres?

La mecánica es algo que me llama muchísimo la atención, siempre como hobby. No sé si me gustaría que fuera mi profesión, seguramente no. 
Bien hecho, es algo así como un arte, y me maravillo viendo el ingenio de los diseñadores, la visión de los ingenieros, las soluciones geniales y simples para los problemas, y el maravilloso funcionamiento de un motor de explosión, el cambio... todo.

Mi mente divaga, se concentra, se olvida de todo. Ni siquiera recuerdo si hacía frío esta tarde en el taller...
Siempre que estoy en el Monkey Road Workshop aprendo algo, y eso es una cosa que me encanta. Pero lo de hoy ha sido espectacular. 

Todavía queda trabajo por hacer hasta que esa máquina arranque. ¡Pero arrancará y escarbará como un miura por el campo, no lo duden ustedes!

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