miércoles, 8 de noviembre de 2017

Puerta al verano

No, no les hablaré de una nueva experiencia cometera o motera, a pesar del título de esta entrada, descuiden.

Haré referencia, en cambio, a Robert Heinlein, uno de los grandes de la sci-fi. Recuerdo con alegría el impacto que causó en mí la lectura de su "Tropas del espacio" (Starship Troopers) siendo yo apenas un adolescente. No obstante, le perdí la pista, y no ha sido hasta muchos años más tarde que he leído varias de sus más famosas novelas, que he ido reseñando por este modestísimo bloc, a modo de cuaderno de bitácora o diario lector, sin más pretensiones que plasmar las sensaciones que me causaron.

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En el año 1957, Heinlein nos regala esta magnífica obra, que he descubierto en mi reciente afición a la literatura de viajes en el tiempo, un tema curioso no ya desde el punto de vista técnico o físico, que lo es, sino que es su intrincada revolución filosófica lo que más me atrae.

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La acción se sitúa entre 1970 y 2001. El protagonista es Dan, un ingeniero especializado en robótica, que forma una empresa con su amigo Miles, dedicada a la construcción de robots domésticos que ayuden a las mujeres en sus labores. Sí, ya, ¿un poco misógino? Recuerden que se escribió en 1957, y las cosas eran un poco diferentes entonces. No obstante, el detalle importa poco para la acción que se desarrolla. Una eficiente secretaria, Belle, les ayuda con su inestimable trabajo, y llega a prometerse en matrimonio con Dan, quien está enamorado de ella. Pero la cosa se lía, y Dan es traicionado por sus socios. Huyendo de la situación en que se encuentra, decide "congelarse" treinta años, y despierta en una California que le encanta, en un tiempo mejor bajo su punto de vista... en el que no puede llevar a cabo una venganza como es debido. Le surge la posibilidad de volver atrás en un viaje a través del tiempo, cosa que hace con el objetivo de solucionar todos los problemas y desatinos que han ido ocurriendo en esos treinta años.

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El libro es muy entretenido, recomendable para todos los públicos, y tiene (como toda la obra de Heinlein) grandes dosis de humor, diálogos irrepetibles, imaginación, y un desarrollo que hace que quieras leerlo del tirón.
Por algo es un grande.

Viva Heinlein!!

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