sábado, 25 de noviembre de 2017

Agridulce

Polvo, sequedad, marrón, sudor, risas y lágrimas. Todo eso y más ha habido en esta última salida. 
Me he dejado guiar por Perico sobre un terreno que él conoce bien, casi todo en las cercanías de la finca de su mujer, La Umbría, a medio camino entre Niebla y Valverde del Camino. 
Tramos de singletrack endurero, pistas rápidas, muchas curvas, subidas y bajadas, piedras, jara, zarzas... Puro hardtrail, lo que más nos gusta... aunque la verdad es que nos gusta todo, ¿no?

Este pictograma coloreado a la altura del embalse de Beas da testimonio puro y duro de la pertinaz falta de aguaceros que nos asola:


Aún así, siempre nos quedan ganas para hacer alguna broma. La cosa es disfrutar, y de eso hemos tenido mucho hoy, lo hemos pasado muy bien.


Nos pudimos reponer a base de bien con surtido de chacinas, quesos, birras, fabada y una riquísimas albóndigas perpetradas por los limitadores de velocidad:



Todo iba genial, hasta que me comunicaron que anoche falleció, de forma tan repentina como inesperada, el hijo de 21 años de unos buenos amigos. Una pena grandísima y muy muy triste circunstancia, siempre, que te premuera un hijo. Me da vueltas la cabeza y las lágrimas asoman detrás de mis lentes correctoras, pero lo que ha ocurrido, ha ocurrido, y no hay vuelta atrás. A menudo ocurren cosas que escapan absolutamente a nuestro control, al de nadie, y tenemos que aceptar estos golpes como vienen. No hay más.

Taciturno y misantrópicamente enclaustrado ahora en el teclado de mi portátil, intento olvidar estos hechos, pasar página, pero es muy difícil obviar un hecho así.

Intentemos seguir libres y felices, a pesar de todo.

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