jueves, 12 de octubre de 2017

Blade Runner 2049

Bueno, se pueden decir muchas cosas de este impresionante filme, todas ellas en el rango de muy buena a acojonante. Pero la verdad es que me ha gustado de principio a fin. 
Quizá la única pega que se le podría poner, si es que hubiera que hacerlo, sería el metraje largo. Pero se lo perdono, porque la historia, el ambiente, los efectos, los personajes... lo merecen. Todo ello es magnífico.


Soy, como ya saben, gran fan de Philip K. Dick, un autor encomiable y especial, con ideas maravillosas que supo plasmar en sus numerosos libros. 
En 1982 uno de sus cuentos fue llevado al cine con el título cambiado, pero no importó, porque le hizo justicia, y se convirtió en un verdadero clásico, un icono incuestionable de la ciencia ficción cinematográfica, y lo hizo instantáneamente, desde el mismo día de su estreno. 
A su lado, la Guerra de las Galaxias es infantiloide, falaz, más propio del género de la fantasía que de la ciencia ficción.
Blade Runner, la primera, la original, era un trabajo de los que te hacen pensar, con alto contenido filosófico, y con un ambiente verdaderamente logrado que su continuación ha sabido reflejar, completado y aumentado merced a la tecnología actual de FX. 
La trama se complica, y nos envuelve en una historia que nos hace ver a los androides de otro modo. Volvemos a encontrarnos con los mismos temas generales sobre moral, superioridad, raza, y por supuesto, exterminio. Todos estos puntos son tratados y son, sin duda, los ejes sobre los que gira la mecánica de ese universo peculiar que Dick supo entrever hace décadas.
Hay un sobresaliente trabajo de dirección y fotografía. Muchas de sus imágenes son auténticos cuadros, cada uno una obra de arte digna de colgarse en los salones de elegantes casas, o en estudios de arquitectura.
Oh, sí.
Gosling es el actor elegido para protagonizar esta maravillosa aventura, una pretendida mezcla de thriller, historias de amor (sí, hay más de una), héroes, y cosas que no son lo que parecen.

En definitiva, quiero apuntar que hacía meses que no iba al cine, no encontraba la motivación, una historia que me atrajera, harto de decepciones y de salir del cine con las manos en los bolsillos y la cabeza baja, defraudado por lo que pudo ser y no fue.
Pero en esta ocasión se han superado mis expectativas con creces, y de ello me alegro sobremanera, una pequeña reconciliación con este mundo del cine que ha vendido su alma al diablo del márketing y los números, olvidando lo que un día fue, el séptimo ARTE.

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