miércoles, 19 de abril de 2017

el guardián entre el centeno

Vale, sí, ya sé que las obras de arte hay que tomarlas en contexto, teniendo en cuenta la época en que se realizaron. Pero todo tiene un límite, señores.
Intentaré ser sincero y, sobre todo, objetivo: este famosísimo libro es una maldita hez pinchada en un palo. Es un insulto a la inteligencia del lector, una barrabasada literaria, una ignominia de las letras.

Un mojón, vamos.

guardian entre el centeno portada

Esta novelita, publicada en 1951, fue censurada durante muchos años por sus referencias continuas al alcohol, tabaco y prostitución. Más tarde todo dio un giro radical, y pasó a convertirse en libro de referencia en los institutos estadounidenses. Incomprensiblemente, añado.

Eso da idea de lo limitada que es la historia de ese país, tan grande en unas cosas y tan terriblemente soez y limitado para otras...

Una acumulación de páginas escritas sin ningún atisbo de estilo o clase, con numerosos exabruptos sin ton ni son, con una carencia argumental notoria... Hay quien quiere ver una crítica a la sociedad de la época, otros se empeñan en que plasma el sentimiento que todo adolescente tuvo alguna vez (debo ser un raro, jamás me sentí como el protagonista), algunos hacen profundos análisis de la personalidad de ese individuo extrayendo unas conclusiones absolutamente inventadas o ficticias... Sin duda, los hay que tienen una gran imaginación.

Un total desvarío en toda regla. Novela absolutamente prescindible, únicamente válida como combustible para encender la barbacoa o la chimenea.

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