jueves, 13 de abril de 2017

137

Cuando salía del garaje ya era un poco tarde. No importa, me dije, tenía todo el día.
Pero la verdad es que sí tuvo sus consecuencias en cuanto a la cantidad de tráfico, presencia policial, y radares ocultos. Nada con lo que uno no pueda lidiar con éxito, teniendo en cuenta una máxima importante en la conducción en vía pública: paciencia, templanza.
Ya llegará la zona de curvas que está de Zalamea la Real hacia el Norte, donde hay menos domingueros, o semanasanteros en este caso. Una cocacola fresquita (el día no estaba para café), y para abajo por el mismo camino, conducción ligera pero relajada, feliz y seguro, disfrutando con el estilo que sólo llevar una máquina así puede otorgar.
Pasada Zalamea, pronto cojo un desvío que me lleva por una buena carretera, una pista de 127 curvas a lo largo de 21 kilómetros, algunas verdaderamente cerradas, y ninguna realmente rápida, pero con asfalto perfecto, subidas y bajadas, un verdadero disfrute.
Sí, las he contado sobre el Google Maps. Soy así de friki.



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