lunes, 8 de agosto de 2016

19

Sí, diecinueve. Es el diámetro, en pulgadas, de la llanta delantera que le he puesto a mi LC4, en sustitución de la original de 21.
Me embarqué en ello principalmente para aprovechar el neumático que tenía de cuando la BMW, con la intención de darle un carácter más asfáltico a esta fantástica moto. Como ya he explicado anteriormente en este mismo bloc, la he radiado yo mismo, con no pocos problemas por haberme enviado una medida equivocada de los radios, contra lo que yo pedí... pero pelillos a la mar. Con un poco de esfuerzo y ayuda por parte del taller Monkey Road, y con un repaso final tras colocar el neumático y el disco de freno, hoy la he podido estrenar, por fin. Han sido meses, un tiempo excesivo, motivado por diversos avatares. Y es que todo no se puede llevar palante!!!



El neumático es un Continental Trail Attack, que agarra de sobra, es casi como una goma deportiva de carretera. Ahora toca cambiar la goma trasera, seguramente por otro Conti igual, más que nada porque en esa medida (140/80-18) hay poco donde elegir.

Tras un primer paseo de prueba por la ciudad y su circunvalación, la moto no hace cosas raras. He intentado no frenar muy fuerte, y voy con un poco de aprensión: no me fío de mí. Aunque ya he radiado varias ruedas de bici, es la primera vez que lo hago con una moto, y la cosa impone más respeto porque las fuerzas implicadas no tienen nada que ver, sobre todo la frenada, que es donde creo que más sufre una llanta de radios. No obstante, no he notado flaneos extraños, pero es que he ido con mucho cuidado y mil ojos...
En fin, por experiencia sé que esos miedos irán desapareciendo con los kilómetros.
Me ha llamado la atención que el velocímetro apenas ha variado, a falta de comprobarlo con GPS. ¿Irá con el sensor de la rueda trasera? Si es así, es cosa nueva en esta moto, pues hay tutoriales en la red para cambiar el diámetro de la rueda delantera en el cuadro electrónico cuando se monta un kit de supermotard (llantas de 17). Ese es el último detalle que me queda por comprobar, junto con endurecer la comprensión de la suspensión.

En definitiva, hay que adaptarse. No es que sean dos motos en una, no es un cambio tan radical como montar ruedas de 17, que implican mucha más anchura y un cambio más claro de geometría, pero ayuda en las curvas de asfalto, no cabe duda.

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