miércoles, 24 de febrero de 2016

Cargar las pilas

Acaso, oh paradoja, ¿es posible cargar las pilas reventándose uno mismo?
Rotundamente sí. 
Una tarde cualquiera a mitad de semana, una ventolera buena, buena, buena; amigos, y un refrescante tercio de última hora para celebrar debidamente la navegada... todo ello se alinea y sin duda mañana acudiré con otro talante a la oficina. 
Ténganlo claro.

Buen ambiente para ser un miércoles, y es que hay muchas ganas:


El spot elegido fue el que llamamos, cariñosamente, "eléctrico", sito en El Portil, que presenta su mejor cara con marea baja, que no fue el caso de ayer. Aún así, lo disfrutamos mucho:




El regalo final, esa luz que se abre paso entre las densas nubes. Proporciona imágenes de belleza singular que quedan grabadas para siempre en nuestras mentes. Ejemplo clarificador:



Al final, a algunos se nos echó la noche encima mientras recogíamos el equipo. Derrotados por el esfuerzo, y lloviendo un poco a ratos, me cambié de ropa, guardé como pude el material empapado en el maletero,  y rematamos la faena en el chiringuito Der Matías, entre risas y animada charla.

Una tarde para quitarse el sombrero.

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