sábado, 26 de diciembre de 2015

Viva la vieja escuela!

Me hago viejo. Bueno, mejor decir que me hago mayor. Más cauto, más prudente, más estudioso. ¿Más vivo? 
Diferente. Los tiempos cambian, mis tiempos cambian también. 
Sentada brevemente esta base un poco perogrullesca, sólo queda decir que me encantan todas las burricletas que tengo, cada una me proporciona sensaciones diferentes, estilos divergentes a la hora de acometer las rutas. No mejor ni peor (y todo ello a pesar de las diferencias de peso y geometrias), más bien distintas. No podría desprenderme de ninguna sin producir un desequilibrio en mi garaje y en mi disfrute. 
Hoy ha tocado un poco de vieja escuela: 

Muy chuli Kona Hei Hei de 1997, ligeramente puesta al día en lo imprescindible
El reloj avanzaba a media mañana, y tenía que ser ruta breve, en un navideño día repleto de cumplimientos. 
La expedición circular es un circuito bastante llano que sigue en su primer tercio el curso de un canal. Me cruzo con un ciclista barbudo y sin casco, con biciclo de dudosa capacidad campestre. Al rato adelanto a un corredor que sudaba ensimismado y aislado en sus estereoaltavoces portátiles de uso personal. 
El segundo tercio consiste en una pista que recordaba más rota. La han arreglado, lo que me consuela y alegra. Un par de coches vienen en sentido contrario a mío levantando una enorme polvareda. Y yo pensando que a lo mejor encontraba barro y charcos tras la lluvia de unos días atrás. Iluso. 
El último tercio es el más variado. A ratos paralelo a la N-4, paso entre algunas casas de labranza, chalets en suelo rústico, y finalmente cruzo sobre la autopista para penetrar en la barriada Las Portadas. A partir de ese punto, unos km de asfalto hasta llegar. al punto de inicio. 

Breve, pero el caso es hacer algo, aunque sea poco.

En 2011, durante mi recuperación, hice muchas veces esta misma ruta, pero no recuerdo haberla realizado tan rápido y tan descansado. 
No creo estar en buena forma. Si acaso, forma normalita. Pero me he alegrado mucho al ver los datos del computador telefónico gepeesiano y comprobar que he bajado de la hora y que la media superó holgadamente los 20 km/h. 
Sin duda, la Hei Hei era una gran bici. Y lo sigue siendo. Una bici extrema, radical en su concepto racing, con medidas y geometría que, aunque avanzadas y vanguardistas en su época, son muy distintas a lo que se estila hoy. De postura exigente, es una máquina creada para correr, y no está mal, de vez en cuando, dar un alegre paseo con ella para volver a las raíces, para tener una comprensión más plena de lo que fue y lo que hoy es el bicimontañismo. 

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