viernes, 4 de diciembre de 2015

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

Este, que es el libro quizá más exitoso de Philip K. Dick, no es desde luego el mejor de los suyos, lo que no quiere decir que sea malo, ni mucho menos. De hecho estuvo nominada al premio Nébula.

Es un GRAN LIBRO, y explora un poco los límites de lo real, lo que es decir bastante cuando la acción se enmarca en un futuro postapocalíptico. 
Publicado en 1968 de nuestra era, revolucionó el mundo de la ciencia ficción.
En el seno de una distopía, género en el que Dick es un maestro (sin duda), se nos presenta a un cazador de andrillos, que es como despectivamente se denomina a unos androides fugitivos que llegan a la Tierra desde Marte tras cometer allí algunos crímenes (fundamentalmente asesinar a sus dueños, quienes los usaban como esclavos, que es para lo que eran construidos). 
Cuando llegan a la escena unos cuantos de Nexus-6, que es el androide más avanzado e inteligente, Rick Deckard se ve envuelto en un par de días agotadores, al límite de su resistencia física y mental, en los que se cuestiona el objeto de todo: de su vida, de su matrimonio, de su oveja eléctrica, de sus creencias religiosas, y lo que es más, de la realidad misma. Es esta otra característica de Dick, trazar una historia en la que en algún momento los personajes (y el lector mismo) no son capaces de distinguir entre realidad y ficción, locura y serenidad, bien y mal...


Este libro inspiró una obra maestra del cine de ciencia ficción: Blade Runner, protagonizada por Harrison Ford, y dirigida por Ridley Scott. Fue estrenada en 1982, y fue igualmente revolucionaria, por concepto, por ambientación, por la historia, por los entresijos sicológicos y filosóficos, y las preguntas que plantea. 
Este filme no es realmente una adaptación de la novela, pues aunque coge los nombres de los personajes y se inspira en la líneas generales de la historia, el desenvolvimiento y el transcurrir de la acción poco tienen que ver la una con la otra, e igualmente el final no tiene nada que ver. Se puede decir que son distintas, pero complementarias.

Recomiendo su lectura y visionado respectivamente, si es que no lo hicieron ya. 

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