viernes, 4 de diciembre de 2015

Enemigo mío

Novela de Barry B. Longyear, llevada al cine con desigual éxito. 
O sea, el libro, en su género, es aceptable, se lee, llega a interesar, y el desenlace es interesante. La peli es una hez, tanto por lo que cuenta como, sobre todo, por lo que no cuenta, ya que la segunda mitad es un invento con no sé realmente qué sentido u objeto, pues no aporta nada y sólo lo empeora todo haciendo de ese film algo indigno, propio de una serie B, C o Z.



La historia de ciencia ficción que se narra el el libro es fenomenal: dos especies, humanos y unos lagartos, luchan por territorio espacial, y en el seno de un combate, un miembro de cada raza cae irremediablemente en un abandonado, estéril y desolado planeta. Se ven obligados a unirse, a convivir, para seguir con vida. 
Con el tiempo, mucho tiempo que pasan juntos, aprenden a conocerse, a hablar sus respectivas lenguas, a comprender sus filosofías. Se hacen amigos. Pero al fin, tras no pocos avatares, disgustos y alegrías, la muerte de uno de ellos (que deja un hijo recién nacido en herencia), y tal y cual, por fin son rescatados con unas consecuencias totalmente inesperadas.

Escena de la película nefasta
Definitivamente, el libro es bueno, no en vano ganó el Nébula y el Hugo, dos de los más prestigiosos premios internacionales a este tipo de novela, tan denostado y tan maravilloso, y quizá lo uno sea la consecuencia, o la causa, de lo otro ¿quién sabe?
La trama está repleta de filosofía, en ocasiones barata, y a ratos más profunda, y desde luego no hay que ser muy listo para comprender el pensamiento oriental (tipo japonés) del lagarto. Pero en general es interesante y ameno, y se lee rápido, dejando un buen sabor de boca.

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