sábado, 10 de enero de 2015

Formosa

La ría de Formosa separa al aeropuerto de la ciudad de Faro, al sur de Portugal, del mar. Entre la ría y el mar se halla un brazo de arena, al estilo de la barra del Rompido, que en su extremo más oriental permanece como una playa salvaje durante un recorrido un par de kilómetros.
Cuando hay viento de levante o norte, que por sus características no entra en Huelva, o entra mal, Faro es un lugar a tener en cuenta. Este spot bicéfalo ofrece, en un entorno privilegiado en cuanto a paisaje, dos distintos modos de practicar el kitesurf. Por un lado, la ría, con su agua plana, aunque siempre con algo de corriente, como corresponde a toda ría, acomodando su llenado a la marea que toque. Lo malo es que con marea baja se queda prácticamente vacía, y mientras eso ocurre, quedan aquí y allá pequeñas charcas con profundidad de centímetros, en algunos sitios con un fondo de pequeñas algas y "bichos" que te rajarán la planta de los pies si no tienes cuidado.
Si el viento es fuerte y viene de levante, serás un afortunado, pues tendrás a tu disposición un spot de olas fantástico... pero sólo para nivel alto de manejo del instrumento pandorguero. Hacerlo con tabla de surf strapless es toda una proeza, doy fe.
Me pedí el viernes de vacaciones, el primer día del año. Y mereció la pena realmente. La experiencia que viví junto a Julen y Diego me ha curtido. Nos ha curtido. Sin duda, ahora somos mejores, o al menos más duros. Incluso más duros, porque vaya tres!!!!!

La ría, para aprendices y truqueros.


Para macho men

Olas de un metro hasta más de dos metros y medio, con algún tubo que se vio, acojonaban cuando se acercaban a tí, a una velocidad que no te imaginas cuando las ves desde la arena. Cargadas de poder, y sin misericordia, acabaron con mis energías, no sin antes tratar de surfearlas como buenamente podía, en la zona más segura a unos 15 ó 20 metros de la orilla. El viento, demasiado anortado, añadía un plus de peligrosidad, pues en caso de caida de cometa o rotura de material, dificultaría muchísimo el rescate por tratarse de un off-shore total, prácticamente perpendicular a la linea costera.










Ahí nos estuvimos bregando largo rato, hasta que cambió la marea, y con ella las olas aumentaron su intensidad, rompían en la orilla haciendo prácticamente imposible meterse en el agua, con un periodo más corto, y la virulencia del viento se extremó, yendo pasados de trapo con nuestras cometas.



Nos fuimos tras las preceptivas cervezas en la taberna que el simpático Hugo tiene al final de las casas de los pescadores, acompañadas de sus hamburguesas completas y unas tostas especiales buenísimas.

Un día que será difícil de olvidar por las sensaciones vividas. Una pena que el Gurú del Viento, aún tocado por un esguince de rodilla, no se pudiera meter en el agua con nosotros. ¡Animo, amigo, pronto surcaremos los mares juntos de nuevo!