viernes, 20 de septiembre de 2013

Canela fina

Isla Canela es la playa más al Oeste de Andalucía y, por ende, de Huelva. Justo a continuación, atravesando el Guadiana, se encuentra Portugal.
Tiene ciertos atractivos turísticos que a mí me importan poco (pues no juego al golf ni pretendo pasar estancias en hoteles ni adosados), pero hay algo que sí me resulta de interés: posee una zona kite muy especial.

Cuando baja la marea, se queda una charca que puede incluso vaciarse en momentos de alto coeficiente, y es un espacio grandísimo. He llegado a navegar con otras cincuenta personas en el agua sin ningún problema, y eso siempre mola.

Otra característica peculiar es que sus aguas presentan una enorme planitud, ausencia de oleaje, lo que hace que aprender allí, o perfeccionar, sea un juego de niños. Por ello, es más factible navegar con poco viento, ya que no tienes que pelearte con olas que frenan constantemente tu avance. Punto positivo para el low wind style!

Finalmente, se aprecia que, quizá por su lejanía con el Estrecho, le afecta un poco menos la influencia del Levante, y es más probable que entre algún térmico de última hora cuando en el resto de la provincia no. Como ayer.
Terminé de almorzar, consulté el Magnetik, y decidí (viendo la previsión de Levante previsto para varios días...) meter los bártulos en el coche y tirar inmediatamente. Bueno, cuando llegué vi que la cosa estaba un poco justita, y el twintip ni lo usé. Sólo un par de cursillistas al fondo a la derecha, un aprendiz haciendo minilargos donde yo estaba, y un grupito compartiendo un foil de 17 ó 19 metros, que a veces llegaba al sitio y otras venían andando por la orilla...

Tras el oportuno calentamiento me enfundé la chaquetilla de neopreno (el agua aquí está más fría que en Punta Umbría, bastante), cogí mi LTD, y pal agua que me metí...

Bueno, llevo poco tiempo con esta tabla un poco especial. Es una especie de híbrida, la primera tabla de race de serie, que se puso a la venta en el 2009. En estos cuatro años ha cambiado mucho (y eso es decir poco) la tecnología de las tablas de race, y lo que se estila hoy bien poco tiene que ver... Pero a mí me gusta mucho desde el primer momento que la vi: es razonablemente pequeña, tiene un volumen aceptable para usarla con poco viento, y sólo dos quillas que la hacen muy manejable. En verdad, está a medio camino entre un twintip y una tabla de race contemporánea y puede que, realmente, no haga bien ninguna de las dos cosas... pero a mí me vale, al menos de momento. Y desde que la tengo, pardiez, le he sacado buen provecho porque tiene que haber verdadera calma chicha para que no pueda navegar... y eso usando mi mayor cometa de 12 metros!!  ¿Qué sería con una de 16 ó 17?

Al principio no conseguí volver al sitio del que salí, y al tercer largo me di un pequeño paseo por la orilla (el walk of shame de los aprendices, jajajaja). Pero enseguida me adapté, y es que hay que coger el punto exacto de inclinación de la tabla y el reparto de pesos, que son totalmente distintos a los de un twintip. Sin darme cuenta, ya estaba ganando terreno al viento mientras otros se peleaban con Eolo o maldecían su estampa allá en la orilla. Además la fuerza subió un par de nudos y empecé a disfrutar de verdad.
Me pegué varios largos en toeside, e hice cuatro o cinco intentos de trasluchada... fallidos, por supuesto. Algún minisalto con las olas de una o dos cuartas que se iban formando mientras bajaba la marea, y un par de veces me enchufé a velocidades interesantes. Aprendí a manejar el viento aparente, y a navegar con el pie trasero fuera de su cincha.

En resumen, una tarde buenísima. Navegar en soledad, después de un verano de sequía como el que ha pasado, no tiene precio. Esos momentos con el Sol a punto de ponerse, son gloriosos, casi místicos diría yo.

Hidratarse es importante cuando acaba la sesión.
Acabando de recoger el material, satisfecho total.

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