sábado, 16 de febrero de 2013

singletrack fury: el flow

Hoy voy a hablar un poco del flow. Tiene que ver con fluir, como el propio vocablo indica, y es un estado de comunión no sólo entre ciclista y bicicleta, sino también con lo que te rodea: la naturaleza, el ambiente, el clima, el sendero... todo. Cuando uno tiene el flow se nota. Uno lo sabe.
Se puede tardar años en alcanzarlo, y a lo mejor sólo puedes acaraciarlo durante un ratito, y es una sensación maravillosa: todo sale bien, la bici va por donde quieres, el pedaleo es fino, tu cuerpo acompaña los desniveles, las curvas, los pequeños saltos, y todo va enlazado con una continuidad, con fluidez, casi sin esfuerzo.
Hay quien nunca tuvo ni tendrá el flow. Hay quien lo tiene desde sus primeras pedaladas. Pero no crean que el flow es algo exclusivo del bicimontañismo. Otros deportes en los que el acompañamiento del cuerpo y el instrumento es necesario, son proclives a ofrecer momentos sublimes de flow. El más paradigmático es el surf, por supuesto, y es fácil de ver desde fuera quién está en posesión de él y quién es el patoso. Otras modalidades como el snowboard, o el skateboard, pueden asimismo otorgar momentos gloriosos en este aspecto.
Pues anoche dejé preparada la ropa para salir hoy temprano a montar en bici. Esta mañana, sin siquiera ver el tiempo ni nada, y tras un cafelito y una tostada, metí el Escalpelo sin desmontarle la rueda delantera (he descubierto que quitando uno de los asientos traseros de la Touran cabe entera, qué gozada) en el coche, y no ha sido hasta salir del garaje que he podido ver la niebla que había... Da igual, una vez vestido de "romano" y en marcha es difícil volverse atrás. Cuando desembarqué, el termómetro del coche marcaba 6'5º, y la niebla me empañaba las gafas. La tierra estaba ligeramente húmeda, el campo verde. Enseguida se pasó el frío, es lo que tiene mover los grandes grupos musculares durante un rato: producción de calor, consumo de energía, generación de potencia.
Hoy he salido solo, y me he alegrado. He ido al ritmo que el cuerpo me ha ido pidiendo, y como hacía un par de semanas o más que no montaba (debido al corte en el talón izquierdo), no he querido forzar más de l la cuenta. Elegí pedalear con cadencia alta, que siempre se lleva mejor con los que estamos regulín de forma física, y ha sido un acierto total. Apenas me he cansado, aunque reconozco que la ruta (más bien paseo) ha sido corta, no ha llegado a 30 km, acuciado por la premura de estar en casa antes de las doce del mediodía por motivos familiares. Y así, ligeramente revolucionado, los kilómetros han ido cayendo con alegría, dando como resultado una media de 18 km/h, lo que me ha alegrado sobremanera. Hacía mucho tiempo que no sacaba una media así. Sin duda, el Bisturí ha tenido mucho que ver, es una bici que me encanta, más cuanto más la uso. Es realmente sorprendente su comportamiento, muy predecible, noble, supermanejable, ligera, eficaz. Funciona de maravilla, y resulta complicado pensar en una bici mejor que ésta... aunque estoy convencido que se hará, tarde o temprano. Pero reconozco que el diseño de la Cannondale está muy currado. Su geometría es perfecta, al menos para mí. El compromiso entre eficacia de pedaleo y el funcionamiento de la suspensión trasera tan particular se adapta perfectamente a mis características y a lo que yo hago con ella. No se le puede pedir más.

Nuevo singletrack descubierto hoy
Ah, sí, el flow. Hoy lo tuve durante casi toda la ruta, incluso me sentí fluyendo en el tramo final de un par de kilómetros de asfalto hasta llegar al coche. Fue una magnífica mañana, y como suele ocurrir, lo que empezó como un día frío y húmedo, desapacible y aciago a priori, ha sido uno de los mejores días montando en bici que recuerdo.
Ojalá pueda escribir cosas así muchas otras veces en el futuro, y ojalá haya haya alguien ahí para leerlas.

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