sábado, 2 de febrero de 2013

Nuevo spot

Una de las cosas más desesperantes y a la vez atractivas de los deportes náuticos es que no puedes practicarlos siempre que quieres. Es desesperante porque a veces pasas demasiado tiempo esperando a que las condiciones se den. Es atractivo porque cuando las condiciones se dan, lo coges con muchas ganas y quieres aprovechar a tope porque no sabes cuándo será la próxima.
Por desgracia, a pesar de vivir junto a la costa, la zona de Huelva no es precisamente la Meca del viento: a partir de la primavera soplan vientos térmicos, suaves, de componente Suroeste o Poniente, ideales para el aprendizaje y la navegación más o menos tranquila; en cuanto pasa el calor, a partir de Octubre más o menos, estamos condenados a esperar alguna borrasca que deje un par de buenos días de viento más o menos fuerte, y con suerte algunos días de viento Norte un poco impracticable, muy racheado y, sobre todo, frío...
De modo que hay que buscarse la vida y aprender los sitios para navegar según las condiciones de viento y marea.
Hoy he estado con el maestro en un spot al que nunca había acudido y la verdad es que le tenía ganas: Isla Canela.
En el extremo más occidentas de la costa andaluza, lindando con Portugal y aprovechando la desembocadura del Guadiana, encontramos esta playa en la que se forman zonas extensas de poca profundidad, más o menos por la rodilla, en las que se puede navegar con Norte cuando la marea está baja. Hoy ha ocurrido tal cosa, y he disfrutado muchísimo. La oportunidad ha sido irrechazable, a pesar de estar cansado por tres días seguidos en la nieve, como ustedes ya saben (o deberían saber).
Nunca he navegado con viento tan racheado y tan fuerte al mismo tiempo, y tal ha sido el ímpetu de Eolo, y sus caprichosas idas y venidas, que he pasado por los siguientes dos trances: una vez, dando la vuelta, en pleno giro ha subido la racha y he salido, literalmente, volando, dejando la tabla pegada al agua, sí, he despegado en sentido vertical un par de metros; en otra ocasión, de repente, ha bajado tanto la fuerza del viento que la cometa se ha caído, carente de la más mínima sustentación. En fin, son cosas que te ocurren en el agua, cosas que te enseñan a estar preparado para todo, y que te curten.
El balance ha sido muy positivo y hemos estado en el agua una hora y media. Yo no me daba cuenta de que estaba agotado, sólo algún cansancio puntual por una postura forzada durante unos segundos, pero al salir y recogerlo todo me he dado cuenta de que abandoné el agua en el momento justo.

Una toma del sitio, cortesía de mi compañero y maestro:


Con la navegada de hoy, ya van cinco este año. El porcentaje de días navegables es ridículo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comente, quédese a gusto, pero si firma como anónimo nadie lo verá.