sábado, 2 de febrero de 2013

freesurfers (II)

El Río es, en la estación de Sierra Nevada, un hito en todo aprendiz de la nieve. Uno empieza, habitualmente, por las pistas más llanas de Borreguiles, y poco a poco va subiendo escalones. Y cuando acaba la jornada, si uno se siente valiente y con técnica suficiente, se lanza por esta pista que une la zona de los bares y cafeterías de arriba con la urbanización de abajo. Y no es que El Río tenga especial dificultad.
En verdad tiene tres puntos más inclinados donde se suelen formar tapones porque los novatos paran a pensárselo un poco, pero es cuestión de bajarlos frenando un poco más y ya está.
Cuando uno lleva tiempo bajando, acaba buscando esas bajadas más radicales, los puntos con más nieve suelta para hacer los giros y que la tabla apoye bien, y las bañeras para dar saltos.
Cuando uno lleva todavía más tiempo bajando, nunca baja por El Río, sólo al final de la jornada, y es preferible irse a otras pistas menos transitadas y con mayor dificultad técnica, pues es esa misma dificultad la que sirve de acicate y espuela para divertirnos y evolucionar.
Todo lo dicho sirve para el esquí y para el snowboard. Aunque yo prefiero el snowboard, por mis orígenes skaters, no desprecio (como otros muchos) al esquí, al que considero un deporte técnico y difícil de hacer bien. A ver si me explico: bajar con unos esquís en los piés no es difícil, cualquiera es capaz de aprender en un fin de semana, igual que con el snowboard. Pero bajar bien, ver a alguien esquiando con estilo, es raro y difícil, exige años de técnica depurada, buen material, condiciones idóneas. Bajar bien con tabla de snow tampoco es fácil porque exige mayor fuerza física y también más resistencia, según mi experiencia con ambas modalidades.
Yo no soy un talibán del snow, como sí lo son otros muchos, pero los más talibanes son, sin duda, los esquiadores. Algo similar ocurre con el windsurf y el kitesurf, pero ese es otro tema tan estéril como éste, y no pienso dedicarle ni una palabra más.
Sea como fuere, a mí me encanta la nieve si es para praticar snowboard, pero confieso que más de dos o tres días ya me harta, y lo malo de estar en una estación de invierno es que no puedes hacer otra cosa...
Me maravilla lo que se ha montado alrededor de todo esto: cómo se ha construido toda una urbanización para explotar los deportes de nieve. Instalar todos esos remontes y máquinas de nieve artificial, y todos los servicios anejos que ello conlleva es algo increíble desde mi punto de vista. Y me parece glorioso que un deporte tan técnico y tan de temporada haya logrado algo así.

Y todo esto para decir "yo estuve allí". No tan sencillo, oh, amigos. Haciendo uso de la aplicación Endomondo para el gayfon, tuve curiosidad por descubrir cuál fuera la velocidad a la que uno puede bajar por El Río, de modo que aquí están los resultados sin trampa ni cartón:



Fue la última bajada después de tres días de nieve. Los resultados son fácilmente mejorables, sobre todo si se me hubiera ocurrido hacerlo el segundo día, que siempre es el mejor para mí. En fin, ahí está. Me servirá para comparar con otra ocasión en la que vuelva a Sierra Nevada.

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