jueves, 7 de febrero de 2013

el maldito spot secreto, no tan secreto

Con viento Norte y marea alta, hay sólo un par de sitios o tres para practicar kite en las cercanías. En la charca que se forma en Isla Cristina ya he navegado otras dos veces, y esta última vez, la sexta de este año, es la vez que más me he divertido... hasta que hubo un agujero de viento y se cayó la cometa.
Me fue imposible relanzarla de nuevo, y tuve que arrastrarla hasta la orilla.
El fondo es cenagoso, y oculta bajo el fino lodo todo tipo de conchas, hostiones, restos de cañas ribereñas y elementos cortantes afines. Aprovechando que me cubría por la rodilla pude hacer acopio de fuerza y traccionaba clavando los pies, hundiéndolos en ese barro, inclinándome contra un viento racheado que se obstinaba en ponérmelo todo en contra.
Por fin, soltando el sistema de salvamento, dejé la cometa sin fuerza y pude alcanzarla para sacarla con tranquilidad, lo que causó un enorme embrollo con las líneas. Es el precio a pagar por tener un sistema que puede salvar tu vida...
Una vez en casa me entretuve durante más de una hora en desliar la desordenada madeja en que se había convertido la barra, y procedí a reafirmar las consecuencias que tuvieron lugar en mis pies:

casi 4 mm de profundidad
las de los dedos son las más molestas
tuve que raspar bien a fondo para extraer los restos de barro del interior

el corte del meñique fue el último que descubrí, tiene su miga
Sitios procedentes de cauces fluviales, en los que los cambios de marea crean una flora y fauna un poco especial, con cieno que oculta esas afiladas trampas, son los que trataré de evitar a toda costa a partir de ahora, y los dejaré, como dice un colega, para cuando el mono sea muy grande. No merece la pena llevarse un disgusto por una hora o dos de cometeo en agua plana, la verdad.

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