domingo, 16 de septiembre de 2012

Aguafría

Aguafría es una minilocalidad serrana del Norte de la provincia de Huelva. Es atravesada por la N-435, y ayer se convirtió en punto de parada y toma de refrigerio por estar cerrada por vacaciones la habitual venta del cruce de Santa Ana.
Bueno, ese restarurante a pie de curva en la entrada de la aldea tiene un enclave guay, aunque me tuviera que conformar con una Pepsi light de sabor infame. No había Cocacola, que es lo que me gusta, llámenme exquisito, raro o tiquismiquis si lo desean.
Unos grandes alcornoques que proporcionan la sombra ideal, una fuentecilla que alegra con su trinar, unas sencillas mesas y sillas de aluminio, son los componentes ideales para un breve descanso aprovechando para hidratarse.


Gabi no pudo/quiso acompañarnos ayer... pero entre Pedros quedó la cosa, más que suficiente para pasar un buen rato a ritmo alegre, que no demencial. La carretera estuvo a nuestra total disposición, con un tráfico casi nulo. Me congratulo por ello. Pocas motos.
La presión de estos últimos años por parte de la Benemérita, y la actual crisis unida a la subida del precio de los combustibles, ha hecho que sean pocos los domingueros, y de entre los motoristas acérrimos la mayoría se han pasado a las grandes motos trail, las naked o incluso a las cruisers. Mejor.
Una pena que la cinta negra de asfalto esté parcheada, rota a veces, un poco lisa por el desgaste en algunos sitios, pero es sólo cuestión de conocer los sitios, o sea, rodar y rodar, subir y bajar.

Me encontré bastante suelto, manejando la Susi con facilidad, disfrutando. Me extrañaba que Pedrito me hiciera el tapón a ratos, y en la vuelta incluso le metía metros cuando yo iba delante, y me los recuperaba en un tira y afloja, una chicle o elástico que se acerca y se aleja. ¿Se aburría por ir con un tipo que es como si empezara de nuevo sus primeros pasos en moto? ¿Jugaba conmigo?
Parece ser que no. Cuando llegamos a la capital y aparcamos, me explicaba que llevaba la suspensión dura y la goma gastadilla, y que sufría de constantes pérdidas de tracción a la mínima insinuación del acelerador:

En las lonas!!!
Así no se puede ir, Pedrito. Jugarse tontamente el pellejo no es propio.

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