jueves, 8 de marzo de 2012

Ideas

A ver, a ver lo que me he encontrado hoy en el periódico local desayunando... Cada día una sorpresa, una aventura, un deleite o satisfacción, pero también puede ser un fraude, un caos, una ruina.
Lo que he visto hoy lo tengo que inmortalizar, de modo que le tomado un daguerrotipo para ustedes puedan verlo con sus propios ojos:

Hoy, en El Periódico de Huelva
¿Qué es, para qué sirve, cuál es el objeto de la política?
Estar al servicio de los conciudadanos no es tema baladí, en absoluto. Los políticos se agrupan en partidos, que se supone que tienen ideas afines y persiguen fines comunes, pero no, es mentira, es una falacia más que vemos a diario. ¿Acaso no es conveniente una UCI o una unidad de cirujía infantil en el Juan Ramón Jiménez? Desde luego que sí. Yo mismo tuve que llevar en ambulancia a mi hijo a Sevilla porque aquí no había cirujanos para él cuando tuvo un accidente. Y eso pasa a diario.
Pues esto es el pan nuestro de cada día.
Más tarde llego a casa, y mientras almuerzo veo el telediario y me entero de que hoy se ha aprobado una propuesta del PP en el Congreso. Sólo se han opuesto PSOE, IU, y PNV. El Partido Nacionalista Vasco, de clara ideología derechona, conservador a más no poder, aliándose con la izquierda más recalcitrante para joder al PP. ¿Qué hay de la coherencia política, de los fines comunes, de la ideología?

Ahhhh, necio de mí. La ideología, esa gran olvidada. Creo que nos ha tocado vivir una época en la que los sistemas de ideas han pasado a mejor vida. Ahora cuentan las personas, la gente vota al personaje, eso es algo muy común en las localidades pequeñas.
Aún queda algo de conciencia de clase, y los curritos votan al SOE o a IU porque creen que con ellos les irá mejor. En eso, considero que los que no son curritos lo hacen mejor. Los empresarios tienen claro lo que quieren, y votan según su propio interés, no por conciencia de clase -¿de qué clase?-.
España sigue siendo, a pesar de todo, no un país de clases, sino de castas, y las castas no hay que mezclarlas nunca, porque pueden explotar. Las churras con las churras, y las merinas con las merinas.

Yo empezaría por ordenar la familia, mi familia, encauzarla, intentar que vaya bien, que no les falte de lo básico, dar una buena educación, enseñar ciertos principios elementales, ya saben. El siguiente escalón sería la comunidad en la que habito, el barrio, ver los problemas que hay, buscar soluciones, arrimar todos el hombro. De ahí subiríamos a la ciudad, de la ciudad a la comarca, luego a la provincia, y ya me estoy yo pasando un poco. No creo que haya que ir más allá ni involucrarse tanto.
Oiga, yo no puedo afiliarme a un partido, por poner un ejemplo, al PP, porque el PP no va a velar por mis intereses. Nunca. Lo tengo muy claro. El PP tiene unos objetivos de gobierno, y muy poco tiene que ver Rajoy con Aznar, con Fraga, con Perico Rodri. Poco tiene que ver el PP de Sevilla con el de Huelva, y no hablemos ya con el PP de las Vascongadas o el catalán. Yo iría con el Partido de la Barriada Cabezo de la Joya, y mucho es.
Con los sindicatos es igual. ¿Qué tiene que ver UGT o CCOO con los problemas locales de una fábrica del Polo Químico? ¿o con la problemática de las oficinas de los Registros de la Propiedad? La oficina de aquí tiene unos problemas y cuestiones, y la de Villabollullos de Abajo otros muy distintos, entonces ¿cómo nos defienden y nos organizan a todos? Y al mismo tiempo hacen lo propio con los agricultores, mineros, pescadores, mecánicos, camareros... la lista es inacabable.
Yo, parafraseando a mi amigo Jesús -alias El Evangelio-, tengo dos sindicatos que son: la mano derecha y la mano izquierda. Esos son los que me van a sacar las castañas del fuego cuando haya problemas, no un delegado sindical que ni siquiera me conoce, ni le interesa lo más mínimo lo que pasa a su alrededor más que vigilar que su propio culo esté bien a salvo.
En fin, piensen un poco en la organización que les propongo, que no es nada novedoso, por cierto. Está muy relacionado con algo que siempre se ha entendido muy mal: la anarquía. Y es que la anarquía lo han vendido siempre como algo de ultraizquierda y antisocial, y nada de eso, en absoluto. Pero claro, es que leer y estudiar y profundizar en los conceptos, y hacerse un bagaje intelectual mínimo cuesta una jartá.
Por lo menos, por lo menos, hagan un esfuerzo y lean, aunque sea de soslayo, lo que dice la Wikipedia al respecto, para poder opinar con conocimiento de causa.

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