sábado, 4 de febrero de 2012

Singletrack fury: polar

Empiezo la entrada con este simpático video que encontré buscando no me acuerdo qué:



Continúo con el relato de la salida de hoy, y no me refiero a ninguna de las que sale en el video de horrible soniquete brasileiro que no vale un pimiento si no fuera por las tipas que salen montando en bici.
El día no estaba para bromas: frío inusual y viento de componente Norte han sido los artistas invitados. Casi decidí no salir, porque el puto coche ha dejado tirada al limitador, una vez más. Van tres en dos meses.
Eso te afecta. Trato de que no sea así, y mi estoicismo y ánimo me ayudan a tirar palante, pero hasta aquí hemos llegado. Tengo mala suerte con los autos, es el tercero que me sale rana, y es mucha casualidad, pero de eso hablaré otro día, porque voy a hablar, no lo duden.

Con mi último compañero, mi tocayo, que le ha dado fuere con esto de la bici todo terreno, hemos llegado hasta el final de El Rompido, y a la vuelta, por un sendero para turistas que rodea el campo de golf, he tomado esta retrataúra:

Tendrán que disculpar la rara luz, pero es que el aifón no da para más...
La ruta ha sido un poco contrarreloj porque hemos empezado tarde, más allá de las 16 y 30, y claro, como a las 19 ya oscurece y bajan tres o cuatro grados de sopetón, hay que andar espabilado. Es por ello que, sin que sirva de precedente, y viendo el importante bajón de rendimiento de Pedrito a partir del km 30 más o menos, el tramo de El Rompido hasta El Portil lo hemos realizado por carretera, por ir más rápido y directo.

Finalmente, casi 46 km a una media de 18 por hora. Eso hay que mejorarlo, sin duda, si queremos apuntarnos a alguna cicloturista este año, que yo, lo que es querer, quiero por curiosidad porque nunca he ido a ninguna. Odio las multitudes, y juntar a más de cinco o seis ciclistas es lo peor, en serio, se lo aseguro.

Mi trayecto de hoy. Observen que el final no es en mi casa, sino que me quedo en Aljaraque, ya de noche y con un frío que pela. He dejado la burra allí, y Pedro me ha traído a casa mientras charlábamos sobre la hijoputez reinante en el mundo de los negocios en esta época turbulenta que nos está tocando.

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