martes, 31 de enero de 2012

Singletrack fury: mejor y mejor

En contra de lo que la asequible -otra manera de expresar "mediocre", quizá- media de velocidad pueda indicar, el alto grado de disfrute de la excursión de hoy me ha dejado con una sonrisa que sólo el limitador, con una borde, muy borde salida de las suyas, ha sido capaz de borrar de mi faz.
Es lo que tiene convivir con un limitador, pero ese es otro tema del que: 1º, no es pertinente tratar ahora; y 2º, me apetece tanto como pillarme los cojones con la tapa de un piano de cola.
La media ha sido baja por varias causas que relato a continuación:
- bajo nivel técnico del acompañante
- revirados singletracks para gozo del personal
- dolor en muslamen por haber empezado a correr ayer*

El itinerario en modo gráfico:
Mi compañero de fatigas esta tarde fue Joseantonio, alias el Mandahuevos, el Mandinga, o también el Zulú. Con su Giant mixta aluminio/carbono, tope de gama de los ya lejanos noventa, gusta de llanear, y tiene tendencia al carril bici y a la flaca. Todo se andará, creo que aún no estoy preparado para mi Otero Zenith.
Mi arma de hoy, como no podía ser de otro modo después de los últimos ajustes, ha vuelto a ser la Hei Hei del 95, ligera y rápida, aunque me planteo un cambio posible de neumáticos por algo que proporcione más agarre en el campo. Creo que los Kenda Karma son demasiado rodadores para mi gusto.

Un momento de descanso mientras el Zulú, también llamado hoy por mí "Kuntakinte", subía un repechín complicadete que se le atragantó:

Oh, qué bella.
*: ayer, lunes, comencé a correr. Me lo recomendó el doctor rehabilitador, junto con unas consignas interesantes, lógicas, pero interesantes y a tener en cuenta para mi correcta recuperación. Decir que aún presento una seria atrofia en mis gemelos de la pierna izquierda, y debilidad recurrente en el tobillo y zona plantar, amén de inflamación de los dedos, lo que no impide mi práctica moderada del ciclismo.
Pero correr, lo que se dice correr, es otro cantar. No puedo, simple y llanamente.
Pero podré, y para poder, necesito esforzarme y aplicarme. Mi tope de ayer fueron cincuenta, sí, 50 metros de trote cochinero. Noté cosas rarísimas en el foco de la fractura, y hoy tengo agujetas desde esta mañana, amén de que ahora mismo, después de cenar, la cosa pinta regular. Un poco de dolor, bueno, es normal y uno aprende a convivir con ello. Ya me lo esperaba... pero ¿por sólo cincuenta metros? Joder, cagontó.
Pues mañana, más.

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