jueves, 11 de agosto de 2011

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Una de mis últimas adquisiciones ha sido este peluquín:
Mola. Mazo.

El Orient CEM6500, también conocido popularmente como Orient Mako –el mako es un tipo de tiburón-, es de un tamaño ideal, no tan masivo como los divers modernos que parece que si no rondan los 44 ó 46 mm de caja no sirven para nada. Este se queda en más o menos 40 mm, lo que lo hace muy adecuado para mi muñequilla. Tiene un armis digno de dicho nombre, compuesto de eslabones macizos que le dan una sensación de calidad bastante agradecida.
Luego está el asunto del color. Yo elegí este azul, más que nada porque no tenía ningún reloj de este tono, y porque es el que más me gustó. También lo hay en negro con bisel negro, y en azul con bisel tipo Pepsi.
Por descontado, es un reloj de movimiento automático en el que, como en todos los automáticos es un placer ver discurrir el segundero, rematado en color rojo –toque sporty-. Una pena, eso sí, que no lo hagan sin fechador.
Como características más interesantes hay que relatar que tiene botón para cambio rápido del día de la semana, corona y fondo roscados, cristal mineral hardlex, y se le supone una sumergibilidad de 200 metros que, dicho sea de paso, jamás comprobaré. De momento ha aguantado perfecta unas cuantas sesiones de nado y ha descendido varias veces a dos metros sin problemas. El mecanismo tiene una reserva de marcha de unos dos días, y permita la parada del segundero para sincronizarlo a la perfección con otro reloj.
Me encantan sus manecillas con forma de espada, el diseño en general del dial –aunque hay muchos a los que no les gusta el logo de Orient-, y repito una vez más, el color.
Este relojito se ha convertido en un must have entre los aficionados a la relojería, sobre todo a los que no nos podemos gastar una millonada en una aparatejo. Es bueno, bonito y barato, aunque no lo parezca, porque una vez en la mano, observándolo detenidamente, es fácil comprobar que NADIE es capaz de ofrecer tanto por tan poco.

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