domingo, 24 de julio de 2011

¿Ha estado Vd. allí alguna vez?

Yo lo he vivido muchas veces, más de la cuenta, creo. De hecho, creo que cada vez que duermo lo hago un poco. Hablo, claro está, de la muerte.
Ese tabú.
No huyan, no se refugien, no se escondan. Porque ello forma parte de nuestra vida, aunque no lo quieran, aunque se resistan. No hay muerte sin vida, no hay vida sin muerte.
Pero contemplen la muerte simplemente como un sueño, el sueño eterno, ese cliché tan manido, ese tópico universal es científicamente, mentalmente, cerebralmente cierto.
Imaginen que hoy por la noche se van a la cama, cierran los ojos, un profundo sopor les invade, y finalmente caen rendidos, tan adentro tan adentro que ni sueñan. Es lo más parecido a la muerte que van a experimentar en vida.
Y yo, cuando rodaba a más de ciento cincuenta kilómetros por hora dando volteretas, mientras una avalancha de golpes eran atizados con fuerza en mis caderas, muslos, rodillas, hombros y espalda, mientras pensaba que aquello no debía, no podía durar tanto, en ese momento pensé -intentando cubrir mi cabeza con las manos, cosa que me fue imposible por la fuerza centrífuga de los giros vertiginosos- pensé que aquello podía ser un fin rápido, un crack en el cuello y adiós.
Han pasado cuatro meses y medio y sigo con mis compañeras, mis segundas piernas, esos rodrigones sin los que no podría desplazarme dignamente, unas baratas y eficaces muletas. Y os digo, oh aburridos seguidores, que he pensado en muchas cosas desde entonces. Tiempo es lo que me sobra, y la mente a menudo se vuelve sobreproductiva en estas circunstancias. Leo, escribo, investigo, tecleo, intento jugar a la PS3 sin mucho éxito -parece que mi interés por los juegos virtuales va desapareciendo-. Cierta claridad acude a mi pensamiento en momentos -escasos- de lucidez, o pienso que son de lucidez cuando simplemente son mero onanismo mental.
Y veo la muerte, la certeza de su advenimiento, y su simpleza al mismo tiempo. No es para tanto. Total, no nos vamos a enterar de que morimos. Será como entrar en un sueño de nuevo, algo que hemos hecho ya miles de veces. Un día, de viejitos, estaremos muy muy cansados, respirando con dificultad, medio ciegos y medio sordos, sin ganas de nada; cerraremos los ojillos, y se acabó.
Nada de túneles, luces blancas al fondo, la vida que pasa por delante de tus ojos. Nada de eso.
Porque yo lo he visto y no es así.

2 comentarios:

  1. Pedrito25.7.11

    Joder Pedrolo, desde luego menuda bazofia que me estas haciendo leer ultimamente. Que si bailando con la muerte que si reflexiones acerca de la vida.... Tu estas abusando demasiado del tiempo destinado al pensamiento y a la busqueda de los porqués de las cosas. No me extrañaria nada que pronto nos ilustraras con algún comentario referente a tus primeros sintomas de disfunción eréctil. Tio, pareces un alquimista ensimismado en encontrar respuestas a todo lo que se le plantea. Yo solo te diré una cosita breve que tengo sueño, sigue endureciendo esa pierna. Sigue asi, en breve soltarás las muletas, luego tu cuerpo te pedira más, empezarás a fortalecer el resto de músculos en cuanto esa pierna se mantenga por si sola. Llegarás a sentirte preparado para todo, y cuando ese momento te abrume llegará el momento de sentir la gasolina. Luego tus piernas ,esas q ahora se hacen fuertes, sentirán la necesidad de rodear un depóstito de gasolina, tus antebrazos sentirán de nuevo la fatiga y el cansancio y sonreirás. Entonces, cuando llegue ese momento te daras cuenta de que el arduo camino tuvo su recompensa. Que vOlveras a bajar la visera para afrontar esa curva de derechas.....y que esta vez piensas hacerla todavía más a fondo cojones!! Eso que parece una odisea está a la vuelta de la esquina.

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  2. Sus pareceres son suyos, sólo le digo eso. Ah, y no me tutee tanto.

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