lunes, 4 de abril de 2011

reborn: primera revisión

El título de esta entrada parece sacado del manual de usuario de un coche, esa revisión que se hacía cuando acababa el rodaje. Pues más o menos ha sido eso.
Me presenté en el HUVR de Sevilla a la hora H, presto a radiografiarme una vez más. Menos mal que no estoy embarazado, a estas alturas debo tener más radiaciones en mi pierna que la central de Fukushima.
Con el retraso medio de nuestra querida SS, una técnica tan competente como supersimpática me sacó un par de tomas transparentosas con fondo negro. Hoy día ya no se imprimen la Rx, sino que se envían por una intranet hospitalaria a un servidor desde donde las puede recuperar el doctor, un enfermero, o quienquiera que tenga un interés verídico y el acceso legal a la base de datos. Yo no estoy entre tales seres privilegiados, por lo que una de las primeras cosas que le dije a don Eduardo, mi cirujano, cuando me recibió con una hora de retraso, es que consideraba totalmente inaceptable que a estas alturas, y habiéndoseme practicado tres sesiones de radiología postoperatorias, no se me hubiera otorgado la posibilidad no ya de entregarme alguna para mi colección particular, sino ni tan siquiera enseñármelas. Por supuesto, don Eduardo, a quien saco por lo menos seis o siete años de edad, mano izquierda, educación, saber estar y humanidad, hizo caso omiso de mi observación. Se limitó a teclear incesantemente, mientras callaba y ojeaba el monitor. Por fin me hizo algunas preguntas rutinarias del tipo "¿le duele?", o "a ver, cuánto puedes flexionar la rodilla". Y llegó el momento cumbre: en un alarde de generosidad sin par, giró el monitor hacia donde yo me hallaba sentado para que pudiera ver el pictograma en negativo de un hueso bastante roto atravesado por una línea gruesa que dijo ser el famoso clavo. "Todo va bien, el clavo no se ha movido y se mantiene perfecta la línea del hueso". Las cosas van como tienen que ir, según él, y me hizo hincapié, viendo mi insistente impaciencia por empezar a hacer una vida normal, en que tenía que usar el sentido común, no tener prisa, y seguir a rajatabla sus indicaciones si no quería tener problemas en el futuro.
"Le voy a dar la próxima cita para dentro de TRES MESES". ¿¡Cóoomo!? pero, pero, perooooooo   "Sí, sí, dentro de tres meses te haces otra Rx y vemos como va la consolidación. Dentro de un mes a partir de hoy, empiezas con una carga parcial, digamos unos veinte kg -a calcular mediante la ayuda de una báscula según un método fácilmente explicado por él-. Así, después de dos meses con la carga parcial, en tu próxima visita, seguramente te quitaré los tornillos de abajo para que el peso de tu cuerpo haga presión en el foco y ayude a la consolidación".
Queda claro, pues. Por lo demás, mi vida debe seguir exactamente igual que hasta ahora: de la cama al sillón, del sillón al sofá, de ahí al WC, y vuelta a la cama a descansar o a hacer mis ejercicios. Lectura, TV, i-net, es el pan mío de cada día.
A continuación le saqué un papelito donde yo llevaba apuntadas una serie de ruegos y preguntas, que fueron más o menos contestadas satisfactoriamente. La última cuestión fue el tema laboral: ¿Cuándo volveré al curro? tenga en cuenta que trabajo en una oficina frente a un ordenador...  En ese punto el doctor Belascoaín llegó incluso a esbozar una sonrisa, y me dijo "mira, el momento de tu reincorporación al mundo laboral está tan lejano que no merece la pena ni pensar en eso ahora". Lo cual, la verdad, no me satisfizo mucho porque, si en un par de meses ya no me canso tanto de estar en la misma postura y tengo una cierta autonomía gracias a las muletas y/o la silla de ruedas, no veo porqué no podría volver a la oficina. La respuesta fue clara y contundente: "tú tienes una lesión bastante grave, has pasado por un trance peliagudo, y tanto tu cuerpo como tu mente necesitarán mucho tiempo para recuperarse, pero realmente aún no eres consciente de ello."
Como quiera que yo volviera a insistir sobre tomar una prueba visual de las Rx, y viendo que quizá había sido un poco duro al tumbar todas mis expectativas, decidió dejar que tomara unas vistas con mi aifón, la mejor de las cuales les transmito aquí y ahora, de premio y propina por ser capaces de leer todo este montón de palabras agrupadas a veces sin sentido ni objeto:


La de la izquierda está tomada de frente, y la de la derecha es lateral, como se indica. Se aprecian claramente los diversos fragmentos, y si aguzan la vista podrán notar los agujeritos dejados por la fijación externa. Según don Eduardo, todo va normal, y pronto debería empezar a verse lo que él ha llamado la "nubecilla" o "nubecita", refiriéndose, supongo, al calcio que va uniendo las piezas en el proceso de consolidación, o formación del callo.
Disfruten de la Rx, mi buen trabajo me ha costado conseguirla. Les diré que incluso el doctor miraba hacia otro lado mientras yo tiraba la photo, como no queriendo ver el acto malévolo y delictivo que estaba cometiendo.

2 comentarios:

  1. Peter.....I M P R E S I O N A N T E

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  2. Anónimo4.4.11

    Vamos tio, animo, ya queda menos. ah por cierto muy guapas las fotos........Carlos Jover

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