viernes, 4 de agosto de 2023

29-6-3

 Después de muchos días, he podido encontrar un hueco que me cuadraba para montar un poco en bici, y la Emonda fue la elegida hoy. He aprovechado para tomar por primera vez el flamante nuevo carril bici de la carretera del Dique Juan Carlos I, que llega hasta un poco más allá de La Calatilla, y después la sempiterna ruta de carril bici hasta carretera de Malpica, donde me dia la vuelta en la segunda rotonda.

Feliz encuentro con el siempre simpático y entusiasta ciclista Juan M., con quien tuve un ratito de charla, no mucho porque después el calor aprieta, y las piernas se enfrían.


Nuevo carril bici

He aprovechado en el tramo de carretera para hacer un conteo de los vehículos que me iban adelantando, y si lo hacían bien, mal o regular. De ahí el título de la entrada. 
Conviene, sin embargo, hacer un breve recordatorio de las normas más elementales que entran en juego en esta cuestión. La primera es obedecer la limitación de velocidad, que en todo la carretera de Malpica es de 60 km/h, salvo en algunos sitios que se reduce a 40 km/h. Los conductores de vehículos de más de dos ruedas deberían, asimismo, prestar atención a sendas señales que hay a la entada de la carretera en sus dos extremos, que señalizan  que se trata de una vía paisajística, y una señal de advertencia por la presencia de ciclistas. Amén de la sempiterna obligación de dejar, al menos, un metro y medio de separación al adelantar a un ciclista.
Otras cosas que poca gente sabe son obligatorias hace mucho tiempo, y otras desde el año pasado. Por ejemplo, no se permite adelanter a un ciclista cuando se está llegando a un semáforo, un cruce o una glorieta (rotonda), y tiene su lógica, pues los vehículos grandes tienden a cerrar el interior de las curvas y pueden aplastar sin darse cuenta al ciclista, y es frecuente que al sobrepasar a una bici llegando a una rotonda o cruce o semáforo con giro a 90 grados, obliguen al ciclista a frenar más de lo deseable eliminando la inercia que tanto trabajo le cuesta alcanzar y mantener, eliminando la distancia de seguridad y creando situación de peligro.
Pero hay otras dos normas muy interesantes que entraron en vigor en marzo de 2022. Una es que, en carretera, al adelantar a un ciclista, un coche, furgoneta o camión debe apartarse a su izquierda al menos lo suficiente para pisar el carril contrario con las ruedas del lado izquierdo de su vehículo (además de la limitación general del metro y medio), y la otra es que, en ciudad, cuando la vía tenga más de un carril para el sentido de la marcha, el coche que vaya a adelantar a una bicicleta debe trasladarse al carril siguiente al que ocupa el ciclista, como si éste se tratara de un vehículo que ocupa todo el carril por el que circula. Estas dos últimas reglas son desconocidas por la mayoría de los conductores, y es algo aterrador el desconocimiento de estas y otras muchas otras normas que nos obligan a todos. 
Y es que, conducir no se acaba con sacarse el carnet hace la pila de años, sino que exige una formación contínua, y una adaptación a los tiempos y las nuevas formas de desplazarse. El reciclaje es necesario en éste como en tantísimos aspectos de la vida. 

Al turrón. Ventinueve veces fui adelantado correctamente, o al menos alejándose el coche hasta ocupar el carril contrario con sus ruedas izquierdas, y algunos completamente. Seis veces fui adelantado sin que vehículo se moviera de su carril, aunque manteniendo la distancia mínima reglamentaria. Tres veces no se guardó dicha distancia, una de ellas a gran velocidad (tanto que se me movió la bicicleta), y otra entrando en una rotonda que casi me tuve que tirar contra el guardarrail, y a pesar de mis gritos la conductora ni se inmutó.
Sólo uno redujo la velocidad y pasó a velocidad muy moderada y guardando los 1'5 metros. El resto sobrepasaba, la mayoría con creces, el límite de 60 km/h.

Esto es lo que hay en nuestras carreteras locales. Cuando casi el 25% incumple la normativa, por desconocimiento o por falta de sentido común, algo falla. En una vía que tiene buena señalización, excelente visibilidad, con mi luz trasera que te deja ciego si la miras fijamente, ¿tan difícil es extremar un poco la precaución y velar por la seguridad de todos? Parece que sí, que cuesta. El verano, el calor, los conductores de temparada o domingueros... ¿quién sabe? No hay excusa cuando la vida de otros está en nuestras manos. No me valen las lamentaciones a posteriori, sino las medidas a priori, no es nada difícil. Yo estoy a ambos lados, y no cuesta nada.

No obstante, el sentido común (que jamás entenderé la manía de llamar así al menos común de los sentidos...), es lo que debería informar la actitud al volante y al manillar

2 comentarios:

  1. ¡Buena entrada! Sobre un tema que también me preocupa y me atañe. Más educación, vial y vital, es muy muy necesaria. Abrazo y gracias por tus amables palabras hacia mí. JM

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  2. Buena entrada! Fue un placer charlar contigo, gracias por tus amables palabras hacia mí. Juan Muñoz 👏

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