miércoles, 29 de diciembre de 2021

Matrix: Resurrections


Si pudieran haberme visto durante la exhibición de este filme en la sala 2 del multicines de Aqualon, hubieran comprobado lo que es un facepalm en toda regla. 

¿Por qué?, me preguntaba una y otra vez. Y aunque yo estaba mentalmente preparado para lo que pudiera surgir de esa pantalla, qué gran verdad es esa de que la realidad acaba siempre superando a la ficción.

La propia película nos va dando pistas, y lanza misivas a nuestro cerebro sin parar, como cuando la nueva versión del agente Smith (que ahora no es agente ni se llama Smith), un tipo edulcorado, hasta simpático y guapo, cuya subsistencia simbiótica con Neo (que ahora ya no es Neo, o no el mismo Neo, y si lo es ya hay muchos que no creen en él) le lleva lo mismo a pelearse a muerte con su némesis como a ayudarle cuando más lo necesita (¿¡cóóóómoooooo!?)... la lucha del hombre contra la máquina, y en su máxima expresión entre Neo contra el recalcitrante agente, parece pasar a un segundo plano, los papeles del bien y el mal (siempre tan relativos), no parecen quedar claros, y mientras tanto, en un momento dado, el nuevo e intrigante personaje llamado Sicoanalista le dice al señor Anderson que el código para "esperanza" y "desesperación" es el mismo... y yo me encontraba así realmente, esperanzado porque la cosa fuera a mejor, y desesperado por que no lo hacía. 

Encontramos un nuevo Morfeo, que parece tener las funciones del anterior, pero también es un poco diferente, más activo, más definitivo en la acción. La historia de Morfeo tras Revolutions, y posteriormente con Animatrix y Segundo Renacimiento, choca con lo que nos encontramos en la nueva entrega de la saga, sobre todo en lo que respecta a causa de su muerte (que no queda clara), y acciones posteriores en cuanto a la creación de una doctrina para mayor gloria y fe ciega en los actos de El Elegido. Y el nuevo Morfeo sigue siendo de raza negra, por dar continidad a la idea. 

En cuanto al asunto de la continuidad, Lana Wachowski no es tonta, y sitúa la acción unos sesenta años más tarde del final de Revolutions, y tal y como transcurren las cosas en una era tan tecnológica podemos notar ciertos cambios lógicos: la nueva especie de "sintiéticos" (programas que en Matrix tienen forma humana, cosa que no es nueva pues todas la trilogía anterior estaba plagado de ellos, aunque ahora son capaces de materializarse en el mundo real gracias a unas estructuras de diminutas esferas que pueden replicar cualquier volumen); robots que se pasaron al bando de los humanos; robots enfrentados entre sí en una guerra que no hemos visto; Sión despareció y ahora hay una nueva ciudad "humana", Io, dirigida por una anciana Niobe al frente de un régimen militar estricto; desaparición definitiva (por ahora) del Oráculo...

Pero lo más intrigante es la aparición de un nuevo personaje, el Sicoanalista, que se configura, a mi modo de ver, como un Arquitecto evolucionado, aunque quizá pueda ser una mezcla entre los programas del citado Arquitecto y la desaparecida Oráculo, surgiendo este nuevo e inquietante sintiético que quiere erigirse en tirano dirigente de Matrix sea como sea y a cualquier precio, y aunque es conocedor de que hay "algo" o "alguien" por encima, refiriéndose a ellos como "los trajeados", su parcela de poder es enorme y, aparentemente, suficiente para sus fines de dominación.

el sicólogo

No quiero seguir desvelando elementos cruciales y argumentales, y para finalizar solo decir que esta película, sin haber visto las tres anteriores, costará entenderla (por no decir que sería imposible), y que, curiosa y paradójicamente, puede tomarse como un refrito de dichas tres películas en las que el planteamiento ya se hizo con las susodichas, y ahora se nos presenta el nudo y el desenlace, todo en uno.

Yo salí del cine hace veinte años maravillado con la primera Matrix, y sus dos sucesivas secuelas me parecieron cojonudas y lógicas, todo un espectáculo visual y temático, pelis que te hicieron pensar y te alucinaron, y fueron un hito en el cine de ciencia ficción. Eso me ha ocurrido recientemente con obras maestras como Tenet, o por hablar de secuelas o remakes, con la nueva Dune y Blade Runner 2048... pero lamentable y previsiblemente no con Resurrections, en la que no aguanté hasta el final de los créditos (mientras sonaba una extraña versión del famoso tema de RHCP), y por tanto me perdí la escena postcrédito que yo pensaba que no existiría...


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comente, quédese a gusto, pero si firma como anónimo nadie lo verá.