jueves, 21 de enero de 2021

Adaptando la flaca

 Una vez más, me dispuse a dar un pasito en el largo camino de hacer una bici más adecuada a mis características. Es un camino por todas partes rodeado de amenazas y peligros, todo por no defenestrar una bicicleta que no era para mí, sino para un señor de 190 centímetros de altura y buen peso. Para más inri, su tecnología es de primeros de los noventa, muy muy lejos de lo que hoy se puede disfrutar. 

Experimentos, con gaseosa, decía mi abuelo. Pero yo, erre que erre. Lo último ha sido comprar una rueda en walapó, una baratísima Shimano que me ha costado 35 euros, incluyendo un cassette de nueve velocidades. La idea era acceder a un mayor y mejor rango de velocidades, un poquito más abierto que el original de mi Otero, cuya magnífica rueda Campagnolo, preciosa, con unas alas grandes (que desgraciadamente ya no se llevan) y buena llanta para tubular, que montaba sólo seis velocidades en un demencial recorrido de piñones perfectos para ir siempre atrancado, a la vieja usanza: 14-15-16-17-19-21. Sólo me he enfrentado a un pequeño puerto una vez, cuando fui a Berrocal, una carretera espectacular, preciosa, emocionante, que me hizo enamorarme aún más de este deporte del ciclismo de ruta, y tuve que hacerlo entero de pie sobre los pedales porque iba larguísimo de desarrollo durante más de dos kilómetros.

Así que investigué y pensé que probaría con una rueda "moderna" que admitiera hasta 9 piñones al menos, y probar si se adaptaba a mi vieja Pentax. Antes de dar el paso probé con una rueda de bici de montaña y un cassette de 11-28 viejo que tenía por ahí, y vi con satisfacción que el derailleur trasero podría con la tarea asignada en principio. 

Ya con la "nueva" rueda en casa, comprobé que el cassette no era 12-25, como decía el anunciante, sino 12-26. Pues mejor (las bicis modernas llegan hasta 28, y algunas a 30 dientes en su piñón más grande). Para mí iba a ser un gran avance para escalar el pasar de 21 a 26 dientes, una diferencia astronómicas en términos de desarrollo. Había pasado de los años noventa al siglo XXI en un abrir y cerrar de ojos. Sí, bueno, tuve que comprar además una cubierta (9 euros), cámara (3 euros), y cadena (18 euros, sólo quedaba en la tienda una HG93, la mejor... y más cara). 

Tras los pertinentes ajustes de los tornillitos que limitan el movimiento del derailleur, y acortar la cadena a su longitud adecuada (esto me ha llevado un par de intentos, es la primera vez que lo hago en una bici de carretera), logré que todo funcionara. Me di un brevísimo paseo subiendo la cuesta del Conquero un par de veces, silbando, alegre, feliz. Oh, maravilla. 

Pero todo es mejorable. Los piñones que trae son: 12-13-14-16-18-20-22-24-26. Durante mis rutas, en los tramos de llaneo, que son la mayoría, y los breves repechillos que me puedo encontrar, solía usar con el plato grande los piñones de 15, 16, y 17. Con el nuevo cassette, con 14 iría muy forzado, y con 18 iría corto en otras ocasiones. Es necesario que en los piñones más pequeños los saltos sean mínimos, de sólo un diente entre piñón y piñón, para ajustar así la cadencia adecuada a la inclinación del firme, el viento a favor o en contra, o lo cansado que uno vaya. Visto que yo no estoy para mover los desarrollos de 12 y 13 dientes (por ahora), decidí hacerme con unos piñones de 15 y 17 dientes para eliminar los dos más pequeños. Los deseados piñones impares los he sacado desguazando un cassete viejo de ocho velocidades de mtb que tenía en el cajón de sastre, un toque con un disco en el taladro para limar los tres pernos remachados que lo sujetaban compactamente, y pude desmontarlo:

A la derecha pueden ver los piñones de 15 y 17 dientes, ya limpitos y preparados para insertarlos donde deben en el cassette de la Otero, cosa fácil porque las piñoneras de carretera son desmontables fácilmente precisamente para esto, hacerse uno su relación de desarrollos más adecuada y personal, lo que me parece de puta madre. Mi bici ha quedado con 14-15-16-17-18-20-22-24-26. Ahora sí he logrado mejorar en todo el rango.

Como dato anecdótico, la rueda Campy original ha pesado 1'74 kg, completa, y la Shimano 2 kg justos, también con cámara, cubierta y cassette. La calidad tiene un precio, más de un cuarto de kilo es bastante, pero no pasa nada, hay mucho escrito sobre las supuestas ventajas y beneficios de la ligereza en las ruedas de las bicis de carretera, tanto como sobre sus desventajas.

Ahora sólo queda poder salir con la bici a disfrutar por nuestras fantásticas carreteras...

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