lunes, 13 de julio de 2020

cosas que pasan

Comienzan un par de semanas de vacaciones, y mi lunes amanece a la hora habitual, quizá un poco antes de las 7 de la mañana, siendo el plan salir con la flaca a hacer unos km en un paseo que llegará hasta el karting de Cartaya por Malpica, El Rompido, El Portil, Punta Umbría donde daré la vuelta en la mega-rotonda del hotel Barceló, y vuelta por el carril bici, poco más de sesenta kilómetros.
Mucha bici incluso en la carretera, se nota que es verano y hay mucho ocioso.
Mencionar que mi idea era tomármelo con calma, prefiriendo alta cadencia y ritmo tranquilo, pero uno propone y después los elementos se alían para poner en tu camino a un par de picados (en el ciclismo son legión), y como a veces yo también lo soy, me gusta dejar las cosas en su sitio, y es que hay que gente que es muuuuuuu toooonta.


Pero saludo siempre a todos los ciclistas, aunque vayan en bicis distintas o raras. Por ejemplo, a la altura de la playa de la Bota he adelantado a un curioso especímen con una bici de carretera sin marchas y manillar plano. El ciclista parecía sacado de una playa californiana de los años setenta, con pelo largo, grandes barbas, y un mochilón a la espalda. Por supuesto, me ha devuelto el saludo. Todo tipo de ciclistas iban y venían: mayores, jovenzuelos en pandilla, profesionales (o lo parecían por sus semblantes serios y equipación tope plus), siempre veo algunos señores vejetes pero felices. Uno de estos últimos paró a charlar mientras cambiaba el tubular delantero, que una vez más había pinchado con una de esas molestas bolitas con pinchos asesinos que salen de los matojos secos. Ya jubilé, por tanto, el tubular Vittoria con 15 ó 20 años, y ahora llevo Tufo en ambas ruedas, a los que puedo introducir un liquido antipinchazos que es muy eficaz (a los tubulares antiguos no podía). 

Mucho más tarde, mientras recogía la cocina después de almorzar unas magníficas hamburguesas a la barbacoa (que yo mismo he cocinado en nuestro patio particular), escuché, asombrado y complacido a la par, que los albañiles tenían puesto en su mega-radiocasette un tema del álbum Ten, de Pearl Jam. Seguramente se habrán equivocado, porque yo siempre les oigo poner trapeo y reguetón. Mi limitador me corrige y me informa de que hay un obrero que es rockero y que de vez en cuando ponen temas dignos de ser llamados Música, así, con mayúscula. Curiosa cosa esa, me gustaría saber cómo gestionan eso de poner musiquita para hacerse más llevadera la dura tarea.

Por lo demás, haciendo cosas que he ido posponiendo para estos días de asueto, como cambiar pequeñas bombillas, comprar polvo venenoso para hormigas, dejar el hueso de jamón bien pelado para aprovechar los trocitos finales para hacer croquetas... nada importante, pero todo necesario. 

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