miércoles, 6 de mayo de 2020

Inconfinable

Hay que ser un poco rebelde. Un poco. Como con cabeza.
Dado que inexplicablemente se nos ha impuesto un horario que no tiene sentido para salir con libertad controlada de nuestras casas, y que tal horario es incompatible con la práctica de determinadas actividades, hay que tomar medidas. Una sería no practicar dichas actividades, o hacerlas mal. Otra es ignorar o tergiversar, o interpretar la norma de un modo laxo. De este modo, defiendo que uno puede retrasarse un poco al final, o del mismo modo adelantarse al inicio: no creo que ni lo uno ni lo otro afecte al paseo de los mayores de 70 años cuando yo voy en bici buscando salir de la ciudad. 
Hay que aplicar un poco de sentido común a las cosas, pero esto choca frontalmente con la falta de capacidad de razonamiento de los seres encargados de velar por el cumplimiento de lo ordenado, quienes se escudan en el "es la Ley" sin cuestionarse absolutamente nada más. Sin duda tienen el trabajo que merecen, se lo han ganado.


Busqué una zona menos transitada, esta vez por el Norte, pisteo puerco puro y duro, pero al menos me ha servido para explorar un par de puntos que no conocía, y me he sentido vivo al surcar esos parajes de sembrados a buena velocidad con la bici de Wisconsin. 
Aún así se me hizo noche llegando a casa de vuelta, lo que no es agradable, porque si hubiera surgido algún pinchazo, avería o caída, hubiera sido desastroso. No tiene mucho sentido salir en esas condiciones, no compensa el estrés, la presión de la hora. Uno sale en bici a disfrutar, y no a mirar constantemente el reloj.

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